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nombre de Miravel. Destituido Ruiz y remplazado por el mismo Paredes, reaparece el nombre de Trujillo. Sus vecinos cambian de lugar tres veces, acosados siempre por los indios, hasta establecerse en el sitio de la ciudad actual por el año de 1570. Mudábanse fácilmente los conquistadores, porque las primeras casas que construían eran de simple bajareque atando las maderas con bejucos. Sólo cuando el sitio les parecía seguro, después de aniquilar ó esclavizar á los indígenas, se resolvían á levantar casas de tapias y teja.

Al Gobernador Villacinda suceden: Gutiérrez de la Peña, de 1557 á 1559; el Licenciado Pablo Collado, hasta 1562; el Licenciado Bernáldez, juez pesquisidor mandado á seguir juicio contra aquél, hasta 1563; Alonso Manzanedo, que muere en 1564; y otra vez Bernáldez, hasta que llega en 1565 D. Pedro Ponce de León, que gobierna cuatro años; Juan de Chaves, interino; Diego de Mazariego, 1572; Juan Pimentel, 1577; Luis de Rojas, 1582; Diego Osorio, 1587; Gonzalo Pina Ludueña, 1599. Bajo estos Gobernadores, la población española de la provincia de Venezuela se reparte en muchas aldeas, que serán, mediado el siglo XVIII, los más notables centros mercantiles. Sucesivamente aparecen: Mérida, fundada en 1558 con el nombre de Santiago de los Caballeros por Juan Rodríguez Suárez; San Cristóbal, 1561, por Juan de Maldonado; Caraballeda, 1568, por Diego de Losada; Nueva Zamora (Maracaibo), 1571, por Alonso Pacheco; San Juan Bautista del Portillo de Carora, 1572, por Juan de Salamanca; el Espíritu Santo de la Grita, 1576, por Francisco de Cázares; Altamira de Cázares (Barinas), 1577, por Andrés Varela; San Sebastián de los Reyes, 1584, por Sebastián Diaz de Alfaro; la Guaira, 1589, por Diego Osorio; Pedraza, 1591, y Gibraltar, 1592, por Gonzalo Pina Ludueña; el Espíritu Santo de Guanare, 1593, por Juan Fernández de León; la Victoria, 1595, por Francisco Loreto. La ciudad de Santiago de León de Caracas, futura capital de la Capitanía General, la fundó el conquistador Diego de Losada; pero el dia no se sabe, y el año es dudoso. La fecha de 1530 que da el cronista Gil González, es evidentemente erronea, como observó Oviedo y Baños. La fecha generalmente aceptada es el 25 de julio (dia de Santiago) de 1567 ó 681.

Promediando el siglo XVI, los españoles se dedican con preferencia á la conquista de los valles de Caracas y Aragua, cuyos habitantes les opusieron la más tenaz y heroica resistencia. Principió esta conquista el mestizo Francisco Fajardo, hijo de un español

1. Según las averiguaciones del Sr. Manuel Landaeta Rosales: carta al autor, Caracas, 2 de abril, 1901.

del mismo nombre y de doña Isabel, nieta del cacique Charayma, del valle de Maya en tierras de Caracas. Por abril de 1555 emprendió un viaje de exploración desde la isla de la Margarita, de donde era vecino, acompañado de sus hermanos maternos Alonso y Juan Carreño y un séquito de veinte indios en dos piraguas. Trató de amistad en la Tierra Firme con los caciques Sacama, Nicoto, Guaimacuare y Naiguatá, tio éste de doña Isabel. Vuelto á la Margarita, emprendió otro viaje en 1557 con su madre, los dos Carreños, Pedro Fernández, Martín de Jaén, Francisco de Cáceres, el portugués Cortés Richo y cien indios guaiqueríes, vasallos de su padre. Legó al puerto de Píritu, donde reinaban sus amigos los indios convertidos Alonso Coyegua y Juan Caballo, y con otros cinco españoles que allí se le juntaron pasó á Sotavento á un sitio llamado El Panecillo. Pero como no tenía aún autorización oficial para conquistar ni poblar, resolvió dejar aquí su gente é irse al Tocuyo, con solos dos compañeros españoles y unos pocos indios, á solicitarla del Gobernador Gutiérrez de la Peña. Quien le dió entonces título para que gobernase la costa desde Burburuata hasta Maracapana, y poblase en ella.

Fajardo heredó de su padre español el heroismo y la crueldad; mas no de su madre india compasión alguna ni buena fe hacia su propia raza. Empezó por fundar en el sitio del Panecillo una villa que llamó El Rosario, y al punto se dió á guerrear con los súbditos de Paisana. Quiso éste entrar en tratos de paz con el conquistador, y confiado en su palabra fué á su campo. Pérfidamente, [Fajardo ahorcó al cacique. Lo que determinó la pronta venganza de los indios: envenenaron á doña Isabel y obligaron á Fajardo á abandonar El Rosario y escaparse á Margarita (1558). Al año siguiente vuelve á la Tierra Firme; se interna hasta Valencia tratando de paz con los caciques; recibe del Gobernador Collado, que estaba en el Tocuyo, el nombramiento de teniente general y un refuerzo de treinta soldados; pasa al valle del Guaire, dándole el nombre de San Francisco (1560); baja á la costa á fundar en el puerto de Caravalleda la villa del Collado; regresa á San Francisco, y descubre unas minas de oro en tierras de los indios Teques. Sabido lo cual por el Gobernador, lo manda reemplazar con Pedro Miranda, dejándole sólo el cargo de justicia mayor del Collado. Comienza Miranda á explotar las minas; pero atacado por el cacique Guaicaipuro, las abandona y se retira á Burburuata. Ni halla mejor fortuna su sucesor Juan Rodríguez Suárez. Ausente un dia de las minas, cae Guaicaipuro sobre la gente que allí había y la sacrifica toda. Al propio tiempo, el cacique Paramaconi, de la nación Taramaina,

destruye la ranchería y un hato que dejara Fajardo en San Francisco.

Por aquellos años (1561) llegó á Margarita Lope de Aguirre, á quien las crónicas de la conquista llaman "el tirano". Venía desde el Perú por vuelta del Amazonas, el océano y el mar de las Antillas, después de dar muerte á su jefe Pedro Ursúa y haber cometido mil crímenes. Contados son los cronistas que ponen algún toque de nobleza en la negra pintura que todos hacen de Aguirre. Gonzalo de Zúñiga dice que solía mostrarse caballeroso con las mujeres; probablemente por influencia de su hija, "que era mestiza, que trujo de Pirú, á la cual quería y tenía en mucho: nunca jamás se halló hacer fuerza ni deshonra á ninguna, antes las tenía muy á recaudo y siguras de ningún mal; y de sus honras tenía el tirano una cosa por estremo, que las que eran honradas mujeres las honraba mucho, y á las malas las deshonraba y trataba muy mal". En Venezuela parece que "el tirano" trató mal á todo el mundo. Su principio era que las tierras de Indias le pertenecían lo mismo á él que al rey, y no respetaba ni autoridades ni leyes. Saqueó la isla de Margarita, mató al Gobernador Villandrando, á un alcalde, á un regidor, al alguacil mayor, á dos señoras principales y á otros españoles. De la isla pasó á Burburuata, luego á Valencia, y por último á Barquisimeto, cuyos vecinos huyeron. Allí le atacaron tropas enviadas del Tocuyo; sus compañeros le abandonaron pasándose al campo real, y Aguirre, después de dar de puñaladas á su mujer y á su hija, cayó en manos de Gutiérrez de la Peña y García de Paredes, que lo hicieron cuartos sin forma de juicio.... En una carta dirigida al rey desde Valencia, propónese Aguirre justificar su rebelión y aventuras, pintándolas como protesta contra los excesos que todos los oficiales de la corona cometían en América. Protesta

más que fundada. Sólo que este regenerador empleaba pro

cedimientos demasiado sumarios. Léase un fragmento de su carta: "Fué éste (Ursúa) mal Gobernador, perverso, ambicioso y miserable, que no lo pudimos sufrir, y así, lo matamos con muerte cierta y bien breve; luego á un mancebo caballero de Sevilla, que se llamaba D. Fernando de Guzmán, alzamos por nuestro rey y lo juramentamos como á tu real persona, como parece por las firmas de todos aquellos que nos hallamos: á mí me nombraron por su maestre de campo, y porque no quise consentir en sus insultos y maldades, me quisieron matar; yo maté al nuevo rey, al capitán de su guardia y teniente general, á cuatro capitanes, á su mayordomo, á su capellán, clérigo de misa, á una mujer, á un comendador de Rodas, á un almirante, dos alféreces y á otros cinco ó seis criados suyos, y con intención

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de llevar la guerra adelante y morir en ella, por las muchas crueldades que tus ministros usan con nosotros; de nuevo nombré capitanes y sargentos, y me quisieron matar, y los ahorqué á todos." ¿Simple enajenación mental? Enajenados nos parecen hoy, cual más cual menos, la mayoría de los conquistadores. En ellos y para ellos, el placer de la aventura extraordinaria, la ambición de riquezas inauditas, la costumbre de guerrear por guerrar ("anden las guerras por donde anduvieren escribía Aguirre que para los hombres se hicieron"); y al través de la matanza diaria, otra visión roja, la hoguera de la Inquisición, que todo español divisaba en su horizonte, ó las llamas del infierno. Aguirre, que mata á sus jefes, que jura no dejar con vida á ningún ministro del rey, que invectiva al propio rey diciéndole: "van pocos reyes al cielo ... sois peores que Luzbel... vuestro gobierno es aire", no olvida nunca que es católico rancio, y más que escribe reza: “El dia de hoy nos hallamos los más bienaventurados de los nacidos, por estar, como estamos, en estas partes de las Indias teniendo la fe y mandamientos de Dios enteros, sin corrupción, y manteniendo todo lo que la Iglesia romana predica; y pretendemos, aunque pecadores en la vida, recibir martirio por los mandamientos de Dios".

El conquistador García de Paredes, el mismo que había ajusticiado á Aguirre, volvía de España en 1563 con el cargo de Gobernador y Capitán General de Popayán. Al pasar por Catia de la mar, detúvose en la tierra del cacique Guanauguta, aliado de Guaicaipuro, ó con el propósito, según refiere Oviedo, de ayudar á los españoles del Tocuyo que andaban empeñados, sin éxito, en la guerra con los Caracas, ó bien por reanudar, como refiere Castellanos, cierta aventura amorosa con una dama principal de la vecina villa del Collado. Allí perdió la vida, á manos de los indios que se defendían, ó á mano de un español que se vengaba. Y acabaron también en tragedia las aventuras del conquistador Fajardo. Derrotado por Guaicaipuro en San Francisco y en el Collado, volvió á refugiarse en Margarita. Organizó una expedición de 130 hombres. para ir á conquistar en la costa de Cumaná; pero no bien desembarcó, el justicia mayor Alonso Cobos, que se veía destituido del Gobierno, le prendió y mandó matar (1574). En sabiéndolo, vecinos de Margarita fueron á Tierra Firme, prendieron á Cobos, lo llevaron á la isla, y seguido el juicio, lo ahorcaron ..... La extrañeza que pudieran causar tan frecuentes disputas y asesinatos, disminuye sin embargo cuando vemos que hoy, después de tres siglos de civilización, los colonizadores pertenecientes á las naciones más cultas cometen iguales atrocidades. Bastará recordar un episodio reciente,

entre muchísimos otros. En julio de 1899, un coronel Klobb marcha á tomar el mando de la expedición dirigida por un capitán Voulet en el Sudán francés. Voulet le escribe: "Ciertamente habrá comprendido usted la infamia que comete conmigo viniendo así, impulsado por una ambición desenfrenada, á robarme el fruto de mis. esfuerzos; pero se equivoca usted si supone que aceptaré de buen grado deshonra tal": y le advierte que conserva el mando de la expedición; que dispone de seiscientos fusiles; que le tratará como enemigo si continúa su marcha; que todos sus hombres están dispuestos á seguirle, y él resuelto á sacrificar su vida antes que sufrir la humillación que tiene orden de imponerle. Avanza Klobb, y Exactamuere con otros de su séquito bajo las balas de Voulet. mente el mismo lenguaje y los mismos procedimientos de los españoles del siglo XVI.

Procedía lentamente la conquista. Rodríguez Suárez y Luis de Narváez, que suceden á Fajardo en el valle de San Francisco, suman derrotas á derrotas. Lo que determina al Gobernador Ponce de León á encomendar la empresa al célebre capitán D. Diego de Losada. Sale éste del Tocuyo á principios de 1567, por via de Barquisimeto, Villarica (Nirgua), Valencia y Burburuata. Acompáñanle los tres hijos del Gobernador, D. Francisco, D. Rodrigo y D. Pedro. En Mariara pasa revista á su gente, que se compone de 150 soldados (20 de á caballo, 50 arcabuceros, 80 rodeleros), y 800 personas de servicio, muchas de ellas indios, con 200 bestias de carga, 4000 carneros y considerable número de ganado de cerda. Da su primera batalla con buen éxito en el sitio de las Cocuizas; sigue á donde los indios de Macarao, que le reciben en paz, próxima como estaba la época de sus cosechas; camina á la derecha por los pueblos del cacique Cuaricuao, y sale al Valle que se llamaba de Cortés, por haberlo encomendado Fajardo á su compañero el portugués Cortés Richo, y que Losada llama ahora de la Pascua porque allí celebra pascua florida. El 3 de abril pone cuartel general en el valle de San Francisco, donde funda luego la ciudad de Santiago de León de Caracas nombrándole por regidores á Lope de Benavides, Bartolomé de Almao, Martín Fernández de Antequera y Sancho del Villar, quienes eligen por primeros alcaldes á Gonzalo de Osorio y Francisco Infante.

Intentó Losada concluir tratados con los caciques comarcanos; pero tantas veces los habían violado los primeros conquistadores, que los indios perdieron para siempre toda confianza en la palabra de los blancos; y ante la perspectiva de convertirse en esclavos, prefirieron resistir hasta ser completamente exterminados como

Fortoul, Historia Constitucional.

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