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LIBRO SEGUNDO

HISTORIA DEL COMERCIO Y DE LAS INSTITUCIONES MERCANTILES

I

Contenido de este estudio.

El Derecho mercantil es tan antiguo como el comercio, pues desde que éste existió, es decir, desde la aparición de los hombres sobre la tierra, siempre el más sencillo acto mercantil fué regido por una regla jurídica. El conocimiento de estas reglas, el estudio de los hechos jurídicos que han formado las relaciones de derecho, la investigación de las vicisitudes ocurridas en el desenvolvimiento del fenómeno comercio con respecto al derecho, constituye la historia de la legislación mercantil, cuya utilidad estriba en que, estudiando lo pasado, se aprende á determinar exactamente la aplicación del derecho vigente y se adelanta en la formación de un derecho más perfecto para el porvenir.

Al efecto deberá relacionarse la historia del Derecho mercantil con la del comercio, pues habiéndose formado el primero principalmente por los usos del segundo, no puede comprenderse bien el nacimiento y desarrollo de las instituciones Ꭹ de las leyes mercantiles sin conocer los hechos comerciales que en el curso de los tiempos han ido paulatinamente formándolas.

Así, en cada época y período procederá estudiar: 1.o, la historia de los hechos comerciales; 2.°, la de las instituciones mercantiles, y 3.o, la de la legislación mercantil, como deducción final. Principalmente hemos de estudiar la historia de la legislación mercantil, pero dedicaremos el presente capítulo á consignar breves indicaciones respecto á esos otros dos factores

del mismo estudio, ó sea la historia de los hechos comerciales y la de las instituciones por ellos creadas.

Puede distribuirse este Tratado en tres grandes épocas; á saber: antigua, desde los primeros tiempos hasta el descubrimiento del cabo de Buena Esperanza y de América, acontecimientos ambos apenas separados por un intervalo de pocos años (1492-1498), que abrieron al comercio regiones antes desconocidas, crearon posiciones nuevas, destruyeron las antiguas y cambiaron la faz del mundo; moderna, desde aquellos grandes descubrimientos hasta principios del siglo XIX; y contemporánea, que comprende hasta el momento presente.

II

El comercio en la antigüedad.

Es considerada la India como el pueblo más remoto de la antigüedad, y aun cuando su producción rica y variada, los numerosos caminos que cruzaban el territorio y los elementos de vida de aquel pueblo parecían ofrecer facilidades para el desarrollo del comercio, éste no floreció, á causa principalmente del régimen político, pues dividida la población en castas, separadas entre si por privilegios asignados á los sacerdotes y á los guerreros, la de los artesanos, agricultores y mercaderes era mirada con menosprecio. Unicamente las caravanas y peregrinaciones religiosas ofrecieron vestigios de operaciones mercantiles y de accidentales centros de contratación.

Lo mismo sucedió, y por iguales razones, en la China y en el Egipto. Tenía esta última región ricas y abundantes producciones naturales, y alcanzó allí la agricultura gran desarrollo, pero sobre todo se distinguieron los egipcios en las ciencias y en la arquitectura.

Especialmente las ciudades fenicias de Sidón y Tiro fueron emporios del comercio en esta época. Aprovechando los fenicios la situación privilegiada de su territorio, en la costa de Siria, limitado por el Mediterráneo y el monte Libano, transformaron por completo los artefactos de la navegación, llegando á construir grandes navíos, y dedicados á las más atrevidas empresas marítimas, establecieron colonias en Chipre, Rodas, Creta y Malta, fundaron á Tebas, Palermo, Cartago, Málaga y Cádiz, y navegaron por los mares del Norte y Báltico.

Así el comercio fenicio sirvió de enlace à todos los pueblos entonces conocidos, mediante el transporte de los productos de unos á otros, á lo que contribuyeron sobremanera los descubri

mientos cientificos de tan notable pueblo, principalmente el de la brújula, á los fenicios atribuído.

También en Grecia, los orígenes de cuya civilización se deben sin duda alguna á Fenicia, alcanzaron la navegación y la fundación de colonias comerciales gran desarrollo, distinguiéndose por la actividad de su comercio las ciudades de Atenas y Corinto.

Colonia de Fenicia fué, según ya queda dicho, Cartago, en la costa septentrional del Africa, en donde hoy está Túnez, y los cartagineses hicieron progresar notablemente el comercio, fundando por todas partes colonias y factorías, como Cartagena, en España, hasta que la rivalidad de este pueblo con Roma Ꭹ . las luchas con que esta rivalidad ensangrentó la historia hicieron á los romanos dueños del mundo.

A pesar de esto el comercio floreció escasamente en Roma, porque el pueblo romano, al través de sus vicisitudes y guerras durante la Monarquía, la República y el Imperio, cultivó especialmente las artes de lujo y el derecho, el cual tuvo allí su verdadero origen: el comercio lo consideró con menosprecio y como impropio de su egregia estirpe.

La civilización antigua desaparece con la irrupción de los bárbaros, y es preciso llegar al siglo XII para poder encontrar hechos mercantiles de algún relieve. Entonces el régimen municipal, fundando nuevo estado social sobre bases de equidad y de justicia, crea mayor seguridad y libertad más amplia, y el comercio reaparece, desarrollándose sobre todo mediante las Cruzadas, que ocasionaron enorme movimiento en los medios de transporte y restauraron el cambio de productos entre los pueblos de Occidente y los de Oriente.

III

Las repúblicas italianas. - Otros pueblos
comerciales. - España.

En esta época fueron principales mediadores del comercio Amalfi, Florencia, Pisa, Génova y Venecia, ciudades situadas al Norte de Italia, que á la desmembración del imperio Carlovingio se erigieron en repúblicas. Florencia alcanzó la mayor importancia industrial y mercantil, haciendo el tráfico de sus tejidos, tapices y bordados, y dedicándose á la navegación. Pisa llevó su dominación hasta Córcega y las Baleares. Génova, situada al abrigo de elevadas montañas, con magnífico puerto natural, encontró en la vida marítima su principal ocupación,

fundó ricos establecimientos mercantiles en Siria y Asia, mantuvo relaciones con el Egipto como punto intermedio en el comercio de Oriente y Occidente, y llegó á alcanzar esplendorosa prosperidad.

Venecia, por su posición privilegiada, habría de ser esencialmente marítima, y primero con el comercio de la sal y de la pesca, después con los productos del suelo de las demás regiones italianas, y más tarde con las riquezas del Oriente, desarrolló su marina hasta el punto de contar miles de navios en el siglo xv, con los cuales los venecianos recorren todos los mares, y vencedores de los pisanos y de los genoveses, son dueños absolutos del tráfico comercial.

Por esta época fueron no menos notables las ciudades anseáticas: Lubeck, Bremen, Hamburgo, que formaron en Alemania el Hansa teutónica ó Confederación de aquellas ciudades para proteger su comercio contra toda clase de agresiones. La Confederación armó en el siglo XIII poderosa flota que luchó por sus privilegios, estableciendo por todas partes factorías, agentes, almacenes y puertos libres.

Esta Liga anseática tenía organización peculiarísima; la autoridad suprema residía en la Dieta ó Asamblea de los diputados de las ciudades, reunida cada tres años, sin sitio fijo, y á la que concurrían sin voto los secretarios de las cuatro grandes factorias del Hansa, Novogorod, Bergen, Brujas y Londres, presidiendo el gran maestre de la Orden Teutónica, bajo cuya protección vivía la Liga. Esta se componía de ciudades confederadas y de ciudades aliadas, á las que la Confederación protegía, todas extranjeras: en España fueron ciudades aliadas Barcelona, Sevilla y Cádiz.

De notar es también en esta época el predominio de las ciudades comerciales de Francia. Marsella, antigua colonia griega, no cesó en su actividad comercial á pesar de las guerras de los bárbaros, y aunque decayó á causa del feudalismo, renació nuevamente con las Cruzadas, y su influencia fué rival de la de las repúblicas italianas. A su lado se alzaron poderosas Narbona y Montpeller, especialmente esta última, cuyo poderío fué mayor bajo la dependencia de los reyes de Aragón, llegando hasta la apertura del puerto de Cette al comercio francés en tiempo de Colbert.

Importante entre las ciudades marítimas del Norte de Francia fué Ruan, capital de la Normandía, en comunicación con Paris por el Sena, centro de la vida comercial de los reyes de Inglaterra, fundadora de factorias en Siria y Egipto. Burdeos fué el centro del comercio de vinos de la Gascuña, juntamente con otras villas marítimas del mismo territorio, Bayona, Nantes, La Rochela, San Juan de Luz.

París, al convertirse en la capital de Francia, adquirió gran incremento comercial, y su corporación de marineros y comerciantes, llamada Hansa parisien, bajo el mando de su presidente ó Preboste de los mercaderes, ejerció verdadera soberania en el tráfico del Sena.

En España no pudo florecer el comercio en esta época, merced á las luchas incesantes de sus moradores con los árabes para la reconquista de su nacionalidad. Mas á pesar de esto, Barcelona se distinguió por su genio mercantil y emprendedor, comerciando con los mismos árabes, que allí llevaban sus productos, y siendo el intermediario de toda la producción ibérica. Compitió Barcelona con los demás pueblos mercantiles coetáneos, sus navios recorrieron todos los mares, siendo rivales en las artes de la paz de los genoveses y venecianos, y dondequiera establecieron los catalanes factorías y corresponsales mercantiles.

IV

Los descubrimientos geográficos.

Las nacionalidades.

-

Naciones mercantiles,

En las épocas á que acabamos de referirnos, el comercio con Oriente se verificaba, por el Mediterráneo y por tierra, al través del Egipto, como mediador entre Europa y el Oriente; y en esta situación, el descubrimiento por los portugueses del nuevo camino marítimo para la India, doblando el cabo de Buena Esperanza, impulsa al comercio de todas los pueblos á seguir esta nueva vía mercantil. En igual sentido influyó en el desarrollo del comercio el descubrimiento de América por los españoles. Con estos descubrimientos cambia el centro de las operaciones mercantiles del Mediterráneo al Atlántico y á los grandes mares del Pacifico, se ensancha de modo extraordinario el círculo de las relaciones humanas, aparecen nuevos y numerosos productos comerciales antes desconocidos, ábrense grandes mercados para la producción del viejo Continente, y progresa enormemente la navegación.

Sobremanera contribuye á estos resultados la desaparición del feudalismo y la formación de las nacionalidades, mediante la cual se constituyen en grandes Estados Inglaterra, Francia, los Estados escandinavos, Rusia, Alemania, Holanda y Portugal, verificándose en España la unión de Castilla y Aragón y el término de la reconquista. De este modo el comercio adquirió el carácter social é internacional que hoy tiene, consideran

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