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al visorrey, y todas las cosas que pasaron desde entonces hasta que el visorrey llegó al marítimo puerto de Túmbez, desde donde tenia pensado de se ir á la Tierra Firme á facer junta de gente, é que conociendo la lealtad de los vecinos de aquella cibdad por algunos efectos, é porque ansí fue aconsejado, queria antes que á ninguna parte se moviese dalles cuenta de su trabajo é fortuna; é dichas estas cosas por Hernando Sarmiento dió el despacho que llevaba, é visto por los del cabildo é vecinos de aquella cibdad, se condolieron mucho del visorrey, de cuán mal lo habian mirado los Oidores, é diciendo que con sus personas é haciendas le servirían ' con toda voluntad; y aunque esto los más tuviesen en pensamiento de hacer, otros habia que se holgaban de aquellas mudanzas, porque regla cierta es cuando las hay, 'especialmente en estados y en cosa de gobierno, dar contento, porque siempre se tiene espe ranza del que viene é se aborrece el qu' estaba; mas no hobo por entonces ningun movimiento porque no se sabia la certidumbre de Gonzalo Pizarro, é sacada la bandera de la cibdad, el capitan Rodrigo d'Ocampo, y Diego d'Ocampo, y Diego de Torres, é Sancho de la Carrera, é Martin de la Calle, é Londoño, é Alonso de Castellanos, con otros, que por todos serian treinta lanzas, se partió el capitan Rodrigo d'Ocampo á Túmbez á se juntar con el visorrey, el cual tambien habia enviado sus mensajeros á La Culata é Puerto Viejo, para que supiesen su estada allí, é Gomez d'Estacio, como lo supo, de La Culata 6 Guayaquil vino con algunos á se juntar con el visorrey, é de Puerto Viejo salió en una nave por la mar á hacer lo mismo Bartolomé Perez. Llegado, pues, que fué el capitan Rodrigo de Ocampo con las treinta lanzas, fué muy bien rescibido del visorrey, y ansí él como los demás vecinos del Quito le interrogaron se fuese á su cibdad, que con las prósperas minas no poco rica estaba y bien proveida y abastada de mantenimientos. El visorrey algun tancto estaba alegre en ver que la lealtad en todo punto no habia quebrado ni faltado, pues ya hallaba aquellos ofrescimientos, é venido de La Culata Gomez d'Estacio, tambien lo honrró mucho; en este tiempo se supo en la gobernacion de Popayan la estada del visorrey en Túmbez, é pocos mostraban pesarles sus infortunios, antes mofábanse dél, diciendo que era un loco é que no tenia ser para gobernar tan gran reino. Yo me hallé en este tiempo en la cibdad de Cali, adonde tambien estaba el ade

En el ms. servirán.

lantado Belalcazar, é como supo el suceso del visorrey daba priesa á un capitan que inviaba á descubrir las juntas de los rios que fuese con la gente, lo cual lo hacia porque no pudiesen ir adonde estaba el visorrey, y el mismo Adelantado se comenzó aderezar para alejarse de allí é ir á las cibdades de Cartago é Arma.

CAPÍTULO LXXXVI

De cómo se deshizo el Audiencia que estaba en la cibdad de Los Reyes, é de cómo acordaron Gonzalo Pizarro é los Oidores de enviar al Oidor Tejada á España, y lo mismo á Francisco Maldonado, y á Bachicao á que fuese á Panamá.

Despues de la muerte del capitan Diego Gumiel é dado la encomienda de indios que tenia en el Cuzco al capitan Martin de Robles que le causó la muerte, el Audiencia es. taba todavía asentada en Los Reyes; mas mal se puede el cuerpo sustentar si le falta la cabeza, é como ya fuese aire ó cosa de burla lo que allí se proveia, duró poco é se resolvió, é como Gonzalo Pizarro tuviese el mando enteramente, platicó con los Oidores, por consejo de sus capitanes, que seria cosa muy acertada enviar uno dellos á España y dar cuenta á Su Majestad del rey nuestro señor de las cosas que habian pasado en el reino desde que Blasco Nuñez en él habia entrado; cómo las provincias estaban quietas é bien gobernadas, é otras excusas que á ellos les parescian justas, é pensado algun tanto en ello, se acordó que fuese el doctor Tejada, é para los gastos se le dieron algunos dineros; quieren decir que Tejada iba contra su voluntad y que fué más por fuerza que con ella. Al fin él se hobo de' aderezar, é lo que hay que decir dél es que fué en compañia del capitan Bachicao é pudo bien ver los insultos é maldades que fizo é cometió, é desde el puerto del Nombre de Dios se embarcó, é yendo navegando por el mar Oceano, de tristeza ó de pensamiento por haber hecho lo que hizo, murió. Con Gonzalo Pizarro salió del Cuzco Francisco Maldonado é fué en su campo alguacil mayor. A este pensó de lo enviar á España para que presentándose antel acatamiento del rey nuestro señor se purgase con disculpas la atrocidad en que estaba. Maldonado se ofresció á ir é le fueron dadas cartas en que Gonzalo Pizarro escrebia á Su Majestad cómo siempre le habia servido con toda lealtad en los descubrimientos é conquistas que hobo en el reino, é que viniendo Blasco Nuñez con las Ordenanzas,

todos los más de los vecinos del Perú le forzaron que se mostrase su defensor, é que viniendo á la suplicacion dellas halló que los Oidores le habian preso é le nombraron por gobernador, é que porque no rescreciesen escándalos y guerras habia abcetado el cargo, lo cual usaria muy rectamente y en todo sirviria á Su Majestad como leal vasallo. Estas cosas y otras escribió el tirano á Su Majestad, queriendo dorar sus traiciones, pensando que allá no se las habian de entender. Tambien se escribió al comendador Hernando Pizarro é á otras personas, é hizo qu'escribiesen los oficiales del rey y el Cabildo de Los Reyes, enviando tambien á España los poderes que le dieron las cibdades del Cuzco é Goamanga; é ordenado esto vino nueva á Los Reyes cómo Alvarez se habia concertado con el visorrey é habia desembarcado en Túmbez é procuraba rehacerse. Sabida esta nueva entraron en consulta Gonzalo Pizarro y sus capitanes, é el licenciado Cepeda, que desde entonces se metió bien de rondon en los negocios, é platicado lo que se habia de hacer, se acordó de inviar al capitan Hernando Bachicao á Panamá á ocupar aquella cibdad y á que prendiese y desbaratase al visorrey, y acordado esto no habia en el puerto navio ninguno para en que pudiese ir, é como la cosa de inviar á España tuviesen por tan importante, se acordó de crecer con madera un barco de pescadores que allí estaba, en el cual se podria ir con alguna gente, é por la mar, topado el primer navio, tomarlo é proseguir en él su viaje.

CAPÍTULO LXXXVII

De cómo vino Arequipa un bergantin y en él y con el barco salió Bachicao de Pachacama, é de cómo Caravajal quiso matar á Diego Maldonado el capitan, é á Mesa, recinos del Cuxco.

Pues como se hobiese determinado de inviar al capitan Hernando Bachicao á Panamá, como en el capítulo de arriba hemos dicho, no poco se holgaba de ir con aquella empresa el mismo Bachicao, é daba grande priesa en quel pequeño barco fuese adobado, y estando entendiendo en ello vieron por la mar venir una vela y se dió al arma creyendo que era el visorrey que venia con armada á meterse en Los Reyes, é Bachicao con algunos soldados entró en el barco llevando ciertas piezas de artillería, fué para él, adonde despues de haberse juntado un

En el ms. destender.

barco con otro supo que venia de Arequipa con cierto oro para gastos de un vecino della que estaba en Los Reyes, llamado Lucas Martin, é ansimismo venian hasta veinte é treinta hombres; é los soldados de Bachicao, como fuesen con más ganas de robar que de pelear, hobieron su parte de aquel dinero, y dada la nueva á Gonzalo Pizarro de la venida de aquel bergantin, se acordó que con toda priesa saliese de Lima el tirano Bachicao y el doctor Tejada é Francisco Maldonado, y ansí se fiso, poniendo Bachicao por capitan del bergantin á un tal Morales, e con treinta hombres salió de Los Reyes, llevando tres ó cuatro tiros de artillería, é hizo la destruicion que diremos adelante. Ya dijimos atrás cómo el capitan Diego Maldonado salió del Cuzco con recelo que tuvo de que Francisco de Caravajal le inviaria á matar, y acompañado de tres ó cuatro hombres bien armados se vino á la cibdad de Los Reyes por la marétima costa, haciendo de la noche dia y del dia noche; con grand aviso que tuvo en el caminar allegó á Lima sin que le pudiesen prender los que para ello tenia puestos el maestre de campo, é como llegó á la cibdad, acompañado de los más principales que en ella estaban fué á ponerse á los pies de Pizarro. Caravajal, pidiendo una soga, sabida su venida, fué tras él diciendo que era un traidor é que merescia la muerte é que no habia de quedar con la vida aunque más rogadores tuviese, y se vido en muy gran aprieto Diego Maldonado. Como en aquel tiempo fuese dia de Pascua de la bendictísima Natividad de Nuestro Señor, cargaron tanctos de Gonzalo Pizarro pidiéndosele en aguinaldo, que lo hobo de perdonar. Alonso de Mesa, que tambien era vecino del Cuzco, fué preso en la cibdad de Los Reyes é puesto en tales términos que se vido confesado y con una soga á la garganta, y ya que le querian ahorcar, sobornado Caravajal por ciertos tejos de oro que le dió, no le mató. Dende á pocos dias vino de la cibdad de Trujillo el capitan Diego de Mora é fué á hacer reverencia á Gonzalo Pizarro, diciendo quél y no otro habia de ser el que los habia de poner en libertad, é de todos los pueblos é cibdades venian á hacer los mismos ofrescimientos, adulando con lisonjas el hecho de Gonzalo Pizarro, que despues de haber inviado al capitan Hernando Bachicao estaba á muy gran servicio en la cibdad de Los Reyes, donde se hicieron muy grandes y costosos juegos é regocijos, é Gonzalo Pizarro casó á un hermano suyo con una fija del licenciado Zárate, Oidor, é ansí él como todos no entendian sino en como sir

virian á Gonzalo Pizarro y le ternian contento, y dicen que casó Zárate su hija por fuerza y contra su voluntad.

CAPÍTULO LXXXVIII

De cómo Gonzalo Pizarro nombró tenientes las provincias y quién eran.

Bien habrá entendido el lector todo lo que subcedió á Gonzalo Pizarro en la cibdad de Los Reyes, é lo que estando en ella proveyó, é de cuán servido y reverenciado era de todos los que en Los Reyes estaban. En la cibdad de Guánuco, llamada por otro nombre Leon, era vecino el capitan Juan de Sayavedra, é teniendo cartas del obispo de Los Reyes é de otras personas que le convenia 2 venir á verse con Gonzalo Pizarro, lo hobo de hacer, é llegó á Los Reyes é fué bien recibido, y estando de la manera que hemos contado, despues de haber comido el tirano, en menosprecio del acatamiento de nuestro rey, príncipe tan grande que en lo ocidental, de docientos y cuarenta años á esta parte no lo habido su igual, y monarca tan poderoso que hace temblar el mundo, y el turco Soliman, gran rey de Asia y señor de Grecia, no se tiene por bastante, ni muestra tener potencia á osar compitir con él, y que un hombrecillo de tan poco ser y vasallo suyo osase hablar de la Majestad real no pocas desvergüenzas, y decir este dia que digo: creo que me tomará allá en España lo que tengo Su Majestad, pero yo me pagaré acá. Lo cual dijo por cierto tesoro que habia inviado á España, dando á entender que si se lo tomase, que á su desplacer. de los quintos reales seria pagado y lo aplicaria á sí; Ventura Beltran, hijo del doctor Beltran, que fué del Consejo de las Indias, dicen que dijo riéndose: Yo tengo en España cient mill ducados de mi patrimonio; toméselos elrey, que ya yo he renunciado la ida allá, pero sus quintos los pagarin aci. El capitan Alonso Mercadillo, que allí estaba en servicio de Gonzalo Pizarro, mirando á Ventura Beltran dijo: A Su Majestad hemosle de inviar lo suyo y lo nuestro y suplicalle nos haga mercedes. El bastardo de Gonzalo Pizarro respondió con mucha furia y dijo: Ni llevará lo suyo ni lo nuestro. Veamos quién me lo demandará. E ansi pasaban otras pláticas de la suerte destas, y entró en la cibdad un fraile de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, llamado fray Pedro Muñoz; sin mirar su profision, dejando el Breviario, dentro del hábito traía un arcabuz con que sir

En el ms. ó.- Eu el ms, conrenian.

vió á Gonzalo Pizarro, y era tan certero que por todos era llamado fray Pedro el arcabucero; é llegado á la presencia de Gonzalo Pizarro dijo cómo á Trujillo habia venido nueva que el visorrey se rehacia en Túmbez y queria revolver sobre Lima, é oida por Gonzalo Pizarro aquella nueva acordó de enviar algunos capitanes para que le resistiesen, é fuesen por tenientes é capitanes á todas las cibdades personas de confianza é que supiese que le cran fieles amigos, y ansí despachó é nombró por teniente de la cibdad del Quito á Gonzalo Diaz de Pineda, qu' es el que siendo capitan del visorrey se le pasó á él; y á Jerónimo de Villegas, que hizo lo mismo, nombró por teniente é capitan de la cibdad de Sant Miguel; á estos mandó que fuesen juntos, é con la más gente que pudiesen allegar resistiesen al visorrey, que decian rehacerse en el puerto de Túmbez; é á la cibdad de Trujillo proveyó por su teniente é capitan á Hernando de Alvarado, hermano del capitan Alonso de Alvarado el que fué á España: Alonso de Toro se proveyó para el Cuzco, é á Francisco de Almendras á la villa de Plata, qu' es en Las Charcas, é á Arequipa proveyó á Pedro de Fuentes, é á Guamanga nombró que lo fuese Francisco de Cárdenas, é á la cibdad de Leon en Guánuco á Diego de Caravajal, é á Los Chachapoyas á Gomez de Alvarado; y hechos estos proveimientos é dádoles sus condutas y provisiones, los mandó ir cada uno á donde le habia sido asignado, diciéndoles que tuviesen en gran cuidado de mirar por sí é sin consentir que ninguno que anduviese en bullicio dejase de ser castigado, y al capitan Francisco de Almendras le mandó que llegado que fuese á la villa de Plata cortase la cabeza á Luis de Ribera é á los que con él se levantaron y fueron en alzar la bandera en aquella villa, y lo mismo hiciese de Juan Ortiz de Zárate porque se habia juntado con ellos y no querido venir con él al Cuzco; y ansi salieron estos tenientes é capitanes á todas las cibdades, yendo Gonzalo Diaz de Pineda é Jerónimo de Villegas con deseo de perturbar é molestar al visorrey en todo lo á ellos posible.

CAPÍTULO LXXXIX

De cómo Diego Centeno con licencia de Gonzalo Pizarro se volvió á la villa de Plata, y cn lo que pararon el capitan Luis de Ribera y los otros que habian allegado á la eibdad de Arequipa..

Como tuviese Gonzalo Pizarro la nueva que en el capítulo de arriba dijimos del vi

no

sorrey, y estuviesen encarcelados los capitanes Grabiel de Rojas é Garcilaso de la Vega y Alonso de Cáceres y el licenciado Benito Suarez de Caravajal é otros, acordó de hacer amigos dellos, pues eran tan principales y tan ricos, y ansí lo hizo y ellos se ofrescieron de le servir y ir con él á donde quiera qu'él fuese. Diego Centeno habia venido de la cibdad del Cuzco, como en nuestro proceso hemos hecho relacion, y como viese las cosas cuán violables iban y en deservicio de Su Majestad, deseoso de se salir de entre gente que ya á la clara se ponian contra el rey, industriosamente echaba personas que hablasen á Pizarro para que le diese licencia para poder ir á la provincia de Las Charcas por dineros para gastar en la guerra, y teniendo sus maneras, 1 Gonza. lo Pizarro se la hobo de dar, despendiendo su hacienda y caballos con algunos que eran sus privados, y ansí salió Diego Centeno de la cibdad de Los Reyes, y con él fué Rivadeneyra, qu' escondido habia estado por miedo de Gonzalo Pizarro. Tambien se fué á la cibdad del Cuzco don Pedro de Portugal, embargante que rescibió muchas cartas de Gonzalo Pizarro para que viniese á se juntar con él. Sin esto se acordará el lector, como contamos, que el capitan Luis de Ribera, acompañado de Antonio Alvarez, é de Lope Mendieta, é Francisco de Retamoso, é Francisco de Tapia é los otros de que atrás hemos hecho mincion, allegó á la cibdad de Arequipa, adonde tuvo por nueva cierta ser el visorrey preso é Gonzalo Pizarro recibido por gobernador. Recibieron con la tal nueva no poca tristeza é pasion, é dende á pocos dias vino otra de cómo habia nombrado por su teniente de la villa de Plata al capitan Francisco de Almendras é mandádole que en pudiendo haberá las manos al capitan Luis de Ribera y al alcalde Antonio Alvarez y á Lope de Mendieta, regidor, los matase juntamente con Francisco de Retamoso y otros, y con esta nueva fué muy grande el temor que recibieron, quejándose de su ventura, pues tan corta habia sido, é de los Oidores porque tan presto se despusieron á prender al visorrey, porque si ellos á tiempo que lo pudieran ver libre no fueran parte para acometer tan gran maldad, é juntos todos miraban con prudencia lo que más les convenia hacer para poder salvar las vidas, que de las haciendas y encomiendas de indios ningun caudal hacian, é profundamente pensaban si por alguna parte, aunque más remota y desviada fuese, serian bastantes á poder ir á

1 ansi.

juntarse con el visorrey; mas los tristes y aflitos hombres no hallaban remedio, porque como en estos reinos la tierra dellos sea inhabitable, y por la montaña de los Andes no se puedan andar, y por la sierra no hay más del real camino de los Ingas, por mí tan memorado, y éste atraviese por tantas cordilleras y sierras que de la nieve tan albísima estan bien proveidas, é que por via ninguna, aunque se arriscasen á todo peligro, no podian hender por ellas, ni allegar á donde estaba el visorrey sin primero ser muertos 6 presos, é su trabajo sería sin fruto, é si quisiesen proseguir el camino marétimo que por los espesos cerros de arena atraviesa, y andar por los frutíferos valles, era tambien imposible, si gracia de Dios para ello no tuviesen, porque no solamente yendo todos juntos no podrian escaparse ni dejar de ser muertos, pues uno á uno que fuera corriera el peligro que yendo todos; é así, lo que determinaron viendo el poco remedio que tenian, fué de que unos se metiesen por los montes hasta ser pasada aquella furia, y que otros se fuesen á disculpar con Gonzalo Pizarro de aquel hecho ó aguardar al capitan Francisco de Almendras para se juntar con él; y así el capitan Luis de Ribera y Antonio Alvarez se fueron por una parte á meterse entre los bárbaros, ó en los montes, como decimos; Juan Ortiz de Zárate se fué por otro camino, é Lope de Mendieta su hermano hizo lo mismo, arredrados unos de otros, que no es poco dolor sentir la malinidad de aquel tiempo, é que mereciendo aquellos varones ser honorificados é bien tratados por haberse puesto en lo que habian hecho por servir al rey, no tuviesen otro lugar más siguro que los helados campos é cuevas de peñas que en ellos están, é los montes tan espesos que no hay otra cosa que ver que fieras. Francisco de Tapia é Alonso de Camargo é Francisco Retamoso é Pedro de Vivanco acordaron de ir á Los Reyes á dar alguna disculpa á Gonzalo Pizarro, ó á volverse con el capitan Francisco de Almendras, como lo hicieron los demás. Unos se quedaron allí; otros se volvieron á la villa de Plata, é desta arte se deshizo aquella noble compaña, escondiendo la bandera que habian traido. El capitan Francisco de Almendras, como encontrase con algunos de los que iban á Los Reyes los hacia volver consigo, asegurándolos de que no rescibirian ningun daño; mas como éste era cruel é mal cristiano temían de fiarse en su palabra, mas al fin hobieron de le seguir. Diego Cen

1 En el ms, calinidad.-2 En el ms siguros.

teno venia con él, porque eran muy conjuntos en amistad é habia recibido de Francisco de Almendras buenas obras é le debia en esto mucho por el amistad tan grande que tuvieron, y despues, por justo juicio de Dios fué muerto á sus manos, como diremos.

CAPÍTULO XC

De las cosas que fueron hechas por el capitan Hernando Bachicao, é de lo que hacia el visorrey en Túmbex.

En los capítulos precidentes hecimos mincion de cómo Gonzalo Pizarro con los Oidores despacharon para que fuese á España el doctor Tejada é á Francisco Maldonado, y tambien cómo Gonzalo Pizarro nombró por su capitan de la mar al facineroso Bachicao, hombre que carescia de ninguna virtud, é abundaba de grandes vicios é maldades, é tan cobarde é de poco ánimo que jamás quiso ser de los delanteros en ninguna de las batallas donde se halló, como en la narracion de nuestro proceso diremos, y en esta salida de Los Reyes le sucedió próspreramente, más por los temores que la fama echa que por su diligencia ni poder, pues tan solamente sacó del puerto de Lima treinta hombres mal adereszados; mas Dios por sus secretos juicios era servido de que prevalesciesen Gonzalo Pizarro é los que seguian su opinion, y despues lo curó todo sin muertes de hombres é quedaron castigados los tiranos é su nombre deshecho, como diremos adelante, en la última guerra de Xaquixaguana; pues como el capitan Hernando Bachicao tuvo su gente metida en los bergantines, pequeños barcos, corrió la costa abajo hasta llegar á la marétima cibdad de Trujillo, adonde en aquel puerto halló una nave de mercancía que la justicia de aquella cibdad tenia embargada porque no fuese á se juntar con el visorrey, y Bachicao, muy alegre del haberse apoderado della, y tomó lo que quiso de lo que dentro venia, é saltando en tierra envió un mensajero á la cibdad que le proveyesen de alguna gente, é le inviaron quince españoles sin armas ningunas, y recogiéndose á los barcos é navíos fué discurriendo por la costa hasta llegar al puerto de Paita, adonde supo cómo el visorrey estaba en Túmbez, el cual despues de haber allegado Rodrigo d'Ocampo é los demás vecinos é soldados que vinieron del Quits, pareciéndoles que seria cosa decente que Su Majestad del rey nues

1 Ms.: diante.

tro señor supiese lo que pasaba en el Perú é lo que le habia subcedido despues que se fundó el Audiencia de la cibdad de Los Reyes, acordó de inviar al capitan Diego Alvarez de Cueto, varon noble é muy servidor del rey é que no poco le pesaba los mudamientos que via y en muchos aconsejó al visorrey prudentemente. Mas Dios, á los hombres que se han de perder, lo primero que hace es cegalles el entendimiento de manera que ni sean dignos de recibir consejo ni de acertar en cosa alguna, é ansí escribiendo largamente todo lo precedido, é los que en Los Reyes se le huyeron, é quién venia con Gonzalo Pizarro, é las muertes que habia hecho, é lo mucho que se habia gastado, lo cual hecho mandó á Cueto que se partiese con toda la priesa que fuese posible é llegase á España á lo que digo. Partido Diego Alvarez de Cueto, el visorrey tornó á nombrar por su general á Vela Nuñez Vela, su herma no, é con acuerdo de los que con él estaban le mandó que con alguna gente de á pie é de á caballo fuese á la cibdad de San Miguel, que ya habia tomado la voz de Gonzalo Pizarro, y la ocupase, é ansí se partió de Túmbez, Vela Nuñez, vísperas de Nuestra Señora de Setiembre del año de nuestra reparacion de mill é quinientos é quarenta é cinco; é despues de partido Vela Nuñez, dende á pocos dias vino al visorrey nueva de la salida de Bachicao, afirmando algunos, sin tener abtores, que venia pujante é que por la costa venian pasados de cuatrocientos hombres. é sabido por el visorrey mandó Alonso de Castellanos, vecino del Quito, que fuese á llamar al general Vela Nuñez, con pensamiento de dejarlo en el Quito y en aquellas provincias, y en una nave que allí estaba meterse con algunos amigos suyos á ir á Tierra Firme ó á Nicaragua á hacer llamamiento de gente; al Oidor Alvarez habia enviado á Guayaquil á hacer algunos proveimientos. En este tiempo tambien habia llegado á Túmbez, que venia de la Nueva España el capitan Juan Perez de Vergara, é siempre desde entonces se mostró bien en servicio del rey.

CAPÍTULO XCI

De cómo siendo el visorrey mal aconsejado desamparó á Túmbe para retirarse á Quito, teniendo mucha más gente que el capitan Bachicao, el cual llegó á Túmbex, é lo que mas pasó.

Estando el visorrey en el puerto de Túmbez habia escrito sus cartas á la villa de Pasto al capitan Francisco Hernandez, é á Cepeda, é á

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