Obras de Don Gaspar Melchor de Jovellanos, Volumen4

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Página 223 - ... pensar en mi cruel destino. La grata soledad, la dulce sombra, el aire blando y el silencio mudo, mi desventura y mi dolor adulan.
Página 258 - Las bascuñanas crédulas tragaban; Mas hoy Alcinda desayuna al suyo Con ruedas de molino; triunfa, gasta, Pasa saltando las eternas noches Del crudo enero, y cuando el sol tardío Rompe el oriente, admírala golpeando, Cual si fuese una extraña, al propio quicio. Entra barriendo con la undosa falda La alfombra; aquí y allí cintas y plumas Del enorme tocado siembra, y sigue Con débil paso soñolienta y mustia, Yendo...
Página 232 - Materia, forma, espírtu, movimiento, Y estos instantes que incesantes huyen , Y del espacio el piélago sin fondo , Sin cielo y sin orillas, nada alcanza, Nada comprende. Ni su origen halla , Ni su término , y todo lo ve absorto De eternidad en el abismo hundirse.
Página 215 - Siguen la voz con incesante trote del duro mayoral , tan insensible , ó muy mas que ellas , á mi amargo llanto. Siguen su voz; y en tanto el enojoso sonar de las discordes campanillas , del látigo el chasquido, del blasfemo zagal el ronco amenazante grito , y el confuso tropel con que las ruedas sobre el carril pendiente y pedregoso , raudas el eje rechinante vuelven , mi oido á un tiempo y corazon destrozan. De ciudad en ciudad, de venta en venta van trasladando mis dolientes miembros , cual...
Página 262 - Nácenle al pie las bombas y las balas Entre tambores, chuzos y banderas, Como en sombrío matorral los hongos. El águila imperial con...
Página 334 - ¡Guay de ti, triste nación, que el velo De la inocencia y la verdad rasgaste Cuando violaste los sagrados fueros De la justicia! ¡Guay de ti, loca nación, que al cielo Con tan horrendo escándalo afligiste Cuando tendiste la sangrienta mano Contra el ungido!
Página 249 - Un solo pueblo entonces, una sola y gran familia , unida por un solo comun idioma, habitará contenta los indivisos términos del mundo.
Página 86 - No nos engañemos. La grandeza de las naciones ya no se apoyará, como en otro tiempo, en el esplendor de sus triunfos, en el espíritu marcial de sus hijos, en la extensión de sus límites ni en el crédito de su gloria, de su probidad ó de su sabiduría.
Página 222 - Salgo al ameno valle, subo al monte, sigo del claro río las corrientes, busco la fresca y deleitosa sombra, corro por todas partes, y no encuentro en parte alguna la quietud perdida.
Página 334 - Caerá rendida, y con horrible estruendo en el profundo báratro lanzada, será herrojada por las negras furias de sus cavernas. Y allí sus dogmas y cruentos ritos, y allí sus leyes y moral nefanda, y allí su infanda deleznable gloria serán sumidos.

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