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ledo para él, y otras cosas, persuadiéndole á que se moviese á ello. Estando yo en la cibdad de Los Reyes me dijo don Antonio de Ribera, que entre las cartas que Gonzalo Pizarro allí tenia, que yo me acuerdo eran tantas que tres secretarios continamente las leyeron al presidente de la Gasca y no acabaron en cuatro dias [habia una de Vaca de Castro á Gonzalo Pizarro] y que en ella decia que sabiendo que muchos le habian escrito incitándole á que viniese á responder por ellos, que no lo hiciese, sino que se estuviese en su casa, porque S. M. habia enviado á su visorrey, el cual, entrado en la tierra, haria lo que viese que á su real servicio convenia; y otras cosas que no eran escritas con intencion tan mala como algunos han querido de cir. Bien podria ser que entrambas cartas fuesen escritas por él. E desde á pocos dias salió del Cuzco acompañado de Gaspar Rodriguez de Comporredondo y de Antonio de Quiñones y Diego Maldonado y el licenciado Carvajal, Antonio de Altamirano, Gaspar Gil, Pedro de los Rios, Hernando Bachicao y otros principales y algunos soldados, y con ellos comenzó de caminar hacia la cibdad de Los Reyes.

CAPÍTULO V

Como el visorrey partió de Tumber para la ribdad de Sant Miguel, yendo ejecutando las Ordenanzas, por lo cual mostraban los del Perú gran sentimiento.

Allegado, pues, el visorrey Blasco Nuñez Vela al puerto de Tumbez acompañado de Francisco Velazquez Vela Nuñez, su hermano, y del capitan Diego Alvarez de Cueto, su cuñado, y de otros caballeros y criados suyos, entendio luego, como hemos dicho, en la ejecución de las Ordenanzas, enviando sus mandamientos, sin estar recibido por visorey, para que todos le toviesen por tal, pues S. M. era dello servido; mandándoles que no sacasen ningun tributo demasiado á los indios, ni les hiciesen ninguna fuerza ni mal tratamiento, y otras cosas que aunque eran justas, se habian de mandar ejecutar con gran órden y templanza, é no tan severamente ni con tanta aceleridad; no embargante que no era causa equivalente para que los del Perú se levantasen.

En Tumbez, Diego Alvarez de Cueto y otros de los que venian con él y de los que residian en el Perú le aconsejaban por entonces no ejecutase las leyes, ni entendiese en más que asentar el Audencia y verse apoderado en el re'no; pero jamás quiso tomar

en este caso parescer, por donde me parece que Dios, por los pecados grandes de los hombres que vivian en Perú, fué servido que se guiase desta manera para despues castigallos con su poderosa justicia; porque cierto la soberbia dellos y su gran soltura y disoluciones de algunos en pecar públicamente merescian que Dios los hiriese con su mano, y que por la graveza de sus pecados tan grandes pasasen por las calamidades y trabajos excesivos que por ellos vino. El visorrey respondia lo que siempre: que habia de hacer lo que el rey le mandase, aunque supiese perder la vida.

En Tumbez estuvo quince dias entendiendo en estos proveimientos. los cuales pasados determinó de salir de allí y partirse para la ciudad de Sant Miguel, é por sus jornadas anduvo hasta llegar á aquella cibdad, adonde fué rescibido alegremente, á lo que mostraban en lo público, no embargante que en lo interior de sus ánimos verdaderamente á todos pesaba de verlo, por traer las leyes. Mas al fin fué rescibido por visorrey, y luego entendió en la ejecucion de las Ordenanzas, mandando tomar copia de los repartimientos que habia en los términos de Sant Miguel, preguntando á los caciques lo que daban y á los encomenderos lo que recibian, para conforme á esto tasar los tributos que habian de dar á los principales; y á los indios naturales hacia entender cómo S. M. era servido que fuesen libres y tratados como súbdictos vasallos suyos.

Los del cabildo de aquella cibdad, viendo al visorrey cómo ejecutaba las Ordenanzas, suplicáronle con toda humildad no lo hiciese por entonces y diese lugar á quel Emperador fuese informado generalmente de todo el reino, para que constándole los grandes servicios que le habian hecho, fuese servido de facerles mercedes en no consentir que por entero las Ordenanzas sean cumplidas. Mas aunque con grandes lloros se lo suplicaban, alzando sus manos derechas en testimonio de que siempre servirian al rey con toda lealtad, no aprovechó sus ruegos ni apelaciones, requerimientos, protestaciones que sobre ello hicieron; antes suspendió luego los indios á Diego Palomino, porque habia sido teniente de gobernador, y á todos los indios puso en gran libertad, mandándoles que á ningun español diesen cosa alguna sin que primero lo pagasen, y que usasen de pesos y medidas con ellos.

De todas estas cosas que pasaban iban á las cibdades de Trujillo y Los Reyes nuevas, y aun se contaban con mayor extremo que ello pasaba, haciendo más grave y dificultoso

el rigor del visórrey, como suele acontecer en los semejantes casos. Y sin la gente que iba por tierra, allegó al Callao, ques el puerto de la marítima cibdad de Los Reyes, una nave de un Juan Vazquez de avila, y el maestre que en ella venia dijo quedar el visorrey Blasco Nuñez en Tumbez. Con esta nueva hubo grande alboroto en la cibdad, sabiendo lo que pasaba adonde el visorrey estaba, creyendo que luego habia de mandar ejecutar las leyes; é juntos en su cabildo é ayuntamiento los regidores y oficiales y los demás que solian juntarse en semejantes congregaciones, praticaron sobre la venida del visorrey y el alboroto que andaba en el reino, y lo que les convenia hacer; y despues de altercado, se resumieron en que saliesen de su cibdad algunos varones doctos y de autoridad á encontrarse con el visorrey y dalle la norabuena de su venida, y á que le informasen de lo que pasaba en el reino, y de cómo todos, el pecho por tierra, harian lo que su rey y señor natural les mandaba.

CAPÍTULO VI

Cómo en la cibdad de Los Reyes salieron algunos caballeros á rescibir al visorrey, y de su salida de Sant Miguel para Trujillo.

Determinados, pues, los del cabildo de Los Reyes de inviar personas de su cibdad para que se encontrasen con el visorrey, señalaron para ello al factor Illan Xuarez de Carvajal, y al capitan Diego de Agüero, regidores, y á Juan de Barbaran, procurador de la cibdad, con los cuales salieron Pablo de Meneses, Llorenzo de Estopiñan, Sebastian de Coca, Hernando de Vargas, Rodrigo Nuñez de Prado y otros, entre los cuales iba fray Esidro, de la órden de los dominicos, que salia por mandado del reverendísimo don Jerónimo de Loaisa, obispo de Los Reyes. Y dejando ir caminando á los que digo, volveremos á Blasco Nuñez, que despues de haber hecho en la cibdad de Sant Miguel y sus términos lo que contamos en el capítulo precedente, determinó de se partir para Trujillo, y ansí, acompañado de los suyos salió de aquella cibdad.

El factor con los que salieron de Los Reyes anduvieron hasta que llegaron á unos aposentos que se nombran de Las Perdices, que están diez leguas de Los Reyes, con voluntad de no parar hasta encontrarse con el visorrey, y vieron venir á gran priesa un

1 En el Ms.: y praticaron.

español, el cual, llegado junto á ellos, supieron llamarse Ochoa, y dijo venia con despachos del visorrey para el cabildo de Los Reyes y el gobernador Vaca de Castro, lo cual era verdad, porque el visorrey lo envió desde el camino. El factor Illan Xuarez de Carvajal, y el capitan Diego de Agüero, como regidores, y Juan de Barbaran, como procurador, abrieron el pliego y hallaron que venia un traslado de la provision que S. M. dió á Blasco Nuñez de su virrey, y una carta para Vaca de Castro, en que le mandaba que no usase más el cargo de gobernador y que se viniese á Los Reyes, y otras cosas que en la carta se contenian. Para el cabildo de la cibdad de Los Reyes venia otra carta, y por ella les mandaba que le recibiesen por visorrey por virtud de traslado de la provision que les inviaba, teniendo los alcaldes la justicia, sin tener más tiempo á Vaca de Castro por gobernador. Dicese quel visorrey, desde que entró en el reino, tuvo por odiosas las cosas de Vaca de Castro, é que tuvo por muy acetos á los que siguieron la parte de don Diego de Almagro. Dichos vulgares son, é yo no sé lo cierto dello.

Vistos estos despachos por el factor y por los otros, muy alegres, por la enemistad que con Vaca de Castro tenian, determinaron que fuese con la nueva Juan de Barbaran, como procurador; el cual á toda furia revolvió á Los Reyes, y allegado á la cibdad entró corriendo por las calles como si la tierra estuviera rebelada del servicio de S. M., diciendo: ¡Libertad! que el señor visorrey viene; veis aquí sus despachos. Y con esta nueva entraron en su cabildo el tesorero Alonso Riquelme y el veedor Garcia de Saucedo, y Juan de Leon, Francisco de Ampuero, Niculás de Ribera el Mozo, regidores; Alonso Palomino, Niculás de Ribera el Viejo, alcaldes. La provision real de S. M. mandaba que por virtud della rescibiesen á Blasco Nuñez por visorrey, y aquel diz que era un traslado simple, con el cual achaque pudieran por entonces no rescibir á Blasco Nuñez por visorrey. Y entraron tres veces en cabildo sin se concordar, y al fin, por las pasiones públicas que con Vaca de Castro tenian, más que por otra cosa, el visorrey fué rescibido en la cibdad de Los Reyes como S. M. lo mandaba; habiendo enviado á llamar al cabildo donde estaban en su congregacion al licenciado Esquivel, natural de la cibdad de Badajoz, el cual, deseando el servicio del emperador, dió voto que rescibiesen por su visorrey á Blasco Nuñez; y hecho esto, fué este licenciado hasta Trujillo á juntarse con el visorrey y á ofrecerse á su servi

cio. A Vaca de Castro se envió el trasunto de todo ello y la carta que el visorrey le enviaba. El licenciado de la Gama, que era allí su teniente, no embargante que el visorrey le escribió alegremente, se salió de la cibdad para se ir á encontrar con Vaca de Castro, quedando el gobierno en los alcaldes; y dieron la vara de alguacil mayor á Juan de Barbaran, y fueron apregonadas las provisiones del visorrey públicamente, el tenor de las cuales es éste que se sigue:

DON CARLOS, por la divina clemencia Emperador semper augusto, rey de Alemania; Doña Juana, su madre, y el mismo Don Cárlos, por la misma gracia reyes de Castilla, de Aragon, de Leon, de las dos Cecilias, de Jeruselem, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorcas, de Sevilla, de Cerdenia, de Córdoba, de Córcega, de Múrcia, de Jaen, de los Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las Islas, Indias y Tierra Firme del mar Occéano, condes de Barcelona, señores de Vizcaya é de Molina, duques de Aténas y de Neopatria, condes de Flandes y de Tirol, etc. Por cuanto nos, viendo ser cumplidero á nuestro servicio, bien y noblecimiento de la provincia de la Nueva Castilla, llamada Perú, habemos acordado de nombrar persona que en nuestro nombre y como nuestro visorrey la gobierne y haga y provea todas las cosas concernientes al servicio de Dios Nuestro Señor y aumento de nuestra santa fé católica, y á la instruccion y conversion de los indios naturales de la dicha tierra, y ansimismo haga y provea las cosas que convengan á la sustentacion, perpetuidad y poblacion y noblecimiento de la dicha Nueva Castilla y sus provincias; por ende, confiando de vos Blasco Nuñez Vela, y porque entendemos que ansí cumple á nuestro servicio y al bien de la dicha provincia de la Nueva Castilla, y que usareis del dicho cargo de nuestro visorrey y gobernador della con aquella prudencia y fedilidad que de vos confiamos, por la presente vos nombramos por nuestro visorrey y gobernador de la dicha Nueva Castilla y sus provincias, por el tiempo que nuestra merced é voluntad fuere, y como tal visorrey y gobernador proveais, ansí en lo que toca á la instruccion y conversion de los dichos indios á nuestra santa fé católica, como á la perpetuidad y poblacion y noblecimiento de la dicha tierra y sus provineias, lo que viéredes que conviene. Y por esta nuestra carta mandamos al licenciado Vaca de Castro, nuestro gobernador que al presente es de la dicha provincia, y al nues

tro Presidente é Oidores de la Audiencia real que hemos mandado proveer en Los Reyes, y al nuestro capitan general y capitanes de la dicha tierra, y á los consejos, justicias é regidores, caballeros, escuderos, oficiales é homes buenos de todas las cibdades, villas y logares de la dicha Nueva Castilla que al presente están pobladas y se poblaren de aquí adelante, y á cada uno de ellos, que sin otra larga ni tardanza alguna, sin nos más requerir ni consultar, esperar ni atender otra nuestra carta ni mandamiento, segunda ni tercera jusion, vos hagan, resciban y tengan por nuestro visorrey y gobernador en la dicha Nueva Castilla, llamada Perú, y sus provincias, y vos dejen y consientan libremente usar y ejercer los dichos oficios por el tiempo que, como dicho es, nuestra merced y voluntad fuere, en todas aquellas cosas y cada una de ellas que entendais que á nuestro servicio y buena gobernacion, perpetuidad y noblecimiento de la dicha tierra, é instruccion de los naturales della viéredes que conviene; y para usar y ejercer los dichos oficios, todos se conformen con vos y vos obedezcan y cumplan vuestros mandamientos, y con sus personas y gentes vos den y fagan dar todo el favor é ayuda que les pidiéredes y menester hobiéredes, y en todo vos acaten y obedezcan, y que en ello ni en parte alguna dello embargo ni contrario alguno vos no pongan ni consientan poner; ca nos por la presente vos rescibimos y habemos por rescibido á los dichos oficios y al uso y ejercicio de ellos, y vos damos poder y facultad para los usar y ejercer, caso que por ellos ó por alguno dellos á ellos no seais rescibido. Y otrosí es nuestra merced que si vos el dicho Blasco Nuñez Vela entendierdes ser cumplidero á nuestro servicio y á la ejecucion de la nuestra justicia que cualesquier personas que agora están y estuvieren en la dicha provincia de la Nueva Castilla y tierras y provincias della se salgan y no entren ni'estén en ella, vos les podais de nuestra parte mandar y los hagais della salir conforme á la premática que sobre esto habla, dando á la persona que así desterráredes la causa por que lo desterrais; y si os paresciere que conviene que sea secreta, dársela heis cerrada y sellada, y vos por otra parte nos enviareis otra tal, por manera que seamos informado dello; para lo cual todo que dicho es y para cada cosa y parte dello, por la presente vos mandamos poder cumplido con todas sus incidencias y dependencias, anexidades y conexidades; y mandamos que hagais y lleveis de salario en cada un año con los dichos oficios de nuestro

visorrey é gobernador de la dicha tierra cinco mill ducados, contados desde el dia que os hiciéredes á la vela en el puerto de San Lúcar de Barrameda, para seguir vuestro viaje á la dicha nuestra provincia de Perú, todo el tiempo que por vos toviéredes los dichos oficios; los cuales mandamos á los nuestros oficiales de la dicha provincia del Perú que os den y paguen de los derechos que en cualquier manera tuviéremos en la dicha tierra, y que tomen vuestra carta de pago, con la cual y con el traslado de esta nuestra provision mandamos que les sean recibidos y pasados en cuenta los dichos maravedis, siendo tomada la razon desta nuestra carta por los nuestros oficiales que residen en la cibdad de Sevilla en la casa de la Contratacion de las Indias. Dada en la villa de Madrid á primero dia de mes de Marzo de mill y quinientos y cuarenta y tres años.— Yo el Rey.-Yo, Juan de Samano, el secretario de sus cesárea y católicas majestades la fice escrebir por su mandado.-Y en las espaldas de la dicha provision real de S. M. estaban las firmas y nombres siguientes: Frater Garcia, Cardinalis Hispalensis. Sebastianus, episcopus Conchensis. El doctor Bernal, el licenciado Gutierrez Velazquez, el licenciado Gregorio Lopez, el licenciado Salmeron.-Registrada, Johan de Loyando.-Por chanciller, Blas de Sayavedra.

CAPÍTULO VII

De cómo el gobernador Vaca de Castro venia del Cuzco, y lo que le subcedió al factor Illan Xuarez y á los demás que se iban ú encontrar con el visorrey.

Ya contamos en los capítulos de atrás cóino el gobernador Vaca de Castro queria salir de la cibdad del Cuzco para se venir á Los Reyes, con voluntad de se ver con el visorrey Blasco Nuñez Vela, no ostante que muchos de sus amigos le aconsejaban y amonestaban se fuese al puerto de Quilca, á donde se podia embarcar en un navío para irse, sin ver al visorrey, á Tierra Firme; mas él, no teniendo por cordura hacello ansí, salió de la cibdad del Cuzco llevando alguna gente y armas y artillería para guarda de su persona, ó segun otros quieren decir para con ella suplicar por el bien comun del reino. Otros afirman, y ansí es cierto, que la sacó por no dejalla en el Cuzco, adivinando lo que habia de ser; y como de aquella cibdad saliesen siempre los nublados para derramarse por todas partes, parescióle cordu

ra sacar el artillería y armas, como lo hizo. Salido, pues, del Cuzco, anduvo hasta que llegó á la cibdad de Goamanga, adonde tambien se le allegaron algunas personas, y de allí fué á la provincia de Xauxa, en la cual se encontró con el licenciado de La Gama y supo dél lo que habia pasado; y despues de haber praticado con sus amigos algunas cosas acerca de las Ordenanzas y de lo que se decia del visorrey, acordó de inviar á su secretario Pero Lopez á que se fuese á encontrar con él y á que de su parte le diese la norabuena de su venida, certificándole que le sirviria en todo como aquel que venia en nombre del rey nuestro señor, y ansí se partió Pero Lopez á lo que digo.

Pues como los del cabildo de la cibdad de Los Reyes supiesen que Vaca de Castro venia acompañado ó traia mucha gente consigo, le escribieron que deshiciese la gente y dejase las armas y entrase en Los Reyes privadamente sin se nombrar más gobernador del reino, pues ya no lo era, y que venido, le guardarian su honor por ser del Consejo real y haber sido su gobernador y capitan general.

Despues de haber vuelto á la cibdad de Los Reyes Juan de Barbaran, el factor Illan Xuarez de Carvajal y el capitan Diego de Agüero con los demás caminaron acercándose hácia la cibdad de Trujillo, y anduvieron jueves y viernes sancto y llegaron á un pueblo de indios que ha por nombre Guaura, que es diez y ocho leguas de la cibdad de Los Reyes, de donde el viernes, ya tarde, partieron para ir otro dia á otro que ha por nombre de La Barranca; y el sábado, víspera de Pascua de Resurrecion del año de mill y quinientos y cuarenta y cuatro, encontraron con un Ruiloba, que era criado del gobernador Vaca de Castro, que no poca turbacion causó su venida, porque preguntado si habia visto al visorrey, respondió quedar cerca de Trujillo y que venia quitando indios; y en Sant Miguel que ya estaban sin ellos el teniente Palomino y otras personas; y aún que decia que en todas partes habia de hacer lo mismo, no dejando afuera á los oficiales de la real hacienda. Y diciendo esto Ruiloba se partió á dar aviso á Vaca de Castro.

El factor Illan Xuarez, cansado del camino y enojado con las nuevas se recostó sobre un pilar del aposento, no pudiendo fácilmente oir lo que decian, y el capitan Diego de Agüero á grandes voces dijo: Yo no quiero parar hasta encontrar con el visorrey, y si me ha de quitar los indios, quítemelos luego, que á mi hijo no le ha de faltar de comer,

pues tiene hacienda con que vivirá. Y diciendo esto se partió luego para Trujillo. Con él fué Rodrigo Nuñez, vecino de Guánuco, que tambien estaba mal con Vaca de Castro por le haber quitado los indios de repartimiento, por haber seguido á don Diego de Almagro el Mozo.

Ya hicimos mencion cómo el visorrey habia partido de la cibdad de Sant Miguel acompañado de algunos vecinos y de otros soldados, dando oido, á lo que dicen, cuando le decian algun mal de Vaca de Castro, porque desde que entró en Perú se allegó á la parte de los Almagros, y ellos, sin refrenarse, hablaban lo que querian del mismo Vaca de Castro. Ya tengo otras veces dicho cómo el antiguo nombre de Sant Miguel es Piúra, y el de Trujillo, Chimo, y el de Los Reyes, Lima; aunque olvidados de los nombres unas veces los pongamos de una manera y otras de otra, todo es uno, y el lector sabrá tener entrambos nombres. Yendo, pues, el visorrey caminando por el real camino de Los Llanos mirando los grandes desiertos que habia y arruinados edificios que daban á entender haber habido gran poblado, le pesaba, diciendo que por el mal gobierno vinieron aquellas gentes á tanta diminucion, admirado de ver los grandes y antiquísimos edificios que con tanta sontuosidad habia por los caminos hechos. Y en los valles adonde habian quedado algunos indios, hacia entender á los señores y caciques ser vasallos del rey de España, diciéndoles que desde entonces habian de tener gran libertad y los tributos que daban á los encomenderos serian moderados, y lo mismo el bastimento y cosas necesarias, y que si más quisiesen, que se lo habian de pagar. Llegado á la cibdad de Trujillo le hicieron grande recibimiento, aunque con ánimos llorosos y rostros muy pensativos, y le recibieron en ordenanza, como insinia de guerra, que fué harto ruin y triste agüero, si decirse puede, pues viniendo á poner paz le recibian con órden de guerra; y fué metido con palio, vestidos de púrpura los regidores, y lo recibieron por visorrey como S. M. lo mandaba. El factor Illan Xuarez de Carvajal y los otros caballeros se volvieron á Los Reyes, y dicen quel factor puso un mote en La Barranca, que decia: Cada uno mire lo que hace y no quite su hacienda á otro, porque podia ser quedarse burlado y costarle la vida. Otros afirman queste mote puso Francisco Descolar ', y ansí se tiene por cierto, el cual es vecino de Los Reyes.

Así dice el ins en vez del Solar.

CAPÍTULO VIII

De cómo el gobernador Cristóbal Vaca de Castro, vista la carta de risorrey y cómo ya estaba rescibido en Los Reyes, deshizo la gente y envió el artilleria á la cibdad de Sant Juan de la Frontera de Goamanga.

Grande admiracion ha de ser oir las cosas quel discurso de nuestra obra ha de ir prosiguiendo; y verdaderamente fueron muchas las alteraciones que hobo en estos reinos, y ansí como la riqueza dél es tan grande que los collados y cordilleras de sierras, rios, arroyos estén tan abastados de metales de plata y oro, no puede sustentarse en paz tanta grandeza. Y no quieran los más que vivian en él dorar sus iniquidades y grandes traiciones echando la culpa al capitan Gonzalo Pizarro, que sin comparacion eran muchas las cartas que le iban de todas partes, persuadiéndole á que viniese de donde estaba, que todos le sirvirian y acudirian con sus haciendas y personas. En esto, aunque algunos han querido culpar á los del Cuzco, son los que menos culpa tuvieron, como adelante dará la escritura á entender y yo lo mostraré con toda claridad.

Llegada que le fué al gobernador Vaca de Castro la nueva entrada del visorrey en el reino, y vista la carta que le escribia, y como ya le habian recibido por visorrey, rescibió grande alteracion, ansí por las cosas que Ruiloba su criado le habia dicho como por el recibimiento que se le habia hecho; porqu' él quisiera, segun dicen, entrar en Los Reyes como superior, y al tiempo del recibimento suplicar de las Ordenanzas, y deseaba que su secretario Pero Lopez se encontrase con brevedad con el visorrey, para que fuese informado de las cosas que por él habian sido hechas. Y estuvo perplejo pensando lo que haria, viéndose por todas partes cercado de grandes cuidados, qu' es para los ánimos generosos fatiga muy grande, y que en los principios de semejantes casos requiere mirar con gran prudencia lo que se ha de hacer; porque despues, si sc yerran, es la culpa de los que bien no lo miran, y si se acierta, son tenidos por prudentes. Y en los casos grandes más requiere determinacion que consejo, porque cuando han parado las alteraciones y los alborotos convertidos en guerras, más me aterné á seguir á un hombre osado que no á un letrado avisado, porque por éstos se dijo que por dorar un yerro hacen ciento. Vaca de Castro miraba en sí mismo que si entraba en Los Reyes acompa

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