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Cristina y de su célebre manifiesto en Marsella, lanzase su famosa protesta analizada en el anterior capítulo ni mucho menos que, faltando á solemnes palabras, hubiese contribuido á que su nombre se invocase en la injusta cuanto infortunada rebelion de octubre.

El odio, empero, inestinguible en el corazon de los monarcas mal aconsejados, estalla tarde ó temprano, y los pueblos son siempre víctimas del resentimiento y venganza de los que à la sombra del trono se proponen saciar su ambicion de mando y de riquezas.

El viaje de la reina Cristina á lá capital del orbe cristiano, su reconciliacion con el santo padre, la absolucion de sus anteriores censuras, y sobre todo aquel arrepentimiento que su conciencia juró en las áureas gradas del Vaticano fueron ya un negro y terrible augurio para los que conocen la diplomacia infernal de Roma.

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El plan misteriose concebido en la antigua córte de los Césares, aceptado en París, se desarrolló completamente y descubrió su faz restauradora en la rebelion de octubre, haciendo ondear su realista bandera en la ciudadela de Pamplona y en el palacio de oriente.-

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Una pandilla de los pro-hombres del bando reaccionario, que tuvo la impudencia de mendigar el auxilio de los partidarios de D. Carlos, asediaba de continuo á la ex-gobernadora, bajo cuyo amparo tutelar se agitaba con sus ideas de venganza, ganosa de llevar á cumplido acabamiento ese mismo plan cuyo origen hemos poco ha significado.

El palacio de Courcelles, morada de la reina Cristina en la capital de Francia, era el centro directivo de las maquinaciones absolutistas, en relacion directa con dos clubs de igual procedencia establecidos el uno en Bayona y el otro en Madrid.

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Eran componentes de esta indigna conjuracion muchos de los gefes del bando hoy dominante, y sus primeros trabajos no dejaron de traslucirse por correspondencias particulares, alguna de oficio y hasta por la prensa progresista; nadie, empero sospechaba que tuvieran visos de realizacion tan pérfidos y descabellados proyectos.ts

No era á la sazón bastante conocido el partido hipócritamente apellidado conservador ó moderado, a pesar de que sus tendencias fueron bien significadas en las diferentes veces que para infortunio del pais tuvo á su cargo la direccion suprema de los negocios públicos.

La nación, tranquila en el goce de una paz octaviana y con la idea lisonjera de un porvenir de felicidad y de renombre, daba muestras inequívocas de su contento en la confianza que supó inspirar a todos un gobierno libre y protector, que con la ley en la mano y deseoso de realizar las mejo~. ras que reclamaba la época y la apremiante necesidad de los pueblos, aten

dia á las justas exigencias de estos, y procuraba reparar los desastres ocasionados por la última y asoladora guerra civil.

Al tenor y espíritu de esta voluntad protectora vieran la luz pública en los últimos dias de setiembre y primeros de octubre varios decretos que fueron generalmente aplaudidos.

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Por el ministro de Marina tenemos los siguientes: 1.° remitiendo á las juntas de comercio el estado de los valores de las monedas de oro y plata de la república de Mégico.

2. El arreglo de los tercios navales, con el patriótico fin de que ingresasen en ellos todos los beneméritos gefes y'oficiales del cuerpo general de la armada y de sus auxiliares que estuviesen imposibilitados de po der continuar su mérito en la carrera activa, extinguiendo de esta manera en la marina la clase pasiva generalmente desgraciada, y acreciendo el beneficio de los interesantes ramos de la pesca y de la marina mercante, que son la basa del de la marina militar.hdot

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3. Prohibiendo á los agentes de bolsa el garantir y aceptar por cuenta propia toda clase de negociaciones, mandando que en las operaciones á plazo se observasen estrictamente los artículos 46 y 75 del real decreto de 10 de setiembre de 1834 en los cuales se ordenaba que el vendedor y comprador habian de esponer sus nombres siendo de su esclusiva cuen ta la responsabilidad del contrato y que los agentes de cambios înterviniesep solo como simples intermediarios, y que si ocurriese algun caso en que los contratantes conviniesen en el depósito de alguna cantidad para la responsabilidad de un contrato, esta suma deberia entrar inmediatamente en poder de la junta sindical, librando el síndico certificacion de las cantidades y personas interesadas: todo bajo las penas establecidas en la ley de bolsa y código de comercio.

4.

Encargando á la junta sindical de agentes de cambio y al inspector de la Bolsa la vigilancia relativamente a las horas destinadas para las negociaciones de los efectos públicos.

Por el de la Gobernacion at se ale et

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Una circular á los gefes políticos previniéndolos recomendasen eficazmente á los pueblos de su respectiva provincia la creacion de bancos de socorros para fomento de la agricultura y ganadería, principales ramos de la riqueza pública.

Por el de Gracia y Justicia las siguientes circulares.

4. Pidiendo una relacion espresiva y circunstanciada de todos los be neficios eclesiásticos que obtuviesen personas, que hallándose en la edad prescripta por los cánones no estuviesen ordenados in sacris, manifestando á qué glesia pertenecia cada uno de los beneficios, quién es su obtentor,

la renta o valor del benefició y de qué precedia esta, si de fincas rústicasó urbanas, si de censos, imposiciones ó de otro cualquier ramo de que pro cediese la referida renta.

Otra relacion en iguales términos que la antecedente, comprensiva de las capellanías de libre presentacion que hubiese en cada iglesia de las respectivas diocesis, espresando su producto, sus cargas y la reduccion que en estas pudiera hacerse.

2. Encargando á los diocesanos la formacion de un nuevo arancel de derechos de estola y pie de altar en que, eliminando todo abuso y corruptela, se consignasen tales derechos con aquella moderacion que corresponde, para que sin ser escesivamente gravosos á los feligreses pudieran utili→ zarse por el clero sin rubor y sin reclamaciones.

Una real órden del ministro de la Gobernacion al director general de caminos, en la que se manifestaba lo bien recibida que fué por el Régente la solicitud, que á nombre de los amigos del pais formuló D. José María Orense, relativa á la organizacion de una compañia para construir un canal de navegacion desde Ramales á las inmediaciones de Limpias, a cuyo efecto se encargaba al referido director ordenase al ingeniero del distrito que procediese á levantar desde luego, los planos y á formar el proyecto de un canal de navegacion en los puntos espresados.

Asi por este órden los actos del ministerio Gonzalez revelaban una ten dencia protectora hacia la libertad é intereses de sus gobernados, y á escepcion de algunas exigencias por parte de la fraccion exaltada del partido li beral, nadie sin marcada injusticia podia hacer cargos á un gobierno legal escesivamente tolerante, cuyo sistema no pudo ser mas de órden y de principios monàrquico-constitucionales...

Permitiendo como era de ley que se controvertiesen los principios mas avanzados en política, pues asi era de esperar de un gobierno cuyo dogma fué siempre la soberanía, de la nacion; permitiendo, decimos, que los pue➡ blos reclamasen el completo goce de sus derechos; era, no obstante, acatado el trono, y objeto de veneracion la jóven Reina que ciñe la corona de San Fernando.

¿Y quién podia apellidarse su adalid mas bizarro sino el invicto, campeon, que al defender con su brillante espada la libertad del pueblo, defendia al mismo tiempo el trono de Isabel?

De aqui la sinrazon que en todas sus querellas manifestaban los hipócritas, que por escelencia se apellidaban monárquicos: de aqui la malicia insigne con que en todos sus escritos procedian, procurando malquistar al pueblo con el Soldado, cuyo único desvelo, cuya única aspiracion era la felicidad de su patria y de su Reina...

* Empero el plan maquiavélico de derrocar con la regencia que legítimamente ejercia el CONDE-DUQUE, la Constitucion de 4837, que á costa de tan penosos sacrificios consiguió darse el heróico pueblo español, les hacia atropellar por todo inventando las mas repugnantes calumnias, los mas torpes dicterios y las novedades mas absurdas y desacreditadas.tas El centro directivo, que como se ha dicho, permanecia en París comprometiendo y lisonjeando servilmente á la reina Cristina dirigia en la prensa francesa los ataques más virulentos contra el partido de la gloriosa revolucion de setiembre y su ilustre caudillo, magistrado supremo por el voto de la nacion

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¡Proceder indigno de enemigos leales y pundonorosos!

Se hizo correr maliciosamente y con el depravado fin de encender el espíritu belicoso de los catalanes, que el Regente se hallaba sumiso à las exigencias del ministerio inglés en la célebre cuestion de los algodones, y en otras importantes négociaciones, resultando desmentida tan pérfida calúmnia por los mismos diarios ingleses de su color político, los cuales se quejaban de que el gobierno de Espartero habia mirado con menosprecio los intereses de la Inglaterra en la ley de aranceles, reconviniendo á Lord Pal~ merston, ministro de negocios estrangeros, por su notoria deferencia al gabinete de Madrid, que tan poco generoso y complaciente aparecia con los que apellidaba sus fieles aliados.

Era estraño y por demas irritante que el partido conservador vigilase tan cautelosamente por la independencia de su patria, siendo asi que jamás su→ po dar un paso sin que las inspiraciones del palacio de las Tullerías le tra→ zasen primero la línea de su conducta.

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-Si los de París y Bayona servíanse de la prensa de allende el Pirineo, sus sectarios de Madrid y de las provincias en sus diferentes órganos perio dísticos bacian alarde de una oposicion sitemática, apasionada, injusta y violenta.

Las columnas del Correo Nacional, del Cangrejo, del Globo y del Vas congado eran los reductos desde donde diariamente se disparaba contra el palacio del REGENTE un fuego destructor y mortífero.

Asi daban aliento á los conjurados, asi acrecentaban las esperanzas de los que interesados en la ruina de las instituciones, solo esperaban una ocasion favorable para realizar sus proyectos liberticidas.

¿Y podria con razon apellidarse tiránico é intolerante à un gobierno, que con una impasibilidad estóica sufria los tiros mas alevosos y criminales?

Por el contrario su escesiva tolerancia, como ya hemos dicho, perju➡ dicó no ya al gobierno sino al porvenir de la Constitucion del Estado.

Cierto es que el ministerio fiscal de la imprenta ejerció, con celo sus funciones; pero este poder independiente de la influencia del gobierno y no hacia otra cosa que cumplir sus mas sagrados deberes.

Lo que, seguramente apareció en ocasiones censurable fué la indulgen cia de los fiscales y del gobierno á favor de los que blasonando de órden,' proclamaban la guerra; de los que predicando principios de legalidad y de justicia, han ejercido siempre la arbitrariedad y el esclusivismo...

Muchas veces, y es lo único que hallamos digno de censura, ocurrió que se confundieron las dos oposiciones de la prensa, la realista y la popular, y entiéndase que hablamos de la que se hacia de buena fé, pues claro es, que no tenemos como tal la que se ejerció en 1843, cuando por desgracia se disolvieron los vínculos de fraternidad que unian por largo tiempo al partido del progreso, partido, á quien los desengaños han debido ha cer ya mas previsor y prudente.

Cuanto mas se aproximaba el momento de la rebelion octubrista mas arreciaba el encono y desvarío de ciertos escritores del bando moderado.

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Le denostaban al REGENTE con furiosa energía, se inventában ardides, y se procuraba por todos los medios mas reprobados estraviar la opinion del pueblo y del ejército.

Uno de los medios, tal vez el mas eficaz y conducente á la consecucion de sus bastardos fines, era hacer creer á los vascongados que el gobierno habia faltado en un todo al célebre convenio de Vergara, y que se proponia tiranizarlos... siendo así que la idea del gobierno fué siempre la de nivelar en derechos y preeminencias, beneficios y consideraciones a aquellas provincias con las demas de la Monarquia, pensamiento feliz, deber justf simo, muy al contrario, seguramente, muy lejos por cierto de las intenciones que le suponian enemigos incorregibles y poco hidalgos. be

Véanse, pues, las falsas aseveraciones, las alarmantes querellas del Correo Nacional y del Vascongado en aquellos momentos críticos de agi tacion y de zozobral akhirn

Decia el Correo: een in

«La carta de Vitoria, que en otro lugar insertamos, es un hecho mas que viene á confirmar las manifestaciones del partido dominante contra el espíritu y observancia del tratado á que se ha debido la pacificacion del reino. »

«Al decretar una medida que coloca en peor situacion que la que tenia antes de dicha órden á las clases pasivas comprendidas en el convenio de Vergara, el gobierno si no ha visto con indiferencia el juicio que en el pais pueda formarse de su determinacion, ha debido tener presente la que el convenio estipulaba en favor de dichas clases, y cumplir primero lo que

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