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mando para sucederles en caso de morir sin hijos á Felipe de Francia. Dejó á su hijo D. Juan la ciudad de Sevilla y Badajoz, y D. Diego el reino de Murcia, ambos con título de reyes, aunque con la obligacion de ser feudatarios del de Castilla.

si

Indicamos ya al comenzar el reinado de D. Alfonso el concepto en que teníamos á este monarca, y añadirémos tan solo que penetrado de los deberes que su estado le imponia hubiese querido aprender á desempeñarlos, fuera uno de los mas grandes reyes de Castilla, porque le daba un título á este dictado su saber, verdaderamente prodigioso en aquella época. Su carácter sin embargo fue harto voluble y poco previsor, como lo justifica la historia de las desavenencias con su hijo, á las cuales sin duda pudiera haber puesto término desde sus principios si hubiese conocido los resultados que era fuerza trajesen, y tenido firmeza para sostener el derecho que reconocia en sus nietos. Muchos historiadores han huido de agitar la cuestion de si la corona de Castilla fue legítimamente asentada en las sienes de D. Sancho: nuestros lectores han visto los hechos y de ellos pueden deducir el derecho. Es indudable que cuando las Cortes de Segovia dirimieron la discordia en contra de los hijos de la Cerda, debieron tener presentes las razones de conveniencia que hemos apuntado al dar noticia de aquel acontecimiento; mas á de esto aquella sentencia nos parece pesar y escandalosamente injusta. Si las razones de conveniencia fuesen un motivo asaz poderoso para trastornar el órden de sucesion, este trastorno se verificaria cada vez que el hijo del rey sucediese á su padre hallándose en la menor edad, porque la historia nos enseña que no hay menoría de rey que no sea borrascosa. D. Sancho era á propósito para rey, y asi las Cortes pudieran atender á la salud de la patria sin atentar al derecho de los hijos de la Cerda, nombrando regente al primero hasta la mayor edad del primogénito de D. Fernando. Esta resolucion hubiera sido sabia y justa: la que tomaron la reputamos por un atentado. No falta sin embargo quien la haya defendido; mas no importa, nosotros mauifestamos nuestro parecer, porque en cosas de esta clase el historiador tiene casi una obligacion de declarar lo que piensa. Por de pronto la resolucion

alta

de las Córtes de Segovia fue una de las causas mas eficaces de las tempestades que agitaron el reinado de Alfonso el Sabio.

de

En tiempo de este rey y por órden suya todos los documentos y escrituras públicas se estendieron en lengua castellana, en vez de la latina que hasta entonces se habia usado. Esta medida ademas poner al alcance de todas las personas los documentos que á todas interesan, y de evitar que en su redaccion se cometiesen los fraudes que son tan de temer cuando se estiende un contrato en lengua que los contrayentes no entienden, contribuyó muchisimo para que hiciese rápidos progresos el hermoso idioma de Castilla.

Llegados al momento en que cortamos la historia del reino de Aragon, nos parece oportuno continuarla hasta la muerte de D. Pedro el Grande, despues de la cual comenzarémos el reinado de D. Sancho el Bravo.

guerra

á

Tendrán presente nuestros lectores que el rey D. Pedro enemistado con el papa y con el rey de Francia tenia su reino en entredicho por disposicion del primero, y estaba en guerra con el segundo. Vencida la escuadra de este por el almirante Roger de Lauria que se apoderó de varias plazas de la Calabria, y enviado un mensage al papa en solicitud de que se oyesen las razones que habian dictado su conducta, temió D. Pedro que el rey de Mallorca agriado con él por algunas desavenencias que entre los dos mediaron, concediese paso por el Rosellon al ejército frances que en 1 285 se habia reunido en gran número para venir á hacer la Aragon. Marchó pues á Perpiñan, y habiendo tenido noticia cierta. de que su hermano estaba avenido con el de Francia, se apoderó de Perpiñan de donde huyo el de Mallorca, y forzado á abandonar la plaza se vino á la Junquera en el momento en que el rey de Francia penetraba ya en el Rosellon. Apoderóse de los principales puntos de este territorio, por cuya novedad D. Pedro llamó á las armas á sus súbditos. Despues de varios lances de poca importancia entra el frances en el Ampurdan, apoderase de Castellon, pone cerco á Gerona, viene de Sicilia el almirante Roger de Lauria, ataca á la armada francesa, y la derrota completamente; mas á pesar de esto la ciudad de Gerona no pudiendo sostenerse por mas tiem

po se entrega por capitulacion. Esta conquista fue muy cara para los franceses, porque les atacó una enfermedad maligna que puso fin á la vida de la mayor parte de ellos. A esta época se refiere el suceso que por tradicion ha llegado hasta nuestros dias, de que del sepulcro de San Narciso profanado por los franceses salieron innumerables enjambres de moscas y tábanos que causaron graves daños á los enemigos. Los franceses pues se vieron precisados á recogerse al otro lado de Perpiñan sufriendo en la retirada un considerable descalabro, á consecuencia del cual se rindieron al rey Castellon de Ampurias, Torruella de Montgrí, y finalmente la ciudad de Gerona.

La confederacion que el rey de Mallorca habia hecho con el de Francia para que viniese con sus fuerzas contra D. Pedro no podia este dejarla sin castigo. Asi fue que despues de los terribles estragos que habia causado á los franceses y habiendo entendido que la mayor parte de los señores de Mallorca estaban muy dispuestos á declararse en favor suyo, acordó de dirigirse á las islas para sujetarlas. Mandó al almirante que con las galeras hiciese rumbo al puerto de Salou para donde el rey salió desde Barcelona á 26 de octubre de 1285. En el camino le atacó una enfermedad grave, y trasladado á Villafranca de Panadés mandó á su hijo Alfonso, que ya habia sido jurado por sucesor, que se dispusiera á pasar á las Baleares, á fin de dar cima á la empresa que él habia comenzado. En la misma villa y en 2 de noviembre siguiente falleció, habiendo antes convocado en su cuarto al arzobispo de Tarragona y á otros prelados y magnates, ante quienes hizo las mayores protestas de su fe y respeto á la Santa Sede, manifestando si bien oponiéndose á la voluntad del pontífice hubo de sostener sus derechos á la Sicilia, deseaba dar satisfaccion á la Iglesia por la falta que pudiese haber en esto, y pidió la absolucion que le concedió el arzobispo de Tarragona. En su testamento, que habia otorgado en Port-Fangós en enero de 1282, nombró albaceas, dejó varios legados, instituyó heredero universal de sus estados á su primogénito D. Alfonso, y dejó á D. Jaime los condados de Ribagorza y Pallás con feudo á su hermano mayor. Su cadáver fue sepultado en el

que

monasterio de Santas Cruces en donde subsistia en 1835. D. Alfonso le sucedió en el trono, y espondrémos los hechos de su tiempo cuando la historia general de España nos ofrezca para ello un intervalo oportuno. Ahora comenzarémos el reinado de D. Sancho de Castilla, durante el cual, por efecto de las relaciones de amistad y de familia que mediaban entre él y el rey de Aragon, todavía mentaremos á este algunas veces por mas que acabamos de dar noticia de su muerte.

FIN DEL TOMO PRIMERO.

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