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otros que allí estaban, é lo mismo hizo al adelantado don Sebastian de Belalcazar é al capitan Juan Cabrera, é como en aquella gobernacion supiesen el estado del Perú é cómo el visorrey estaba en Túmbez, algunos se movian para le ir á servir, é de la cibdad de Popayan salió Hernan Sanchez Morillo, bien aderezado de armas, antiguo conquistador que era de aquellas regiones. Este fué á Túmbez é avisó al visorrey de cómo en la gobernacion habia alguna gente; habiendo allegado á aquel puerto el capitan Juan Ruiz, le mandó que fuese á la cibdad de Cali1 con cartas suyas para que siendo vistas por el Adelantado él le enviase de aquella gente, é llegado á la cibdad de Cali no se hizo ningun caso al visorrey, ni de su mandamiento, é por complir se dió un pregon que el que quisiese ir á juntarse con él, le seria dado recaudo bastante, é por entonces no salió ningun soldado de la gobernacion, y el capitan Juan Ruiz volvió á donde estaba el visorrey, que no embargante tener pensamiento de irse á Panamá, los vecinos del Quito le importunaron tancto que le hicieron mudar propósito, é aun que se retirase á Quito; sabido que Bachicao venia, haciéndoles entender que traía mucha gente é que por la costa venian banderas de á caballos é arcabuceros con los capitanes Gonzalo Diaz é Jerónimo de Villegas, el visorrey no quisiera salir de Túmbez sin ver el enemigo si venia tan pu jante como se decia, mas no pudo dejar de hacer lo que todos le aconsejaban, porque ya se parescian las velas de Bachicao, é mandando meter en unas balsas su fardaje é alguna plata que le habia quedado, con los diez mill pesos que le dió el licenciado Alvarez, se entregaron á unos indios que eran de Francisco de Olmos, y éstos, segun opinion de algunos, trastornaron las balsas, de suerte que se perdió lo que en ellas iba, y quieren decir que despues se vido alguna parte dello en poder de Francisco de Olmos, lo cual yo no afirmo, porque no sé más de lo haber oido é no querria que por via ninguna en mi escritura se hallase cosa que no fuese cierta; é volviendo á nuestro cuento, antes qu' esto pasase el capitan Bachicao salió de Paita e anduvo hasta que llegó á un pueblo de indios, en el cual estaba el capitan Vela Nuñez con quince de á caballo para tener nueva de lo que pasase, é como allegase en aquel paraje Bachicao saltó en una barca con solamente quince arcabuceros, y de noche fué por la tierra adentro, é porque si algunos los viesen, mandó aquellos quince que

1 En el ms. Calà.

con él iban encendiesen muchas mechas, é tuvo aviso de una centinela que tomó de lo que pasaba, y la estada del visorrey en Túmbez, y que tenia pocos menos de trescientos hombres, é sabido esto se volvió á meter en sus bergantines, é Vela Nuñez, que tambien supo de su allegada allí, se fué á Túmbez, á donde el visorrey, contra su voluntad, hobo de partir de allí, mandando que todos fuesen sobre el aviso, y en un navio que estaba en aquel puerto mandó á Bartolomé Perez que estuviese en él hasta ver Bachicao si venia, é como en este tiempo el capitan Bachicao llegase junto al puerto de Túmbez, vido estar el navio y ya era tarde y la noche queria venir; pues como Bartolomé Perez y los qu' estaban en aquella nave por mandado del visorrey, viesen los bergantines é que la noche venia, creyendo que pasarian de largo alzaron sus anclas é navegaron dos leguas la costa abajo, á donde tornaron á surgir, é habiendo primero Bachicao enviado los bergantines para ver si le podrian tomar, é como ya la escuridad de la noche hobiese robado la claridad del dia, Bachicao con un tiro hizo señas á los bergantines que se volviesen, estando toda aquella noche en vela, é aun no vino bien el dia cuando Bachicao fué á tomar el navio, é aunque quisiera huir, el viento no les daba lugar, por hacer calma, é los bergantines con los remos allegaron á la nave, é como no tuviese artillería ni otra defensa, fácil fué de tomar, y entrando Bachicao dentro, él é sus soldados robaron todo lo que habia en el navio, como piratas cosarios, é á uno llamado San Pedro, tomándole un cofre que tenia nueve ó diez mil ducados lamentaba é con suplicaciones suplicaba le diesen alguna parte dello, é Bachicao dijo que si tomara allí á San Pedro el del cielo, que hiciera lo mismo que dél habia hecho, y mandó luego que se confesase Bartolomé Perez para que fuese muerto, é ya que querian darle garrote, el doctor Tejada é Francisco Maldonado le ganaron la vida; y el visorrey y toda su gente sin tiento y mal aconsejados iban huyendo á toda furia de Bachicao, que solamente cuarenta hombres traía consigo, el cual despues de haber robado todo lo que venia en la nave y haberlo tomado, con quince arcabuceros fué á Túmbez con un bergantin, á donde tambien afrentó á un hombre que allí estaba, é si solamente quedaran veinte de á caballo encubiertos, sin ninguna dificultad fuera Bachicao preso ó muerto. El visorrey, pareciéndole que era poquedad huir sin ver por qué, ni volvelle las espaldas al enemigo sin primero velle el rostro, decia á los que con él iban que se re

tuviesen é sabrian por entero lo que pasaba, é mandó á Estacio que fuese hácia Túmbez á ver lo que habia, é yendo encontró con un mercader é le dijo cómo Bachicao venia perdido, que no traia sino veinte ó treinta hombres; que se volviesen á Túmbez, que fácilmente los desbaratarian ó matarian. El traidor d'Estacio volvió al visorrey y dicen que le dijo: No teneis para qué parar, porque en Túmbes está Bachicao con más de cuatrocientos hombres; é como aquello oyó, dando fee á sus palabras, sin llevar mantenimientos ni tiendas comenzaron todos de huir camino de Quito, donde no poco trabajo é hambre pasaron, que lo pudieran excusar si no quisieran tenerse por tan ligeros. Diego de Ocampo se quedó allí sin mandárselo el visorrey, y despues que Bachicao hobo estado en Túmbez pasó adelante y encontrando con Diego do Campo le tractó mal porque debia de tener algun odio con él.

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Entendido por el capitan Hernando Bachicao la huida del visorrey, decia palabras en muy gran desacato del rey y en oprobio suyo, y despues que hobo ultrajado de palabra á Diego de Ocampo é á otros, se volvió á embarcar en sus bergantines y navios, y llevando la derrota de Panamá encontró un navio en que venia el bachiller Perez. Lo prendió é robó él é sus nefarios compañeros todo lo que habia dentro, é aquí pasó una cosa que aunque sea comun é muy menuda la pondré, no más de para quel lector entienda que de todo punto tenian perdido el temor de Dios y del rey los que andaban en aquellas tiranías, é fué que Bachicao habia tomado para pagar á un hombre de muy poco caudal ciertas vasijas de vino, y pidiéndole la paga se la libró en el cambio que tenia en el infierno, la cual decía así: Bercebú, príncipe de los demonios: de los dineros que soy ú cargo al capitan Hernando Bachicao pagad á Francisco de Amores, ó al negro de Trigueros, seis arrobas de vino, porque yo lo quiero ansi; y firmólo de su nombre, y escrita esta cédula la dió al otro pobre, riéndose y haciendo burla, como si no hobiera de ser muerto, como lo fué en el pueblo de Xulibe á manos de Caravajal. El, prosiguiendo su camino llevando alguna copia de gente, vido venir un navio en el cual venia Juan de Illanes y

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fué con deseo de le tomar. Juan de Illanes, que era diestro, no queriendo tener batalla naval con tantas naves, metia todas velas para escaparse, é tirando algunos tiros Bachicao lo fué siguiendo; mas tal maña se dió Juan de Illanes que se alejó del cosario, el cual tomó puerto en Calango é mandó á su capitan Marmolejo que con algunos arcabuceros fuese á Puerto Viejo é robase todo lo que pudiese, y él entonces se partió para lo hacer ansí, y llegado aquella cibdad prendió á Santillana, corregidor que era del visorrey, y soltó á Martin de Olmos é á Juan de Olmos é á Diego Pizarro que tenia presos, é robado é saqueado el pueblo se volvieron á presentarse ant' el acatamiento de su capitan, el cual, viendo á Santillana mandó que lo ahorcasen, é por ruego de sus soldados le dió la vida; é tenido nueva cómo el Oidor Alvarez estaba en La Culata, despachó á un Francisco Hernandez copia de gente, y idos á La Culata le robó gran parte de lo que en ella habia, é Alvarez, por aviso que tuvo de un su criado escapó huyendo é se fué camino de Quito, á donde ya en aquel tiempo habia llegado el capitan don Alonso de Montemayor con provisiones suyas é daba órden en que saliese de aquella cibdad toda la más gente que ser pudiese para ir en socorro del visorrey, y escribió sus cartas al adelantado Belalcazar haciéndole saber lo que subcedia, y tomáronle al adelantado estas cartas en la provincia de Carrapa, términos de la villa de Arma, haciendo la guerra á los 2 indios, los cuales se habian rebelado por malos tratamientos que se les hacia, é por querer roballos é hacer en ellos otros daños, que yo, como testigo de vista, pues me hallé presente á todo ello, sé que les hacian; y estando en esta region Belalcazar, viendo las cartas de don Alonso é sabido quel visorrey queria venirse al Quito, recelándose que Pizarro é sus capitanes le darian tales alcances que le constriñerian á que se entrase en su gobernacion, decia que no le recibiria como á visorrey, sino como á Blasco Vela, é por entonces tampoco se movió á le inviar socorro alguno.

CAPÍTULO XCIII

De cómo determinado por el visorrey de ir ú la cibdad del Quito, envió á mandar al general Vela Nuñe: que vinicse á juntarse con él.

Pues como ya determinadamente se acordase de qu' el visorrey fuese á Quito tan

Ms.: atroce.-2 bárbaros.

desatinadamente é sin ninguno bastimento é por parte qu' estaban de guerra todas las más de las provincias, envió un mensajero á su hermano Vela Nuñez, que por su mandado habia ido á un pueblo que se llama Motape, qu' está veinte leguas de la cibdad de San Miguel, para ver si algunos de los que en ella estaban le querian acudir, y habia enviado sus mensajeros é venido Alonso Rengel, natural de Almendralejo, tesorero, é habia traido alguna cantidad de oro de la hacienda que allí habia del rey; tambien acudió Gaspar de Montoya é Pedro Gutierre de los Rios, é como Vela Nuñez supiese la intencion de su hermano, en muy breve tiempo se juntó con él é caminaron la vuelta del Quito haciendo tiempo muy recio de aguas é no comiendo otra cosa sino yerbas silvestres del campo é la carne de algun caballo que se moria, que verdaderamente para ser el visorrey nuevo en aquellas provincias, é que en España fué traido en regalos, se mostró para mucho trabajo, é jamás el cansancio le causó descuido, ni perdió su denuedo ni autoridad; siempre esforzaba á los suyos y los animaba no embargante que ya empezaba á tener dellos sospecha, é Gomez de Estacio se quedó atrás é la tuvo dél muy grande. A Rodrigo de Campo habia nombrado por su maestre de campo é hacíale grande honra é tomábale su consejo en todas las cosas, aunque á la verdad ninguno le dió provechoso ni que acertase, porqu' el visorrey no quisiera dejar la maritima costa, sino con ella rehacerse é aguardar á que el capitan don Alonso de Montemayor viniese del Quito con socorro, el cual con la gente que pudo allegar y con dineros venia á juntarse con el visorrey. En grandísima manera pasó trabajo él é los que le seguian por aquellos caminos poblados de muchos cienagales é grandes, é como de las nubes otra cosa qu'estropadas de agua no cayese, iban con el trabajo y fatiga que decimos, é ansí allegó el visorrey á la provincia de Tomebamba, repartimiento que entonces era del capitan don Alonso de Montemayor, adonde los señores é principales della le recibieron bien, proveyéndole abastadamente de las cosas que tenian en su provincia, y allí algun tanto se concertaron rehicieron, porque venian enflaquecidos de la cruel hambre que habian pasado. E yendo más adelante, en el pueblo de Tiçicanbi encontró el visorrey con el capitan don Alonso de Montemayor, y todos juntos allegaron fasta la cibdad del Quito, adonde el visorrey fué recibido honorablemente y el Audiencia se fundó allí, despachando los provcimientos por su mano del Oidor Alvarez, y desde H. DE INDIAS.-11.—7

allí escribió sus cartas á todas las cidades de la gobernacion de Popayan, y en la cibdad de Los Reyes se supo cómo por miedo de Bachicao, que poco antes della habia salido con quince hombres, el visorrey desde Túmbez se habia retirado al Quito, dejando en las manos de un tan flaco enemigo el despojo que tenia, é con esta nueva hobo gran regocijo.

CAPÍTULO XCIV

De cómo el cosario de Bachicao iba acercándose á Panamá, en la cual estaban haciendo gente para el visorrey el capitan Juan de Illanes y Juan de Guzman, el contador.

Muy descuidados estaban los vecinos de Tierra Firme de las alteraciones que habia en el Perú, porque no habia allegado ninguna nave al puerto de la cibdad de Panamá de quien pudiesen tener aviso de la prision del visorrey, é como el capitan Jerónimo Zurbano viese que ya el visorrey estaba preso y no tenia pujanza para restituirse en su primero mando, se fué á Panamá en un navio é despues de haber dicho todo lo subcedido en el Perú y la prision del visorrey, se partió para el puerto del Nombre de Dios, desde donde navegando por el mar Océano fué la vuelta d' España. No tardó muchos dias que no allegó á Panamá el capitan Diego Alvarez de Cueto é dijo cómo el visorrey estaba en Túmbez y tenia hasta docientos hombres de guerra, mal apercebidos de arque no sabia si iria al Quito ó vernia á rehacerse á aquella cibdad, é que le parescia que deberian prudentemente mirar por sí é por sus haciendas, pues eran tan ricas, porque creia que Gonzalo Pizarro inviaria algun capitan á apoderarse en su cibdad, é que si con tiempo se apercibian, que despues no se verian robados ni despojados de sus haciendas; y dicho esto se partió para el Nombre de Dios é se fué á España con el despacho quel visorrey le dió para Su Majestad del Emperador nuestro señor.

mas,

é

2

No dejó de causar alguna turbacion estas nuevas en la Tierra Firme, temiéndose no le rescreciese algun daño, porque á la verdad es buena escala la de Panamá, adonde entran más suma de moneda de oro é plata que hay en ninguna parte del mundo, y al Nombre de Dios no tenemos por qué decir sino qu'es tan rica, pues entran tan grandes flotas llenas de mercancías de todo género, qu' es muy grande admiracion pensar lo que

En el ms., parescian.- En el ms., debebian.

allí se desembarca; é como aquellas dos cibdades fuesen tan prósperas, tenian el temor que digo, no embargante que algunos de aquellos ricos mercaderes en lo secreto se holgaban de que el Perú anduviese revuelto, pues al fin y al cabo ellos se habian de llevar toda la moneda, y ansí aparejaban armas para vender á los del Perú secretamente, sin lo dar á entender, antes entraron en su cabildo é ayuntamiento é acordaron de hacer junta de gente para resistir á cualquier capitan que de Pizarro viniese, y estando en esto allegó el licenciado Vaca de Castro con el artillería, y tambien les dijo cómo los Oidores habian recibido por gobernador á Gonzalo Pizarro, y que no dudasen sino quél habia de inviar algun capitan á que tuviese la cibdad por él, y que procurasen de se defender y enviar todo el más socorro que pudiesen al visorrey; y dicho esto á los de Panamá, el licenciado Vaca de Castro se partió para España, é los de Panamá nombraron por capitan á un Juan Vendrel1, natural de Barcelona, tenian gran temor no les viniese el daño que hemos dicho. Tambien allegó á Panamá el contador Juan de Guzman, para hacer alguna gente, é habian los de Panamá determinado de armar un galeon con gente de guerra é poner en él toda el artillería que tenian é la que trujo Vaca de Castro, para los navios que viniesen echallos á hondo, é ya qu' estaba ordenado é la gente dentro, el doctor Villalobos, como tenia con Pizarro dos hermanos de su mujer, mostraba favorescer su partido debajo de palabras disimuladas, segun dicen. En este tiempo habia llegado á la cibdad de Panamá el capitan Cristóbal Peña, teniente que habia sido del adelantado don Pascual de Andagoya en la bahía de San Mateos, é por subcesos que pasaron entr' él é un don Juan, hijo de Andagoya, que no hacen al caso contarlos, se despobló aquella cibdad, é como este fuese soldado viejo de Italia y que mucho habia á Su Majestad servido en muchas partes donde se halló, daba priesa al contador Juan de Guzman que se hiciese con toda presteza alguna gente de guerra para llevar al visorrey, porque desde Túmbez dió comision á él y á Juan de Illanes para que la pudiesen hacer, y vino nueva por Juan de Illanes de cómo Bachicao venia á aquella cibdad, el cual despues de haber salido de los puertos del Perú anduvo hasta que llegó cerca de las islas de las Perlas, y de un bergantin que allí tomó supo cómo en Panamá hacian gente para el visorrey.

1 En el ms., Mendrel.- En el ms., é para.

CAPÍTULO XCV

Cómo en Panamá se supo venir navios cerca de la cibdad, y de la salida de Luis Sanchez d' Albo por mandado del cabildo.

Estando la cibdad de Panamá tan temerosa como habemos dicho, no embargante que algunos no les pesaba que hubiese mudanzas, pues con ellas ternian mejor despacho para vender sus mercaderías é haciendas que no en tiempo de tranquilidad y sosiego, y un día, que fué á diez y ocho de Enero de mill é quinientos é cuarenta é cinco años, entró en la cibdad un maestre 6 piloto de un pequeño navio, llamado Gaspar Alvarez, el cual contó al gobernador Pedro de Casaos cómo entre las islas de las Perlas habia visto ciertas naves que debian de venir del Perú, é como se tenia el temor é sospecha ya dicha, el gobernador 6 alcalde mayor Pedro de Casaos mandó que se juntasen los regidores y alcaldes con las otras personas más principales del pueblo para tratar lo que se haria, y así luego se fueron á las casas que estaban establecidas para tener sus cabildos é congregaciones, é allí altercaron muchas cosas sobre si seria Bachicao el que venia en las naves ó qué podria ser, y lo que les seria más provechoso hacer, y despues de haber praticado sobrello se determinó de que saliesen dos personas de las de más autoridad del pueblo á ver los navios y saber lo que eran, para que volviesen con toda presteza á dar aviso de lo que fuese, y así se mandó á Luis Sanchez de Albo, vecino de aquella cibdad, natural de Trigueros, que fuese á lo que decimos, teniendo de su persona gran confianza, el cual se ofresció á ello para servir á Su Majestad, y con acuerdo de todos se le dió una carta de creencia para el capitan que viniese en las naves. En este tiempo Bachicao se acercaba á Panamá, y como vido venir el barco en que venia Luis Sanchez se holgó creyendo que los de Panamá le enviaban á ofrescer su cibdad para que pudiese sin dificultad ni peligro entrar en ella. Llegado, pues, el barco, Luis Sanchez entró, é tenido con él algunas práticas, mirando la carta, pareciéndole poca la cortesía que en ella iba, se alteró. Luis Sanchez, que entendió su pena, le habló blandamente y el Bachicao dijo que su venida no era para más de que la mar estuviese segura, é que todos supiesen ser gobernador del Perú Gonzalo Pizarro, é para quel doctor Tejada é Francisco Maldonado pudiesen libremente ir á España á dar cuenta á Su Majestad de las

cosas subcedidas en Perú; mas que si los de Panamá fuesen locos é se pusiesen en resistencia, que los mataria á todos é pondria á saco la cibdad. Luis Sanchez le respondió que para cuanto informar á Su Majestad, ninguno le contradiria ni dejaria de dar todo favor é ayuda. E tratando estas cosas y otras, el capitan Bachicao é Luis Sanchez de Albo se concertaron de que Bachicao no entrase en la cibdad hasta que della saliese á tornar á hablar con él despues que supiesen su ida é lo que pretendia. Bachicao habia mandado que toda la gente que venia en el navio se pusiesen en lo alto dél para quel número paresciese más y Luis Sanchez no pudiese afirmar cuán poca era, é como se quisiese volver Luis Sanchez, le dió una carta suya para los de Panamá y otra de Gonzalo Pizarro con una provision que los Oidores le dieron, la cual era tambien manera de negociar para reir los que lo viesen, pues siendo la Tierra Firme sufragana á la Audiencia qu' está asentada en los Confines, y cayendo en su destrito, proveyesen ellos provision para Panamá; mas al fin, desde que Cepeda é los otros violentamente prendieron al visorrey, todos sus proveimientos fueron flacos y sin vigor. La carta de Gonzalo Pizarro pondremos aquí, y la provision por algunas consideraciones la dejaremos. Luis Sanchez volvió á Panamá y dió cuenta á los vecinos della lo que pasaba y la gente que trairia Bachicao, é que de su parescer se debia resestille la entrada en la cibdad, porque habia colegido no traer buena intencion, y sobresto altercaron y dijeron muchos que los más de los soldados qu' estaban en Panamá pretendian pasar al Perú y que mostraban holgarse con la venida de Bachicao, por lo cual se habia de tener dellos poca confianza, y que para armar los navios era tarde; é pasadas' otras razones, Luis Sanchez de Albo lo pidió por testimonio é se lo dió Francisco de Santander, escribano, lo cual yo vi firmado de su firma y signado de su signo y hecho á primero dia de abril del año de quarenta é cinco, lo cual digo porque muchos quisieron decir que Luis Sanchez habia publicado traer el capitan Bachicao pasados de trecientos hombres bien armados, todo á fin de encoger los ánimos de los de Panamá para que le recibiesen, y otras cosas. La carta de Bachicao y la de Pizarro se leyó, é tambien la provision. Todos estaban aguardando el fin de lo que Bachicao haria. La carta de Gonzalo Pizarro es deste tenor:

1 En el ms., pasado.- -2 treinta.

Magnificos señores: Por el capitan Hernando Bachicao, que yo envio en un bergantin, sabrán vuestras mercedes muy particularmente las cosas acaescidas en esta tierra; como testigo de vista las dirá, y ansimismo las entenderán por las provisiones que llera; aquí no diré más de remitirme en todo á él. El va á amparar y defender los mercaderes é tratantes é otras personas que en esta tierra rinieren, para que libremente puedan tratar é contratar é sus haciendas les sean seguras como hasta aquí lo han hecho, y á restituir los daños é agrarios que Blasco Nuñez Vela piensa hacer. Vuestras mercedes me la harán que en todo favorescan é avisen al capitan para qu'él mejor y más libremente pueda facer lo que al servicio de Su Mujestad convenga, y para que esa cibdad y todas las demás y nosotros vivamos en paz; y porque como digo en todo me remito al capitan Bachicao que de mi parte hablará á vuestras mercedes, le den entero crédito; cuyas magníficas personas nuestro Señor guarde como desean. De Los Reyes, veinte é dos de Noviembre de mill é quinientos cuarenta é cuatro años, á servicio de vuestras mercedes. GONZALO PIZARRO. Y la de Bachicao, del que se sigue:

Muy magníficos señores: No creo vuestras mercedes ternán noticia verdadera del reino é provincia del Perú é de mi señor Gonzalo Pizarro, gobernador é capitan general de los reinos del Perú por Su Majestad: porque algunos caballeros que á esa cibdad han ido por parte de Blasco Nuñez Vela, sé que habrán dicho muchas cosas en contrario de la verdad, y para ello mi señor el gobernador y el reino me despachó en esta armada y trecientos caballeros de guerra para abrir las puertas de aquel reino y desta provincia, porque Blasco Nuñez Vela robaba ansi en la mar como en la tierra, naos é mercaderias, en el reino de Túmbez, lo cual, siendo Nuestro Señor servido yo le he desbaratado y le tengo tomada toda su armada de la mar, é como le tengo tomada toda su armada de la mar, é se me huyó á la provincia de gobernacion de Belalcazar para salir huyen lo por la de Cartagena, porque ha destruido á Su Majestad toda su hacienda que en estas partes tenia, é visto por el Audiencia Real el servicio que á Dios Nuestro Señor é á Su Majestad se hacia en no le consentir en los reinos del Perú, le echaron de la tierra y recibieron por gobernador de todos ellos al gobernador mi señor, el cual me invia con esta armada á farorescer á vuestras mercedes para [que] todos los que en el reino del Perú tuvieren sus haciendas las contraten libremente sin que por Blasco Nuñez Vela ni por otra persona les sea hecho enojo, y mi venida, como dicho tengo, es para amparar los navios y no para hacelles enojo ninguno. Así qu' esto en

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