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<< GEROGLÍFICO QUINTO

› Pintáronse dos brazos, que con dos guirnaldas salían de un cielo y esta letra: Quoniam judicas populus in æquitate, et gentes in terra dirigis, aludiendo á los dos empleos que tuvo su eminencia de cardenal y gobernador del Real Consejo de Castilla, y abajo la letra española que decía:

<< Sabio Gaspar y prudente, texió, gobernando el suelo, dos coronas en el cielo. >>

La muerte del cardenal emeritense tuvo cierta resonancia en la corte, que se revela desde el punto que tantas gentes se ocuparon de él, y en las provincias, como en Madrid, se le hicieron suntuosos funerales. Parécenos que esto fué debido á su representación política y su influencia palatina más que á sus merecimientos personales.

Visita el cardenal del rey D. Felipe V y del príncipe Fernando (después Fernando VI); amigo también de los altos cortesanos; investido con el cargo de presidente del Consejo, y á más con la púrpura cardenalicia, su muerte fué por todo esto un verdadero suceso en la corte de un país que tocaba, desgra ciadamente, con los rebajamientos y pobrezas propios de los tiempos que precedieron á Carlos III.

Fray Vicente Nabas nació en 1726. Estudió teología en el Seminario Conciliar, llamado de San Athón, en Badajoz, y más tarde pasó á la universidad de Salamanca, donde cursó la carre ra de derecho, graduándose de abogado y ejerciendo la carrera por algún tiempo en Madrid.

Su educación mística y su vocación religiosa le hicieron comprender bien pronto que su verdadero estado era el monacal, у, joven aún, tomó el hábito de la orden de Predicadores, dedicándose desde aquel día á la cátedra sagrada, y sobresaliendo en ella á la altura de los mejores oradores místicos de sus tiempos.

En 1780 Carlos III le nombró su capellán y predicador ho

norario, y poco más tarde fué agraciado con el cargo de miem bro de su Consejo.

En el año de 1793 fué propuesto para el obispado de Comayagua, en América central (Honduras), con cuyo motivo y el de haberse nombrado del Consejo de S. M. á don José Moreno, se celebraron en Mérida grandes funciones, como se refiere muy al pormenor en el siguiente manuscrito, del que hemos visto varias copias en poder de los bibliófilos y coleccionadores extremeños (1). Este documento no puede estar peor redactado; pero él más que nada da cabal idea de cómo y para qué vivían en el siglo pasado nuestros mayores, celebrando estas ridículas fiestas y poniendo en alarma á un pueblo de la importancia de Mérida, para festejar los sucesos que, cuando más, tendrían importancia entre las familias de los Morenos y las de Nabas.

El obispo D. Vicente debió morir en los primeros años del siglo actual.

VI

Tales son los hombres que han ilustrado á la ciudad de Mérida en estas tres últimas centurias.

En la actualidad, esta ciudad vive del producto de su agricultura, y olvidando su pasado, procura reformar hoy el aspecto de sus calles y plazas, restaurar algunos edificios para mayor

(1) Se titula así: Extracto de la funcion de Victores que en la noche del domingo 8 de Marzo de 1795 Zelebró el M. I. y B. Cavildo Ecco. de esta ciudad de Merida en obsequio del Illmo. Señor D. Josef Eustachio Moreno, Pro. Herm.° Capitular de él, por haverlo promovido la Piedad del Rey Nro. Señor Don Carlos Quarto, del Consejo de Hacienda al de Castilla y su Rl. Camara, con atencion á sus meritos y Literatura; Y de el Illmo. Señor Don Fray Vicente Nabas, Natural de esta Ciudad y del Orn. de predicadores, Obispo Electo de Comayagua y del Consejo de su Magesta.

comodidad del vecindario y dar impulso á su comercio y su industria amparada en las nuevas vías férreas que la ponen en rápida comunicación con Madrid, Sevilla y Lisboa.

Dotada la ciudad de aguas potables, con alumbrado bastante, calles espaciosas, paseos y arbolados en las carreteras que la circundan, Mérida es ya un pueblo moderno que espera levantarse por la actividad de sus hijos y el producto de sus

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La plaza Constitucional ocupa en el interior de la ciudad una situación excéntrica; no constituye un cuadrado geométrico, porque aunque sus ángulos son rectos, sus lados son desiguales como las dimensiones de los soportales que la adornan, cuyos edificios presentan sus fachadas al S.O., N.O. y N.E.

Los que miran al S.E., consisten en uno de tres pisos, un palacio y una iglesia parroquial. Esta plaza tiene 150 metros de largo, 87 de anchura, y sirve de mercado diario, y de paseo público.

El primero se verifica debajo, y á las inmediaciones de los

portales situados al extremo S.E., en los que abundan el pán llamado de concha, la cecina, los embutidos, las carnes de cerdo y de monte, la volatería, las gallinas y aves domésticas, los peces de agua dulce, los pescados del mar, las hortalizas, las legumbres, y toda clase de comestibles.

El paseo consiste en un espacio rectangular, cerrado por una bonita verja de hierro, y en cuyo interior existen calles de acacias y diferentes árboles y plantas floridas, entre las que convidan al descanso cómodos asientos, é iluminado de noche todo el ámbito por hermosos faroles colocados en soportes de hierro, labrados con bastante elegancia y perfección.

En el centro de este paseo existe una fuente monumental de mármol, con un surtidor para la elevación del agua á bastante altura, y en los ángulos del interior hay cuatro parterres 6 jardinillos, de vistoso aspecto y con abundantes flores.

Excepción hecha del Arrabal, Santa Olalla, Mirabeles y San Salvador, las calles de la población son poco espaciosas y rectas, empedradas con canto rodado, cuyo pavimento molesta al transeúnte, sin aceras la mayor parte hasta hace poco tiempo, aunque regularmente colocadas casi todas las que las tienen, alumbradas en noches de luna nueva y menguante por buenos reverberos de petróleo, ciertamente, pero cuya esfera luminosa difunde pequeños radios, y en cuya instalación se han calculado desmesuradamente las distancias que los separan entre sí.

Las reformas iniciadas en estos últimos años, para el mejo. ramiento de la ciudad, harán pronto de Mérida un pueblo moderno que será acaso el mejor que cuente Extremadura.

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