Imágenes de páginas
PDF
EPUB

CAPITULO VIII.

Contestaciones entre el cuartel general de los ejércitos reunidos y el ministerio con motivo de la propuesta del brigadier Linage para mariscal de campo.-Manifiesto del brigadier Linage. Ojeada sobre la política.-Salida de la Córte para Barcelona.

[graphic]

L deseo ó mas bien la precision de seguir ordenadamente la série de los hechos militares en las provincias de Aragon y Valencia, nos ha impedido referir las ruidosas contestaciones que mediaron entre el cuartel general y el ministerio, á consecuencia de una propuesta de general hecha por EsPARTERO á favor del brigadier Linage, contestaciones que no habiendo sido sostenidas, (preciso es decirlo aqui con lisura y franqueza) por el interés de la patria, ofrecen como otros muchos lances de nuestras discordias comtemporáneas un cuadro bien triste, tegido con las miserias que tan mal saben encubrir los hombres, cuando responden de sus actos la pasion y el espíritu de partido.

[ocr errors]

Secretario de campaña del ilustre DUQUE DE LA VICTORIA el brigadier Linage, á quien ya hemos visto figurar en los asuntos de la política Y de la guerra, habia sido propuesto por aquel en el mes de abril para el ascenso inmediato de mariscal de campo por los buenos servicios prestados en las operaciones contra los fuertes de Segura y Castellote. Acompañaban á esta propuesta otras varias tales como la del brigadier don Manuel

de la Concha para el mismo empleo de mariscal de campo, la del de esta clase don Diego Leon para el inmediato de teniente general y la de otros gefes y oficiales particulares, todas las cuales fueron aprobadas por el ministerio á escepcion de la de Linage. Respecto á esta última, hallaba aquel tales dificultades nacidas segun él de la posicion voluntaria en que el secretario de campaña se habia colocado, de la oposicion en que se habia declarado y del reto á muerte lanzado desde el campamento, que no era fácil superarlas sin faltar el gabinete á los preceptos del decoro, sin renunciar á todo el prestigio, si por ventura alguno habia sabido grangearse en el pais, sin suicidarse por uno de esos actos que son la muerte de los hombres que valen algo para la moral y el comun sentir de las gentes. El brigadier Linage habia lanzado un grito de censura contra el ministerio, le habia anatematizado ante el pais, presentándole á sus ojos como el causante de los males que le oprimian, como enemigo de las instituciones á cuya sombra se habia elevado, y no era regular que ese mismo ministerio galardonase al brigadier y diese la prueba mas completa de debilidad, de sujecion, de temor vil al cuartel general de los ejércitos reunidos. Pensando asi los ministros, propusieron á la Reina Gobernadora la desaprobacion de las propuestas en la parte que era relativa á Linage, y esta medida dió lugar á sérias contestaciones entre el ministerio y el cuartel general, contenidas las del primero en los términos que hemos visto, reducidas las del segundo á la aprobacion á toda costa de la gracia para Linage.

La prensa se ocupó largamente de ella, el pais presenció absorto la contienda, y mientras de un lado se pretendia separar la causa del secretario de la del general y se pugnaba del otro por hacerla prevalecer contra la voluntad de los ministros, la crisis promovida por este asunto, (y á la que por tanto la prensa llamó muy oportunamente la crisis de las fajas) siguió de cada vez mas ruidosa, dejando prever al hombre reflexivo un término asaz fatal para el decoro nacional.

Viendo por fin que no era posible ó cuando menos prudente contrarestar el inmenso poder del general ESPARTERO, se concedió la propuesta en los términos que la habia hecho, sacrificándose una parte de aquel ministerio que presentó su dimision por motivos de delicadeza. Los ministros dimisionarios eran el de la Guerra, don Francisco Narvaez; el de Hacienda, San Millan; Calderon Collantes de Gobernacion, y Montes de Oca de Marina; los cuales fueron reemplazados por el general conde de Cleonard, don Ramon Santillan, don Agustin Armendariz y don Juan de Dios Sotelo. Lo que mas hay que admirar en este cambio, es que habiéndose debido á una cuestion que parecia y debia ser de todo el gabinete, permanecieron é hicieron parte del nuevo que se

formó los que daban el alma al antiguo los señores Perez de Castro y Arrazola, que siguieron desempeñando sus respectivas carteras de Estado y Gracia y Justicia.

Como este asunto fué tan ruidoso y tanto llamó la atencion de la prensa de todos los colores, el general Linage sufrió las acusaciones de la que se distinguia con el moderado y en particular las del periódico que se titulaba Correo Nacional, á cuyos artículos contestó en un comunicado con fecha 8 de abril desde Aguaviva.

En él indicaba Linage las razones que le habian obligado á guardar silencio desde el mes anterior de diciembre, en que tanto se habia hablado de él con motivo del célebre manifiesto del Mas de las Matas, y la facilidad que hoy le ofrecia para romperle el haberse probado con la nueva propuesta para general que no habia abusado de la confianza del Duque de la VictORIA, como asentaban los periódicos moderados. La acusacion que estos le habian dirigido de ser mas conocido por la soltura de su pluma, que por la brillantez de la espada, devolviala Linage en su primera parte á sus autores, y para probar respecto á la segunda que su espada habia prestado eminentes servicios al Estado, los recordaba desde el principio de su carrera militar, esponiendo: «Que cuando estalló la rebelion carlista en las provincias Vascongadas, era capitan graduado de teniente coronel del cuerpo de carabineros, y ejercia las funciones de segundo comandante, cuyo empleo vino por fin á obtener por su mucha antigüedad, pues contaba trece años de capitan y sin embargo de no tener motivos para estar muy lisongeado de su carrera fué hecho prisionero en Vitoria, y fué el primero que se negó á reconocer el gobierno de don Carlos, á pesar de la declaracion de traidores pronunciada contra todos los que tal hicieren y de la pena de muerte fulminada, que él indudablemente hubiera sufrido á no haber sido libertado por las tropas leales; que nombrado por el general don Gerónimo Valdés, comandante de una columna volante que debia emplearse en recoger todo al armamento de los voluntarios realistas de la Rioja Alavesa, tuvo la suerte de volver á Vitoria á los ocho dias con un numeroso convoy. Igual comision en el valle de Ayala, produjo el mismo resultado con tenaz oposicion por parte de los ya rebeldes; que nombrado gobernador de Orduña, prestó servicios importantes resistiendo varias veces los ataques de las facciones; concurriendo despues al levantamiento del primer sitio de Bilbao, y posteriormente al esterminio de la faccion espedicionaria de Merino.

«El general don BALDOMERO ESPARTERO (añadia Linage,) que me habia honrado con su aprecio durante su mando de Vizcaya quiso tenerme á sus órdenes y á ellas he participado de cuantas glorias ilustran su nombre. En las acciones de Villareal y cordillera de Arlaban los dias 16 y

17 de enero de 1836: en la de Orduña el 3 de marzo: en la batalla de Unzá el 20 del mismo: en las acciones del 21, 22, 23, 24 y 25 de mayo sobre Aranzazu, Arlaban y Villareal: en la de Escaro el 8 de agosto, persiguiendo la faccion espedicionaria de Gomez: en todas las que mediaron sobre Bilbao hasta la batalla de Luchana: en las del 12, 20 y 21 de marzo de 1837: en la espedicion y regreso de Elorrio por Durango: en el ataque de las líneas de Oriamendi y Hernani el 14 de mayo: en la accion de Urnieta el 17: el 29 en Andoain: el 31 en Leiza: el 1.o de junio en la de Lecumberri: el 2 en la de San Cristobal. En la espedicion de Aragon contra el pretendiente, vuelta sobre Madrid y nueva marcha á Aragon: en la accion de Orihuela el 4 de setiembre. En la batalla de Aranzueque el 19: en la accion de Retuerta el 5 de octubre: en la de Gete el 9: en la de Huerta del rey el 44: en la batalla de Mendianas el 30 de enero de 1838: en la de Rortedo el 31: en la persecucion de Negri, en la gloriosa jornada de Piedrahita el 27 de abril: en el sitio de Peñacerrada hasta la batalla de Baroja el 22 de junio. Con este motivo obtuve el empleo de brigadier, contando entonces cuatro años y tres meses de antigüedad en el de coronel. El 44 de julio de dicho año me hallé en la toma del fuerte de Labraza. En las penosas operaciones del sitio de Ramales y Guardamino: en la accion de la Peña del Moro el 17 de abril de 4839: en la de Cerro Quemado el 30: en la de Ramales el 8 de mayo: en la batalla sobre Guardamino el 11: en la accion de Villareal el 14 de agosto: en la toma del fuerte de Urquiola el 20: en la de Urdax el 14 de setiembre, memorable por haber sido lanzado el pretendiente del suelo español: en la toma de los castillos de Segura y de Castellote. En todos estos gloriosos hechos de armas he llenado mi deber ya como ayudante de campo, y ya como coronel de estado mayor.

Viniendo Linage á probar que perteneciendo al cuartel general del Duque de la VictorIA no podia menos de participar de los riesgos cuando éste no los escaseaba, cuando penetrando el primero espada en mano por medio de los mayores peligros habia decidido de la suerte de las armas é inclinado á su favor el platillo de la victoria, y cuando en tan importantes y señalados servicios ni una vez sola habia dejado de acompañarle su cuartel general, se espresaba de este modo:

«El general en gefe DUQUE DE LA VICTORIA jamás reserva su persona; su presencia en los puntos de mayor riesgo inflama al soldado; su cuartel general participa de los mismos peligros; los que lo componen siempre estan en ellos: yo nunca me he separado de su lado sino para cumplir sus órdenes, poniendo de mi parte lo que la ordenanza prescribe, lo que el honor demanda, y cuanto inspira el deseo del triunfo por el bien de la patria y la propia conservacion.

Томо ІІІ.

19

Cuando el hombre es atacado injustamente en lo mas sensible; cuando el espíritu de partido no perdona medio para injuriar á los no filiados en sus banderas, y cuando la calumnia se emplea con desenfreno, preciso es que quien es blanco de ataques terribles, se sincere, y justifique que el Duque DE LA VICTORIA, primer objeto ó tal vez único de su traidor encono, no propuso á su secretario de campaña por la soltura de su pluma, y sí por méritos de guerra.»

El desacuerdo que ya existia entre el cuartel general del DUQUE y el ministro échase de ver en las siguientes palabras con que Linage trataba de impugnar las acusaciones que le dirigian sus émulos de ser en el ejército el representante de la anarquía.

«Que represento en el ejército y en el pais el principio revolucionario »próximo á espirar en la nacion, si un auxilio con que no deberia contar no »alentase sus esperanzas, etc.» ¿Y quién dice esto? Será esa pandilla jovellanica, positivo principio de revolucion contra el sistema establecido, club verdaderamente trastornador y egoista que quiere someter á su pernicioso *esclusivismo todos los intereses de la gran familia, todas las afecciones y hasta la libertad de pensar. El ser mas morigerado que difiera, que no sea' un ciego instrumento ó que ofrezca oposicion á sus planes, basta para que lo comprendan en el número de los anarquistas: asi han dividido à la España liberal: asi han prolongado la guerra: asi han encendido las pasiones y abierto la caja de Pandora, estendiendo los males que será difícil si no imposible remediar. Francisco Linage jamás ha representado ningun principio ni en el ejército ni en el pais: no tiene relaciones con nadie: está contraido á sí mismo en política; y es tan amante del órden que por sostenerlo ha espuesto su vida en Soria, avalanzándose con su espada no empañada en medio de un motin de soldados seducidos. Entonces no habia constitucion, y se tomó por pretesto, para desvirtuar la disciplina. Ahora disfrutamos de ese beneficio, y sabré arrostrar la muerte en favor del régimen estableçido, , porque este es mi deber como militar.

«Pero ha habido y hay un conato aleve de presentarme con el negro color de anarquista. Para ello sus trabajos en el taller de la iniquidad no habrán carecido de concierto, las combinaciones de los sublimes les habrán proporcionado momentos deliciosos de esperanza; el amor propio satisfecho de haber tejido con finura, no habrá dudado del éxito; y ¿cuantas veces considerarian enredado al objeto de su encono? La conciencia, ese sentimiento que tranquiliza al justo y atormenta al criminal; el prudente silencio ofrecido en las aras de la patria, y el sacrificio de la propia defensa, nada ha bastado para retraer el empeño de presentarme como trastornador del órden social. Yo desafio á todos mis enemigos á que presenten una

« AnteriorContinuar »