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ECLESIÁSTICOS Y SECULARES

DE LA MUY NOBLE

Y MUY LEAL CIUDAD DE SEVILLA,

METRÓPOLI DE LA ANDALUCIA,

QUE CONTIENEN SUS MAS PRINCIPALES MEMORIAS
desde el año de 1246, en que emprendió conquistarla
del poder de los Moros el gloriosísimo Rey S. Fernando
III de Castilla y Leon, hasta el de 1671 en que la
Católica Iglesia le concedió el culto y título
de Bienaventurado.

FORMADOS

POR DON DIEGO ORTIZ DE ZÚÑIGA,
Caballero de la Orden de Santiago, natural y originario
de la misma Ciudad:

ILUSTRADOS Y CORREGIDOS

POR D. ANTONIO MARIA ESPINOSA T CARZEL.

TOMO V.

CON LICENCIA.

MADRID, EN LA IMPRENTA REAL,
AÑO DE 1796.

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Nibil earum rerum scire, quæ antequam nascereris, factæ sunt, hoc est semper esse puerum. Cognoscere vero res gestas, memoriæ veteris, ordinem tenere antiquitatis, exemplorumque omnium babere notitiam, decorum, laudabile, ac prope divinum est. Cicero ex Platone in Timæo.

ECLESIÁSTICOS Y SECULARES

DE LA CIUDAD DE SEVILLA.

Continuacion del libro XVII, y en él siguen los sucesos del reynado del Rey Don Felipe IV, y concluye con la muerte de este Rey sucedida en el año de 1665: en este tiempo gobierna la Iglesia de Sevilla por muerte del Señor Don Agustin de Spínola Don Fray Domingo Pimentel, Don Fray Pedro de Tapia, Don Fr. Pedro de Urbina y Don Antonio Paino, que es lo restante del citado libro:

ΙΟ

y prosigue la relacion del

AÑO 1649.

Años había que separada de la Provincia de

San Gabriel, á que pertenecia el Convento de San Diego, extramuros de esta Ciudad en dos, el mismo Convento de San Diego quedó por cabeza de la Provincia Bética, ó de San Diego, cuyos Conventos vecinos á Sevilla, imitando los de la Provincia de los Angeles, solicitáron tener enfermería en Sevilla, para lo qual compráron ciertas casas principales de mayorazgos en la Parroquia de San Andres, en que curaban sus enfermos, habiendo solo conseguido licencia para tener Oratorio secreto en que celebrar Misa, pero á sus difuntos llevaban á enterrar al Convento de San Diego; de esto pasó su deseo á querer Iglesia y Convento formado, á que por los Arzobispos se dió absoluta negativa por varias razones, que obligáron al Cardenal Don Agustin de Spinola á no dexarse vencer de poderosas intercesiones poco

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