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de ésto, generándose las unas de las otras por el proceso que expusimos al tratar de las comunidades americanas, (1) se nos presentan, desde el primer instante que aparecen en el horizonte de la historia, agrupadas en federaciones ó ligas, que tenían por vínculo la troncalidad. Estas federaciones se suceden á cortos períodos en las fronteras del Imperio Romano, y en esta sucesión parece observarse cierto progreso, siendo las que vienen más vastas y poderosas que las que se van. En el momento de la invasión, las principales eran las de los godos, alamanos, francos y sajones (2). No se nos dice como se formaron estas ligas, ni cuál era su organización; pero el conocimiento que tenemos de las americanas nos da luz suficiente para vislumbrar en sus rasgos generales lo uno y lo otro. Relacionadas por la común descendencia varias tribus vecinas, una de ellas, la más antigua ó belicosa, tomaría la iniciativa convocando á una reunión. Con los jefes de las tribus convocadas se constituiría el Consejo federal, siendo designado el caudillo por elección, ya libre, ya limitada á los indivíduos de la tribu iniciadora ó de una familia de ella. De esta suerte formada, la liga pudo dilatarse luego por el ingreso, voluntario ó forzado, de tribus vecinas (3). En los períodos de guerra, que pide reso luciones prontas y obediencia ciega, privaría el jefe; en los de paz, que requiere prudencia y reflexión, recobraría su importancia el Consejo. Por esto vemos que, durante la invasion, no se habla más que de caudillos; mas pasada aquélla, y á medida que se restablece la paz y se constituyen los nuevos Estados, reaparece el Consejo como el órgano fundamental, y al mismo tiempo decaen los cau

(1) Véase tomo I, libro II, cap. V.

(2) Max Wirth, Fond. des Etats Germ. t. I, p. 180. (3) Véase tomo I, pág. 284.

dillos, que ya se convierten en reyes, ya desaparecen, como el Bretwalda de los anglo-sajones, por disolverse la federación.

§ II.-RETROCESO AL SISTEMA TRIBAL Y CURSO
DE LA NUEVA EVOLUCIÓN.

la

Tal es el estado en que se hallaban las tribus germanas al penetrar en el Imperio Romano, el mismo exactamente á que vimos habían llegado las griegas é itálicas antes de constituirse en ciudades (1). La troncalidad, por único fundamento social; el jefe, el Consejo y la Asamblea, por instituciones políticas; la venganza y la composición, como medios de reparar los agravios; la propiedad del suelo, colectiva; el sentimiento de hospitalidad, ilimitado; en fin, igual respeto á la mujer, la misma pasión por guerra, idéntica tendencia á federarse. Nada, absolutamente, se descubre en estas tribus que no hubiesen poseído las itálicas y las griegas. De donde se sigue que, al señorearse los germanos de las provincias romanas, la sociedad retrocede al sistema tribal, anterior á la fundación de la ciudad. Ese secular desenvolvimiento que hemos reseñado de la tribu á la ciudad, de la ciudad troncal á la territorial, de ésta á la personal, al Imperio, al Catolicis mo, muere aquí, al aparecer las tribus germanas en la escena histórica, y volvemos al punto de que entonces partimos. No atenúa este retroceso la tradición de elementos educativos de los vencidos á los vencedores; pues

(1) Véase tomo II, libro I.

de la brillante y colosal cultura greco-romana mucho más se perdió que se conservó, y esto segundo no fué recogido y aprovechado sino paulatinamente y tras largo período de anarquía y barbarie. Tampoco puede considerarse compensado este retroceso por los beneficios que representa la educación de las tribus germanas; dado que esta educación pudo haberse efectuado por medios pací ficos, por colonización supongamos, como se ha cumplido en nuestro tiempo la de tantos pueblos en los diversos puntos del globo, sin haberse suspendido, antes habiéndose activado por modo portentoso el progreso de los Estados colonizantes. En definitiva, la caída del Imperio Romano de Occidente abre en la historia ancho y profundo surco: la literatura y las artes se eclipsan, las instituciones creadas á costa de tantos esfuerzos se hunden y la socieciedad retrocede á la organización tribal, para comenzar una evolución nueva, relacionada ciertamente con la anterior por la tradición, pero distinta de ella como la planta naciente lo es de la muerta con cuyos despojos se sustenta. ¿Qué dirección toma este desenvolvimiento?

Siendo el mismo ahora que antes el punto de partida, idéntico parece que había de ser también el curso de la evolución, salvo las leves modificaciones que determinase la diferencia del lugar. En su consecuencia, aquí, como en Oriente, Grecia é Italia, las tribus, fijándose en el suelo, habrán de convertirse en ciudades, de carácter troncal y religioso; aquí, como en Grecia é Italia, las ciudades habrán de crecer y desarrollarse, pasando de la fase troncal á la territorial y quizás de ésta á la personal, y bien pudiera ser que alguna, imponiéndose á las vecinas, se lanzare, como Roma, á la conquista llegando á fundar un nuevo imperio. Sin embargo, nada de esto sucedió. Las tribus griegas é itálicas habían fundado la ciudad; las germanas fundan la nación. ¿Cómo?

Seguramente, no por especial virtud de las segundas, cuvas instituciones nada ofrecen que autorice á suponerlas dotadas de una capacidad politica superior á la de sus hermanas mayores (1). La única de sus instituciones que presenta á primera vista alguna analogía con la nación y pudiera sugerir la idea de haberle dado origen, es la federación tribal; pero esta federación no fué patrimonio exclusivo de aquellas tribus, la hemos encontrado en Italia, en Grecia, en América (2), y surge donde quiera que le presta condición el grado de desarrollo y las condiciones externas la imponen. Por otra parte, esas federaciones troncales, lejos de conducir á la nación, estaban destinadas á disolverse el día en que las tribus, haciendo asiento definitivo, trocaran el vínculo de parentesco por el de vecindad. Por tanto, es indudable que si las comunidades germanas se hubiesen desarrollado solas, sin la influencia de los vencidos, habrían tomado el mismo camino que siguieron las griegas é itálicas y la ciudad hubiese reaparecido una vez más en el mundo.

Puesto que no fueron los invasores los que trajeron el germen de la nación, ¿hallaríase éste contenido acaso en las instituciones de los vencidos? Tampoco. Entre los vencidos había: abajo, ciudades, uniformemente administradas y privadas de independencia; arriba, el Imperio, que organizado en prefecturas, diócesis y provincias extendía su autoridad sobre colectividades de distintas razas, idio

(1) No se explica, á no ser por prejuicio de raza, el que pu blicistas tan concienzudos como Burgess escriban que los germanos «están especialmente dotados de la capacidad necesaria para establecer Estados nacionales y que, por tanto, tienen la misión de dirigir, en la esfera política, la civilización en el mundo moderno.» (Political Science and Comparative Constitutional Law., parte 1., lib. I, cap. III y IV.)

(2) Tomo I, lib. II, cap. V, y tomo II, lib. I, cap. V.

mas, sentimientos y tradiciones; en lo más alto, el Catolicismo, que traspasaba las fronteras del Imperio en pos de la universalidad. Ni las ciudades por lo pequeñas, ni el Imperio y el Catolicismo por lo dilatados, contenían elemento alguno nacional. Lejos de esto, el Imperio y el Catolicismo, por su tendencia á la universalidad (1), eran contrarios á la nación, la que á buen seguro no habría nacido nunca si aquéllos hubiesen continuado dominando como hasta entonces todas las energías sociales.

¿De dónde salió entonces la nación? ¡Cosa singular Lo que no habían dado los latinos ni hubiesen podido dar los germanos, se produjo de la unión de entrambos, esto es, del hecho de apropiarse los invasores la civilización de los invadidos. Veamos como.

§ III.-EL CATOLICISMO, PRINCIPAL FACTOR
DE LA NUEVA EVOLUCIÓN.

Imperio, jerarquía administrativa, todo lo que era órgano y poder material cayó al choque de los germanos; mas no cayó, antes cobró nuevo vigor, lo que era idea y poder moral, el Catolicismo, cuya propagación imprime carácter al período que corre desde la invasión hasta los últimos carlovingios. Habíanlo abrazado á la muerte de Carlomagno todos los pueblos que iban á ser principales

(1) «Roma, dice Ihering (Espiritu del Derecho Romano..... Intr.) representa el triunfo de la idea de universalidad sobre el principio de las nacionalidades;» y Burgess (Pol. Sc. and Comp. Const. Law., parte I, lib. II, cap. III.) «El imperio universal es la institución peculiar del genio politico de Roma......

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