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sabido Ventura Beltran y él cuando dieron parte dello al licenciado Cepeda muy por extenso, aunque tambien dicen que un clérigo llamado Lugones le avisó, y por nuestros pecados ninguna maldad se ha hecho en este reino que deje de haber clérigo ó fraile, porque la soltura de los más dellos y cobdicia es muy grande. No lo hobo bien sabido el licenciado Cepeda cuando mandó tocar al arma y que toda la gente fuese junta, y al són del bando que los atambores echaban se juntaron con las banderas á ver qué era lo que les mandaba el licenciado Čepeda, á quien tenian por presidente, y juntos les dijo cómo en la cibdad habia muy gran traicion y maldad entre algunos que pensaban alzarse con ella, é que era nescesario que fuesen presos los autores de tan gran maldad; y luego fueron presos el tesorero Manuel de Espinar, y Alonso de Lerma, y Barrionuevo Montalvo, al cual se mandó que en tomándolo fuese muerto, y prendieron tambien á Jerónimo de Soria, y á Pernía é á otros muchos, y algunos, sintiendo lo que era huyeron de la cibdad, y los presos fueron llevados á la cárcel pública, á donde tambien fué traido el capitan don Alonso de Montemayor, y Cepeda mandó que fuese dado tormento á todos hasta que confesasen los que participaron de aquello que se queria hacer, é no embargante que él conocia el valor é lealtad de los presos, traido el burro y los más instrumentos fué puesto en él Alonso de Lerma, é confesó alguna parte de lo que querian, y tambien se dió tormento á Barrionuevo Montalvo, y á don Alonso de Montemayor lo desnudaron para se lo dar, mas no se dió, sí á solos Lerma y Barrionuevo, y mandaron que se tuviese gran recaudo en la cibdad y se mirase mucho por los presos, é como los Oidores tuviesen por muy culpado á Alonso de Barrionuevo Montalvo, acordaron, por poner temor á los demás, darle la muerte, é ansí lo sentenciaron que fuese hecho cuartos y en perdimiento de todos sus bienes, é ídole á notificar la sentencia apeló della, mas no aprovechó, porque se mandó ejecutar, é como este Barrionuevo fuese buen soldado é de gentil presencia é dispusicion, pesaba á todos con su muerte, y el capitan Ramirez, acompañado de muchos de sus soldados fué á Cepeda é con grande ruego le pidieron su vida, é impor1 tunado por ellos se la otorgó é mandó que fuese sacado por las calles é llevado hasta la picota pública, adonde con voz de pregonero que contaba el delicto le fué cortada la

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humildad.-2 de sus ruegos.-3 públicas.

mano derecha, sin la cual hoy está, de que no poco pesa á todos; porque siempre fué buen servidor del rey le fueron quitados los indios é hacienda, y estuvo desposeido dello hasta que respiraron las guerras ceviles é Gonzalo Pizarro fué muerto y el rey restituido en el reino que le tenian opresado. Dende á pocos dias el capitan don Alonso de Montemayor, deseoso de no quedar entre gente traidora, tan malvada, tuvo tales mañas que se salió de la cibdad de Los Reyes y se fué en busca del visorrey y despues le siguió y sirvió hasta que fué en Quito muerto; é sin don Alonso salieron otros algunos en seguimiento del visorrey, y llevaban gran voluntad de le alcanzar para le servir; é diremos agora la muerte que Gonzalo Pizarro dió á Gaspar Rodriguez de Camporredondo.

CAPÍTULO LXX

Cómo habiendo determinado Gonzalo Pizarro de matar al capitan Gaspar Rodrigues de Camporredondo fué muerto en la Loma

de Parcos.

No terná olvidado el letor de cómo contamos en lo de atrás de que Gonzalo Pizarro, por avisos que tuvo de don Antonio de Ribera, supo la ida de Baltasar de Loaysa á Los Reyes, é de los tratos que traía Gaspar Rodriguez de Camporredondo, é lo demás que ya hemos recitado. E cómo despues de haber enviado al capitan Pedro de Puelles á la cibdad de Guamanga, determinó, con consejo é parecer de sus capitanes é cómplices, de le matar, é allegado al rio de Parcos, que es donde conté en mis libros de las conquistas el capitan Morgovejo de Quiñones, despues de haber tenido la batalla con los bárbaros vino á pasar la puente que en los padrones deste rio está armada; de aquí caminó Gonzalo Pizarro hasta que habiendo subido el incumbrado cerro bajó por la loma hasta que fué llegado su campo á unas laderas donde fueron las tiendas puestas, y allí se mandó prender á Gaspar Rodriguez, é Alonso de Mendoza, é Diego Centeno, para darles la muerte, sin querer aguardar á que llegase Pero Martin de Cicilia con Baltasar de Loaysa que traía preso, é ya que los amigos de Pizarro estaban avisados se mandó á Francisco Maldonado, alguacil mayor del campo, que prendiese á Gaspar Rodriguez, y al sargento mayor Francisco Sanchez que prendiese á Alonso de Mendoza. Y yendo Francisco Maldonado halló á Gaspar Rodriguez

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que estaba hablando cosas de burlas con algunos sus conocidos, é como á él llegase Francisco Maldonado, despues de haber pasado algunas pláticas le dijo que Gonzalo Pizarro lo mandaba prender; lo cual oido por Gaspar Rodriguez lo echó á pasatiempo, pensando que Maldonado queria reir con él. Pues como la cosa era de veras y el tirano habia de sustentar su traicion con derramar sangre, Gaspar Rodriguez fué preso é llevado á una tienda, é hizo un yerro muy grande al tiempo que le prendian en no echar mano á su espada y apellidar el nombre del rey é llamar en su favor á sus amigos, que eran tales é tantos que verdaderamente si una sola espada paresciera desnuda, todo el campo se revolviera é Pizarro se viera en trabajo, porque los más principales temian el castigo que á Gaspar Rodriguez se daba. Francisco Sanchez, el sargento mayor, fué á prender á Alonso de Mendoza. El maese de campo Caravajal, despues de haber preso á Diego Centeno, venia á hacer lo mismo á Alonso de Mendoza, el cual, no queriendo dejarse prender de Francisco Sanchez, sargento mayor, vido venir hácia él á Caravajal, é haciendo los piés ligeros se fué á donde estaba Gonzalo Pizarro, é llegado á su presencia, mostrando grande ignoscencia decia que ¿por qué le habia mandado prender? que él nunca habia hecho por dónde lo meresciese, y otras palabras. Gonzalo Pizarro mandó que no lo prendiesen; en esto habia nuy gran temor en el campo, porque, como dije, los más principales eran culpados de aquel crimen porque querian matar á Gaspar Rodriguez; é Francisco de Caravajal, el maese de campo, habia mandado armar muchos soldados é que con los arcabuces estuviesen junto á Gonzalo Pizarro, é mandaron á Gaspar Rodriguez que se confesase é ordenase su ánima, é viendo los que estaban con Pizarro la muerte que le queria dar á Gaspar Rodriguez, se atrevieron á suplicarle quisiese darle la vida, y el que con más hervor é voluntad lo trataba era Alonso de Mendoza, por la amistad que habia entre ellos. Este rogaba á Pizarro no lo matase hasta ser allegado Baltasar de Loaysa é ver si merescia la muerte ó que lo desterrase. Mas aunque Mendoza é otros se lo rogaron mucho no aprovechó que dejase de morir, é confesóse é hizo su testamento. Murió como generalmente mueren los hombres en este Perú, con grande ánimo. Diéronle la muerte con cordel é garrote. En su tienda sintióse mucho su muerte, é si no fué

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En el ms. apedillar.-2 con toda humildad,

algunos de los de Chile que allí venian, á los demás á todos pesó. Su cuerpo llevó su amigo Alonso de Mendoza á enterrar á la cibdad de Guamanga. Este fué el fin de Gaspar Rodriguez de Camporredondo, natural de Sahagún, hermano, como hemos dicho, del capitan Pero Anzurez. Gaspar Rodriguez era liberal y hombre de buena manera, aunque muy indeterminable en sus cosas é falto de prudencia. Creíase de todos hombres. Deseaba la venganza de sus enemigos, y al fin su muerte hobo de ser en Parcos, adonde se acabaron sus galas é fiestas, á que era muy dado. Fué uno de los que al principio más aborrescible le fué el visorrey y que más insistió á Pizarro en la ida á la suplicacion. Allegado el clérigo Loaysa, en poco estuvieron de le mandar matar, y estaba Diego Centeno muy temeroso de morir; Pizarro é sus consortes, paresciéndoles que bastaba haber muerto á Gaspar Rodriguez, determinaron de por entonces no matar ni prender á más, y soltaron á Diego Centeno, é Antonio de Quiñones é á los otros que habian preso.

CAPÍTULO LXXI

Cómo los Oidores enviaron á mandør á Gonsalo Pizarro, con el contador Agustin de Zárate, que deshiciese la gente, é de cómo Pizarro antes desto supo la muerte del fator é la prision del visorrey, é pensó de haber el gobierno de la provincia por virtud del testamento del marqués su her

mano.

Entregado que fué el visorrey al licenciado Alvarez para que lo llevasen á España, como nuestra historia contó, el licenciado Cepeda con los otros Oidores trataron sobre que seria cosa acertada enviar una provision del Audiencia á Gonzalo Pizarro para que deshiciese la gente y entrase con hasta treinta amigos suyos en la cibdad, con grandes penas que en ella le pusiesen. Los Oidores vinieron en ello é ansí la mandaron despachar, y estando en su acuerdo acordaron do enviar á Agustin de Zárate, contador de cuentas, por ser, como era, criado del rey, é dádole parte dello, el cual se ofreció á ir; é conociendo que habia mucha amistad entre Gonzalo Pizarro é don Antonio de Ribera, les paresció que aprovecharia mucho enviarle con Agustin de Zirate para que aconsejase á Pizarro que hiciese lo que le era mandado, é sin la provision escribieron á Gonzalo Pizarro diciéndole que otra cosa no hiciese que aquello que le mandaban,

pues claramente via su perdicion, y otras cosas de amonestaciones; y ansí se partieron de la cibdad de Los Reyes el contador mayor Agustin de Zárate é don Antonio de Ri bera, é recibidas las cartas se partieron é caminaron á se encontrar con Gonzalo Pizarro, el cual despues de haber muerto al capitan Gaspar Rodriguez de Camporredondo mandó alzar las tiendas de su real para se acercar á Los Reyes, é por cartas de sus amigos supo cómo el visorrey, teniendo sospecha que el fator Illan Suarez de Caravajal supo la huida de Escovedo y los Caravajales é los más que de la cibdad salieron, y aun que por su consejo lo habian hecho, no embargante que contra el fator no hobo informacion bastante, ni tampoco quien entendiese que él supo de aquella huida, el visorrey con grande aceleramiento le mandó dar de puñaladas dentro de su cámara, siendo él el primero que con su daga sacó sangre de su cuerpo; é sin esto tuvo aviso de los temores que habia en la cibdad, é cómo el visorrey tenia poca confianza de su gente y entre él y los Oidores habia sospechas grandes, á tanto que los Oidores traian cotas sccretas é con ellas entraban en el Audiencia. Sabido por Gonzalo Pizarro aquellas cosas mucho se holgó porque hobiese subcedido de aquella suerte, no embargante que mostraba pesarle con la muerte del fator; mas no era así, sino como arriba digo, y en su campo hobo gran tumulto entre la gente sabido lo que pasaba, é todos á grandes voces decian que moviesen para la cibdad de Los Reyes. En este tiempo acabaron de llegar todos los que de Lima se habian huido, y estando una pequeña legua de donde Gaspar Rodriguez de Camporredondo fué preso. allegaron dos mensajeros con nuevas que el visorrey habia sido preso en la cibdad de Los Reyes por los Oidores, porque se temian de su ira y por tener determinado de salir de la cibdad é llevar consigo en las naves los vecinos é sus mujeres; pues como aquesto por Gonzalo Pizarro é su gente fué sabido, hobieron mayor placer, é aquí perdió Gonzalo Pizarro los temores que llevaba de que la más de la gente que sacó del Cuzco le habia de faltar, é con grande alegría é placer fueron las trompetas tocadas, é las nuevas entendidas por todos los que estaban en el campo, é acudieron los más dellos á la tienda donde Gonzalo Pizarro estaba, diciéndole palabras adulosas y ensalzando su renombre hasta las nubes, diciendo que Dios hacia sus cosas, y que habia de allegar á ser príncipe, é otras palabras que en semejantes actos se suelen decir, y él se reia, no holgándose

poco con aquellos loores; é mandó luego juntar á sus capitanes para tratar sobre aquellos negocios y dar en ellos la mejor órden que se pudiese, é ansí en su tienda fueron todos juntos y se platicó gran rato sobre ello, diciendo que pues el visorrey habia sido preso por los Oidores y entre ellos y él habia habido desconformidades, que no podia ser el reino bien gobernado por ellos, pues ya unos de otros tenian sospecha y es taban mal, é que Su Majestad habia dado comision é poder al marqués don Francisco Pizarro para que pudiese nombrar despues de sus dias subcesor que gobernase en su nombre la provincia, é que sigun parecia en la cláusula de su testamento estaba nombrado Gonzalo Pizarro por tal gobernador, é que Su Majestad de justicia habia de sustentar aquello que habia mandado; é que por entonces se disolvió la consulta, é otro dia, yendo caminando se tornó á tratar sobre ello é todos dijeron que Gonzalo Pizarro tenia justicia para que por aquella via hobiese el gobierno del reino aunque los Oidores no quisiesen, é deseaban tener respuesta de las cartas que llevaron el provincial fray Tomás de San Martin y el comendador fray Miguel de Orenes, é sabido cómo en Lima habian nombrado capitanes y el licenciado Cepeda tenia hecha junta de gente, se mandó poner gran cuidado en el campo y que no hobiese descuido en las velas y rondas, con pensar que el visorrey estaba preso. E como hobiesen salido de la cibdad de Los Reyes el contador mayor Agustin de Zárate é don Antonio de Ribera, luego con postas de indios fué el aviso á Gonzalo Pizarro dello é á lo que iban, avisándole siempre de lo que pasaba, é sabido por él mandó á Jerónimo de Villegas que fuese á la provincia de Xauxa con quince 6 veinte arcabuceros á que en ella se hiciesen picas é pólvora, é con ayuda del vecino Caravantes, que era señor de cierta parte de la provincia de Xauxa, fueron hechas muchas, é pólvora, é tambien se mandó á Jerónimo de Villegas que fuese hasta donde encontrase al contador Agustin de Zárate é lo prendiese é tomase los despachos, é que á don Antonio de Ribera que lo dejase pasar, pues era tan amigo de todos que no habia por qué tener sospecha dél. E yendo Villegas á hacerlo ansí se partió Gonzalo Pizarro con su campo é salióle al camino Gomez de Solís, é Villalobos, é un Bonifaz que despues fué muerto por Pedro de Puelles en el Quito, con otros soldados hasta quince que de Las Chachapoyas habian salido con deseo de servirle, é legados á su presencia fueron dél bien reci

bidos, no embargante que su venida recreció algun alboroto, porque pensando que eran enemigos se tocó al arma, é aun dicen que algunos mostraron flaqueza en aquel dia de los que con Pizarro iban; é siguiendo sus jornadas allegó á la provincia de Xauxa, adonde en aquella sazon era llegado Lorenzo de Aldana, del cual diremos aquí su venida, porque atrás no hemos tenido lugar convenible para lo contar; y es que luego que el visorrey fué preso, como los Oidores tuviesen entendido el amistad que siempre hobo entre Lorenzo de Aldana é Gonzalo Pizarro, le rogaron que saliese de la cibdad á juntarse con él é á persuadirle deshiciese la gente y entrase acompañado de algunos amigos suyos, é para esto le dieron una carta para que la entregase en manos de Gonzalo Pizarro, é Aldana salió de la cibdad de Los Reyes á lo hacer así, é llegado á la provincia de Xauxa se vió en gran peligro, porque Caravajal, que iba delante, le encontró é le quiso cortar la cabeza, é dicen que la carta que traía de los Oidores hecha pedazos se la comió, é como Pizarro supo el aprieto en que Aldana estaba envió á mandar á Caravajal que no le hiciese ningun dapno, é á tiempo que envió este mensajero vino nueva cómo le habian muerto, é todos recibieron grande espanto en oirlo, é Pizarro tornó segunda vez á mandar que no le hiciesen ningun dapno, é Caravajal contra su voluntad le dió la vida, diciendo: No pasarán muchos años [sin] que Pizarro no entienda que Aldana ni es bueno para amigo ni para temelle por que sea enemigo; é pasado este trance en que Lorenzo de Aldana se vido, fué llevado delante la presencia de Gonzalo Pizarro, adonde por él fué bien recibido é informado de lo que pasaba en la cibdad de Los Reyes, é de la manera que el visorrey habia sido preso; é despues que Gonzalo Pizarro lo supo se partió de allí, quedándose Lorenzo de Aldana en aquella provincia á proveer en sus indios algunas cosas que le fué mandado.

CAPÍTULO LXXII

Cómo sabido en la rilla de Plata la nueva de la ida de Pizarro á Los Reyes, Luis de Ribera é los que más allí estaban alzaron bandera por el rey, con determinación de se ir á juntar con su visorrey.

Bien via que iba contando lo que 2 Gonzalo Pizarro hizo despues de haber llegado á

llevábamos enhilado el discurso de nuestra obra á. 2 hizo.

Xauxa y lo que ordenaban los Oidores y hacia el visorrey; 2 3 mas como yo generalmente haya de dar noticia de todos los acaescimientos, hame de perdonar el letor, porque forzado tengo de llevar la escriptura como en un peso, y de tal manera que ni lo uno enhastíe ni lo otro se deje de saber; por tanto, pues el hecho de la Villa de la Plata vino á este tiempo, será razon 4 tratar un poco dello, y así digo, como en lo de atrás hicimos mincion, en ella era teniente de gobernador por el licenciado Vaca de Castro Luis de Ribera, é como..... 7 lo que habian hecho. Esta respuesta es la que enviaron los de la villa de Chuquisaca, é despues de partido acordaron de estar apercebidos para que si Pizarro se airase contra ellos, poderse defender de la persona á quien él enviase, é por entonces no tenian por qué concibir temor, pues el planto é triste dia habia de ser junto al arroyo que por los campos de Guarina pasa.

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Pues como los de la Villa de Plata hobiesen por sus cartas dado á entender á Pizarro su voluntad, y ansimismo hobiesen visto la provision real que de la Chancillería que en Los Reyes residia vino, con la cual habian mostrado la alegría que hemos dicho, y aun dieron, de albricias, al que la trujo, pasados de mil pesos de oro, mandáronla apregonar é que todos los que la oyesen, pues veian lo que en ella se contenia, se aparejasen dentro de tercero dia, armados de sus armas y en sus caballos, para ir á la cibdad de Los Reyes á se juntar con el visorrey é hacer lo que por él les fuese mandado; é luego que el pregon se dió, poniendo en él pena de muerte al que no lo cumpliese, é ser habido por traidor, se aparejaron para ir á servir á Su Majestad y acompañar la bandera que ansí se habia alzado hasta veinte é ocho hombres, vecinos y soldados, porque en aquel tiempo habia poca gente é fué nescesario que

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quedase alguna para que los indios no se rebelasen. Los que se movieron para ir á hacer el servicio ya dicho eran Luis de Ribera, justicia mayor que ya era por el Cabildo de aquella villa; el alcalde Antonio Alvarez; Lope de Mendieta, regidor perpetuo; Francisco de Retamoso; Hernando de Castillo, el cual iba por alférez; Lope de Mendoza, Diego Lopez de Zúñiga, Alonso Perez de Castillejo, Francisco Negral, Alonso de Camargo, Francisco de Tapia, don Gomez de Luna, Juan de Villanueva, Pedro de Vivanco, Hernando de Aldana. Todos éstos eran vecinos de la ya nombrada Villa de Plata. Los demás eran soldados; é ansí, teniendo en poco sus casas é haciendas, las dejaron sin ir adornados de otra cosa que buenas armas é caballos. Se dispidieron de los que en la villa quedaron, dejando por justicia mayor á Luis Perdomo, y en saliendo de la villa tendieron la bandera. Se dieron toda priesa á andar, recogiendo algunos soldados si habia por los caminos, y allegados á la provincia de los Carangues se juntó con ellos Juan Ortiz de Zárate con otros cuatro soldados, y ansí todos juntos seguían su viaje muy alegres en haber salido de su villa con tal propósito como llevaban, é deseaban grandemente salir ya á los arenales para ir con brevedad á Los Reyes é presentarse ante el acatamiento del visorrey Blasco Nuñez Vela, é dándose toda priesa á caminar allegaron á un pueblo que ha por nombre Hilabe, repartimiento del rey nuestro señor, el cual está en la provincia de Collao. Vieron venir á grande priesa un español que de la cibdad de Arequipa habia partido con cartas, é como llevasen gran deseo de saber nuevas del visorrey, el capitan Luis de Ribera mandó que fuesen abiertas é vieron que en ellas se contenia que los Oidores, favorescidos de muchos amigos suyos, habian preso al visorrey, é que Gonzalo Pizarro se iba acercando hácia la cibdad de Los Reyes, desde donde los Oidores le enviaron á hacer grandes ofrescimientos por que derramase la gente. Pues como esta nueva fuese oida por Luis de Ribera é los que con él estaban, grande é no pequeño fué el pesar que rescibieron viendo que se habian mostrado en servicio del rey é contra Gonzalo Pizarro, el cual, si entraba en Los Reyes como gobernador, para escaparse de sus manos otro remedio no tenian que irse á meter por los montes á estar en compañía de los brutos, y estando perplejos é indeterminables en lo que harian, acordaron de proseguir su viaje hasta Arequipa, adonde ternian certidumbre de la verdad, no dando fee entera á lo que en aquellas cartas venia, y ansí el capitan

Luis de Ribera se partió, no dejando de llevar su alférez la bandera tendida, y anduvieron hasta que llegaron á la cibdad de Arequipa, é como los vecinos de aquella cibdad tuviesen ya mensajero con nuevas de la prision del visorrey é de cómo los Oidores se concertaban con Gonzalo Pizarro, estaban alegres é muy contentos, como si por ventura todos los más dellos no hobieran de hacer fin en Guarina, é como llegaron Luis de Ribera é sus compañeros á Arequipa, viendo con la intincion que de su villa habian salido, y el deseo que traían de se juntar con el visorrey, cobráronles grandísimo odio, mostrándoles rostros tristes, teniendo su venida por odiosa, y olvidados cuán amigos habian sido en los tiempos pasados no los querian en sus casas acoger, ni darles el hospedamiento que por ser prójimos eran obligados, antes con temores que les ponian procuraban de deshacer aquella noble compaña, que no poco aflegidos estaban de ver que habia salido verdad la nueva, y rescibieron muy grande espanto en oir que habian sido con tanta crueldad muertos Felipe Gutierrez, é Arias Maldonado, é Gaspar Rodriguez de Camporredondo, é del peligro que corrieron Alonso de Mendoza é Diego Centeno y otros.

CAPÍTULO LXXIV

Cómo Jerónimo de Villegas prendió al contador mayor Agustin de Zarate, é cómo don Antonio fué á encontrarse con Gonzalo Pizarro.

Grande aparejo tuvo el capitan Gonzalo Pizarro para que dél quedara memoria y el rey se tuviera por servido en ir á Los Reyes é procurar de volver al visorrey á la gobernacion, ya que por todos fuera obedescido por tal; mas la cobdicia priva el juicio para no hacer cosa acertada, especialmente cuando se sigue mando sobre alguna provincia; quien la puede haber, tiene por dificultad dejarla. El visorrey algunas veces habló en esto, deseando que Pizarro lo hiciera, mas muy desviado lo tenia de su pensamiento; el cual, despues de haberse proveido de picas é pólvora se partió de la provincia de Jauja para se acercar á la cibdad de Los Reyes. Jerónimo de Villegas se habia por su mandado partido adelante, y estando en la nevada sierra de Pariacaca el contador Agustin de Zárate é don Antonio de Ribera apeados de los caballos junto á un rio que allí estaba allegó Villegas con sus arcabuces é mandó á Agustin de Zárate que se detuviese sin más

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