Imágenes de páginas
PDF
EPUB

cia concluyó con la Prusia el tratado de Basilea de 20 de enero, en virtud del cual se reconocia á Fernando como legítimo rey de la monarquía, y á la regencia del reino que durante su ausencia le representaba, legítimamente elegida por las Córtes generales y estraordinarias, segun la Constitucion sancionada por estas y jurada por la nacion.

Antes de llegar al desenlace final de la guerra, con el recobro de la libertad que alcanzó Fernando, es preciso esponer en pocas palabras los últimos acontecimientos militares. Los apuros en que Napoleon se veia le obligaron á llamar á Francia á la mayor par te de las tropas que en Cataluña quedaban, de manera que mandadas por el general Suchet salieron de Barcelona el primer dia de febrero de 1814. Habert con nueve mil hombres se encerró en esta plaza y desde luego se vió cercado por los nuestros. Gracias á una trama diestramente urdida y llevada á cabo por un oficial español, engañados los enemigos entregaron las plazas de Mequinenza, Lérida y Monzon, cuyas guarniciones fueron hechas prisioneras cuando se hallaban ya cerca de Barcelona. En todas partes ó por capitulacion ó á la fuerza se iban rindiendo las plazas, y el mismo Suchet recogida su gente se fue al amparo de Figueras. Wellington entre tanto no contento con haber arrojado á los franceses de nuestro territorio y resuelto á penetrar en el suyo en union con los españoles comenzó el movimiento en 14 de febrero. Ganada por los ingleses la batalla de Orthez en 27 de febrero, circuidas las plazas de Bayona, San Juan de Pie de Puerto y Navarreins se presentó en el cuartel general de los ingleses el duque de Angulema, á quien y á los de su partido alentaba la caída de Napoleon y de su imperio que se tenia por cercana. Concurrieron con el duque los emisarios de Tolosa y Burdeos, hácia cuyo último punto enviáronse algunas tropas. Apenas los ingleses estuvieron delante de las murallas de Burdeos cuando los imperiales desocuparon la ciudad, en la cual en 12 de marzo fueron alegreinente recibidos el duque de Angulema y el ejército que sustentaba sus derechos.

Napoleon tenaz siempre en sus principios resolvió abrir la campaña en su territorio, y para ello salió de Paris en 25 del propio

que

mes, mientras procuraba que se continuasen las negociaciones comeuzadas en Francfort, á las cuales no habia querido dar oidos cuando andaba mas próspera su fortuna. Juntáronse en Chatillon del Sena plenipotenciarios de Rusia, Prusia, Inglaterra y Austria por una parte, y en representacion de la Francia el duque de Vicenza. En la segunda sesion celebrada el 7 de febrero pidieron los representantes de las potencias aliadas que antes de conferenciar se sentase la base de que la Francia se conformaba con encerrarse en los límites que tenia antes de la revolucion de 1789, y el duque lejos de consentir en esto reclamó que se conservasen los mismos los aliados propusieron en Francfort. Despues de varias conferencias, el representante de Austria presentó en 17 del propio mes la minuta de un tratado que tenia por base la reduccion de la Francia á los límites dichos, especificándose ademas que dejaria todo lo que posey ese ó pretendia poseer en España, Alemania, Italia, Suiza y Holanda, ofreciendo al mismo tiempo la Gran Bretaña devolver la mayor parte de lo que durante la guerra habia conquistado á la Francia en Africa, América y Asia. Napoleon reacio de suyo en suscribir á proposiciones agenas, y ufanoso ahora con los buenos resultados que acababa de alcanzar en la nueva campaña, no admitió de modo alguno la oferta y presentó otro proyecto insistiendo en que los límites de la Francia fuesen los propuestos en Francfort, y pidiendo ademas otros territorios é indemnizaciones. Las potencias enojadas con tal demanda rompieron las negociaciones y el congreso quedó disuelto en 19 de marzo. Antes de este rompimiento las mismas potencias habian firmado en Chaumont un convenio ajustando una liga defensiva por 20 años, y obligándose á no tratar sino juntas con el enemigo, y á mantener en pie cada una de ellas ciento cincuenta mil hombres amen de las guarniciones. La Inglaterra ademas prometia un apronto de cinco millones de libras esterlinas.

Este convenio y el hostil remate de las negociaciones comenzadas en Chatillon daban grande aliento á la causa de los Borbones, á favor de la cual el duque de Angulema trabajaba en el mediodía de la Francia, el de Berry en la Bretaña, y el conde de Artois en

el cuartel general de los aliados á donde se habia venido. Viendo sus cosas tan mal paradas aceleró el emperador el final de las negociaciones entabladas con Fernand y le puso en libertad, esperando que este paso y el de restaurar á Pio VII en el solio pontificio podrian serle todavía de algun provecho. Al tiempo en que Fernando conseguia la libertad llegaba á Valencey el duque de San Carlos con la contestacion de la Regencia concebida en los términos. que hemos visto. A pesar de esto Napoleon insistió en lo resuelto, y el 7 de marzo llegaron á Valencey los pasaportes para Fernando y para todos los que con S. M. estaban. El 10 del mismo mes salió de Valencey el general D José Zayas llevando para la Regencia una carta, en la cual entre otras cosas se decia que en cuanto al restablecimiento de las Cortes y de lo demas que durante su ausencia pudiese haberse hecho, que fuera útil al reino, todo mereceria su aprobacion como conforme á sus reales intenciones. La llegada de Zayas y el contesto de la carta causaron un júbilo inesplicable y todo se dispuso para recibir al monarca', que salido de Valencey en 13 de marzo con el título de conde de Barcelona entró en Perpiñau en 19 del mismo. Aunque desde luego quisiera pasar á Valencia se ofrecieron para esto algunas dificultades por parte de Suchet que tenia instrucciones de Napoleon, y que si bien dejó ir al rey se quedó como en rehenes al infante D. Cárlos. El dia 22 pisó finalmente Fernando VII el territorio español, y habiéndose detenido en Figueras el 23, siguió su viage el 24 en compañía del mariscal Suchet y escoltado por caballería francesa. En la márgen derecha del Fluviá estaban tendidas las tropas españolas mandadas por el general D. Francisco de Copons, y en la ribera opuesta segun el terreno lo permite estaba colocado el ejército frances. Las salvas de artillería y las músicas de los dos campos anunciaron la llegada del rey que se presentó muy luego en la márgen izquierda del rio. Precedido el correspondiente aviso por parte del general frances pasó D. Fernando el rio, y cuando hubo puesto los pies en la márgen derecha se le presentó el general español, y despues de felicitarle por su dichos llegada puso en sus manos el pliego de que trata el artículo 3.o del decreto de las Cor

tes de 2 de febrero que hemos copiado mas arriba. Inútil es describir el entusiasmo de los pueblos que en tropel habiau acudido para ver al monarca, y el del ejército que prorumpiendo en alegres y altos vivas desfiló delante de S. M. y del infante D. Antonio. De allí siguieron su viage á Geroua en donde los alcanzó el 26 el infante D. Cárlos.

D. FERNANDO VII.

Hallábase finalmente dentro de Españia y en medio de súbditos fieles el rey D. Fernando VII despues de seis años en que salió del territorio de nuestra patria. Los sacrificios que esta habia hecho para reconquistar su independencia alevosamente arrebatada, y á fin de asegurar á Fernando el trono perdido con motivo de los sucesos de Bayona pareció que quedaban todos olvidados y bastantemente satisfechos con el recobro del monarca que podia jactarse de ser el rey por quien mas habian hecho y padecido sus pueblos. Bien pudo conocer que los españoles se creian recompensados con su vuelta al contemplar el indecible gozo y el ardiente entusiasmo con que era recibido. Los escombros de Gerona atestiguaban los sacrificios de sus hijos, y las aclamaciones de júbilo eran la mas concluyente prueba del placer que su llegada causaba. ¡Cuán breve y transitorio habia de ser aquel período de contento!

Desde Gerona escribió el rey á la Regencia la siguiente carta autógrafa.

2

[ocr errors]
[ocr errors]

Acabo de llegar á esta perfectamente bueno, gracias a Dios, y el general Copons me ha entregado al instante la carta de la Regencia y los documentos que la acompañan : me enteraré de todo, asegurando á la Regencia que nada ocupa tanto mi corazon como darla pruebas de mi satisfaccion y mi anhelo por hacer cuanto pueda conducir al bien de mis vasallos.

[ocr errors]

Es mí de mucho consuelo verme ya en mi territorio, en para medio de una nacion y de un ejército que me han acreditado una n fidelidad tan constante como generosa. Gerona 24 de marzo de 1814.-Yo el Rey. -A la Regencia de España."

Antes de pasar adelante en la relacion del viage del rey es indispensable volver la vista al ejército anglo-hispano que habia penetrado en Francia, en la cual trabajaban á favor de los Borbones los duques de Angulema y Berry, y el conde de Artois. Ganada la batalla de Orthez y verificados por Lord Wellington los movimientos y las operaciones que su plan hacia necesarios llegó al frente de Tolosa y en 10 de abril trabó con el mariscal Soult una batalla sangrienta en virtud de la que los franceses en el dia 12 abaudonaron aquella ciudad y los circunvecinos pueblos que hasta entouces habian ocupado. Mientras el ejército anglo-hispano era recibido en Tolosa con alegres aclamaciones, llegó á ella la noticia de que en 31 de marzo el de los aliados del norte habia hecho su entrada en Paris. El dia 1.o de abril Napoleon abdicó á favor de su hijo, y muy luego hubo de renunciar la corona en su nombre y en el de su familia, y admitir un asilo en la isla de Elba mientras de nuevo era llamado al trono de Francia Luis XVIII.

Habíamos dejado al mariscal Suchet con su ejército compuesto de once mil hombres en Figueras de donde salió á principios de abril dirigiéndose á Narbona, aunque dejando todavía en aquella plaza algunas fuerzas. Sahida por Suchet y por Soult la nueva de lo acontecido en Francia, los dos generales concluyeron un armis ticio con lord Wellington, conviniendo ademas en que los franceses entregarian dentro de un corto plazo á los españoles las plazas que todavía conservaban. Tal fue el remate de la famosa guerra de la independencia, de la cual el mismo Napoleon cuando estaba ya prisionero en Santa Helena hablaba en estos términos : « La guer22 ra de España es una combinacion que me ha perdido. Todas las circunstancias de mis desastres estan ligadas á este nudo fatal: ha destruido mi reputacion en Europa, complicado mis dificultades, y abierto una escuela práctica al soldado ingles. Los españoles despreciando el interes que me tomé por ellos solo atendieron al modo con que mis planes, se ejecutaron, y „importancia á la injuria é indiguados con la idea de la ofensa, todos empuñaron las armas. Los españoles en masa se conduje

[ocr errors]
[ocr errors]

༡༡

[ocr errors]

dando

« AnteriorContinuar »