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Otras muchas inscripciones examinamos en Murviedro, empotradas en las paredes; pero, como íbamos provistos de la citada Memoria del Príncipe Pio, vimos que estaban copiadas; contentándonos con cotejarlas, quedando muy satisfechos de la exactitud y precision con que dicho señor se habia ocupado de aquel importante trabajo.

Debemos repetir que las inscripciones de que ahora se da noticia á la Academia no están, á nuestro juicio, publicadas, y son por lo tanto inéditas, puesto que no aparecen ni en Grutero, Muratori, Masdeu, Ponz, Cean Bermudez, ni Cortés, ni en las ediciones de Mariana, de Valencia y de Sabau, ni en ninguno de los opúsculos que sobre inscripciones han visto la luz pública á fines del pasado y principios del presente siglo. Repetimos que las más interesantes, que son las dedicatorias empotradas en las fortificaciones del castillo, han sido casi de seguro descubiertas en época posterior á la fecha en que escribieron la mayor parte de aquellos escritores, y muy probablemente por los directores de la fortificacion durante la guerra de la Independencia.

De acuerdo con nuestro Correspondiente el Sr. Boix, creimos inconveniente se extendiese un acta de entrega del teatro á la Academia y de la toma de posesion. Como ya no habia en Murviedro jefe de Ingenieros, y estando abandonada la zona del castillo, el Ayuntamiento era el que debiera hacerse cargo de aquel edificio, creimos conveniente se nos hiciese entrega por el Alcalde de la poblacion, y al efecto dispusimos volver el mártes 26 de Abril al mismo Murviedro. Nos acompañaron el citado Sr. Piñeiro, los diputados á Córtes Sres. Vizconde del Ponton y D. Fermin Lasala, el Sr. Conde de Campomanes, biznieto del antiguo Director de nuestra Academia, y el Sr. Muro, oficial primero de aquel Gobierno de provincia. El Sr. Cubertoret tuvo la bondad de asistir al acto, y el Alcalde nos dió posesion en la forma que aparece del acta que tenemos el honor de presentar.

Entretanto que la Academia resuelve lo más conveniente, el Sr. Boix quedó encargado de la conservacion del teatro, y preventivamente en Murviedro el Sr. Galmes y Cubertoret, persona instruida y de las condiciones sociales que se dejan mencionadas. En vista de estos antecedentes, el que suscribe se atreve á pro

poner se cerque el teatro de Sagunto con tapia y piedra, y que se recojan tanto las inscripciones que se encuentren así en el castillo de Murviedro, como aquellas que se hallen sueltas ó en peligro de destruirse dentro de la poblacion ó en su término, conduciéndolas todas al teatro despues de cercado, y empotrando en el nuevo muro las que por su forma den lugar á ello. La Academia, sin embargo, resolverá como siempre lo más acertado.

Madrid, 20 de Mayo de 1859.

II..

ANTONIO Delgado.

NOTICIA ACERCA DE UN EDIFICIO ROMANO

QUE SE CONSERVA Á LAS INMEDIACIONES DE LA VILLA DE FABARA
PARTIDO DE ALCAÑIZ EN ARAGON,
EXTRACTADA

DE LA MEMORIA QUE EN 1807 DIRIGIÓ AL P. FR. JOSÉ DE LA HUERTA,
DE LA ACADEMIA DE LA HISTORIA,

SU DISCÍPULO D. E. C.

En la parte oriental de Aragon, que llaman allí la tierra baja, está situada la villa de Fabara, sobre la raya de Cataluña, á orillas del rio Matarraña, que no léjos de allí desemboca en el Ebro. Fué en otro tiempo del partido de Alcañiz; ahora es del juzgado de Caspe en la provincia de Zaragoza. En aquel pueblo, poco favorecido por los geógrafos, ni frecuentado por viajeros con motivo de su posicion excéntrica, existe un edificio romano mal conservado, al cual el vulgo designa con el nombre de Casa de Moros, segun la costumbre tradicional de mirar como cosa de ellos todo lo que en España tiene ciertos visos de antigüedad.

Unida á esta denominacion va la tradicional conseja de la consabida mora que está allí encantada, y guardando un riquísimo tesoro. Otra, más popular todavía, ha servido quizá para salvarlo de completa demolicion y ruina, pues cuentan las comadres de Fabara que, en ocasion en que se principió á demoler el

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edificio, se levantó una tormenta tan horrible, que se perdió gran parte de la cosecha, y el temor de que vuelva á suceder esto ha contenido á los aficionados á destruir. Eso no quita para que algunas veces los mozos mal entretenidos del pueblo hayan hecho todo lo posible para santificar los dias de fiesta por la tarde, haciendo grandes esfuerzos por arrancar alguna piedra ya movida por las injurias del tiempo.

Está el edificio situado á cosa de un cuarto de hora de Fabara, á la parte del NO., y á la izquierda del referido rio Matarraña. Rodéanlo seculares olivos, de tal duracion y corpulencia, que parecen disputar al edificio romano su venerable antigüedad; siendo extraño que ni los dueños del predio lo hayan utilizado para depósito de instrumentos agrícolas, ú otros á que se pudiera destinar, como predio rústico, ni la piedad cristiana lo consagrase al culto de la Vírgen ó de algun Santo, que fuera un gran medio para haber salvado al edificio. Con todo, ningun altar decora al edificio, ni hay en él vestigios de que lo hubiera en tiempo del gentilismo.

Cuatro columnas sencillas de órden toscano decoran su fachada; las paredes laterales están adornadas exteriormente de pilastras istriadas del mismo estilo, y sobre todas ellas corre una cornisa que corona el edificio. En el tímpano del fronton que domina el pórtico, se lee una inscripcion que dice:

L'A MILI LVPI

A primera vista parece que es una inscripcion mal leida que dijera Familia Lupi, la familia de Lupo ó de Lope. Pero el apóstrofo, comilla, que separa la L de la A, indica que no pudo ser una F y que debe la letra inicial ser Lucius ó Libertus.

Unos hoyitos que hay en la fachada parecen indicar que el edificio estuvo decorado en igual paraje con adornos de bronce, como solian tener los edificios romanos. En las paredes laterales hay algunas ondas y toscos relieves que apénas se advierten ya, pero que indican que estaban adornados de relieves, los cuales han hecho desaparecer, ó las injurias de los tiempos, ó las de la barbarie y la ignorancia.

TOMO I.

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