despues de un largo sitio penetraba en Marruecos cuya guarnicion y cuyos habitantes habian perecido casi todos víctimas de la miseria. Los pocos que quedaban murieron á manos del desapiadado vencedor, y en su alcázar fue cogido el emir Isaac-Ibraim hijo de Taxfin y que le habia sucedido en el trono. El infeliz vencido se postró á los pies del triunfador implorando su misericordia, la cual sentiase muy dispuesto á otorgarle Abdelmumen; mas como uno de los gefes de los Almoravides viendo humillado á su rey, le dijese: miserable, sufre como hombre, porque esta fiera (Abdelmumen) ,,no se aplaca con lágrimas, ni se sacia con sangre," el almohade se irritó de tal manera al oir estas palabras, que dispuso que se diera muerte al emir y á cuantos almoravides se encontrasen. Asi terminó en Africa en 1145, el imperio de estos. Dejemos en este punto y en este año de 1145 los asuntos de los Arabes para ocuparnos de los nuestros, que quedaron suspensos en el de 1134, en que falleció D. Alfonso el Batallador. Este rey, que murió sin hijos y dejando un hermano llamado Ramiro, en sus dos testamentos otorgados, el uno en octubre de 1131, y en setiembre de 1134 el otro, nombró herederos de todos sus reinos y dominios por iguales partes á los caballeros templarios y hospitalarios, y al Santo Sepulcro de Jerusalen. Sin embargo de esto, apenas se esparció la noticia de su muerte se reunieron los grandes de Aragon y de Navarra, y sin hacer caso alguno de la disposicion del rey trataron de nombrar un sucesor. Dividiéronse sin embargo los votos: los aragoneses que querian un príncipe de la familia real eligieron en Monzon á D. Ramiro hermano de Alfonso, monge hacia ya cuarenta años, abad del monasterio de Sahagun, obispo electo de Burgos, luego de Pamplona, y por último de Balbastro, quien reunia á un tiempo la corona, la cogulla la mitra. Ademas vióse forzado á fin de tener sucesion á contraer matrimonio, para lo cual se obtuvo una dispensa del papa. Los navarros proclamaron en Pamplona á D. García Ramirez, que dia del rey D. García de Nágera, resultando de esta doble eleccion guerras continuas entre los dos reinos. Separáronse pues las dos coronas, y mientras se procedia á la eleccion de reyes aprovechán y descen dose los moros de la coyuntura empezaron á hacer correrías por Aragon. Alfonso VII de Castilla informado de la malhadada jornada de Fraga y considerándose con derecho á los estados del rey muerto, comenzó á recobrar todo lo que este por fuerza ó de grado le retenia, llegando á apoderarse de toda la parte de acá del Ebro, de suerte que D. Ramiro tuvo que retirarse á Sobrarbe con esperanza de avenirse con el de Castilla si sus condiciones eran razonables. Graves daños se preparaban á los Españoles en sus intestinas desavenencias si sus naturales enemigos los mahometanos no estuvieran entre sí tan discordes como hemos visto. En tan tristes circunstancias la Providencia, que muchas veces ha mostrado de una manera ostensible que vela sobre esta nacion digna de mejor suerte, le deparó entonces un hombre que pudo atajar las desgracias que amenazaban. Este hombre fue D. Ramon Berenguer IV, apellidado el Santo. Por la muerte de Berenguer III acaecida en 19 de julio de 1131 heredó el condado á la edad de diez y seis años Berenguer IV, que unió á los estados de su padre el reino de Aragon por su matrimonio con D. Petronila hija de D. Ramiro el Monge. Desde este conde desaparece en la escena el condado de Barcelona para formar una sola potencia con el reino de Aragon, simplificándose de este modo la historia general de España, porque se disminuye el número de las potencias aisladas en que estaba dividida. Asi es como se va ejecutando el plan de la union general, que al fin convertirá á Leon, Galicia, Navarra, Asturias, Castilla, los territorios árabes, Cataluña, Aragon y Valencia en un solo reino. Plan vasto, inmenso, y para cuya ejecucion se hau presentado innumerables dificultades, y habrá sido menester el transcurso de ocho siglos, D. Ramon Berenguer IV se presentó pues como el íris de paz de la desolada España. Ya en el año 1137 habia contraido esponsales de futuro con D.a Petronila, hija única de D. Ramiro el Monge, de la cual y de su reino le hizo donacion al conde en 11 de agosto del mismo año; y por fin en Zaragoza y á 13 de noviembre siguiente en presencia de los nobles aragoneses hizo abdicacion absoluta de la corona y del reino á favor del mismo conde. Este |