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porque en este carácter ya estaba nombrado y en ejercicio de sus funciones don Domingo de Basavilbaso (1).

Alzaga, como arrendatario del conde del Castillejo, entregó el servicio que durante tan corto tiempo había estado á su cargo, y la liquidación de los días que faltaban para terminar el contrato, fué arreglada satisfactoriamente.

Basavilbaso se consagró con empeño á lo que puede llamarse la reorganización del correo, no sólo por las mejoras introducidas en el servicio, sino también por los adelantados principios á que su explotación se ajusta. La tarea era ya menos difícil. La institución postal había salido del estrecho dominio privado, y nuevas ideas iluminaban la administración de la colonia.

Fundáronse seis correos anuales para

(1) R. Céd. de Carlos III, octubre 13 de 1768.

el Perú y Chile, se abrieron oficinas postales en Córdoba, Santiago, Tucumán, Mendoza, Salta, Jujuy y Asunción, las casuchas de la cordillera fueron reparadas, y se facultó el arriendo de las pequeñas estafetas, acordando á los arrendatarios los fueros y privilegios otorgados por las ordenanzas vigen

tes.

El sistema de arrendar las estafetas inferiores reunía notables ventajas. Los arrendatarios encontrábanse bajo la vigilancia y dirección de la administración general, sometidos á sus leyes y reglamentos. Las pequeñas poblaciones de insignificante movimiento, mediante el arriendo recibían los beneficios del correo, sin requerir ningún gasto de parte del Estado. Verdaderamente importante y eficaz era semejante concepción, que sacaba del aislamiento hasta los centros subalternos, en circunstancias que aun no se hallaban

bien servidas las principales líneas de comunicación.

La partida de los correos se estableció en día fijo é inalterable, y en caso indispensable se enviaban chasquis expresos. El público necesitaba tener seguridad de la remisión de su correspondencia, y en lo posible, ninguna eventualidad debía alterar esa fecha. Las autoridades como los particulares que para remitir tuvieran cartas urgentes, podían costear al efecto un mensajero extraordinario, con facultad de regresar si daba alcance al correo ordinario, quien continuaba el transporte de los pliegos.

En Tucumán el correo de Potosí cambiaba su correspondencia con el de Buenos Aires, y cada uno regresaba á su punto de partida. La misma operación realizaba en Cayza con el correo de Lima, é idéntico sistema se observaba en Mendoza con la comunicación de Chile, y en

Corrientes con la balija del Paraguay (1). Un decreto especial del rey ordenó que niguna persona ni funcionario público, cualquiera que fuese el motivo que adujera, podría detener la salida del correo. Luego de fundados los paquetes marítimos, se abusó de los pasajes gratis en ellos consentidos. Los oficiales reales, especialmente, pretendían que por su orden podía viajarse en aquellos con cargo de fijar y pagar en la Coruña el precio de transporte. Basa vilbaso resistió enérgicamente esta intervención extraña en el co

rreo, y logró al fin cortar estas irregularidades y conflictos de jurisdicción, disponiendo que no se embarcara pasajero alguno, sin antes ajustar y abonar su viaje (2).

(1) Anuario de correos, 1867. Apéndice G. Antecedentes coloniales.

(2) Dudan sobre algunos puntos tocantes á correos marítimos, y hacen presente lo ocurrido con el administrador don Domingo de Basavilbaso. M. S. inédito, archivo de Indias.

Estas medidas de orden y perfeccionamiento fueron adoptadas, unas por disposición de la corona, y otras por iniciativa de Basavilbaso cuyo afán por mejorar el servicio no siempre era secundado. Un proyecto de establecer cuatro nuevas oficinas principales y otros correos le fué desaprobado por la corte, y sin rechazar enteramente la idea, se le previno que oportunamente la expusiera á don José Antonio de Pando, quien muy en breve llegaría al Río de la Plata como visitador general de estafetas.

postas y

En la real cédula de 13 de octubre de 1768 se ordenó cobrar « la mitad del porte exigido por los Galíndez », es decir un real plata por carta sencilla, uno y medio por doble y dos por triple. Esta disminución permitía generalizar la correspondencia y aumentar las entradas postales. El gobierno no participaba del error, todavía común, de que á mayor im

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