Imágenes de páginas
PDF
EPUB

aquel color Gonzalo Pizarro pudiese allegar | gente y ponerse á punto de guerra para la resistencia del Inga.

Pues como su deseo de Pizarro no parase aquí y desease verse recibido por justicia mayor y procurador general, con la cual abtoridad podria conseguir su deseo, escribió á la provincia de Andaguáilas á Diego Maldonado, regidor perpétuo del cabildo, para que luego viniese á la cibdad, y tambien se escribió á Pedro de los Rios para que viniese al Cuzco; y no embargante que ellos deseasen de se estar en aquella provincia y no hallarse presentes en cosa de las que se levantaban, no aprovechó su deseo, porque tantas cartas les fueron que hubieron de venir al Cuzco. Y sabido que Gonzalo Pizarro era nombrado capitan contra el Inga, de todas partes se allegaban soldados bien proveidos de arcabuces y pólvora para le seguir, deseando que ya los bullicios se convirtiesen en guerra para salir de la probeza que con la paz tenian.

CAPÍTULO XXV

Cómo Gonzalo Pizarro procuraba con sus amigos quel cabildo de la cibdad del Cuzco le nombrase por justicia mayor, lo cual se hobo de hacer contra la voluntad de muchos.

Como el capitan Gonzalo Pizarro se viese ya nombrado por capitan contra el Inga, en gran manera se alegró, porque le paresció era un escalon para subir á donde el deseaba; é hablando con los más principales del Cuzco, sobre que pues ya sabian el visorrey Blasco Nuñez Vela queria ejecutar las Ordenanzas y él se habia movido á salir de Los Charcas por los servir, que todos juntos le nombrasen por su procurador para poder ir á responder y suplicar dellas. Y como de la cibdad de Los Reyes y de otras muchas partes viniesen siempre cartas para que con brevedad saliese del Cuzco, entraron en su cabildo y ayuntamiento, y despues de haber altercado sobre aquel negocio muchas práticas que acerca dél tuvieron, acordaron todos juntos en su congregacion, como estaban con ánimos prontos y de lo sustentar, de dar á Gonzalo Pizarro poder complido en nombre de su cibdad para que pudiese ir á la cibdad de Los Reyes á suplicar de las Ordenanzas para ante S. M. el rey nuestro señor, obligando para este efecto sus personas, bienes é haciendas.

Hecho esto, Gonzalo Pizarro andaba acom

pañado de gente de guerra y mostraba ya por las palabras que de su pecho lanzaba extenderse su deseo á más que ser procurador. El licenciado Leon habia ya llegado á la cibdad del Cuzco y holgábase grandemente, á lo que cuentan, con lo que pasaba; y el licenciado de la Gama había escrito sus cartas tratando en ellas mucho mal de las cosas del visorrey, segun dicen.

Luego, pues, que Gonzalo Pizarro se vió nombrado por procurador, habló con Gaspar Rodriguez de Camporredondo y con Cermeño y Alonso de Toro, Tomás Vazquez y otros amigos suyos, para que moviesen los ánimos de los vecinos á que le rescibiesen por justicia mayor, y esto hizo por tener enteramente mando sobre todo. Y como los del cabildo aquello vieron alteráronse en gran manera, paresciéndoles que Gonzalo Pizarro, con su favor, sin tener ellos voluntad, se queria alzar con el reino y oponerse contra el visorrey; y paresciéndoles mal su intencion no acordaron de lo hacer, antes mormuraban algunos dellos, diciendo: ¿Por ventura no veis con la calor que quiere éste abajar á contender contra el visorrey? Y maldecian muchas veces á los que de Lima habian escrito, pues creyéndose Gonzalo Pizarro fácilmente de sus cartas, dejó de se volver á la villa de donde él era vecino.

Pizarro, como entendió las voluntades de algunos, de industria decia quél no queria ser procurador ni tener nombre de capitan de cibdad tan ingrata, no dejando de andar acompañado de arcabuceros y escopeteros. Y juntos de nuevo en cabildo los señores dél, propuso lo siguiente, á la letra sacado del original que yo vi en poder de un notario, y dice ansí:

«En la cibdad del Cuzco, veinte y siete dias del mes de Junio de mill y quinientos y cuarenta y cuatro años, en presencia de mí, Gomez de Chaves, escribano público, paresció el capitan Gonzalo Pizarro é dijo: quél se desistia y apartaria del cargo de capitan general y procurador desta cibdad, por cuanto para lo que conviene á proveer en esta cibdad, los señores justicias y regimiento della no le quieren proveer del cargo de justicia mayor; que si le proveyeren de tal cargo de justicia mayor, que no se da por desistido ni apartado del cargo, sino que lo usará y ejercerá como se lo tienen encargado; y porque conviene á la pacificacion de la gente de guerra, y porque se lo han pedido, quiere que le elijan de tal cargo; y que esta es su voluntad, y firmólo de su nombre. Testigos: El capitan Francisco de Almendras y el capitan Cermeño».

Luego que Gonzalo Pizarro esto dijo turbáronse en gran manera algunos de los que estaban en el cabildo, porque vieron que por una parte Gonzalo Pizarro decía que se desistia del cargo de capitan é procurador, y por otra parte alegaba que la gente de guerra que consigo tenia pedia que le elijesen y nombrasen por justicia mayor, y no se osaban determinar á lo que harian. Los arcabuceros que estaban fuera de allí disparaban algunas pelotas, dando á entender que si no lo hacian, que lo mismo harian con ellos si no le obedeciesen. En conclusion, pasadas algunas práticas é cosas que intervinieron, se dieron los votos en esta ma

nera:

Juan Velez de Guevara, alcalde ordinario por S. M., dijo: quél vota y da por su parescer que sea capitan general y justicia mayor el capitan Gonzalo Pizarro, y questo le parece, y firmólo de su nombre.

E luego dijo Antonio de Altamirano, alcalde ordinario: que daba por su voto y parecer que sea justicia mayor Gonzalo Pizarro, y firmólo de su nombre.

E luego el capitan Diego Maldonado el Rico dijo: que por cuanto su deseo es acertar en aquello que conviene al servicio de Su Majestad, pide á sus mercedes le den licencia para quél se informe de un letrado, y quél está presto y aparejado de responder, y firmólo de su nombre.

Como pendió el negocio de Pizarro de este proveimiento, quiero ser largo para que en lo foturo se pueda entender, é para que en lo presente se conozca quién fueron los que le nombraron por justicia mayor. Y prosiguiendo lo comenzado, segun que lo voy sacando de los oreginales que en aquellos tiempos se hicieron, dice así:

Hernando Bachicao, regidor, dijo: que su voto y parescer es que sea justicia mayor el capitan Gonzalo Pizarro para todo lo necesario. hasta tanto que S. M. provea, y lo

firmó de su nombre.

E luego Francisco Maldonado dijo: que su voto y parescer es, que porque los alcaldes ordinarios están ocupados en pleitos civiles y criminales y hay mucha suma de gente de guerra en esta cibdad, y de cada dia se recojen más, y que porque los alcaldes no pueden entender en los pleitos criminales, que es su voto y parecer que sea justicia mayor, por la mucha gente que hay, y que mande el capitan Gonzalo Pizarro y sea teniente general, porque ansí conviene para la pacificacion desta cibdad, y firmólo de su nombre.

E luego Diego Maldonado de Alamos dijo:

que su voto y parecer es quél querria acertar en el servicio de Dios Nuestro Señor y de S. M. y bien y servicio desta cibdad y vecinos della; que no es letrado para poder acertar en lo pedido por el capitan Gonzalo Pizarro, ni sabe si de derecho él puede al dicho Gonzalo Pizarro hacer justicia mayor, y que todo lo que puede hacer de justicia mayor como regidor desta cibdad, aquello hace é da por su parecer y voto, y firmólo de su nombre.

E luego Juan Jullio de Hojeda dijo: que se arrimaba al voto y parecer de Diego Maldonado de Alamos, y que ello es su parecer, y firmólo de su nombre.

Y luego aparece un abto en pos de otro que á la letra dice así:

«E luego incontinenti, vistos los votos por los señores justicias y regimiento, dijeron que nombraban y nombraron al capitan Gonzalo Pizarro por justicia mayor, é le daban poder complido cual de derecho en tal caso se requiere, y recibieron dél juramento en forma debida de derecho, el cual prometió de lo usar y ejercer segund dicho es, y firmaron de sus nombres Gonzalo Pizarro, Juan Velez de Guevara, Francisco Maldonado, Diego Maldonado de Alamos, Hernando Bachicao, Juan Jullio de Hojeda».

Dicen que en este tiempo, tratando estas cosas el licenciado de la Gama, el licenciado Carvajal, el licenciado Leon, el licenciado Barba, el bachiller Guevara, dieron votos y paresceres sobre que Gonzalo Pizarro podia con mano armada ir á suplicar de las Ordenanzas, diciendo, segund dicen, que lo mostrarian por leyes y derechos. Y otras cosas cuentan aún más feas déstos, que yo por alguna cabsa dejo; basta que los votos sabemos que los dieron, y aún que no redundaron poco daño, pues muchos simples, creyendo que lo que afirmaban era ansí, siguieron al tirano en sus desatinos.

CAPÍTULO XXVI

Cómo el alcalde Antonio Altamirano se salió del cabildo, y lo mismo el capitan Diego Maldonado el Rico, y al fin hobieron de firmar; y cómo el procurador Pero Alonso Carrasco no quiso en nombre de la cibdad dar peticion sobre el proveimiento.

Al tiempo que daban los votos é paresceres dentro en el cabildo donde tenian sus congregaciones, Antonio Altamirano, alcalde, viendo que la intencion de Gonzalo Pizarro era tiránica y malvada salióse del ca

bildo por no firmar, y lo mismo hizo Diego Maldonado el Rico. Gonzalo Pizarro salió de allí con vara y por todos fué obedecido por justicia mayor. Y estando Diego Maldonado en su casa fué el capitan Cermeño acompañado de arcabuceros á le traer á las casas de Gonzalo Pizarro, que muy enojado estaba porque no habia querido firmar; y como allegase á donde estaba Gonzalo Pizarro, con rostro airado le mandó que pues tenia el primer voto en el cabildo, firmase sin se eximir de quedar fuera, pues via que su deseo era mostrarse por todos; donde no, fué avisado Diego Maldonado que le seria quitada la vida; y firmó una firma falsa y diferente de la que hacia. Antonio de Altamirano tambien firmó, y Diego Maldonado lo pidió todo por testimonio, habiendo hecho él y Pedro de los Rios una exclamacion secreta en que protestaban de no juntarse con Gonzalo Pizarro ni hallarse en deservicio de S. M.

No obstante las cosas que han pasado, segun que el curso de nuestra historia lo ha receptado, aconsejáronle á Gonzalo los que le habian metido en la danza, que para que más firmeza hobiese en el rescibimiento y nombramiento de justicia mayor, que se hablase á Pero Alonso Carrasco, procurador de la cibdad, sobre que diese en el cabildo una peticion en que por ella alegase el pueblo holgarse de la eleccion, é que así convenia al bien comun. Pero Alonso, habiéndose cuerdamente, viendo que lo que le mandaban no era justo ni S. M. lo ternia en servicio, ni quiso hacer la peticion ni dalla en el cabildo, por lo cual Gonzalo Pizarro, indignándose contra él, dió luego un mandamiento en que le mandaba confiscar los bienes; lo cual sabido por Pero Alonso Carrasco, temiendo no le matasen se fué á retraer á la iglesia, adonde no teniéndose por seguro se fué á las casas de Alonso de Mesa, vecino del Cuzco, en las cuales estuvo escondido dos dias y dos noches.

Gonzalo Pizarro estaba tan airado porque Pero Alonso Carrasco no quiso pedir el nombre de la cibdad, lo cual decimos que afirman algunos que mandó á ciertos criados suyos que le matasen. E una noche salió Pero Alonso Carrasco para ir á visitar su casa, é fué de los que le aguardaban herido malamente de tres heridas, que pensaron que dellas quedara muerto.

E por esta causa no fué este Pero Alonso Carrasco con Garcilaso y Graviel de Rojas cuando desta cibdad fueron á juntarse con el visorrey, como el curso de nuestra historia irá prosiguiendo.

CAPÍTULO XXVII

De cómo de la cibdad de Los Reyes vino una carta del factor Illan Xuarez de Carvajal en cifras, é de cómo le fué pedido su voto al capitan Garcilaso de la Vega para el nombramiento.

Dice el bienaventurado Gregorio que gran premio no se puede conseguir sin gran trabajo; grandes letras, ciencia y saber, sin grandes vigilias, desvelándose muchos dias y noches en ellas. Salomon dice que muchas riquezas ninguno las hobo ni alcanzó sin grandes cuidados é mayores trabajos del espíritu; por lo cual, evidente ejemplo é notable será para mí, pues poniendo yo las manos en escribir obra tan difícil como es la que relatamos, por via ninguna ni manera puedo dejar de pasar grandes vigilias, mirar que las relaciones unas con otras concuerden y que en cosa alguna nos apartemos de la verdad. Y ansí como yo conozco que la obra que con el auxilio divino he puesto en escritura es digna de que yo padezca los trabajos arriba dichos, en ninguna parte della me vi tan congojado como en este punto, porque mi débil juicio no bastaba á declarar cosas tan grandes, y estuve por hacer fin en mi oracion, dejando el campo abierto para que otro más sábio lo prosiguiera. La persuasion y induccion que he tenido en ella me da ánimo para que la lleve adelante.

Recibido en la cibdad de Los Reyes el visorrey Blasco Nuñez Vela, y habiendo pasado con el tesorero lo que ya hemos dicho, el fator Illan Xuarez de Carvajal, servidor del rey derechamente, escribió una carta en cifra, que yo en mi poder tuve, al licenciado Benito Xuarez de Carvajal, su hermano, en que por ella le amonestaba sirviese lealmente al rey, y si en las provincias de arriba. hobiese movimientos no se hallase en ellos ni prestase consentimiento; antes, pudiendo salirse fuese á la cibdad de Los Reyes, á donde hallaría al visorrey Blasco Nuñez Vela, y otras amonestaciones sobre este efecto Vista esta carta por el licenciado, res- · pondió en cifras al mismo fator que él haria lo que le escribia sin salir un punto dello, y al visorrey escribió lo que pasaba en el Cuzco.

Pues volviendo á Gonzalo Pizarro, viendo que no habia aprobado su eleccion el capitan García Lasso de la Vega, regidor qu'era de la cibdad, le envió á notificar que diese su voto, y respondió quél no era letrado ni entendia si lo podia dar para que fuese nombrado por justicia mayor. Respondió desta manera por no firmar ni votar en lo que via

claramente no ser servicio de S. M. Gonzalo Pizarro envió al licenciado Carvajal á decir que dijese si García Lasso podia con justicia dar su voto en aquello. Carvajal dijo que sí podia darlo de justicia. García Lasso, con industria habia dado aquella respuesta, y aún, por evadirse, fué al cabildo, en donde propuso en presencia de los del regimiento que estaban tratando en su congregacion lo que se habia hecho, quél era regidor, no por voto del cabildo, sino por ausencia de un vecino de la misma cibdad que estaba ausente, y que no embargante quél lo habia usado hasta entonces, que lo dejaba en ellos é lo deponia con protestacion de más no lo ser. E diciendo esto se salió.

Pasadas, pues, estas cosas, Gonzalo Pizarro y los del cabildo mandaron á Pedro de Hinojosa que fuese á la cibdad de Arequipa á hacer venir á Francisco de Carvajal, el que fué sargento mayor en la de Chupas, y á traer las armas y gente que hobiere en aquella cibdad. Pedro de Hinojosa se partió á ello para Arequipa adonde estaba Francisco de Carvajal harto deseoso de ir á los reinos de España y jamás pudo hallar aparejo para ello. E como supo el proveimiento de Gonzalo Pizarro y que le llamaban, quieren decir que le pesó y que deseara estar fuera de aquellos negocios; mas como hombre ejercitado en la guerra y que siempre en ella se habia criado, dijo: Harto me recelaba yo de meter mis manos en la urdimbre desta tela; mas ya que así es, yo prometo de ser el principal tejedor en ella. Y luego se aderezó para venir al Cuzco, diciendo palabras feas contra el proveimiento de las Ordenanzas, y quél habia sido como el gato, que tanto le pueden acosar y herir, que contra su mismo señor se vuelva á le rascuñar; y S. M., enviando aquellas leyes, decente cosa era oponerse contra ellas. Y despachado Pedro de Hinojosa con lo que pudo haber, se volvió á la cibdad del Cuzco, habiéndose absentado el teniente ó corregidor de Arequipa, no embargante que de Hinojosa no recibieron ningun agravio ni mal tratamiento, porque no se ocupó en más que sacar la gente y armas que pudo haber.

CAPÍTULO XXVIII

De cómo el capitan Lorenzo de Aldana escribió al visorrey las cosas que iban los recinos del Cuzco diciendo, y cómo en la cibdad de Los Reyes se rugia que Pizarro estaba nombrado por gobernador del Cuzco.

El capitan Lorenzo de Aldana estaba en la provincia de Xauxa, adonde tenia indios

en encomienda, y á los vecinos del Cuzco que venian de Los Reyes oyó las cosas que iban diciendo y cuán fácilmente se habian movido á tratar dello; y sin esto tenía nuevas cómo Gonzalo Pizarro habia abajado de Los Charcas y metidose en la cibdad del Cuzco, adonde pretendia ser recebido por procurador, para oponerse contra el visorrey. Y deseando que no hobiese en la provincia alborotos ni ninguna guerra, y que el visorrey se hobiese cuerdamente, pues el negocio que tenia entre manos era dificultoso y requeria gran consejo, le escribió que estando él en la provincia de Xauxa le habia escrito dándole la norabuena de su venida, y que agora tornaba á hacer lo mismo, pues para ello tenia tan gran causa: que supiese cómo Gaspar Rodriguez de Camporredondo y Bachicao y los otros vecinos del Cuzco iban contando la gran severidad con que entraba en el reino y la poca benivolencia que mostraba, y cómo mostraba holgarse en venir á ejecutar las Ordenanzas, publicando más los indios que habia quitado en Sant Miguel y Trujillo; con las cuales nuevas rescrecia grande alboroto. Y para que no pasase adelante, ni por entero se creyese en los dichos de aquellos que iban alborotando la tierra, que debria de hacer con gran consejo lo que S. M. le mandaba, porqu' él, como muy antiguo en el reino, conocia por ispiriencia. la soltura de los que en él vivian y el mucho deseo que tenian de ver guerra para usar de sus deseos sensuales y afectos desordenados. Sin estas cosas escribió más Lorenzo de Aldana al visorrey, cómo se decia entre algunos estar Gonzalo Pizarro en el Cuzco con intencion de que le nombren por procurador, y otras razones de las quél habia oido. Y luego dende á pocos dias que Aldana escribió esta carta al visorrey, se partió de la provincia de Xauxa para se ir á ver con él á la cibdad de Los Reyes, y el visorrey mostró holgarse con su venida. El capitan Juan de Saavedra, en este tiempo le pidió licencia para se ir á Guánuco, y el visorrey se la dió.

No tardaron muchos dias cuando en la cibdad claramente se entendió y supo por cosa cierta cómo en el Cuzco habia sido Gonzalo Pizarro recibido por procurador para venir á suplicar de las Ordenanzas; y esto fácil cosa era de entender, porque en todo tiempo se carteaban los vecinos de Lima con él, enviando sus postas, las cuales en breve iban y venian. La nueva cierta tenian ya los vecinos y unos á otros alegremente se hablaban diciendo, segun dicen: ¿Por ventura no sabeis la alegre nueva que hay?

Pues ya está nombrado Gonzalo Pizarro por procurador para venir contra este temerario del visorrey. Otros, que ya lo sabian, dándose de hombro se apretaban las manos, no podiendo tener la risa que por la boca les salia. En conclusion, grandísima era el alegría que todos tenian.

E generalmente resmaneció nueva que decian estar Pizarro en el Cuzco haciendo gente de guerra; y como aquello oyese el visorrey sintiólo grandemente, pero no dió á entender ni decia otra cosa sino que siendo Gonzalo Pizarro caballero servidor del rey y hermano del marqués que descubrió las provincias, no querria conseguir renombre de traidor; y deseaba que viniesen los Oidores para asentar el Audiencia, y muchas veces estuvo determinado para ir al Cuzco á la ligera, llevando solamente en su compañía á su hermano y al capitan Diego Alvarez de Cueto, su cuñado, y algunos vecinos. Poníanle tantos inconvenientes que no fué parte para meterse en el Cuzco, adonde ciertamente si él fuera los alborotos cesaran y la guerra no se comenzara. Mas es hablar en estas cosas al adevinar, pues Dios tenia determinado de castigar generalmente á aquel reino, y aún me parece por los relámpagos que nuevamente se levantan, si no se enmiendan, que han de pasar por más calamidades y miserias, aunque segun dice Plutarco en la vida de Lúcullo, alegando cierta pregunta que los sirineos hicieron al divino Platon, que no hay cosa más árdua que sujetar debajo de ciertas leyes á los hombres que poseen muchas riquezas, porque están como embriagados, fuera de su sentido natural, trasportados por el favor de la próspera fortuna. Y aun tambien dice el mismo Plutarco en esta parte que, por el contrario, no hay cosa más fácil de domar que los ánimos de semejantes hombres como estén abatidos y con muchos reveses de fortuna atormentados, porque tienen ya con mucha continuacion de tristes casos humanos abajados los sentidos de sus orgullosos y levantados pensamientos. Y en verdad que es notable sentencia, porque al tiempo que el mal afortunado visorrey entró en Perú halló los ánimos de los hombres prontos y aparejados con su riqueza á no solamente suplicar de las leyes, mas á oponerse contra él, como se opusieron; y despues, habiendo el mismo tirano atormentadolos y fatigádolos en tanta manera que pudo Gasca, no solamente mandar

Nihil est enim homine rebus elato secundis regi difficilius, neque parentius imperio rebus adversis dejecto.

cumplir las leyes, mas aún se han ordenado otros proveimientos que ellos tenian por más graves, y aún á su desplacer se ha cumplido la voluntad del emperador nuestro señor, y está tan poderoso en aquellas partes y tan temido como lo estuvo príncipe en otra provincia del mundo, aunque su persona no carezca della. He dicho esto porque entiendan que S. M. pudo, como soberano señor, perdonar, mas que al fin y al cabo se ha de hacer lo quél manda, aunque hay desde España á los fines del Perú más de cuatro mil leguas de mar y tierra.

CAPÍTULO XXIX

Cómo S. M. envió una cédula real al Adelantado don Sabastian de Belalcázar, mandándole que ejecutase las nuevas leyes, y cómo se juntaron en la cibdad de Popayan los procuradores y se otorgó la suplicacion.

Despues de la muerte del capitan Francisco García de Tobar y de la ida del belicoso Juan Cabrera á la villa de Timaná, y pasados los montes y cordillera que atraviesa entre unas regiones y otras, el Adelantado Belalcázar se vino á la cibdad de Popayan, adonde estuvo algunos dias, en el cual tiempo, estando en la cibdad de Cali habia venido la nueva de las Ordenanzas reales y de la ida al Perú de Blasco Nuñez Vela á las ejecutar. Con esta nueva hubo algun alboroto en la provincia, pero siempre creyeron que los del Perú, sus vecinos, habian de tirar coces y no obedescer las Ordenanzas, y decian que pluguiese á Dios los pusiese en voluntad que ansí lo hiciesen, pues el agravio era tan grande. Y dende á poco tiempo vino nueva cómo estaba recibido en la cibdad de Los Reyes, la cual desplugo á muchos, paresciéndoles que habian tenido los del Perú poco ánimo. Y aportó al puerto de la Buena Ventura un navío que trujo el trasunto de las nuevas leyes é una carta del esclarecido y muy alto príncipe y señor nuestro don Felipe, en la cual decia al Adelantado Belalcázar que luego hiciese ejecutar las ordenanzas y nuevas leyes que para la gobernacion de las Indias se habian hecho, y que en ello le haria servicio grande. Venida esta cédula real todos los vecinos se alteraron, diciendo que no se habia de consentir que tan grande agravio se les hiciese, pues los servicios que habian hecho no lo merecian. Belalcázar, habiéndose cuerdamente los hablaba que no se alterasen, porque S. M. volveria á hacerles mercedes, é mandó que de todas las cibdades y villas

« AnteriorContinuar »