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tener vertiente ó nacer tanta agua. Cierto que mirada la situacion de toda la tierra, parece que allí es lo más alto della, é que ó la laguna es milagrosa, ó tiene algun venero que las hondas entrañas de la tierra producen, y sustentan de ordinario tan gran piélago de agua y un vertiente grande que della sale siempre. Críanse allí muchas dantas, más que en otra parte de aquella tierra; suélense matar algunas, aunque la carne no es muy buena de comer, porque es viscosa; tienen dos buches, en el uno echan el pasto ordinario, y el otro traen siempre lleno de palos y de madera podrida; no sé que sea de algun efeto, más es de creer que no se lo ditó naturaleza en valde.

En la provincia dicha, está un lugarejo encomendado en un Gerónimo, italiano; sucedió allí el año de 74, que cansados los indios y enfadados de una larga enfermedad que habia tenido su cacique, de acuerdo y juntos fueron á su casa y le dixeron que segun su enfermedad habia sido larga, estaban cansados de serville y mantenelle, y que pues ya no era de provecho ni los podia gobernar, se muriese y acabase de dalles más pesadumbre. El cacique enfermo les respondió que tenian razon, y que pues ansí era, que él se queria morir, que lo enterrasen. Ellos, oida su determinacion, le amortajaron vivo y tocaron á muerto y lo llevaron á enterrar. Ocurrieron á la iglesia los más del lugar, y entre ellos la mujer del encomendero, y admirada que estando el dicho cacique poco antes con mediana dispusicion, se hubiese muerto tan presto, se llegó á él é dijo á los indios que no le enterrasen, que podria ser algun desmayo; y como tentando le vió que estaba caliente, quitóle el velo del rostro y vióle vivo, y ella riñendo á los que le llevaban á enter

rar, lo quitó de allí y llevó á su casa, y vivió despues más de cuatro meses; é para desenojalla, la decian el cacique y los vecinos, que peor hubiera sido si lo matáran. Esta señora, mujer del dicho encomendero, por el año de 64 se hizo preñada, y malparió cinco hijos de una vez, de cinco meses, y todos vivos.

Cerca del dicho lugar, como van á la cibdad de San Pedro, en el primer lugar de la provincia de Honduras, que se llama Copan, están unas ruinas y vestigios de gran poblazon y de soberbios edificios, tales, que parece que en ningun tiempo pudo haber en tan bárbaro ingenio como tienen los naturales de aquella provincia, edificio de tanta arte y suntuosidad. Es ribera de un hermoso rio y en unos campos bien situados, tierra de mediano temple, harta de fertilidad é de mucha caza é pesca.

En las ruinas dichas hay montes que parecen haber sido fechos á manos, y en ellos muchas cosas de notar. Antes de llegar á ellos, está señal de paredes gruesas y una piedra grandísima, en figura de águila, y fecho en su pecho un cuadro de una vara de largo y en él ciertas letras que no se sabe qué sea.

Llegados á las ruinas, está otra piedra en figura de gigante; dicen los indios antiguos, que era la guarda de aquel santuario. Entrando en él, se halló una cruz de piedra de tres palmos de alto, con un brazo quebrado.

Más adelante van ciertas ruinas y algunas piedras en ellas labradas con harto primor; y está una estátua grande, de más que cuatro varas de alto, labrada como un obispo vestido de pontifical, con su mitra bien labrada anillos en las manos. Junto á ella, está una plaza muy bien fecha, con sus gradas á la forma que escriben del Coliseo romano, y por algunas partes, tiene ochenta

y

y labrada por

gradas, enlosada cierto en partes de muy buena piedra é.con harto primor. Están en ella seis estátuas grandísimas, las tres de hombres armados á lo mosaico, con liga gambas (1), é sembradas muchas labores

por las armas; y las otras dos, de mujeres, con buen ropaje largo y tocaduras á lo romano; la otra, es de obispo, que parece tener en las manos un bulto, como cofrecito; decian ser de ídolos, porque delante de cada una dellas habia una piedra grande, que tenia fecha una pileta (2) con su sumidero, donde degollaban los sacrificados y corria la sangre. Tambien tenian sendas cazolejas, do sacrificaban con sus sahumerios; y en medio de la plaza, habia otra pila mayor, que parece de bautizar, donde ansí mesmo debian hacer en comun sus sacrificios.

Pasada esta plaza, se sube por muchas gradas á un promontorio alto, que debia ser donde hacian sus mitotes y rictos; parece fue fecho y labrado con mucha curiosidad, porque siempre se hallan allí piedras muy bien labradas.

Á un lado de este edificio, parece una torre ó terrapleno alto, que cae sobre el rio que por allí pasa; hás e caido y derrumbado un gran pedazo, y en lo caido se descubrieron dos cuevas debajo del dicho edificio," muy largas y angostas y fechas con harta curiosidad. No he podido averiguar de qué servian, ó para qué se hicieron. Hay una escalera que baja hasta el rio por muchas gradas, y sin lo dicho, muchas cosas que demuestran haber habido allí gran poder y concurso de hombres é

(1) Ligagamas, lo mismo que liga de medias. (2) Es el diminutivo de pila.

pulicía, é mediana arte en la obra de aquellas figuras y edificios.

He procurado, con el cuidado posible, saber por la memoria derivada de los antiguos, qué gente vivió allí, é qué saben é oyeron de sus antepasados. No he hallado libros de sus antigüedades, ni creo que en todo este distrito hay más que uno, que yo tengo. Dicen, que antiguamente habia venido allí y fecho aquellos edificios, un gran señor de la provincia de Yucatan, é que al cabo de algunos años se volvió á su tierra solo, é lo dejó despoblado. Esto parece que, de las patrañas que cuentan, es la más cierta, porque por la memoria dicha, parece que antiguamente, gente de Yucatan conquistó y subjetó las provincias de Ayajal, Lacandon, Verapaz y la tierra de Chichimula y esta de Copan. Así la lengua apay, que aquí hablan, corre y se entiende en Yucatan y las provincias dichas, y ansí mismo parece que el arte de los dichos edificios es como la que hallaron en otras partes los españoles, que primeramente descubrieron la de Yucatan y Tabasco, donde hubo figuras de obispos, hombres armados y cruces, y pues en ninguna parte se ha hallado tal sino es en los lugares dichos, parece que se puede creer que fueron de una nacion los que hicieron uno y otro.

De los lugares dichos, me volví á Guatemala, porque por indispusiciones de algunos del Audiencia, fue necesario para el despacho de los negocios, y ansí se me mandó lo hiciese. Pasé por lugares bien frios y fragosos, donde hay los mayores y más hermosos pinos, robles, cedros, cipreses y otros muchos árboles, que hay en todas estas provincias.

Estas son las cosas que en el discurso de la vísita, que

hice por orden de V. M., me parecieron dignas de alguna consideracion. No pongo entre ellas la órden y particularidades de su gentilidad, por ser muchas y requerir gran scriptura, aunque pudiera, por tener hecha memoria de las más de ellas. Siempre que V. M. me ocupáre en su servicio, procuraré tratar en lo general y en semejantes especialidades, de manera que se entienda, que á lo menos tengo buen deseo.-Nuestro Señor, la C. y R. persona de V. M. guarde muchos años con augmento de mayores estados y con felicísimos sucesos.-Desta vuestra ciudad de Guatemala á 8 de Marzo de 1576 años.C. R. M. humilde y leal criado que besa las Reales manos á V. M.-El Licenciado Palacio (1).

(1) Archivo de Simancas.-Descripciones y poblaciones.(Nota de Muñoz.)

La relacion que acabamos de insertar, es la que sirvió casi literalmente al ilustre cronista de Indias, Antonio de Herrera, en su Década Iv, lib vIII, para formar la historia de la provincia de Guatemala y de las tierras sometidas á este distrito. Pero atendiendo á que Herrera no publicó todo el documento, sino solo lo que le convenia, y á que hay muchas y notables variantes entre el original y lo insertado por aquel, hemos creido conveniente su publicacion, tal cual salió de manos de su autor.

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