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CAPÍTULO LIX

De cómo Gonzalo Pizarro salió de Goamanga y desde el camino mandó á Pedro de Puelles que volviese á ella, é de la muerte que se dió á Felipe Gutierrez é Arias Maldonado '.

Estaba en la cibdad de Goamanga Francisco de Orihuela preso, y el cruel de Caravajal por mandado de Gonzalo Pizarro le dió grandes tormentos sobre que dijese lo que habia en la cibdad de Los Reyes, y él confesó lo que pasaba y cómo el visorrey tenia mil hombres consigo. A lo cual Gonzalo Pizarro respondió: mientras más moros más ganancias; é acordaron de salir á Guamanga, mandando á Pedro de Hinojosa é á Hernando Machicao é á otros que tuviesen cuidado de velar á Gaspar Rodriguez para que no se pudiese huir, é ya que estaban una jornada de la cibdad se mandó á Pedro de Puelles que volviese á matar á Felipe Gutierrez y á Arias Maldonado. La ocasion que hobo para dar estas muertes fué que ellos tenian por aposento, como atrás dije, las casas de Francisco de Cárdenas, en las cuales ansímismo posaba un Juan de Larriñaga, vizcaino, el cual me contó á mí que saliendo de allí para ir á donde estaba Gonzalo Pizarro, Francisco de Cárdenas le dió una carta para que la diese á Pizarro, lo cual entendido por Felipe Gutierrez, adevinando lo que era habló á Juan de Larriñaga, rogándole que antes que diese la carta á quien iba la leyese, porque se temia que por causa della le habian de matar; y prometiéndole Juan de Larriñaga de la ver, la abrió, y en un capítulo decia que ¿para qué le dejaba los enemigos dentro de su casa, pues no estaba tan seguro dellos? que no pensasen que se

No crei cuando comencé á escribir las cosas sub. cedidas en Pirú que fuera proceso tan largo, porque ciertamente yo rehuyera de mi trabajo tan excesivo, porque conociendo mi humildad y llaneza, como otras veces he referido, no ignoro mi escambrosa pluma no era digna de escribir materias tan grandes, é si quiero correr con ella é abreviarlas, será confusion y no se podrán entender. E si prosigo esparciendo los acaes. cimientos de tal arte que se entiendan, no sé si será bastante para salir con lo comenzado; á Dios con toda humildad suplico favorezca este mi deseo, pues otra cosa que servir á mi rey é satisfacer á los curiosos y dar noticia á mi pátria de las cosas de acá no me movió á pasar tantos trabajos y caminar caminos tan largos como he andado, pues saliendo de la villa de Arma, donde yo soy vecino, tengo hoy los piés en la nueva cibdad de La Paz, que más hay de setecientas leguas de una parte á otra, y conociendo esto el lector supla mis faltas y no detrate de mí; y volviendo á nuestro cuento.

habian de alzar con la cibdad, é otras pláticas; y como en los capítulos precedentes yo dije, Cárdenas debria de tener odio á Felipe Gutierrez creyendo que fué en la muerte del capitan Diego de Rojas; pudo ser que escribiese por esto esta carta, 6 por temerse dellos, creyendo que sin dificultad podrian matarle á él y á los que allí se mostraban amigos de Pizarro, y fácilmente podrian alzar bandera en nombre del rey. En fin, por lo que fué ó por lo que no, él escribió la carta, é como Juan de Larriñaga la viese la rompió, y llegado al campo de Pizarro halló que Cárdenas habia enviado otra con un indio, teniendo recelo de que la otra no iria á manos de Pizarro. Por ver esta carta, ó porque paresció convenir así, despues de haber tomado su consejo Gonzalo Pizarro con los capitanes é más principales de sus amigos mandó al capitan Pedro de Puelles que volviese á la cibdad de Guamanga é matase á Felipe Gutierrez y á Arias Maldonado, é Pedro de Puelles se partió para lo hacer; y llegado á Guamanga temieron algunos vecinos no los viniese á matar, y dicen que Diego Gavilan avisó á Felipe Gutierrez diciéndole que se pusiese en alguna parte secreta adonde no lo pudiesen ver, porque Pedro de Puelles no habia venido á otra cosa que á le matar. Felipe Gutierrez respondia diciendo que porque no pudiese ir á dar cuenta á Su Majestad y á pedirle mercedes le querian matar, y sin quererse esconder, Pedro de Puelles los prendió é con gran crueldad mandó darles garrote, é dicen que Felipe Gutierrez é Arias Maldonado murieron hablando é diciendo muchas lástimas. Despues de muertos los sacaron al pie del rollo, publicando que aquella muerte les habia dado por alborotadores. Todos los más de los que estaban en Guamanga recibieron grande espanto en ver que habian sido muertos aquellos dos sin culpa ninguna, y Pedro de Puelles é los que con él habian venido se volvieron al real de Gonzalo Pizarro, é por todos los que en él estaban se supo de cómo quedaban muertos Felipe Gutierrez é Arias Maldonado.

CAPÍTULO LX

De cómo los que se huyeron de la cibdad de Los Reyes se iban á juntar con Pizarro, con gran deseo de alcanzar á Loaysa para le tomar los despachos que llevaba.

Ya hecimos mincion cómo se huyeron de la cibdad de Los Reyes don Baltasar de Castilla é Gaspar Mejia é los otros, y tambien

cómo el visorrey habia despachado á Baltasar de Loaysa, el clérigo, y con él enviado los despachos á Gaspar Rodriguez, el cual puso mucha diligencia por allegar á tiempo que pudiese aprovechar que el campo de Pizarro fuese deshecho y él muerto ó preso. Pues como los desleales y mal mirados salieron de la cibdad, diéronse mucha priesa á caminar, é con gran deseo de verse ya con Pizarro para darle priesa en su venida. Tambien hecimos mincion cómo el visorrey habia mandado al capitan don Alonso de Montemayor que con treinta lanzas fuese á toda furia por los alcanzar é los prendiese. Don Alonso gran voluntad tenia al servicio del rey é con todo hervor hacia lo que por el visorrey le era mandado, é salió con gran deseo de prender é matar á los que digo que se habian huido, los cuales á toda priesa iban á salir á Guamanga, porque ya se creia que Gonzalo Pizarro estaria en ella. Uno dellos, que era Jerónimo de Caravajal, se le cansó el caballo de tal manera que no pudo atener con sus compañeros, que á toda priesa anduvieron hasta que encontraron con el clérigo Loaysa, al cual trataron mal de palabra é le quitaron parte de los despachos que llevaba, y no todos, porque como Baltasar de Loaysa sintió la burla é viendo que no aprovechaban ruegos ni buenas palabras, mirando el gran dapno que venia á Gaspar Rodriguez y á Diego Centeno é á Villacastin é á los otros que con él habian escrito al visorrey, pudo salvar una carta, la cual dicen que se comió, y entre los bastos de la mula la provision que de capitan el visorrey enviaba á Gaspar Rodriguez. Los demás despachos le fueron quitados por don Baltasar de Castilla é Gaspar Mejia é Rodrigo de Caravajal é los otros que con ellos iban, entre los cuales se halló una memoria de todos los que habian enviado á pedir el perdon; é desta suerte se partieron por unos despoblados á salir al real camino de la Sierra. El capitan don Alonso de Montemayor, que venia tras ellos, por los alcanzar se daba toda priesa á andar, y en el camino encontró con él, que por falta del caballo no pudo tener con sus compañeros, é lo prendió, é preso mandó al contador Juan de Guzman y á Alonso Ramirez de Sosa que con algunos volviesen á la cibdad de Los Reyes á lo entregar al visorrey. Tambien dejimos cómo de la cibdad de Los Reyes don Antonio de Ribera y otros enviaron á Gonzalo Pizarro aviso de la trama en que andaba Loaysa, é cómo Gaspar Rodriguez é sus amigos le andaban por matar, é lo que más ya referimos. Esta carta vido Pizarro é llamó á consulta al maese de campo y á los capita

nes, é les dió parte dello, é acordaron de que Gaspar Rodriguez fuese muerto, é porque no se pudiese huir se tenia gran cuidado de mirar por su persona. Los que venian de Lima encomendaron la guardia de Loaysa á Pero Martin de Secilia é á un su hijo, y adelantáronse para con brevedad entregar á Gonzalo Pizarro los despachos é ofrecerles sus personas para le servir. Desde Guamanga siempre con indios escribió Gonzalo Pizarro á los de Lima, y lo mismo hacia á los Oidores, dándoles esperanzas en las cartas de que no queria más de responder por el reino y que el visorrey se fuese á España y el Audiencia gobernase con la autoridad real que tenia.

CAPÍTULO LXI

En que se da á entender las opiniones que algunos tuvieron de estar los Oidores mal con el visorrey y el visorrey con ellos, lo cual, aunque con trabajo, el autor procuró de saberlo muy de raiz.

Ya nos vamos acercando á querer contar la mayor maldad é fea hazaña que se ha hecho en estas Indias desde que el nombre español en ellas fué conocido, y adonde algunos, mostrando la traicion que tenian concibida en sus pechos, por sus personas la acometieron sin vergüenza, ni temor de Dios ni del rey. Otros hobo tan leales que no bastó cosa alguna á que dejasen de dar á entender el deseo que tenian de servir al emperador nuestro señor; y es lo que quiero contar la prision del comendador Blasco Nuñez Vela, visorrey del Pirú é presidente en el Audiencia que en la cibdad de Los Reyes estaba asentada; é para que se pueda contar de manera que se entienda qué fué la causa que movió á los Oidores, siendo ellos los que le habian de guardar, para que le procurasen su destruicion, diremos sobre esto las opiniones que hay. Unos dicen que los Oidores, movidos con cobdicia de mandar el reino y poder repartir las Indias como lo hacian los gobernadores, á lo cual les daba ocasion la venida de Gonzalo Pizarro y una carta que suya recibieron, en que en efeto les decia haberse levantado con sola pretension de defender las haciendas de los vecinos conquistadores deste reino y para sólo suplicar de las Ordenanzas, é que hecho esto y admitida la suplicacion desharia luego la gente, con condicion que el visorrey Blasco Nuñez Vela se fuese á España á informar á Su Majestad de los negocios deste reino, porque de otra manera ninguna seguridad podrian tener con

su presencia, y que en tanto que Su Majestad nombraba gobernadores, el Audiencia proveeria en el reino. Esta opinion tienen algunas personas graves y de autoridad, porque dicen haberlo comunicado con los mismos Oidores é haberles oido decir que si no hobiera visorrey podian hacer en el reino mucho más que hacian habiéndolo. Pero paresce disparate que unas personas tan cuerdas y de tan buen entendimiento como se presume que serian siendo letrados, se fundasen en razón tan débil é flaca para hacer un desvarío tan grande y de donde tantos se esperaban que habian de subceder; aunque podria ser que el tener las casas de los vecinos por posadas y comer á su costa, como lo hacian, y la mucha conversacion que tenian con los soldados, y como todos pretendian la revocacion de las Ordenanzas, que alguna vez se tratase entre ellos lo sobredicho. Otros quieren decir que desde que Su Majestad mandó á Blasco Nuñez Vela que viniese por visorrey pretendió nombrar los Oidores, y aun de entrar en el reino sin ninguno, y que como con cosa destas no pudiese salir, cobró alguna enemistad con los que fueron nombrados, aunque esto no se sabe ni se tiene por averiguado; mas de que se dice haberlo oido platicar á algunos de los Oidores, queriendo fundar no haber sido su intincion hacer mal al visorrey, sino solamente temor que le tenian por la mala intincion é voluntad que veian siempre mostraba á sus cosas. Otros quieren decir que al tiempo que el visorrey hizo la gente en esta cibdad, que fué contra la voluntad de los Oidores, y que como los Oidores habian sido de parecer contrario en aquel caso, siempre desde aquel dia anduvieron en diferencias, tanto que otros afirman haber estado el visorrey con pensamiento de embarcarlos; y aun caso que todas estas razones fuesen verdaderas, lo cual no se sabe por cierto ni se puede hacer entera averiguacion dello, parece que no eran bastantes para que los Oidores se atreviesen á hacer lo que hicieron, pues está claro que el principal fundamento que habian de tener era complir con Su Majestad y tener razones excusitivas para cuando se les pidiese cuenta. La razon que ellos daban despues de preso el visorrey, era decir que considerado que Gonzalo Pizarro venia del Cuzco con gente de guerra, y tan desvergonzado como era notorio, y que lo mismo que él pretendia era averiguado pretender todos los soldados é vecinos, y que pretendiendo lo mismo la gente que tenia el visorrey al tiempo de la nescesidad le dejarian y se irian á Pizarro, y para esto traian enjemplo la huida de Pedro de Puelles, é

Gonzalo Diaz, é Jerónimo de Villegas, é don Baltasar, é los otros que más se habian huido de la cibdad, y que todas las cibdades acudian á Pizarro, y que llevando el negocio por rigor era ocasion que Gonzalo Pizarro no se reduciese al servicio de Su Majestad, teniendo ellos por cierto que la carta que les escribió seria cierta, é que para evitar esto y para que no hobiese muertes y prisiones convenia hacerse lo que se hizo; é otras razones desta condicion decian para fundar su intincion, que no hacen al propósito. Lo cierto é lo que yo creo que es verdad es que, como quiera que sea, el visorrey despues que salió de Sevilla no vino muy bien con los Oidores ni ellos con él, no para que se mostrase la enemistad, pero en palabras que en el camino se oyeron á los unos y á los otros parecia venir desabridos. Algunos dicen que esto procedia de tenerlos en poco, y otros, de palabras que él dijo que vinieron á noticia dellos, las cuales tambien pudo ser no las decir el visorrey por via de enemistad. Especialmente he oido decir á testigos de vista que afirman que estando el visorrey en Panamá en un tablado para mirar unas fiestas que se hicieron, subiendo el Oidor Cepeda y el Oidor Alvarez por una escalera postiza, dijo el visorrey: no parescen éstos mal en el escalera; y que ellos despues platicaron mucho sobre esto. Tambien se dice que al tiempo que se embarcó en Panamá para estos reinos, como ya está dicho, vino delante, sin querer traer en su compañía ninguno de los Oidores, aunque le suplicaron quisiese traerlos consigo. Y aun afirman por cierto haber dicho el visorrey que pensaba tener ejecutadas las Ordenanzas cuando ellos llegasen, para que se entendiese que sin ellos lo podia hacer; y dicen que los Oidores decian que de derecho el visorrey no podia ejecutar las Ordenanzas sin ellos, por razon de una dellas, la cual decia: para ejecucion de las cuales dichas Ordenanzas enviamos un Visorrey y cuatro Oidores reales. Y aun me paresce á mí, segun lo que he oido decir á personas que oyeron lo que venian publicando los Õidores despues que el visorrey les dejó, hizo gran dapno mostrar desconformidad entre él y ellos, por las cuales razones, segun que yo he colegido, estaban los Oidores mal con el visorrey, lo cual se pareció más claro á cabo de algunos dias que la Audiencia se asentó. El visorrey dió dos oficios de procuradores á su hermano, ó los dió con su favor á dos personas que es lo más cierto. Y estando en acuerdo los Oidores y el visorrey, el visorrey les dijo que parecia mal vivir en casas de los vecinos y comer á costa dellos,

pues estaba claro ser prohibido y el andar muy acompañados, y sobre esto hobo entre ellos palabras mayores, tanto que vino á decir el licenciado Alvarez que tambien Vela Nuñez, siendo su hermano, habia vendido dos procuradorías; de lo cual maravillándose mucho el visorrey mandó luego llamar á los procuradores, é tomando juramento á uno dellos si habia dado algo á Vela Nuñez por el oficio, juró que no, é que ya sobre aquello habia declarado en casa del licenciado Alvarez; lo cual oido por el visorrey se aceleró, diciendo que ¿qué informaciones secretas se tomaban contra su hermano? Así que con estas cosas andaban desabridos é sospechosos é venian al Audiencia armados secretamente, é aun tenian amigos avisados que los socorriesen si algo viesen. E ya que he contado lo que muncho he procurado saber, tratemos la prision é digamos cómo pasó, la cual por pasar muchas particularidades y acaescimientos la pondremos en tres capítulos, yendo el uno prosiguiendo al otro.

CAPÍTULO LXII

Que trata sobre la prision del risorrey, y de la provision que los Oidores dieron para pedir faror á los capitanes é vecinos y más gentes.

Muerto por la manera que habemos contado el fator Illan Suarez de Caravajal, los Oidores Cepeda, Alvarez é Tejada trataban por caso feo aquella muerte, diciendo que por ser el visorrey levantado y tan acelerado se habian todos de perder, é los vecinos acudian á sus casas é con ellos tenian su consejo para lo que les convenia hacer, é deseaban unos y otros que Pizarro allegase con su gente. Los vecinos, por ser librados del temor que tenian al visorrey, é porque las leyes no volviesen á ser cumplidas; los Oidores, por mandar sin tener al visorrey entre ellos, creyendo que fácilmente acabarian con Pizarro que se volviese al Cuzco, pues les habia escripto no pretender más de la suplicacion de las Ordenanzas; y de todas las cosas que subcedian é pasaban le iban avisos, los cuales llevaban indios. Como ya se hobiese pasado un dia despues de muerto el fator, y el visorrey hobiese caido en el yerro que hizo en le matar de aquella manera, estaba algo triste, y mirando la poca amistad que habia entre los Oidores y él, y cómo los vecinos le eran contrarios, y que cada dia se le huian los que dél habian recibido pagas é otras honras, determinó de se abajar á la

cibdad de Trujillo é llevar el sello real y á los Oidores, para que el Audiencia se asentase por donde quiera que fuesen, pareciéndole que Pizarro, aunque más poderoso viniese, como entrase en la cibdad de Los Reyes se iria mitigando el furor de la guerra, é los más que le seguian volverian en sí, mirando cuánto mejor era la paz, é quiriendo vivir en ella y no deservir al rey, lo dejarian y habria formas é maneras cómo los escándalos é alborotos é junta de gente cesase; é como esto pensase lo determinó é dió parte dello á algunos amigos suyos, y en acuerdo, juntos los Oidores y él, sospechosos los unos de los otros, el visorrey les dijo lo que tenia determinado, é hobo algunas pláticas é alteraciones, é por entonces concedieron que harian lo que á él le paresciese; mas salidos del acuerdo no determinaron de seguir al visorrey ni salir de Los Reyes, donde decian el rey habia mandado estar la Corte y Chancillería Real, y como los vecinos y ellos estuviesen conformes, teniendo los pensamientos que hemos dicho, los unos é los otros de noche se hablaban. Los Oidores se juntaban en la posada del licenciado Cepeda é allí platicaban lo que les seria mejor hacer, é con parecer de muchos de los vecinos é de otros soldados que tenian sus casas por aposentos, determinaron de hacer un requirimiento al visorrey para que no quisiese que el Audiencia dejase de estar en Los Reyes, y no llevase consigo á los Oidores, porque Su Majestad no lo mandaba ni dello era servido, y aunque se platicó de hacer no vino á efeto, é con grande agonía trataban de procurar que el visorrey se fuese solo y ellos quedar en sus sillas, y á todo esto el visorrey estaba ignocente de saber que habia aquellas juntas. Aparejándose para salir de la cibdad, los Oidores Cepeda, é Alvarez, é Tejada, é Zárate se juntaron todos cuatro á hablar sobre que no convenia que fuese sacado el sello real de la cibdad de Los Reyes ni deshacer el Audiencia. Algunos quisieron decir que el licenciado Zárate no se halló en este acuerdo. Yo he oido afirmar por cierto á hombres que bien lo saben que si se halló, mas que no entendió las otras tramas de los Oidores, é que ido el licenciado Zárate tuvieron sus pláticas con el capitan Martin de Robles y con Antonio de Robles y con Ramirez, alferez de su compañía, los alcaldes Alonso Palomino é Niculás de Ribera el Viejo, y el contador Juan de Cáceres, y el veedor García de Saucedo, y aun dicen que tambien participó del negocio el tesorero Alonso Riquelme, no embargante que estaba en su casa malo, y Cristóbal de

Burgos, regidor, y Juan de Salas, y el capitan Diego de Agüero, Pero Navarro, Pero Gutierrez, Juan de Barbaran, Barrientos, el licenciado Rodrigo Niño, Martin Pizarro, Francisco de Ampuero, Hernan Gonzalez, Jerónimo de Aliaga, el cual unos dicen que se ofrecia de ir con el visorrey, otros cuentan que hacia el mismo ofrecimiento de servir á los Oidores, y Pedro de Isasaga, Juan de Cepeda, Ventura Beltran, Diego de Silva, vecino del Cuzco; Bernaldino de Valderrama, vecino de Trujillo; don Juan de Mendoza, y aun Diego de Urbina, maese de campo del visorrey, y entendió en el negocio, el cual fué que los Oidores determinadamente acordaron de no ir de la cibdad de Los Reyes, é si el visorrey los quisiese llevar por fuerza, tener de su parte por valedores á éstos é á otros no pocos que no se cuentan, é compeler al visorrey á que saliese del reino y que fuese á dar cuenta á Su Majestad, y ellos quedarse en su tribunal oyendo de justicia, y que harian que Gonzalo Pizarro derramase la gente, y Su Majestad, siendo avisado, proveeria de persona grave é de claro entendimiento para que fuese visorrey en el reino, y que en el entretanto el licenciado Cepeda seria presidente; y para que la gente de guerra que estaba en la cibdad les diese favor é ayuda acordaron de hacer una provision, de la cual no dieron parte al licenciado Zárate, ni tampoco al secretario, ni regidor, ni chanciller, porque para sellarla quitaron de otra provision un sello é lo pusieron en ella. El capitan Martin de Robles no paraba, hallando amigos para lo que se ofreciese, y éste fué el que siendo capitan, al visorrey lo prendió sin tener mandamiento ni más que haberle notificado la provision que se dió, la cual sacada del original á la letra dice así:

«Don Carlos, por la divina clemencia emperador de los romanos, augusto rey de Alemania; Doña Joana su madre, y el mismo Don Carlos, por la misma gracia reyes de Castilla, de Leon, de Aragon, de las dos Secilias, de Jerusalen, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Gallicia, de Mallorcas, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Múrcia, de Jaen, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las Indias, islas y tierra firme del mar Océano; archiduques de Austria, condes de Flandes é de Tirol, etcétera. A vos los Consejos, Justicias y regidores, caballeros, escuderos, capitanes é gente de guerra, oficiales é hombres buenos vecinos é moradores, estantes y habitantes, ansí de la cibdad de Los Reyes como de todas las

cibdades, villas é lugares destos nuestros reinos é provincias del Pirú; á cada uno é cualquier de vos á quien esta nuestra carta fuese mostrada, ó della supiéredes en cualquier manera, salud é gracia.

>> Bien sabeis, 6 debeis saber, cómo Nos, entendiendo que convenia á nuestro servicio y á la buena gobernacion destos nuestros reinos, enviamos por nuestro visorrey é gobernador dellos á Blasco Nuñez Vela, é para la administracion de la nuestra justicia enviamos nuestra Audiencia é Chancillería con nuestro sello real é Oidores, la cual está é reside en la dicha cibdad de Los Reyes, é habemos sido é somos informados que todos los vecinos y moradores destos nuestros reinos, á lo menos la mayor parte dellos, han tomado gran odio y aborrescimiento con el dicho Blasco Nuñez Vela nuestro visorrey, y en la cibdad del Cuzco se ha hecho muy gran ayuntamiento de gente que vienen con mano armada á echarle destos nuestros reinos, é munchas personas de los que el dicho nuestro visorrey tenia para la defensa de su persona é para resistir á los susodichos, se le han pasado y cada dia se le pasan con los que vienen del Cuzco, á los ayudar é favorescer; é aunque el dicho nuestro visorrey ha tenido mucha diligencia é cuidado de los contentar, no lo ha podido hacer, y el dicho nuestro visorrey, visto que los susodichos vienen con mano armada para que se vaya destos nuestros reinos é deje la gobernacion dellos, diz que para nos venir á dar cuenta é razon de lo susodicho quiere llevar consigo á los dichos Oidores de la dicha nuestra Audiencia, de que Nos en manera seríamos deservidos; é porque el dicho ayuntamiento de gente é alteracion diz que principalmente ha sido y es por el odio y aborrescimiento que tienen á la persona del dicho nuestro visorrey, é queriendo proveer é remediar lo susodicho, para que estos nuestros reinos estén en paz é sosiego y justicia, y por evitar los alborotos y escándalos y muertes é robos que entre los vecinos y gente de guerra podrian subceder, lo cual no se podria evitar si los dichos nuestros Oidores se fuesen, y estos nuestros reinos se perderian é destruirian, porque no habria quien en nuestro nombre los tuviese en justicia, con acuerdo de los dichos nuestros Oidores mandamos dar esta nuestra carta en la dicha razon, por la cual mandamos á los dichos nuestros Oidores que estén é residan en la dicha cibdad de Los Reyes con nuestro sello real, como fasta aquí lo han fecho, é tengan en justicia estos nuestros reinos é los pongan en paz é sosiego, é no hagan mu

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