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habia identificado con él hasta el punto de consagrarle enteramente su persona y su vida "). En su obsequio pasó Izquierdo á Alemania, estuvo en Maguncia con objeto de disculpar para con los ministros del emperador la proclama de Godoy, dispuesto, si este paso no alcanzaba, á ir á buscar á Napoleon en su mismo cuartel general para ver de desenfadarle. Entonces fué tambien cuando el príncipe de la Paz, afanoso por volver á la gracia de Napoleon, quiso felicitarle por sus triunfos, le pidió una princesa de su familia para esposa del heredero del trono de España, y puso en juego los demas medios de que ántes hemos hablado. Lo que hasta ahora no hemos dicho es que Godoy proyectó hacer un viage á París para tener una entrevista con el emperador y tratar con él de un gran pensamiento que decia tener, y que no conocemos.

«Un plan mas vasto me ocupa, le decia á Izquierdo, y »es tál que exigiria mi entrevista con el emperador; pero »no tratemos de esto, y solo en el caso de arreglarse las co»sas, y permitir la salud de V. un viage para dar las ideas »de él, pudiera equivalerse mi pequeña presentacion. >>

A lo cual contestaba Izquierdo:

«La entrevista con el emperador no puede (sea cual fue»re el plazo) dejar de producir ventajosísimos efectos para

(1) «Gracias, señor, le decia, por tanta bondad........... No tendré en mi vida pensamiento que le ofenda, ni haré accion que le disguste; en una palabra, soy todo de V. E. y no deseo ser de otro.

Dígame V. E. cuanto guste, pero que no lo sepa ningun nacido. Mi pena fué excesiva, el consuelo mayor; acabóse todo, no se hable más de mi persona.»

>>los reyes nuestros señores, para toda la real familia, pa>>ra V. E. personalmente, y para toda la nacion. Tengo la >>casa de Hervás (hòtel del Infantado); si V. E. piensa en >>que pueda venir, es propio para que en él se aloje. Díga>>me V. E. si le alquilaré ó nó.... La presentacion de V. E. >>no es tan difícil. Nadie estrañaría en Europa que V. E. >>viniese á ver á este hombre singular: á él (yo creo) le li»sonjearia sobremanera la visita (1).»

Lo que en justicia y en verdad debemos decir tambien es que, cualesquiera que fuesen ó hubiesen sido los proyectos y las aspiraciones personales del prínci

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de la Paz, y su humillacion al hombre poderoso de la Francia para conseguirlos, nunca tuvo ánimo de sacrificar parte alguna del territorio español, como muchos creen, y entonces mismo sus enemigos le atribuyeron; por el contrario, tanto él como Izquierdo estuvieron siempre acordes en rechazar y resistir toda pretension del emperador en este sentido.

«Podrá convenir, decia el de la Paz en una de sus co>>municaciones, la subsistencia de Portugal, pues si en >>>compensacion ba de dejar el rey algunas provincias mas »allá del Ebro, mas cuenta le tiene conservarse cual >>está.>>>

A que contestaba Izquierdo:

«Ciertamente, señor, tendrá mas cuenta. La integri>>dad de nuestro pais es lo primero. Hasta aqui son voces

(1) Cartas del príncipe de la Paz de octubre y noviembre, y respuesta de Izquierdo de 24 de

diciembre de 1806.-Archivo del Ministerio de Estado.

»vagas las que han esparcido los malévolos sobre Catalu»ña, Aragon, Navarra y Guipúzcoa.>>

Sobre este particular toda la correspondencia que hemos visto está dictada en el mismo espíritu.

Llegó el año 1807. Volvió Napoleon á París victorioso de las potencias del Norte, cargado de laureles y trofeos, y mas poderoso que nunca. Desembarazado de aquellas atenciones, que habian hecho suspender las negociaciones sobre Portugal un año ántes entabladas con el ministro español, y al parecer próximas á reducirse á tratado, volvió él tambien á pensar en aquel reino, y en una nota que pasó á España invitaba á nuestra córte á que interpusiera sus relaciones y su influencia con la casa de Braganza para que renunciase á la alianza inglesa, ó bien á que uniera sus armas con las del imperio para obligarla, en el caso de que el gobierno portugués desoyera la escitacion amistosa de las dos naciones. Era resucitar el mismo emperador el antiguo proyecto, ántes iniciado por el príncipe de la Paz, proseguido con ahinco, y suspenso con harta pena y desazon suya. Faltaba conocer el giro que ahora queria darle Napoleon; ignorábanse sus designios, ó por lo menos nadie podia blasonar de haberlos penetrado. ¿Debia sospechar que el emperador abrigára alguna idea siniestra sobre el trono y sobre la familia reinante de España? ¿Y podia el de la Paz, aun dado que tál sospechase, resistir á la voluntad del hombre entonces mas poderoso de la tierra, á quien

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se estaba esforzando por desenojar y tener propicio, y cuando sabia que al mismo tiempo sus enemigos, los parciales del príncipe de Asturias, estaban tambien solicitando la proteccion imperial con el objeto de derribarle?

Godoy, empujado por un pensamiento de medro personal, y fascinado por un ofrecimiento del emperador, desde principio de 805, se habia ido deslizando por una pendiente de que no podia retroceder, y una vez que lo intentó, fué para arrepentirse muy pronto y precipitarse más por ella. Pasó, pues, la nota al gobierno lusitano, en el sentido que Napoleon proponia. Aquella córte malogró primero un tiempo precioso que Napoleon supo aprovechar, y anduvo después poco hábil para sortear sus pretensiones. Estrechada luego para declararse dentro de un breve plazo y de contados dias, creyendo, equivocadamente, conjurar la tempestad con satisfacer á medias las exigencias de la Francia, cumplido un tercer plazo irrevocable que fué otorgado, durante el cual Napoleon preparaba y reunia un ejército en la Gironda (2), en la respuesta y en la conducta del gobierno portugués halló el emperador sobrado pretesto para mostrarse irritado y para hacer la declaracion de guerra que buscaba y apetecia. Faltaba convenir y arreglar el modo y forma

(1) Diósele para ello lo que mediaba desde el 12 de agosto al 4.o de setiembre de 1807.

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(2) Este último plazo terminaba en 30 de setiembre.

cómo esta guerra habia de hacerse por las dos potencias aliadas, Francia y España, y decidir sobre la suerte de Portugal, y cómo habia de repartirse este reino de manera que pareciese que ambas naciones, ó por lo menos que ambos contratantes salian aventajados, y esto fué lo que se hizo en el tratado de Fontainebleau (27 de octubre, 1807), que conocen ya nuestros lectores (4)

(1) Al texto de aquel tratado, que trascribimos al final del capitulo XV., debemos añadir ahora la aprobacion que á los dos dias le dió Napoleon, asi como los artículos que con nombre de convencion se le agregaron.

«Hemos aprobado y aprobamos el presente tratado en todos y cada uno de los artículos en él contenidos: declaramos que está aceptado, ratificado y confirmado y prometemos que será observado inviolablemente. En fé de lo cuál hemos dado la presente, firmada de nuestra mano, refrendada y sellada con nuestro sello imperial en Fontainebleau á 29 de octubre de 1807.-Napoleon.-El ministro de Relaciones exteriores:-Champagny.-Por el emperador, el ministro secretario de Estado:-Hugo Maret.»

Convencion anexa al tratado anterior, aprobada y ratificada de

igual modo.

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de tres mil de caballería entrará en España y marchará en derechura á Lisboa. Se reunirá á este cuerpo otro de ocho mil hombres de infantería y de tres mil de caballería de tropas españolas, con treinta piezas de artillería.

Art. 2. Al mismo tiempo una division de tropas españolas de diez mil hombres tomará posesion de la província de EntreDuero y Miño y de la ciudad de Oporto; y otra division de seis mil hombres, compuesta igualmente de tropas españolas, tomará posesion de la provincia de Alentejo y del reino de los Algarbes.

Art. 3. Las tropas francesas serán alimentadas y mantenidas por la España, y sus sueldos pagados por la Francia, durante todo el tiempo de su tránsito por España.

Art. 4. Desde el momento en que las tropas combinadas hayan entrado en Portugal, las provincias de Beira, Tras-os-Montes, y la Extremadura portuguesa (que deben quedar secuestradas) serán administradas y gobernadas por el general comandante de las tropas francesas, y las contribuciones que se impongan quedarán á beneficio de la Francia. Las provincias que deban for

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