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do las naciones el favorecimiento de su desarrollo como objeto especial de su política.

Veamos cuáles fueron en esta época las principales naciones mercantiles.

Portugal empezó sus portentosas empresas marítimas algún tiempo antes del descubrimiento de América, y prosiguió en ellas y en su poderío comercial cerca de un siglo, adquiriendo vasto imperio colonial en el Sudeste de Africa, en el golfo Pérsico, en la Arabia, en las costas del Indostán, en la China y hasta en el Japón, y posteriormonte en el Brasil. El comercio de esta región con Portugal fué llevado á cabo mediante monopolios á grandes empresas ó compañías, y Lisboa fué la plaza comercial de más importancia é intermediaria de todo el tráfico de Oriente y Occidente.

En España, verificada la decadencia de Barcelona en los siglos medios y con ella la del comercio, renace éste durante los Reyes Católicos, y adquiere portentoso desarrollo con el descubrimiento de América; llegan á su mayor brillantez las ferias de Burgos, Medina y Ríoseco; se ocupan en el tráfico marítimo más de mil navíos; Sevilla, y después Cádiz, son el centro de todas las operaciones con las colonias de América y con Flandes é Italia, y el comercio no decae hasta la pérdida de la Holanda y la derrota más tarde de las escuadras españo. las por las holandesas. Renace el comercio en España al advenimiento de la casa de Borbón, y especialmente las acertadas medidas de Carlos III fueron fecundas para el desarrollo de los intereses mercantiles.

Fundada la República de Holanda después de la insurrección de los Países Bajos contra la corona de España, aquella confederación continuó el comercio con Lisboa, y Amsterdam llegó á adquirir la mayor importancia; pero prohibido por Felipe II el tráfico de ambos puertos, los holandeses hicieron directamente el comercio con las Indias, mediante la Compañía de las Indias Orientales, favorecida con grandes privilegios, á la que siguió la de las Indias Occidentales, para el comercio de América, consiguiendo por todas partes la citada nación gran influencia mercantil y fundando prósperas colonias.

Inglaterra, cuyo comercio estaba en los siglos medios casi totalmente en poder de las ciudades anseáticas, mediante la destrucción de la Armada Invencible empezó á ejercer el dominio de los mares y el tráfico mercantil con vida propia, fundando las Sociedades para el tráfico con las Indias Orientales y Occidentales. Sobre todo Cronwell comienza el engrandecimiento de esta nación, publicando su Acta de navegación, que establece el monopolio de los navios ingleses para el comercio de importación en Inglaterra, arrebatando éste de manos de los holan

deses y adquiriendo el comercio y la navegación ingleses proporciones enormes, que hacen de Londres la primera plaza mercantil.

En Francia toma el comercio rápido impulso en el reinado de Luis XIV, merced á la política del ministro Colbert, que revisando el sistema de Aduanas é imponiendo fuertes derechos á los productos extranjeros, influyó en la aparición y crecimiento de la industria francesa, creó la marina mercante por medio de primas á los constructores de barcos, construyó canales, instituyó depósitos francos de derechos en todas las plazas maritimas y reorganizó los consulados de Levante.

V

El comercio en la época contemporánea.

A consecuencia de las luchas políticas con que empieza la época contemporánea, el comercio decae en todas las naciones, excepción hecha de Inglaterra. Influyen en el comercio universal en esta época la Revolución francesa, la emancipación de la América del Norte, la formación de las Repúblicas de la América española y las guerras napoleónicas y los descubrimientos

científicos.

Entre estos últimos, la substitución de la navegación á la vela por la del vapor ha dado mayor seguridad á los viajes marítimos y aumentado su número; las aplicaciones de la electricidad al telégrafo, al teléfono y á la telegrafía sin hilos han proporcionado poderosos medios de inteligencia y trato en los negocios; y los extraordinarios progresos de la mecánica industrial han facilitado al comercio nuevos productos ó le han hecho más fácil la adquisición de otros ya conocidos.

En todas las naciones se considera al presente el comercio uno de los principales elementos de riqueza y causa de la prosperidad universal; todos los pueblos son comerciantes, descoÎlando entre los primeros Inglaterra, los Estados Unidos, Alemania y Francia.

VI

Instituciones mercantiles en la antigüedad.

No existe vestigio alguno de las costumbres comerciales de la India, y solamente conocemos el dato de que el Código de Manú habla del préstamo á la gruesa como institución en uso.

Los asirios ejercieron el comercio de tránsito, principalmente terrestre; y valiéndose del camello como medio de arrastre, conocieron, no sólo la asociación formada por las caravanas, sino también las Sociedades mercantiles propiamente dichas, los Bancos, los documentos de crédito y la letra de cambio. Nada nos ha transmitido la Historia de las instituciones comerciales persas y hebreas.

Supónese, sin embargo, que ya en sus primeros tiempos los hebreos se dedicaron al comercio de banca, á lo cual alude algún versículo de la Biblia.

Se sabe que en las ciudades fenicias existieron importantes mercados públicos; que ejercían los fenicios el comercio con gran espíritu de libertad, si bien reservándose el monopolio del comercio exterior en los productos de valor de cada país; con este espíritu celebraron diferentes tratados de comercio con los pueblos en donde fundaron colonias; generalizaron los pesos y medidas, y perfeccionaron la acuñación de la moneda.

En Grecia existían reuniones diarias de comerciantes en los pórticos del Pireo de Atenas. Bajo el templo de Apolo, en la Isla de Delfos, se reunían también los mercaderes, protegidos por los sacerdotes, que custodiaban los géneros de comercio durante las fiestas religiosas. Después, el comercio de banca se ejerce en las ciudades por los llamados trapecitas, que llegaron á ser verdaderos banqueros, y está demostrado que los griegos conocieron la letra de cambio, quizás el contrato de seguros y el préstamo á la gruesa; tuvieron Asociaciones como la de navieros del puerto de Mileto, la de los viajes en convoy ó en conserva, y hasta Asociaciones de socorros mutuos.

Sabido es que Roma instituyó una especial organización comercial para el aprovisionamiento de los graneros públicos y el mantenimiento de la plebe, mediante la Asociación llamada de navicularios, los cuales habían de emplear en subsistencias cierta parte de su fortuna, vendiendo luego à precio de tarifa, á cambio de la exención de tributos sobre las naves de su pertenencia. Existieron también en Roma los banqueros, con los nombres de argentari, numulari, mensori y mensulari, aplicados á los cambiantes de moneda, contrastadores de ésta y cajeros de particulares ó del Estado; los primeros llevaban sus libros, que hacían fe en juicio, y además del cambio de monedas efectuaban verdaderas operaciones de depósitos, pagos y compensaciones de créditos.

El préstamo fué ejercido en Roma por los mismos Emperadores ó por cajas que ellos fundaron. Existían intermediarios ó corredores (proxenete), navieros (exercitor, magister) y factores (institor). Y asimismo existió el préstamo á la gruesa (fænus nauticum).

En los siglos medios, la condición del comerciante se desarrolla ȧ costa de asombrosa actividad y valiéndose de la asociación para vencer cuantas resistencias le rodean, formándose por todas partes Ligas, Confederaciones y Hermandades, como el Hansa teutónica, de que ya hemos hablado, y la Casa de Contratación de Burgos, Hermandad formada por los mercaderes de Castilla y León.

Ferias. - El comercio no vive en esta época sino á beneficio del privilegio y de la protección que los mismos mercaderes obtienen de los señores ó de los pueblos ó se dispensan entre sí, defendiéndose mutuamente; ó por mar, cuando son menores los riesgos de las expediciones, ó por tierra durante la celebración de las ferias.

Créanse éstas en todas las naciones para favorecer las relaciones interiores de los pueblos, y adquieren carácter internacional las de Medina del Campo, en España; Besançon y Champaña, en Francia; Placencia, en Italia; Brabante y Brujas, en Flandes; Francfort, en Alemania, y Novogorod, en Rusia. Las de la Champaña, distribuídas en cuatro ciudades, en distintas épocas, venían á constituir una feria que duraba todo el año, bajo la protección de los condes soberanos de aquel país, que concedían exención de impuestos á las mercaderías ó imponían derechos módicos, y cuidaban de la seguridad y policía y de la ejecución de los contratos.

Acudían á las ferias los mercaderes, asociados en corporación como medio de defensa, con sus jefes ó cónsules, que cuidaban de la conservación de los privilegios y de dirimir las discordias, y el comercio de moneda y de banca era ejercido ya por los lombardos, ya por los judíos.

Letras de cambio. A los judíos se atribuye su invención, como medio de salvar sus riquezas en las expulsiones de que fueron objeto; pero esto es aplicable también á otros pueblos á quienes ocurrió necesidad análoga. Es incuestionable que la letra, cuyos vestigios en pueblos más antiguos hemos apuntado arriba, se conocía ya en el siglo XII y se generalizó en el siglo siguiente. Parece probable que la letra se inventase en Italia, pues italianos son los primeros ejemplares que se co

nocen.

Nació la letra complicada con fórmulas propias de los documentos de la época, pero bien pronto las necesidades del comercio simplificaron su redacción y contuvo la fórmula á la orden, el endoso, la fórmula al portador, la aceptación, siendo práctica de los mercaderes la solidaridad de todos los subscriptores del documento para responder al tenedor de la efectividad de la obligación, el uso de los duplicados, el aval, el protesto y la resaca.

Los seguros. - Ya en el siglo XIV hay noticia exacta y cierta de su existencia, y racionalmente puede suponerse que, bien en forma de mutualidad, bien á prima fija, serian frecuen tes en estas épocas azarosas para el comercio como medio adecuado de atenuar ó repartir los riesgos. Existía el contrato de seguros en Portugal, en Italia, en Holanda, en Brujas, que poseía una Cámara especial de seguros, y fué objeto de sabias disposiciones en la Ordenanza de los Magistrados de Barcelona

de 1453.

Los Bancos. Estos establecimientos han aparecido en la Historia en razón de la respectiva sencillez de sus operaciones, ya como Bancos de depósito, ya de descuento, ya de emisión. Se dice que el primero fué el de Venecia, ó Banco de San Marcos, fundado por los comerciantes en 1156 con el nombre de Monte, bajo los auspicios y protección del Gobierno de aquella República, y que llegó á tener ingresos considerables.

Posterior en su origen y de menor importancia fué el Banco de Barcelona, fundado en 1401, con el nombre de Taula de cambi, en la casa Lonja, administrado primeramente por comerciantes y después por jefes elegidos por la ciudad, y dedicado, sobre todo, al descuento y giro de letras.

Análogo fué el Banco de San Jorge, de Génova, si bien con más carácter de establecimiento público, puesto que se dedicó sobre todo á garantir y convertir las deudas que à aquella República ocasionaron las guerras, á cambio de cuyos servicios fué concedido al Banco hasta el señorío de la Isla de Córcega y de otros pueblos.

Las Bolsas. - Ya hemos dicho que en todos los tiempos los comerciantes se reunían para sus transacciones, bien en los pórticos de los templos, bien en otros lugares. Esto fué el origen de las Bolsas, pues de la voz loggia, que designaba el pórtico de un templo ó de una plaza, vino la de lonja, con el que todavía se llaman las casas de contratación.

La primera de estas casas que usó el nombre de Bolsa fué la de Brujas, y se llamó así, según se dice, del nombre del fundador (Vander Boursen), ó bien porque estaba edificada junto á una casa noble que tenía entre los emblemas de su escudo tres bolsitas.

VII

Instituciones mercantiles modernas.

A pesar del impulso que los progresos de los tiempos comunicaron al comercio, al advenimiento de la época moderna los comerciantes hubieron de luchar con la intervención arbitraria

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