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magnífica coleccion, que aún existe, única en el mundo, con retratos de los más célebres pintores de toda Europa, pintados por ellos mismos. Otro centro, por último, de esas colecciones fué Roma, ya por el gusto innato de sus príncipes y grandes señores, ya por los innumerables artistas que se agrupaban en torno del Vaticano, y á la sombra del gran Rafael, pues vemos al esplendido Marqués de Villafranca, D. Pedro de Toledo, que ya nombramos, pedir á su agente en Roma le enviase una coleccion numerosa de retratos de personas ilustres que habia mandado pintar (1).

Igual lujo de galerías ó iconotecas se vió en aquel gran siglo XVI entre muchos príncipes y caballeros, sin excluir algunos españoles, á quienes no sufriria el ánimo ostentar retratos si faltara el de Colon, que bien pudo ser retratado más de una vez.

Si; muy bien pudo ser Colon retratado más de una vez. ¿Por qué encerrar en un círculo de hierro el noble y franco semblante del glorioso marino, sin contemplarlo más que en un solo cuadro ó en un solo monumento? ¿Hemos de juzgar aquel gran siglo xvi por las raquíticas y egoistas ideas y tendencias del nuestro? Prescindiendo ahora de que el retrato de nuestra Memoria, tan generalmente aceptado, haya ó no podido ser pintado del vivo, con posterioridad al primero, no creemos inverosímil que Colon al regresar de su último viaje, á pesar de su estado triste y abatido por la ingratitud del Rey y sus cortesanos, tuviese algun admirador ó artista de noble corazon que se complaciera en hacer el retrato de tan grande hombre, ya en pintura, ó dibujándole en Valladolid, áun hasta en la misma iglesia que tenía casi enfrente de su posada (2).

No todos los retratos que de ilustres varones nos han quedado se pintaron con el aparato y comodidades con que suelen hacerse en la quietud de los talleres, ni mucho menos con el que los pintores de Cámara en los penúltimos reinados retrataban á los re

(1) Dicho agente le escribe que los emperadores todos están acabados, que son ciento cinquenta y siete. Los hombres ilustres hay ciento acabados, y faltan cincuenta por acabar. Ya se comprende que todos estos personajes serian hechos en busto ó poco más.

(2) La primitiva de las Huelgas, ántes que se levantara la de la Magdalena á expensas del célebre D. Pedro Gasca, virey del Perú y obispo de Sigüenza.

yes con rígida corbata y espadin ceñido; por el contrario, ejemplos hemos citado, en algun trabajo nuestro, de varios artistas que á hurtadillas sacaban el retrato de personajes de difícil acceso, de poca paciencia ó enemigos de tal distincion. Algun curioso habrá leido que cuando el banquete que se dió en Bolonia á Cárlos V con motivo de su coronacion, un escultor italiano, casi oculto entre los cortesanos, fué modelando en blanda cera extendida sobre la palma de la mano el busto del César en medallon, obra que despues fué aplaudida grandemente (1). No de otro modo debieron sacarse los dos medallones del gran Cisneros, uno á la edad de setenta años (el de la Universidad Central), y otro de menor tamaño, siendo casi octogenario; ambos son el único tipo de la multitud de retratos que del célebre ministro existen en España, sobre lo que dimos buenas razones en otra obra (2). ¡Cuántos bellos retratos no admiran hoy los inteligentes, pintados por un valiente dibujo de la cabeza hecho sólo al lápiz negro y rojo!

Resta ahora ocuparnos del retrato al óleo existente en la Biblioteca Nacional, lo que haremos con tanto mayor gusto, cuanto que convenimos en gran parte con las ideas del Sr. de los Rios, pues así que leimos su erudita Memoria, nos apresuramos á examinarlo, ofreciéndonos esto motivo de modificar la apreciacion que de él hicimos en nuestro primer informe, apreciacion motivada por el desagradable efecto que nos produjo la vista de las torpes restauraciones de que estaba llena aquella tabla, por el extraño ropon moderno, que nos desorientó extraordinariamente, no ménos que por la escasa luz y altura á que se hallaba colocada. Así, pronto sospechamos que pudiera ser una de las casi adocenadas copias del retrato de Colon procedentes de las séries que se hicieron en el Museo de Jovio y de las de otros príncipes mencionadas aquí y en nuestro primer informe, reproduciendo más tarde 10s retratos iguales al citado grabado de Capriolo. Pero habiendo debido posteriormente á la amable cortesía del Sr. Hartzenbusch, entónces dignísimo Director de aquel rico establecimiento, el ha

(1) Francisco de Holanda, MS. sobre la pintura Vasari.-Vita de T. Lombardi. (2) Iconografia española. - Tomo II.

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se halia

Copia del cuadre de la Biblioteca Nac' come hey se

cer despacio un nuevo exámen de aquella tabla, observamos lo que antes nos fué imposible ver por las razones expresadas.

Entónces nos llamó la atencion el cabello corto, circunstancia que señala el Sr. de los Rios, y que necesitaba un atento exámen, hallándose poco visible el corte y teniendo el cuadro fondo algo oscuro. Tambien hace observar este señor que el Almirante representa en esta tabla mayor edad que la de unos cincuenta años, pero concediendo que en una pintura no se pueden fijar con exactitud el número preciso de años. En cuanto á las diferentes transformaciones del traje de Colon que nuestro digno Académico supone en la referida tabla (aunque nada inverosímiles), nos parece, atendida la delgadez de la pasta de color que cubre el cuerpo, no haber tenido más que la que creíamos ver en nuestra primera inspeccion; ni aún el que haya otra cosa debajo del traje primitivo, ó de marino ó de sayal franciscano, si es que lo hubo. Observamos en lo alto del pecho algunos vestigios de color ménos oscuro que se traslucen en dos pinceladas en direccion oblícua hácia la izquierda, y pudiera la más alta marcar el borde superior del capucho, destacándose sobre la parte sombreada del cuello. Así todo lo dicho permite sospechar con el Sr. de los Rios, que debajo de la pintura moderna y del impropio ropon postizo pudiera descubrirse una copia, aunque deteriorada, del retrato primitivo, con el traje ya citado, como de fraile, que menciona el cura de los Palacios. Si éste llega á descubrirse, bien puede sospecharse que la tabla de la Biblioteca sea una copia del expresado retrato primitivo, entre los que reunió Jovio en su magnífico Museo de Como.

Ahora un reciente exámen nos permite presentar el cuadro puesto á buena luz, puntualmente en el estado en que se halla, sin ocuparnos del vestido. La frente espaciosa del personaje está toda repintada; apénas se marcan las hendiduras hori. zontales que se ven entre el frontal y los músculos superciliares; casi nada se perciben los maxilares, y todo liso sigue hasta la barba. La concavidad de los ojos desde las cejas hasta el párpado inferior es excesivamente larga, resultando éstos demasiado grandes, así como las pupilas, de un castaño rojizo, en vez del color garzo de los de Colon; los párpados, gran

TOMO 1.

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