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decirse que estaba dotado para esta materia del dón de la adivinacion, ó que aquellos ojos que salian de sus órbitas tenian tal fuerza de penetracion, que atravesaban la pátina que suele cubrir la superficie de las monedas antiguas.

Los libros de Flores, de Gússeme y de otros, que en el pasado siglo enlazaron las tradiciones gloriosas de nuestros estudios, que elevaron, por lo que hace a las antigüedades, á tan gran altura Ambrosio de Morales y D. Antonio Agustin, habian dado á conocer con bastante extension lo relativo á la numismática de la época romana; pero el Sr. Delgado, con su poderosa intuicion, comprendió que habia un período en que esta ciencia auxiliar de la Historia podria dar grandísima luz à la de nuestra patria: aludo á la dominacion árabe; y en efecto, disuelto á poco de crearse el califato de Córdoba y fundados los diferentes reinos en que aquél se dividió y que fueron tantos y tan varios, pocos medios habia más á propósito para determinar las dinastías, las sucesiones y otros accidentes de aquella época anárquica y confusa, como el estudio de las monedas que en ella se batieron, sin contar con el auxilio que podria prestar á la geografía hispano-árabe, de lo que ya habian dado alguna muestra Conde y Casiri; pero el Sr. Delgado ignoraba completamente la lengua de los sectarios del Profeta, y á su edad no era empresa: fácil vencer dificultad tan grave: su amor á la Numismática, auxiliado de su prodigiosa memoria, se sobrepuso en poco tiempo á tamaño obstáculo, y en el que yo viví con él aprendió, guiado por los consejos de nuestro compañero y paisano el Sr. Gayangos, á quien conocí entónces, lo necesario para leer los epígrafes de las monedas arábigas con una facilidad y exactitud que maravillaban al mismo Sr. Gayangos, tan consumado en esta lengua, quien no sé si recordará que, para consultar sus dudas, iba algunas veces el Sr. Delgado, y yo con él, á la casa en que todavía vive, y por cierto que por entonces volvió de un viaje que hizo á Marruecos, de donde trajo algu

nos de los manuscritos que forman parte de su peregrina y riquísima coleccion de libros y papeles referentes á todas las épocas de la civilizacion española. El Sr. Delgado se dedicó desde entonces con afan incansable al estudio de las monedas árabes, y es doloroso que sus trabajos permanezcan inéditos; pero ya son prueba de su grande importancia las láminas que existen en nuestro archivo, grabadas bajo su direccion y que habian de ilustrar la obra que escribia sobre esta materia, que por lo que yo sabía de ella debia de estar hace años terminada, hasta donde pueden estarlo trabajos de esta índole, en los que siempre queda mucho nuevo que saber y no poco de lo sabido que rectificar. Confirma esta creencia la noticia que me comunica la familia del Sr. Delgado, de haberse hallado entre sus papeles tres volúmenes y un legajo que contienen los escritos relativos á esta materia, que tanto interesa conocer áun despues de la importante obra que sobre el mismo asunto acaba de publicar nuestro compañero el Sr. Codera.

Enlazando la narracion de los sucesos de la vida del señor Delgado, principalmente de los que se refieren á sus estudios, diré, que apénas posesionado de su cargo de Académico de número, esta Corporacion, apreciando su mérito, le confirió el de Anticuario, en 14 de Julio de 1848, que desempeñó durante veinte años, además de varias comisiones y de diversos é importantes trabajos. En 1849 formó parte de la que entendió en todo lo relativo á la publicacion del tomo VIII de nuestras Memorias; y, aunque tambien fué nombrado de la que habia de continuar la publicacion de la España Sagrada, renunció este honor, que le hubiera distraido de los trabajos á que entónces estaba dedicado, entre los que merece especial mencion la Memoria histórico-crítica sobre el gran disco de Teodosio, de que antes he hablado, que le encomendó la Academia en 1848 y que se imprimió y publicó al año siguiente.

En 1850 formó parte de la Comision nombrada para revisar

las publicaciones periódicas; para la que entendió en el arreglo y colocacion de la biblioteca de Salazar; para la que determinó la antigüedad de los Sres. Académicos, y para la que debia formar los índices de nuestra biblioteca, que ha llegado á ser tan rica é importante.

Dividida entonces la Academia en secciones, fué asignado á la primera, que habia de entender en las materias de Antigüedades, Geografía, Cronología y Paleografía; y en este mismo año, se le nombró Secretario interino, no pudiendo ser propietario por desempeñar ya otro cargo académico.

No era sólo el Sr. Delgado notable por sus conocimientos históricos, sino que, como habia demostrado durante la época en que desempeñó las plazas de Oficial mayor y de Secretario de la Diputacion provincial de Huelva, fué una de las personas que iniciaron en España las reformas administrativas, escribiendo y publicando en aquel tiempo varios papeles sobre estas materias. Por eso se distinguió tambien en el Consejo Real, y en premio de su mérito le propuso para Mayor de una de las secciones, en 17 de Setiembre de 1851, siendo nombrado para dicho cargo el 7 de Noviembre del mismo año, cesando en él por supresion del Consejo en 31 de Agosto de 1854, y volviendo á desempeñarlo despues de restablecido, en 9 de Noviembre de 1856.

Teniendo noticia la Academia de los descubrimientos que se hacian en Tarragona, se dirigió al Gobierno para que otorgase licencia al Sr. Delgado, que la obtuvo con fecha 23 de Enero de 1853, y pasó á aquella ciudad para inspeccionar los trabajos y descubrimientos que allí se hacian, sobre los cuales leyó en la Academia diferentes informes en los años sucesivos.

Sus antecedentes y servicios políticos y administrativos le daban gran prestigio y verdadera popularidad en la provincia de Huelva, y por esto fué elegido diputado por el distrito de Aracena, jurando el cargo el dia 9 de Mayo, en la legislatura

de 1857; y, disueltas aquellas Córtes, fué reelegido por el mismo distrito, volviendo á jurar y tomar asiento como diputado el 13 de Diciembre de 1858.

Aunque no hay noticias de trabajos especiales del Sr. Delgado en la Academia, de 1853 á 57, lo que pudiera explicarse por las perturbaciones políticas de aquella época, de que como se ha visto, fué víctima, no desatendió por ello sus estudios, y consta que en el mismo año de 53 se le concedió licencia para terminar el catálogo de las monedas del gabinete particular de S. M., que tenía comision de hacer desde el año de 49.

á

Los años siguientes, à partir desde el de 57, fueron los más fecundos de la vida académica del Sr. Delgado: en el primero, fué nombrado para informar sobre la tabla de Salpensa, que despues ha sido orígen de una obra importante de nuestro Correspondiente el Sr. Rodriguez de Berlanga, que con ocasion de esta tabla y de la de Malaca, existente con otras importantes antigüedades en el gabinete del Sr. Marqués de CasaLoring, ha hecho un profundo estudio de la organizacion municipal y colonial de la España Romana, completado luégo con la obra sobre los notabilísimos bronces de Osuna. En el mismo año, en 9 de Enero, habia dado cuenta á la Academia del hallazgo en Lorca de una bandera con leyenda árabe, y en 16 del mismo mes recibió el encargo de informar sobre la peticion de D. Julian Diaz Roldan para hacer excavaciones; en 27 de Febrero informó sobre la Memoria de D. Miguel Apolinario Fernandez de Sousa, relativa al sitio de la antigua Munda, objeto, más tarde, de los importantes trabajos de nuestros compañeros los Sres. Oliver; en 13 de Marzo, sobre la calderilla vieja existente en Alicante y Segovia; en 16 de Mayo dió noticia de haber adquirido para la Academia una empuñadura de bronce de un cuchillo romano, encontrado en el término de La Nava, partido judicial de Puente del Arzobispo; en 11 de Setiembre presentó una lámpara romana, regalada por el Sr. Es

cudero, y propuso la adquisicion de la abundante coleccion de monedas que poseia en Cádiz el Sr. Rubio; y el 2 de Octubre presentó unos granos de trigo hallados en Cástulo y que sin duda procedian de los almacenes militares de aquel famoso Castrum romanum.

El año siguiente de 1858 fué nombrado para preparar y dirigir la publicacion del Anuario de la Academia; para informar sobre el monetario del Sr. Rubio, cuya adquisicion habia propuesto; para entender cerca del Gobierno en lo necesario á la conservacion de las murallas de Murviedro, y para dar noticias sobre las excavaciones que hacía en Málaga el Sr. Loring, y sobre el carácter y atribuciones de una Academia arqueológica, que por entonces se creó en Madrid. De resultas de las gestiones cerca del Gobierno, relativas à las antigüedades saguntinas, fué nombrado para ir á inspeccionarlas en el siguiente año de 59, y tambien para formular las instrucciones que habian de darse á los diplomáticos y cónsules españoles en el extranjero para la adquisicion de libros y objetos antiguos, y por último, para informar sobre el sello que usaba el Cardenal Cisneros; en 20 de Mayo de este mismo año leyó su primera Memoria ó informe sobre las antigüedades de Murviedro (1), como resultado de su visita de inspeccion, y en 2 de Setiembre fué nombrado para informar sobre unos dibujos enviados de Mondoñedo que representaban un báculo y calzado episcopal.

Felizmente para la arqueología española y para sus aficiones, en el año de 1860 el Sr. Delgado, que tomó muy poca parte en la política, á pesar de su cargo de diputado, dejó tambien de tomarla en la Administracion pública, pues, de su destino de Mayor de la seccion de Gobernacion y Fomento del Consejo de Estado, pasó á la Direccion de la Escuela de Diplomática

(1) Se inserta en este número, á la pág. 426.

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