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des tambien y poco dibujados: carecen de aquella mirada entre vaga y penetrante, al mismo tiempo que revela á los grandes génios y hombres de ciencia, la cual se nota en la cara. simpática del grabado en madera. Al contrario; en la tabla el labio inferior muy corto está repintado con un rojo térreo, y dibujando el labio superior una curva hácia abajo con un gesto entre triste y desdeñoso. La nariz, ligeramente aguileña, y la barba, nos parece ménos retocada (1).

Aquí nos parece debemos aclarar algunas ilusiones de nuestro digno Académico, forjadas con noble patriotismo, sobre este cuadro: supone, en primer lugar, que éste pudo ser la primera copia sacada de la tabla original, hecha para el ya mencionado Museo de Jovio, de donde alguno de nuestros magnates lo traeria para regalar al monarca, alguno de los Felipes. Cierto que este regalo no sería nuevo, habiendo ejemplares de muchas pinturas regaladas por los gobernadores y vireyes y otros personajes á nuestros reyes austriacos, todos aficionados á las artes, é inteligentes cual muy pocos príncipes de Europa. Pero este patriótico desideratum carece de fundamento, pues en ninguno de los inventarios de nuestros monarcas formados desde el fallecimiento de Felipe II hasta Felipe V inclusive, que tuvimos la fortuna de extractar, se cita ningun retrato del Almirante. En 1850, deseosos de averiguar esta especie, recibimos de la Biblioteca Nacional respuesta á la pregunta sobre la adquisicion de la expresada tabla, resul

(1) Si hemos descubierto las llagas á este enfermo, parece que deberíamos exponer la cura y los remedios, aunque esto sea atribucion de un restaurador bien inteligente. Muchos ejemplos hay de haberse efectuado restauraciones satisfactorias en cuadros muy importantes. Algo dudamos que en la tabla en cuestion pueda esto conseguirse, por lo gastada que se halla. De todos modos, aunque seamos persona de poca autoridad en la materia, indicaremos lo que nos pareceria conveniente para tantear el remedio. Creemos que podria empezarse explorando bien esta pintura en presencia de las dos estampas mencionadas. Calcando primero y copiando aparte la cabeza con toda exactitud, podria procederse á quitar con la rasqueta y líquidos consabidos la porcion restaurada del cuadro, hasta llegar á descubrir en lo posible los trazos ó pintura primitiva, pero empezando siempre por el fondo ó sitios ménos principales. A todo esto ya se entiende que debe preceder una consulta con el artista ó artistas elegidos para el objeto. Creemos haber dado suficientes avisos ó instrucciones para ver de resucitar esta antigua tabla y obtener el desideratum del ilustrado Sr. de los Rios, que no es mayor que el mio y el de los admiradores de Colon.

tando que ésta, unida á otros retratos de Hernan Cortés, de Lope y de Quevedo, fué comprada el año de 1763 á un N. Yañez, y que procedia de Granada. Debe notarse que en el reverso de aquélla no aparece el menor vestigio de marca alguna, como numeracion, monograma, iniciales, etc. Ya se comprende que estos retratos serian parte de las colecciones de sabios y curiosos como la que formó Argote de Molina, mencionada por Ruscelli (segunda edicion de sus Empresas), y de la de otros muchos que ya citamos en la Iconografia española. Por lo demás, el haberlo nosotros considerado como el más antiguo que se conoce en Madrid no prueba que no existiese alguna otra copia más, traida á España con anterioridad (1).

No sin temor hemos abusado de la paciencia de la Academia con este desaliñado informe, y resumiendo, dejaremos consignado: 1. Que la estampa del libro de los Elogios cuando representa á Colon con traje de marino ó de franciscano, recomendada y considerada como la matriz por el Sr. de los Rios y por el que suscribe, es el testimonio más antiguo y seguro de haberse hecho un retrato verdadero y del vivo del célebre navegante. 2.° Que dicha estampa no llena cumplidamente el objeto, ni sería suficiente á un artista para reproducir la fisonomía de Colon, por ser el grabado tosco, confuso y mal definidas algunas facciones importantes. 3.° Que el de nuestra estampa, ó sea la de Capriolo, á falta de un auténtico retrato en pintura, llena más, en cierto modo, aquel vacío, por lo más pronunciado de las facciones; de modo, que ámbas deben consultarse mútuamente. 4.° Que por inducciones muy razonadas, el tipo de este grabado, que ha servido para célebres artistas y colecciones, pudo ser el de un segundo retrato del Almirante, hecho algunos años despues del primero. 5.° Que la erudita Memoria del expresado Sr. de los Rios ha motivado el nuevo exámen que hemos hecho del retrato de Colon existente en la Biblioteca Nacional, y las breves instrucciones que dimos para su restauracion.

Por último, en cuanto á los trajes con que podria representarse

(1) Olvidamos notar que el retrato de Colon (de escaso mérito) que citamos en este informe y pertenecia á los señores marqueses de Malpica, debió sufrir extravío, pues ya no parece en aquella casa.

el glorioso marino, ya sean los que señalamos en nuestra Memoria, ya los que el Sr. de los Rios ha descrito ámpliamente, sólo pueden adoptarse en determinadas situaciones de la vida de Colon, mas, en nuestro concepto, de ningun modo cuando se le quiera entronizar en glorioso monumento, y en esto creemos que tambien conviene el expresado señor Académico, el cual acepta el traje oficial que propusimos en nuestra Memoria, ó algun otro ostentoso apropiado á su dignidad, como el de almirante, prócer ó cortesano. Cree, sin embargo, este señor que con más propiedad estará Colon representado con el traje que probablemente vestia al hallarse sobre el alcázar de proa de la Santa Maria en la memorable noche del 11 al 12 de Octubre de 1492, cuando una lejana luz oscilante le mostró las tierras que su saber y fe habian adivinado. ¡Gloriosa prenda y monumento indumentario fuera en verdad! pero ¿quién la adivinará ó trazará con la propiedad debida? Mas ni el parecido al franciscano ni al de marino produciria el efecto deseado, por lo que no seríamos en este punto de la opinion del Sr. de los Rios. Creemos que la estátua de un hombre extraordinario es la meta y el colmo de la gloria que da el mundo; es una apoteosis verdadera, y más entre nosotros, tan avaros de tal glorificacion; por lo tanto, ya propusimos en nuestra Memoria representar al inmortal descubridor con traje serio y ostentoso; exhibimos noticias de algunos monumentos plásticos que abundan en algunas catedrales y monasterios, representando efigies de próceres y grandes capitanes del tiempo de Colon. Así le han representado con pocas variaciones casi todos los principales artistas desde fines del pasado siglo en estátuas y en vastos lienzos, entre otros el gran colorista milanés Hayes en su gran composicion del arribo del Almirante á Barcelona, y en menor tamaño varios artistas de nuestros dias.

Levántese, pues, sobre rico pedestal la estátua del glorioso genovés, del que á España atrajo caudalosos rios de oro; eríjasele vestido con el prestigio de la magnificencia oficial, ante cuya imágen los españoles todos le glorifiquen, y despierte poderoso estímulo á nuestra juventud para emprender las más gloriosas y altas hazañas.

VALENTIN CARDERERA Y SOLANO.

DOCUMENTOS ANTIGUOS.

I.

PRISION DE FRANCISCO I.(1)

EL JLLUSTRE Y FAMOSO CAPITAN EL SEÑOR ALARCON GOUERNADOR DE LA PROUINCIA Z DUCADO DE CALABRIA ENEL REYNO DE NAPOLES, POR LA CESAREA

MAG. DEL ENPERADOR REY NRO. SEÑOR &c2

GONZALO FERNANDEZ De Oviedo.-BATALLA SEGUNDA.

QUINQUAGENA. j.'-DIALOGO. xxj.

(Fragmento de este diálogo: donde se trata de la manera que se tenía en la guarda del Rey Francisco de Francia en el Alcázar de Madrid.)

....

.....ALCAIDE.....

..Martin de Alarcon tio del señor Alarcon (de quien aquí se tracta) fue vno delos capitanes viejos z de mucha Reputacion

(1) Para más confirmar la opinion sustentada en el Informe inserto en el cuaderno anterior de este BOLETIN, pág. 118, sobre si la Torre de los Lujanes sirvió de prision d Francisco I, donde, entre otros, se alegó el testimonio de Gonzalo Fernandez de Oviedo, hemos creido del caso copiar literalmente un curioso fragmento de las BATALLAS Y QUINCUAGENAS del mismo autor, sacado de un códice de esta obra nuevamente hallado en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca. En el diálogo del capitan Fernando de Alarcon (folios 153 al 161) se trata del mencionado asunto en los términos arriba trascritos.

cerca delos Reyes Catholicos. Caso dos vezes, la primera muger fue doña ynes de luxan, hija de pedro de luxan, camarero del Rey don Juan segundo, enla qual ovo dos hijas, la vna se dixo doña guiomar de Alarcon que caso con xpoval de benauides, hijo de sancho de benauides, z ouo en ella a don sancho de Alarcon, al qual yo vi enel Alcaçar de madrid con otros capitanes guardando la persona del Rey francisco de francia quando alli estuuopreso debaxo dela custodia z cargo del señor Alarcon.

Despues de todo lo ques dicho se siguio la batalla de Pauia donde fue preso z desbaratado el Rey francisco de françia z puesto enel castillo de piciguiton z despues traydo a españa por la mar z puesto enel Alcaçar de madrid donde estuuo cierto tiempo con suficiente guarda: pero desde que fue preso hasta que la cesarea mag.' le mando soltar siempre estuuo debaxo de la custodia z guarda deste famosisimo capitan. .

SERENO. tan bien creo que se hallo en Roma quando fue saqueada z el papa preso o detenido. ALC. tan bien es verdad, z en su poder estuuo el papa z el castillo de sanct Angel hasta que la cesarea mag.' fue avisado, z ala ora embio a mandar quel papa fuese puesto z seruido en toda su libertad, porque de su prision ni fue sabidor ni consentidor, z aquello fue vn caso puesto ala cuenta de mossior de Borbon: enlo qual el dexo alli la vida, avn que le fue dada mucha ocasion para ello. SER. Razonables prisioneros fueron esos dos que aves dicho que estouieron en poder del señor Alarcon, el papa y el rrey de francia.

ALC

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ALC..... Pero por que desuso se dixo que en su poder z custodia estouieron preso (asi) el papa clemente z el Rey francisco de francia, quiero deziros la forma que tenia en la guarda de aquel gran príncipe. SER. mucho holgare de saberlo pues lo vistes. ALC. Aues de saber que como el Rey de francia es tan poderoso príncipe, z el que le guardaua (que era el señor Alarcon) tan sabio z

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