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>> donde antiguamente fué el lugar de Ossigi, llamado Laconium, » de que hace mencion Plinio... y dice comenzaba desde él la >> provincia Bética (que es ahora Encomienda de la Órden militar » de Santiago), está una ermita de Santa María Magdalena, que >> tambien pertenece á Mengíbar.»

Las noticias geográficas y topográficas del diligente autor de los Anales eclesiásticos y civiles del Obispado de Jaen, no podian estar más conformes con los apuntamientos particulares que el señor La Chica me habia remitido, y con los objetos sobre que llamo la atencion de la Real Academia. Si el sitio de Máquiz correspondia á la antigua Ossigi (y de esto parece asegurarnos el texto de Plinio), á Ossigi ó Laconium pertenecian las cabezas de bronce descubiertas en Noviembre de 1860, así como el edificio de entre cuyas ruinas habian sido extraidas.

Pero ¿á qué arte, á qué época se referian?... ¿A qué género de construccion habian pertenecido? El exámen detenido de estos raros vestigios de la antigüedad no es, por cierto, indiferente bajo la consideracion arqueológica, así respecto de las artes, como de las costumbres; pero no tan fácil que desde luego se preste á deducir consecuencias de todos aceptables, y no sujetas, por tanto, á la discusion y áun á la duda. Estudiando las referidas cabezas en el sentido artístico, ocurre desde luego suponer que, ó pertenecen á una época casi primitiva, ó á una edad de lastimosa decadencia; pero que son fruto, en ambos casos, de un arte que ha tenido por fundamento grandes máximas y logrado muy glorioso desarrollo. La duda respecto del último extremo, se va, no obstante, disipando, á medida que se comparan los caractéres de los monumentos, debidos á todo arte decadente, con los que se descubren en los de un arte primitivo. Pierden aquéllos, demás de la grandeza de la concepcion, que en las edades de mayor florecimiento les sirven de base, la sencillez y la majestad de las formas; quedándoles únicamente la soltura ó destreza material de la ejecucion, prenda en que se fia ya todo el éxito de la creacion artística. Aspiran éstos, animados de una idea enérgica y llena de vida, á realizar los sentimientos é inspiraciones con la misma fuerza con que se insinúan en la mente del artista; y curándose éste más de la esencia que de la forma, menosprecia los porme

nores, resolviendo en líneas toscas y no bien proporcionadas las más veces, pero grandiosas y acomodadas siempre al estado de la cultura que representan, el pensamiento que procura manifestar, ya por medio del mármol, ya por medio del bronce.

Estas observaciones críticas tienen, en mi concepto, entera. aplicacion á las cabezas halladas junto á la antigua ermita de Máquiz, término de Menjíbar. Como puede servirse ver la Real Academia, examinándolas atentamente, se viene en conocimiento de que la rudeza de sus formas, y áun la falta de proporcion que en ellas se advierte, guardan entre sí cierta armonía; revelando el conjunto notable grandiosidad, que da desde luego claro indicio de un arte, ó no desarrollado todavía, siendo primitivo, ó no llegado al grado de perfeccion que una imitacion inteligente y experimentada produce, siendo derivado. En cualquier sentido, (y yo me inclino á sospechar lo segundo), revelan las cabezas de Máquiz respetabilísima antigüedad, sin duda anterior al gran desarrollo que tiene en nuestro suelo el arte greco-romano, con el cual se enlazan directamente; y en esta fundada hipótesis no sería arbitrario suponerlas del tiempo de la República, circunstancia que acrecentaria sobremanera su valor arqueológico, aunque sólo nos fijáramos en los dias que preceden al Imperio.

Hallan estas consideraciones confirmacion en el exámen descriptivo de estos monumentos. El mayor, que es sin duda el más interesante, ofrece la rara circunstancia de presentar un agrupamiento de dos cabezas, unidas por la parte superior, lo cual le infunde aspecto extraordinario. Es la una representacion de una jóven, de frente levantada y redonda, cejas grandiosas y arqueadas; ojos pequeños, hundidos y dispuestos para contener vidrios de colores; nariz alta, corta y abultada; boca recogida y de mezquinos labios; barba redonda y breve, y orejas mal trazadas, no definidas en los dintornos, anchas por extremo en la parte superior, colgando de la inferior un pequeño aro de cobre.

Dadas estas singulares facciones, donde no es por cierto prenda singular la proporcion, domina, sin embargo, en el conjunto cierta armonía que les infunde especial carácter de grandeza. Y tiene todavía mayor fuerza esta observacion respecto de la cabeza que en la forma indicada se le adhiere: representando una loba,

requiere sin duda su ejecucion, si no menor sentimiento artístico, estudio al ménos no tan atento y esmerado; como que no tiene por objeto la naturaleza humana, cuya belleza es sin duda la más difícil aspiracion del arte. De formas angulosas y nada mezquinas, de proporciones regulares entre sí y con el todo, de ejecucion ingénua y atinada, no cabe dudar, examinando esta cabeza, que aparece en ella la escultura en un estado de ascendente desarrollo que la prepara á mayores progresos.

Lo mismo puede decirse en un todo, bajo la relacion artística, de la otra cabeza suelta, que tambien representa una loba. Da ésta, sin embargo, mayor importancia al descubrimiento; contribuyendo su exámen á indicarnos el uso que todas pudieron tener en la antigua construcion á que pertenecieron.

Obsérvase, en efecto, que las referidas cabezas parecen insistir en cierta manera de tubos del mismo metal de que se componen; bien que debiendo constar éstos de dos partes que se unirian por el centro, aunque sólo la superior apareciese adherida á las mismas cabezas.

Hecha esta indicacion, y reparando en que todavía existen cierta especie de llaves que debieron servir para interceptar el paso de algun líquido en los mencionados tubos, no será muy arriesgado el suponer que fuese este líquido agua.

La circunstancia, pues, de ser cuatro las cabezas descubiertas en Máquiz, los vestigios que en sí conservan respecto del uso á que se destinaron, y el conocimiento de que no fué Ossigi 6 Laconium lugar despreciable en los antiguos tiempos, podian sin duda contribuir á suponer, no sin algun fundamento, que pertenecieron las cabezas que tengo la honra de presentar á la Academia, á una fuente pública ó á un Balneum; á lo cual me inclina, con el estado especial de las mismas, la consideracion de que los muros de la construccion donde se encontraron, eran de argamasa ú hormigon romano; no hallándose allí mármol ni otra piedra alguna, que denotase la próxima existencia de una fuente.

Como quiera, siempre será bueno tener presente que, no verificadas en el sitio de Máquiz formales excavaciones, no es posible, sin aventurarse demasiado, el decidir á cuál de las indica

das construcciones pertenecieron estos monumentos. Su importancia no podria en modo alguno oscurecerse á esta Real Academia, dado su particular exámen; y, en este supuesto, me atrevo desde luego á someter á su deliberacion la conveniencia de que en el expresado sitio de Máquiz, término de Menjíbar, se ensaye algun reconocimiento arqueológico, á fin de completar en lo posible el estudio de las ya mencionadas cabezas, y áun determinar si sería para en adelante oportuno y útil hacer allí algunas excavaciones, con el propósito de ilustrar las memorias de la antigua Ossigi.

Como las tierras de Máquiz son propiedad de la Órden militar de Santiago, sería en todo caso indispensable el obtener ántes su permiso, á fin de que el administrador de la Encomienda no opusiera obstáculo alguno, como hasta aquí lo ha verificado. Si la Academia se sirviera admitir esta indicacion, podria darse la comision citada á nuestro individuo Correspondiente, D. Manuel de Góngora, profesor de la Universidad de Granada, para que, aprovechando las vacaciones de Semana Santa, llevase á cabo dicho reconocimiento.

Es cuanto, al tener la satisfaccion de ofrecer á la Real Academia, en nombre del Sr. D. Manuel La Chica, estos apreciables objetos de antigüedad, juzgo conveniente indicar, en órden á los mismos. Nada añadiré respecto del ilustrado donador, conociendo la habitual generosidad con que este Cuerpo corresponde siempre á cuantas muestras de consideracion ó deferencia recibe. El señor La Chica, con un desprendimiento que le honra sobremanera, no solamente remitió las cabezas de bronce á la primera invitacion hecha por mi parte, sino que se extremó despues en facilitarme cuantas noticias y datos le pedí repetidamente, haciéndose por tanto acreedor al aprecio y benevolencia de la Academia. A ésta toca, pues, mostrar su gratitud en la forma que más oportuna y digna pareciere.

JOSÉ AMADOR DE LOS RIOS.

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CABEZAS DE BRONCE, HALLADAS EN EL DESPOBLADO DE MÁQUIZ.

Provincia de Jaen

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