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Guatemala, sino también con las Repúblicas del Salvador y Honduras, con las quales se hallaban cortadas.

De regreso de Guatemala, me dediqué al estudio del archivo de Costa Rica, cuya organización y arreglo tuvo á bien encargarme el Gobierno. En menos de un año logré examinarlo todo y dejar arreglada una parte de él, con la ayuda y cooperación del inteligente y laborioso don Enrique Villavicencio, hoy director de la Estadística. El índice de la parte arreglada forma un tomo impreso, de las mismas dimensiones que éste, con más de novecientas páginas.

Hasta en octubre de 1883 me fué posible venir á Europa. Apenas llegado y sin desatender mis obligaciones diplomáticas y diversas comisiones de mi Gobierno, me dediqué á recoger todos los documentos que pudieran servirme para la defensa de los derechos de mi patria. En Madrid visité la Biblioteca Nacional, la de la Real Academia de la Historia, la de San Isidro, la Dirección de Hidrografía y el Depósito del Ministerio de la Guerra; en Sevilla, el Archivo General de Indias; en París, la Biblioteca Nacional y la Sociedad de Geografía; y en Londres, el Museo Británico y la Sociedad de Geografía.

Quedan ciertamente muchos otros archivos y bibliotecas por examinar, en los cuales es posible que haya documentos importantes sobre límites; pero el Gobierno de Costa Rica, lo mismo que yo, ha creído que publicar todos los documentos obtenidos hasta ahora, es facilitar el estudio de la cuestión á ambas partes. Y si bien el Gobierno de Colombia aun no ha dado á luz los documentos en que apoya sus derechos, el de Costa Rica no ha vacilado en anticiparse, seguro como está de la jus

ticia de su causa y de que el ilustrado Gabinete de Bogotá será el primero en reconocer los indisputables, fehacientes y numerosos títulos en que Costa Rica se funda para reclamar hasta el Escudo de Veragua por la parte del Atlántico y hasta el río Chiriquí Viejo por la del Pacífico.

Entre los documentos que contiene este tomo, hay algunos que habían sido ya publicados por Don Felipe Molina, Don Manuel M. Peralta y por mí. Unos y otros han sido ahora cuidadosamente cotejados con sus originales, expurgados de muchos errores y suplidas las omisiones. La importancia de muchos de ellos no podrá ser debidamente apreciada sino por las personas que han hecho un estudio especial de la cuestión de límites; para los demás sería indispensable que tuvieran á la vista el alegato que he de presentar ante el árbitro y que se publicará en su tiempo oportuno.

Tendré como suficiente recompensa de mi trabajo si él sirve para la defensa de los derechos de mi patria y puede contribuir á cortar una larga y enojosa cuestión entre dos Repúblicas vecinas, hermanas y amigas, unidas ya por numerosos vínculos.

Paris, marzo 31 de 1886.

LEÓN FERNÁNDEZ.

MEMORIAL DEL CAPITÁN GIL GONÇÁLEZ DE
ÁVILA. AÑO DE 1524 (1).

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Sacra, Cesárea, Cathólica Magestad las cosas que el capitán gil gonçález dávila suplica á vuestra magestad que le haga merced son éstas :

que le haga merced de la governación de la tierra y provincias de la mar del sur que él descubrió y hizo descobrir con los navíos, é de las yslas, tierra y costa de la mar duce (2) questán descubiertas y él descubriere; que se entienda esto norte sur, de la costa de la mar del sur á la mar del norte, desde el golfo de osa (3) questá en la costa de la mar del sur, diez leguas de la punta de burica al poniente; pues de allí abaxo al poniente no estava andado quando él llegó á tierra firme (4) y Requirió á pedrarias que, pues él yva por mandado de vuestra magestad á ello, que no enviase los navíos que envió á descobrir por el poniente; y questo sea y se entienda norte sur, por la tierra de la mar del sur á la mar del norte, y de allí al poniente hasta lo postrero quel dicho capitán descubrió é hizo descobrir por la mar del sur con los navíos, que es hasta las sierras que dizen de gil gonçález dávila, que está en diez é siete grados é medio, tomando así mesmo de allí la derrota de norte sur de la mar del sur á la mar del norte, no tocando en las vertientes de la mar del norte donde está el governador hernando cortés; y porque, por la costa desta mar del norte hazia el levante, está descubierto hasta el rrío de san pablo, que es cerca del golfo de las higüeras, que se entienda esta governación que pide desde el

(1) Archivo General de Indias-Patronato-Documentos escogidos.

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dicho rrío de san pablo por la costa de la mar del norte hasta el paraje del golfo de osa norte sur; y que esta governación de estas tierras é yslas é mar sea por la vida del dicho capitán gil gonçález dávila y de sus herederos y descendientes, con el salario, gente é oficiales que se da á pedrarias en la governación que tiene; y esto con que vuestra magestad haga merced al dicho capitán gil gonçález dávila de la décima parte de los derechos que en qualquier manera pertenezcan á vuestra magestad en lo suso dicho; y que todo esto sea y lo ayan y tengan y lleben perpetuamente para sien pre jamás él y sus herederos para él y para ellos, con que se sostengan; porque, bien considerado la destruyción de las tierras que en estas partes se an poblado, á qualquier persona que to viere la governación dellas conviene hazer esta merced permaneciendo en ellas, porque, aunque no oviese otra cosa sino su propio ynterese, procuraría la pacificación y sosiego y anpliación de las dichas tierras, no consintiendo la disipación y Robos y muertes de yndios que en otras tierras de estas partes diz que se an hecho, porque no piensan los que las governan sino como avrán toda la Riqueza dellas antes que venga otro á quitalles la governación, como claro se a visto; quanto más se deve hazer esta merced al dicho capitán gil gonçález, pues con tantos travaxos y aventuras de su persona y gasto de su hazienda a descubierto las dichas tierras é provincias é mares, é agora de nuevo va á descubrir y pacificar é poblar en ellas.

Otro si dice que, pues a descubierto tan gran cosa como es la mar duce, y della y de las otras tierras comarcanas espera en dios nuestro señor y en la buena ventura de vuestra magestad de enviar á vuestra magestad tanta suma de oro con que pueda traer al servicio de dios nuestro señor todos los ynfieles de la asia y áfrica, que le haga merced del almirantazgo de la mar duce; y para sostener el dicho título y estado, le haga merced de tres yslas en la dicha mar duce, quales él señalare y nonbrare, las quales sean del dicho capitán y de sus herederos y descendientes por la vía quél ge lo señalare y ordenare; y más le haga merced de diez leguas de tierra en quadra á la salida de la mar duce á la parte de la mar del norte, y otro tanto en la parte de la mar del sur en la parte que él señalare, de la

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