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Sesion del 30 de octubre de 1863.

Abierta á la una y cuarto de la tarde bajo la presidencia del Sr. Pacheco, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior, despues de pedir el Sr. Chocomeli que constasen en ella ciertas palabras suyas. Fué puesto a discusion el cuarto y último de los temas que decia:

¿Cuáles son las relaciones que deben existir entre el poder central, el provincial y municipal en el ejercicio de sus naturales atribuciones?

El Sr. Mendivil manifestó que solo se ocuparia de la última de las tres partes que el tema abarcaba, de lo relativo á la municipalidad, para arrancar de la ley municipal su circunscripcion, para reconstituir la unidad municipal, base necesaria de la unidad administrativa. Trató despues de los graves males é inconvenientes, conocidos por todos, que resultan de esos homeopáticos ayuntamientos que hoy tenemos. Examicó minuciosamente las innumerables obligaciones que pesan y los profundos y estensos conocimientos que hoy necesitan tener los que hayan de desempeñar el cargo de alcaldes: hizo ver las atribuciones que tienen los Ayuntamientos en todos los ramos de la administracion pública, y analizó las relativas á cada uno de los Ministerios de Gracia y Justicia, Hacienda, Fomento, Marina y sobre todo de Gobernacion; y despues de analizado el cargo ó sean las obligaciones que los Ayuntamientos tienen, demostró la falta de proporcion que hay entre ellas y la data, ó sean los medios con que cuentan para llevar á cabo el desempeño de aquellas. Enumeró los grandes conflictos en que se ven al tener que subvenir al remedio de tantas necesidades, careciendo de facultades para vencer obstáculos, y creándoselos á veces con su inesperiencia y falta de conocimiento, pues para ser un regular alcalde es indispensable saber todas nuestras leyes.

Continuó el Sr. Mendivil esponiendo como un mal la escasa dotacion que disfrutan los Secretarios de Ayuntamiento, á pesar de ser los consultores de una autoridad responsable como lo es el alcalde, que hasta puede ser encausado por la falta de cumplimiento de algunas de sus obligaciones. Citó, por último, varios casos prác58

TOMO XXIII.

ticos que venian en apoyo de sus justas observaciones, y concluyó manifestando la necesidad que habia de reformar la administracion municipal, haciendo que los Ayuntamientos comprendieran mayores circunscripciones territoriales que las que ahora tienen, para poder así llegar a la verdadera unidad administrativa, pues no es dable reformar las provincias, que adolecian en sentir del orador de los mismos males que el municipio, sin la prévia reforma de este.

El Sr. Madrazo, condensando la doctrina que en su discurso habia de esponer, dijo que la cuestion propuesta era importantísima, que bajo otra forma habia sido debatida en todos tiempos: bajo un aspecto es la cuestion de la libertad contra la tiranía, bajo otro es la lucha del indivíduo con el Estado. Dicen algunos que la municipalidad y la provincia son circunscripciones arbitrarias y que por lo mismo carecen de derecho á ser independientes; pero esto no es cierto, la localidad no puede vivir aislada y de aquí la asociacion de varias localidades para constituir un Ayuntamiento, de varios ayuntamientos para formar una provincia: por lo cual, la personalidad jurídica de la provincia se funda en la personalidad jurídica de la municipalidad, así como la personalidad jurídica de la municipalidad se funda en la personalidad jurídica del indivíduo. De la misma manera que el indivíduo es parte de la localidad del municipio, de la provincia, del Estado, así el municipio tiene intereses comunes con la provincia y con el Estado, y de aquí la necesidad de la administracion municipal, provincial y general. Pero ¿será el poder provincial el administrador del poder municipal? No, porque así como el indivíduo es el mejor administrador de su propiedad, nadie puede sustituir á otro en la administracion de sus bienes, porque nadie se interesa tanto por la propiedad como el mismo propietario. Pero dicen algunos que concediendo que los intereses provinciales y municipales sean administrados por la provincia y por el municipio, debe darse una gran intervencion al Estado: lo cual no concede el orador, sino que desea la mas completa independencia, porque si bien al frente del municipio ó de la provincia suelen estar personas que no reunen una esmerada educacion literaria, tienen sí sentido comun, y esto basta para el acierto en las resoluciones de las cuestiones á ellos sometidas. ¿Qué es lo que hace las mas de las veces, en último resultado, el poder central sino seguir las inspiraciones de ese poder municipal que, si es falto de ciencia, está adornado en cambio de sentido comun?

Respecto á otra condicion, la moralidad, dijo que todos los Ayuntamientos correspondian perfectamente à la confianza depositada en ellos por sus comitentes, pues si puede haber en contrario seis ú ocho casos, estas son escepciones que nada prueban. Otro cargo que contra los Ayuntamientos se hace es su indiferencia; pero porque ellos no hayan comprendido ciertas necesidades del pueblo á cuyo frente están, ciertas ventajas que de la adopcion de tales medidas se conseguirian, no puede hacérseles un cargo, porque los mismos pueblos que son regidos por ellos no han sentido esas necesidades, han desconocido esas ventajas que de seguro á haber sido por ellos comprendidas las habrian hecho adoptar

Hácense contra la descentralizacion otros argumentos de distinto género. Dícese que por la centralizacion se llega á la unidad; pero no á la unidad, sino á la uniformidad es donde aquella conduce. Si los pueblos de Italia no han llegado á la unidad porque suspiran, es por la falta de lazos políticos que los unan, pero de ningun modo por su descentralizacion. Dicese tambien que la centralizacion es un progreso: progreso sí en política, pero no en la administracion. Terminó deseando la armonía del indivíduo con el Estado, de ningun modo la absorcion de este por aquel, ni la emancipacion de aquel de este.

El Sr. Figuerola dijo que debian debatir los defensores de la centralizacion que tan perfectamente atacada habia sido por el señor Madrazo.

El Sr. Adame hizo constar se habia levantado obligado por la necesidad, como le habia sucedido en los tres dias anteriores. No ha hecho, decia, el Sr. Madrazo la apología del Municipio sino la negacion del Estado. No basta decir que el municipio es una personalidad jurídica, hay que fundarla en el derecho. En el municipio no hay unidad, porque precisamente vive de la variedad. Despues de las glorias del municipio es necesaria la concentracion de sus atribuciones en manos del Estado. Con esas libertades que se quieren conceder al municipio desaparece la dignidad patria. Sentada la libertad absoluta de la provincia habrá que conceder la del municipio, la de la familia, la del indivíduo. La libertad no es una cosa real, es solamente un deseo que parece nos acerca à la divinidad. Fuera de las facultades necesarias para el desenvolvimiento material del Municipio no debe concedérsele ninguna atribucion. El Estado es la garantía de la proviucia, del municipio, del indivi

duo. Ahogada de libertad y ciudadanía murió Roma y morirán los Estados Unidos que no son mas que grandes federaciones.

El Sr. Figuerola dijo que no se defendia en esta sesion la centralizacion, lo cual probaba que no tenia partidarios: que el señor Mendivil no habia hecho sino esponer muy hábilmente los inconvenientes del sistema que hoy nos rige: que el Sr. Madrazo habia defendido la conveniencia de la descentralizacion y el Sr. Adame habia deseado una centralizacion buena que dirija y aconseje, pero que no es la actual. La centralizacion es la reunion de fuerzas: bajo este aspecto el cristianismo tiene una gran centralizacion, pero sin estorbarse, ni embarazarse unas autoridades á otras. Nuestra ley del 45 seria muy buena para Francia que tiene mas centralizacion y peores leyes aun que nosotros. En la localidad lo mismo que en la provincia y en el Estado hay vida de religion, de derecho, de política, de ciencia y de industria. En Roma habia la civitas y la urbs significando la primera la vida civil y la segunda la política. Entendiendo la provincia como sociedad de sociedad, segun la frase gráfica de Montesquieu, comprenderémos fácilmente lo que cada municipio debe aportar á la provincia. Debe fecundarse la instruccion inferior para alimentar la superior, como lo demostró por medio del ejemplo de la escuela, que es el alimento del Instituto, así como este lo es de la Universidad. Gobernar de lejos, administrar de cerca. Un pueblo necesita ser completamente libre para gastar lo que quiera gastar: la única limitacion deberá consistir en evitar que los egoismos locales contraríen la marcha uniforme y armónica de la provincia. Cuando se suprimió la contribucion de consumos se vió esa lucha del egoismo de una localidad contra las demás localidades. Hé aquí la razon de nacer una entidad sobre el municipio, en la provincia, cuando aquel quiere hacer prevalecer su egoismo sobre el interés de los demás municipios. La ciencia, el arte, la religion, la industria no pueden ser centralizadas, escapa á la accion del Estado, lo que se centraliza es la justicia. Las relaciones esteriores, la diplomacia, el ejército, la justicia, son verdaderas ideas centrales, pero en lo demás respetemos la provincia. En la imposibilidad de que cada ministerio tenga su delegado en la municipalidad está basada la gran porcion de facultades que asume en sí el Alcalde. Los inconvenientes espuestos por el Sr. Mendivil son pro. pios de las pequeñas localidades, pues en las grandes no resultan, porque el poder central las auxilia mas.

El Sr. Gomez de la Serna dijo que no distaban mucho de sus opiniones las allí manifestadas. La causa de la centralizacion tal como se entiende por algunos está perdida porque no ha sabido poner en armonía el poder central, con el provincial y el municipal; sentó los límites de la unidad política con la centralizacion. Vió con gusto que estas, antes acaloradas discusiones, que encendian los ánimos, han degenerado en debates tranquilos y científicos. Nadie puede querer esa centralizacion exagerada de la revolucion francesa que queria imponer en nombre de la libertad la mas odiosa tiranía. Los malos ejemplos dan naturalmente malos resultados. Apeló á la historia francesa de la primera mitad de este siglo para demostrar los grandes peligros de la centralizacion exagerada. Comparó á Francia llena de poder y de vida, ennoblecida con la gloria de las victorias que en el primer imperio consiguió sobre las demás naciones, con grandes recursos, teniendo al frente al capitan del siglo secundado por ilustres generales, no pudo resistir en 1814 con su centralizacion por algunos meses, lo que España abandonada por sus reyes, empobrecida, mal gobernada, pudo sostener y sostuvo por sus años. Francia, Austria, Prusia al apoderarse el estranjero de la capital donde estaba reconcentrada toda la vida del país, sucumbian al mismo tiempo que en cada aldea de España encontraban los estranjeros un centro de resistencia aunque fuera pequeño, que en todas las provincias se formaban juntas para sosteuer la guerra contra el invasor, sin cuya existencia hubiera sido imposible la formacion del gobierno central que aunara los esfuerzos de todos y les diera direccion é impulso, ni que se hubieran reunido nuestros padres en la isla de Leon dando nueva vida á las olvidadas Córtes y echando los cimientos de nuestra regeneracion política. Manifestó que la centralizacion tal como ha querido comprenderse y aplicarse ha sido funesta á Francia en el órden interior. Ha bastado, decia, un movimiento en París, para que toda Francia haya visto derribar institucciones acatadas un dia antes que prometian larga duracion, y que estaban sostenidas tal vez por el sentimiento público. La centralizacion ahogó al Gobierno y á los que imperiosamente la venian proclamando. Así se vé que un parte telegráfico, haciendo saber á la Francia un gran trastorno en Paris basta para que la revolucion quede hecha en un dia en Francia. Los proyectos del primer imperio como se ha dicho con oportunidad, fueron los que proclamaron la restauracion; los de la res

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