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auxiliar á Arnau y Arévalo se hallaba en marcha para Alcublas seguido de tres batallones y alguna fuerza de caballería. Recibióse esta noticia por un pliego interceptado al mediodia del 20, y en la tarde del mismo, el enemigo empezó á llamar la atencion de los sitiadores atacando á la fuerza que estos tenian avanzada en el cerro de la Corona con tres batallones, dos escuadrones y algunas piezas de montaña; pero reforzada con tiempo aquella posicion, y convencido el enemigo de lo inútil de su tentativa, se retiró á Andilla despues de haberse tiroteado sus guerrillas por muy poco tiempo. La artillería de los constitucionales que jugaba sin descanso, conmovió muchos trozos de la muralla y aun logró destruir algunas aspilleras y torreones; mas ni esto facilitaba el acceso ni podia esperarse que abriese brecha; en cuyo estado se conoció la necesidad de los trabajos de zapa, dando prinçipio la tarde del 21 á un camino cubierto á cuyo abrigo pudiesen subir los zapadores hasta la puerta del castillo. Para proteger tan interesante operacion fueron destinadas algunas compañías de cazadores á las órdenes de su acreditado valiente comandante D. Francisco Perurena y se prepararon faginas y sacos á fin de que nada faltase á la pronta ejecucion de los trabajos; los cuales continuaron toda la noche. Al dia siguiente viendo que los enemigos eran molestados vivamente por la fuerza establecida en la Peña, se mandaron activar los trabajos de zapa. Los cazadores que los protegian llegaron hasta la puerta del fuerte donde colocaron algunas escalas, subiendo hasta ella el bizarro Perurena que con serenidad admirable trepó por lo escabroso de la Peña seguido de algunos cazadores. Los enemigos se apercibieron á la defensa arrojando peñas tan enormes que hacian imposible la permanencia de la tropa en la posicion que habian conquistado; por cuya razon hubieron de replegarse con pérdida de un cazador despeñado y varios heridos.

En este momento se recibió aviso de que Forcadell marchaba hácia el Villar, en cuya consecuencia el general Azpiroz se trasladó inmediatamente á la Losa, y reunida toda la fuerza disponible marchó en la misma direccion que traia el enemigo. A vista de los sitiados, intentó éste hacer un esfuerzo presentando sus masas en las alturas del camino de Domeño. Situáronse á su frente los batallones de Almansa y 6.° ligero, algunas compañías de Ceuta y Leon, un escuadron del 4.° ligero y la columna de cazadores que habia intentado el asalto la que por disposicion del general se trasladó inmediatamente y por el camino mas corto desde este punto á la línea que presentaban las fuerzas leales. Mantuviéronse estas en observacion hasta que las guerrillas enemigas empezaron á molestarlas: entonces se generalizó el fuego de guerrilla en toda la línea al mismo tiempo que se trababa un vivo ataque contra las fuerzas que ocupaban el barranco llamado de la Salada y las nuevas que de refresco volaron al socorro de aquellas. Ocupada ΤΟΜΟ ΙΙΙ.

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de este modo la atencion de toda la línea creyó Forcadell llegado el caso de dar un golpe de mano haciendo que parte de sus fuerzas avanzasen favorecidas de un olivar para caer de sorpresa sobre la izquierda de la línea contraria, pero una carga simultánea dada por la caballería y la columna del valiente Perurena le puso en tal consternacion que no solo desistió de su proyecto, si que tambien se vió obligado á refugiarse en desórden á una masía inmediata, con pérdida considerable. Dos compañías de Ceuta y otra mitad de caballería que acometian por la derecha obligaron á la guerrilla á replegarse sobre sus masas, dando muerte à un oficial y algunos individuos de tropa.

Escarmentada la faccion y aprovechando la oscuridad de la noche, emprendió su retirada hacia Higueruelas, dejando 13 cadáveres tendidos en el campo y llevando sobre unos 40 heridos: 43 de estos últimos se contaron en las filas de los constitucionales, entre ellos el denodado Perurena. Dueñas estas del campo se replegaron á la Losa sin la menor novedad. De prever era que el resultado de aquel choque influyese de un modo visible en el desaliento de los sitiados y con efecto á las cinco de la mañana empezaron á descolgarse con sogas y escalas de cuerda por la parte del castillo que da al rio. A vista de esta ocurrencia el coronel D. Pascual Sanz, marchó con dos compañías y se apoderó de él sin dilacion. El gobernador del fuerte aunque herido, los oficiales y algunos individuos de tropa que tuvieron tiempo de descolgarse, fueron perseguidos en su huida resultando seis muertos y cinco prisioneros, despeñándose un oficial de miñones que murió en el acto, y quedando en poder de los leales el castillo llamado de los Angeles con 52 prisioneros, municiones, armas, víveres y demas efectos. Asi concluyeron las operaciones sobre Chulilla, punto tan interesante como de dificil ocupacion.

Cabrera entre tanto continuaba enfermo en Hervés y como se agravase cada vez mas hasta llegar al estado de agonía, hubo de pensarse seriamente en manifestarlo al ejército para evitar que la noticia de su muerte, que se esperaba como cosa segura, causara una sorpresa trascendental y el que los asuntos de la guerra pudiesen llegar á verse abandonados por falta de un nuevo director. Al efecto se corrió la triste nueva á todos los gefes carlistas y déjase conocer facilmente cual seria el abatimiento que debia producirles, particularmente el de Forcadell que la recibió en Andilla cuando acababa de sufrir la derrota que le habia proporcionado Azpiroz. Designados este cabecilla y Llangostera como los sucesores en el mando, adoptaron las precauciones necesarias para que las tropas de la Reina no llegasen á saber el punto en que residia el caudillo enfermo. El primero se trasladó inmediatamente á Hervés con lo que no poco se alentó la gente que alli residia acongojada de un lado por los progresos de la enfermedad y los presentimientos

de un éxito desgraciado, y del otro con los temores de agresion de parte de los constitucionales.

En todo el territorio faccioso causó una viva impresion la noticia tan fatal para los carlistas del inminente riesgo de Cabrera, produciendo como suele suceder en tales casos, alarmas y conflictos graves en algunos puntos pero en ninguno tanto como en Morella y Vallibona, donde la desunion fué tan seria y tan marcados los síntomas de desórden que hubo necesidad de inventar un suplicio nuevo, el cual consistia en un palo hendido en tierra y en cuyo estremo superior habia una polea de la cual pendia una cuerda que remataba en dos garfios. Enganchabanse en ellos los cuellos de los revoltosos y ascendidos estos á una regular distancia del suelo quedaban ahorcados no sin sufrir antes los mas atroces tormentos en suplicio tan bárbaro muy digno de aquellas hordas feroces, que asi hacian purgar las faltas á sus mismos amigos.

El escesivo cuidado que se tenia con Cabrera consiguió que el arte triunfase del mal. La providencia que en sus justas disposiciones marca al crímen el castigo como el premio á la virtud, tenia reservado quizá á Cabrera un tormento mil veces mas terrible para hombres de su clase que todas las apariencias de una muerte horrorosa. El hombre, si lícito es concederle este nombre, lisongeado por una fortuna rápida, engreido con los tristes trofeos á que él y sus partidarios apellidaban gloria, esperanzado con la idea brillante de sujetar a sus pies al caudillo ilustre, al denodado DUQUE DE LA VICTORIA, debia vivir para probar el baldon de la derrota, para ver deshechas sus quiméricas y ridículas ilusiones, para despertar á la luz de la verdad y oir desde un oscuro rincon de la tierra el juicio que sus hechos selváticos han merecido á la humanidad. Morir antes de pasar por tan terrible período, y no haber sufrido el torcedor cruel del remordimiento que no persigue al hombre mientras éste vive en una atmósfera de poder y de adulacion; morir de esta suerte, era demasiado premio para Cabrera. La Providencia no podia consentirlo y no lo consintió.

En los primeros dias del mes de enero, observaron los facultativos que rodeaban al enfermo los primeros síntomas de su mejoría y al muy poco tiempo fué conducido á Morella, en cuya poblacion recibió los parabienes de su gente. La junta militar de Aragon y Valencia publicó oficialmente la noticia en todo el territorio de su dominacion, y la establecida en Vallibona, con el título de real junta militar de administraciom y gobierno, dirigió á los habitantes de aquellos pueblos la siguiente notable

ALOCUCION.

«El Dios de los ejércitos, cuya diestra omnipotente se estiende con tan

ta particularidad sobre este fiel ejército y provincia, ha restituido la salud al conde de Morella, cuya gravísima enfermedad ha sido por tantos dias el objeto esclusivo de vuestros pensamientos é inquietudes.

Sí, el héroe del siglo XIX, el inmortal Cabrera se halla ya enteramente bueno, palabras consoladoras, cuyo eco resuena dulcemente en el corazon de todos los que tienen la gloria de militar bajo sus órdenes, desde el benemérito gefe que le sigue inmediatamente en el mando hasta el último soldado del ejército. Igual ha sido en todos la afliccion en estos dias de tristeza y luto en que temíamos por la vida del primer capitan del campo realista. El eclesiástico, el militar, el paisano, ricos y pobres, nobles y plebeyos, todos habeis esperimentado un dolor semejante al de unos buenos hijos que temen perder á su querido padre.

Cesó ya el llanto, y los motivos de temor han desaparecido. Reemplázense nuestras tristezas con contínuos júbilos y despues de dar gracias al Todopoderoso por el fausto acontecimiento de volvernos á nuestro amado general desde el borde del sepulcro, entreguémonos á los trasportes de la justa alegría que debe suceder á nuestros lloros.

Vuestra junta, que á nadie cede en amor á su presidente, el escelentísimo señor conde de Morella, os invita de acuerdo con la autoridad eclesiástica á que en todos los pueblos sometidos felizmente al paternal gobierno de nuestro rey y señor don Cárlos V, (Q. D. G.), se cante una solemne misa con Te-Deum en accion de gracias el dia 3 del próximo febrero, siguiendo á este otros dos de fiesta é iluminacion general sin marcaros de que especie han de ser aquellas, pues sabe que os esforzarcis, haciendo aun mas de lo que pudiera deciros esta corporacion.

Hijos de la revolucion, monstruos abortados del averno para oprobio del nombre español, liberales de todos los colores en que se divide vuestro infame partido, comparad: vosotros 'por medio de asonadas y motines asesinais vuestros mejores generales. Los defensores de la santa causa de Dios y del rey Horan, se estremecen y dirigen sus votos al cielo sin cesar por la conservacion de la preciosa vida de su general en gefe. Hé ahí la infamia, é injusticia de vuestro partido. Hé aquí el honor y la justicia del nuestro.— Viva la religion, viva el rey absoluto, viva el conde de Morella. -Villabona 21 de enero de 1840.-Jaime Mur de Cano.-Manuel Garzon.-José María de Villalonga.-José Bru y Calanda. -Lucas Domenech. -Vicente Herrero.-Juan Bautista Pellicer.-José María de Ochano.-Francisco Boufin.-P. A. D. L. R. J.-Mariano de Godoy, vocal secretario. >>

Para que esta noticia cundiese mas allá del territorio ocupado por la faccion y pudiesen ser desmentidas las nuevas que corrian sobre la muerte de Cabrera, llamó éste á dos nacionales de Madrid que tenia presos en Morella y que habiéndose rescatado por veinte y tantos mil reales estaban próxi

mos á partir y les dijo: Ya ven vds. lo malo que estoy, pueden vds. decirlo en cuantos pueblos transiten.

El Duque de la VICTORIA por real decreto de 18 de enero fué nombrado general en gefe del ejército que operaba en Cataluña, nombramiento que á la par que era un nuevo galardon de sus señalados servicios daba á los asuntos de la guerra la regularidad y órden que resultan siempre de la unidad y centralizacion del mando. A los muy pocos dias hizo publicar la alocucion que sigue:

El general en gefe de los ejércitos reunidos á los individuos del ejército de Cataluña.

«<SOLDADOS: La augusta Reina Gobernadora por real decreto de 18 de enero que se copia en la órden general de este dia, se ha dignado conferirme el mando del ejército á que teneis la gloria de pertenecer, y al comu→ nicaros este nuevo y distinguido cargo con que me honra S. M. siento la doble satisfaccion de que pueda llegar á vosotros la sincera espresion de mi sentimiento. >>

«El mando de los ejércitos del Norte, Centro y Cataluña seria muy superior á mis fuerzas y á mis buenos deseos, si no contase con la pericia de sus generales, con el esquisito celo de los gefes, con el pundonor de los oficiales y con la decision de los individuos de tropa, y si ademas no reuniesen todos al valor y rígida disciplina, un entusiasmo jamás desmentido en favor de la Constitucion de 1837, del trono de Isabel II, y de la regencia de su augusta madre. Pero convencido de que tales son las eminentes virtudes de tan beneméritas tropas, todo lo espero de ellas para consolidar la paz porque suspira esta nacion heróica. Asi que consigamos este bien en Aragon y Valencia, triunfando de los feroces enemigos que hasta ahora lo retrasan, me tendreis entre vosotros con las fuerzas suficientes, hasta completar el esterminio de los de Cataluña. Mientras tanto, y ya que la falta de salud del digno teniente general don Gerónimo Valdés le ha privado seguir á vuestra cabeza dirigirá las operaciones el no menos digno teniente general don Antonio Van-Halen, nombrado por S. M. general en gefe interino y capitan general propietario de Cataluña. »

«SOLDADOS: Continuad siendo lo que sois para que mis ardientes votos por la felicidad de España se vean cumplidos. Los nuevos triunfos que os esperan aumentarán vuestra gloria. Sufridos, valientes y disciplinados, no podeis menos de vencer á los enemigos de la reina y de la patria, siempre que se presente ocasion de acometerlos. La paz tan deseada la veremos conseguida prontamente, para que esta magnánima nacion llegue al engrandecimiento que la preparan nuestras instituciones. Los pueblos todos en

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