á Fuenterrabía; mas no pudo entrarla, merced al socorro que le dieron los ejércitos del almirante de Castilla y del célebre marques de los Velez. Inutilizada la empresa y llevando los franceses grabada en el corazon la afrenta recibida en Guipúzcoa dieron otra direccion á sus armas, y á fines de 1639 ocuparon á viva fuerza el castillo de Salses, plaza de suma importancia en el Rosellon, y que con motivo de la guerra que se hacia en el norte de España no estaba tan asegurada como debiera.

Aconsejaban algunos que se suspendiese el desagravio hasta la primavera siguiente, pero la bizarría española no queriendo tolerar que permaneciese por tanto tiempo aquel testimonio de su descuido, levantó un grueso ejército, cuyo mando fue conferido á Spinola. Despues de un obstinado sitio en que los nuestros padecieron mucho rindióse Salses por capitulacion en 22 de diciembre, y en el mismo año los españoles cedieron á sus contrarios el cas

tillo de Opol que consideraban por de pocą importancia.

Cataluña en aquel período manifestó cuán generosamente sabia sacrificarse por sus príncipes y con qué facilidad olvidaba sus agravios contribuyendo á este asedio con un ejército equipado y mantenido á sus espensas, que los mismos castellanos estiman en treinta mil plazas; y si el rey católico ú Olivares en su nombre hubiera pagado tan grande servicio con una ligera muestra de agradecimiento, ó confesaran cuando menos la parte que les cupo á los catalanes en la victoria, cuyos lauros se repartieron entre los castellanos, obligara al Principado á completar el sacrificio y evitara la sangrienta revolucion que estalló muy luego.

Ganada Salses y guarnecidas con fuerte presidio las plazas de la frontera, ordenaron Spinola y Santa Coloma que se repartiese el resto del ejército por los pueblos del Principado mientras duraba el invierno, á fin de tenerlo mas inmediato al sitio donde segun todas las probabilidades, debian renovarse al volver el buen tiempo las operaciones de la guerra. Esta resolucion desagradó en gran manera á los catalanes, quienes esperaban que recobrado Salses, se los aliviaria del peso de los alojamientos que habian sobrellevado á despecho suyo y de sus fueros, y aunque se plañieron de ello