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se habiau constituido en la ciudad sublevada hacian mas fácil el triunfo del gobierno y de las leyes por los medios conciliadores y humanitarios; empero la exaltacion à que los partidos ascendieron en aquellos dias no permitió un desenlace menos funesto y trascendental.

Los diarios ministeriales con su lenguage descomedido y apasionado contribuyeron realmente á la preparacion de los sucesos de 1813, y es seguro, que un proceder mas decoroso, imparcial y político hubiera evitado que la desunion llegase al último grado, en el cual solo podia ocasionar como produjo al fin la ruina de todos. Para el Patriota la Iberia y el Espectador, los dos primeros ministeriales y el último de la fraccion del ex-ministro Gonzalez habia desaparecido, el lenguage de la razon y de la prudencia, y tanto contra Barcelona como en contra de una parte muy numerosa é influyente del bando progresista dirigian los mas enconados tiros, las mas imprudentes acusaciones y esta conducta no pudo menos de acrecer los odios y preparar las venganzas.

El encono que en mal hora destellaban los diarios ministeriales contra numerosos é independientes progresistas afectos al DUQUE-REGENTE porque no se lanzaba al rostro de los afrancesados ¿por qué no se descubrian sus inicuas tramas? La fatalidad, el genio del infortunio hizo en muchas y solemnes ocasiones que se olvidasen los ministeriales de los verdaderos enemigos de ESPARTERO y de la libertad para herir con rabioso enojo à enemigos leales y francos, quienes tal vez hubiesen depuesto en aras de la patria sus celos y pretensiones si hubiese manifestado mas cordura y generosidad por parte de la fraccion que se creia única y esclusivamente liberal y apasionada de ilustre guerrero, cuyas glorias debieran haber tenido mas presentes para que con la union de todos los libres hubieran servido de escudo á las instituciones é independencia de la Nacion soberana.

Si el Espectador hubiese apelado á la rectitud y liberalismo del Eco del Comercio en términos amistosos y saludables, advirtiéndole su equivocada marcha por la senda coalicionista, en la que ciertamente no debió jamás colocarse, descorriendo al mismo tiempo el misterioso velo que encubria los inicuos planes de los realistas afrancesados, en este caso decimos, con este proceder noble y político la reconciliacion de los liberales paros hubiera sido segura y de ventajosos é inapreciables resultados. Empero la pretension de nivelar al Eco con el Heraldo era el colmo de la imprudencia y del delirio.

Hé aqui algunos de entre los infinitos anatemas, é impolíticas acusaciones que el Espectador dirigia al Eco del Comercio.

<«El que contempla los motines: el que defendió la regencia trina y hace guerra à la única que votaron las cortes, y aplaudió la nacion entera. »>

El desertor de la bandera del progreso es el que maldice y vitupera al triunfo de las leyes en Barcelona. »>

«El que abogó por Córtes constituyentes. >>

Y por fin el que pretendia falsear el grito de setiembre de 4840 barrenando la Constitucion, por cuya integridad y conservacion se levantó la nacion entera. »

¿Y qué respondia el Eco à estas acusaciones?

Hé aquí su descargo. Medítense bien sus palabras.

«Ya hemos demostrado quiénes fueron los primeros á barrenar la Constitucion. El Eco se hallaba en mejor posicion que otros para conocer hasta donde debia haber sido conducida la revolucion de setiembre. En el Espectador no figurarán tal vez individuos que pertenecieron a las juntas de aquella época, y á juntas de ciudades muy importantes. El Espectador no poseerá como nosotros correspondencias curiosisimas, que revelan los manejos de los que ahogaron la mas sublime de las revoluciones para que fuera infecunda. El pueblo no combatió para mudar de amos, sino para variar de sistema.

«Para evitar al Espectador la ruin tarea de interpretar torcidamente nuestras palabras tenga entendido él y todo el mundo, que los ataques del Eco, y cuanto en este artículo se contiene, van dirigidos á los ministros responsables, a los hombres que rodean á S. A, y le aconsejan mal. Si el REGENTE DEL REINO figura en nuestras columnas á pesar nuestro, culpa es de los que se escudan detras de su inviolabilidad para sancionar sus actos: culpa es de los que le presentan como pantalla para gritar: «al desafuero! >> cuando se ven confundidos: culpa es de los que le han llevado à Barcelona para ajar su prestigio y autorizar con su presencia un acto inhumano y cruel: culpa es de los que le apellidan gefe de motin, (1) para manifestarse contrarios à las asonadas, despues que el presidente del pasado gabinete,

(1) Para que se vea à lo que conduce la exaltación de las pasiones políticas, nótese lo que decia el Castellano refiriéndose al Espectador, que es precisamente à lo que alude la frase, gefe de motin, de que usa el Eco del Comercio.

El mismo periódico en el propio artículo y hablando de la sublevacion de Barcelona deja eseapar la siguiente revelación, que por cierto no la agradecerán mucho los hijos del pronunciamiento de setiembre. «Estos motines (dice) que pueden triunfar de la fuerza de una débil muger dirigida por consejeros torpes ó pérfidos, serán siempre reprimidos por la energía del hombre que ha consagrado su larga carrera pública á la felicidad y ventura de su patria.»

Luego de las palabras del Espectador se deduce claramente que la reina Cristina fué vencida por un motin, que ese motin cambió la situación política de España, y que el actual órden de cosas no es otra que el producto de un motin. El Espectador lo confiesa: nosotros maldecimos todos los motines, lo mismo los antiguos que los recientes, y los de fortuna que los desgraciados.

en pleno congreso y faltando à todas las ideas y principios de gobierno, se asia de la tabla de la insurreccion para no ser lanzado de la silla minis– terial; y culpa es, en fin, de ese partido desertor y ambicioso, que no satisfecho con lo que posee, aspira al entronizamiento perpetuo en el poder: y como este es un absurdo que ni legal ni ilegalmente puede tener efecto, de ahi nace la contradiccion que se nota, ya adulando unas veces al REGENTE, ya repitiendo contra él terribles diatribas. En épocas de revueltas es muy dificil caminar sin la brújula de la sensatez y de la esperiencia; y como no hay nadie que no haya pecado, para lanzar un anatema es necesario algun mas tacto del que en el poder y en la derrota han demostrado los hombres del Espectador.»

¿Quién no pronosticaba males sin cuento á esta nacion desventurada al ver la discordia del partido liberal en todo su apogeo?....

Despues del triunfo de Barcelona la desunion llegó á ser hasta escandalosa con gran júbilo del partido reaccionario que veia en estas miserias el seguro triunfo de sus infernales doctrinas.

En tanto que los periódicos ministeriales abogaban por el término fatab que tuvo la infausta y reprobada insurreccion de Barcelona, el Eco daba al REGENTE los siguientes consejos.

«Nada de esto haremos, porque segun nuestro modo de ver las cosas, todos han pecado, todos han faltado, todos han cometido flaquezas que han dado márgen á crímenes, y crímenes lamentables. En tal situacion la política, la sangre fria es la única que debe obrar en este negocio. De nuevo recomendamos esta marcha al gobierno, nuevamente rogamos á los consejeros del DUQUE DE LA VICTORIA que le inculquen esta idea, y nuevamente suplicamos à S. A. que todo pensamiento en contrario lo mire con prevencion, como hijo de la poca meditacion, y como precursor de males sin cuento. »

Cuando los diarios ministeriales entonaban con frenesi un himno de gloria al gobierno por el desenlace de los sucesos de Barcelona, el Eco se espresaba en estos términos:

«El gobierno ha sido el primero que ha pintado la insurreccion de Barcelona, aislada á los 4000 pillos que supeditaban al resto de los habitantes. La confusion del gobierno nos releva de toda otra prueba; pero ademas de esa confesion, ahi estan todas las correspondencias, por las que se demuestra el estado de anarquía en que se encontraba aquella capital, la facilidad con que pudieron utilizarse aquellos elementos de desórden para triunfar sin sangre de los sublevados, reducidos á doscientos hombres la víspera del fatal alarde de tan inandita ferocidad. »

Con asombro oimos decir á muchos que aplauden la disposicion gobernamental del bombardeo: ¿Y qué habia de hacer el gobierno? ¿No pudiera la dilacion en rendir á Barcelona haber producido un incendio en toda España?

«A la primera pregunta, contestaremos con otra: ¿Y qué hubiera hecho el gobierno á no haber tenido á Monjuich? Y de la segunda deduciremos la mas fuerte acusacion que pueda hacerse à un ministerio, acusacion que aun va mas allá, porque alcanza á la persona que se halla al frente del Estado.

<«<Si Barcelona ha sido destruida por los temores de una conflagracion general, el gobierno es nulo é impotente, pues que no podia conjurarla. Los que aconsejaron al DUQUE DE LA VICTORIA SU presentacion ante una plaza sublevada y no han sabido negociar su rendicion por el prestigio solo del nombre de S. A., han comprometido y menoscabado este mismo prestigio. Los que han llenado por un lado sus periódicos oficiales con representaciones de todas las provincias en favor de su causa y en contra de la insurreccion, no podian por otro alegar la necesidad de tan bárbaro medio de sumision sin proclamar que tales documentos eran amañados y no presentaban la verdadera voluntad del pais. »

El gobierno obró precipitadamente 1.° en aconsejar la salida de Madrid al CONDE-DUQUE: 2.° en la suspension de las Córtes. 3.o en la rendicion de Barcelona. 4.° en permitir que Van-Halen ocupase el mismo puesto de capitan general despues de rendida la plaza. 5.o en el desarme de toda la Milicia Nacional de Barcelona. 6.° en permitir la declaracion del estado de sitio, y en una palabra, el ministerio Rodil con su proceder estralegal y violento puso el sello à la grave crisis que de antemano tenia al borde del sepulcro al cuerpo social y político del estado.

El REGENTE DEL REINO verificó su regreso á la córte; en varias otras ciudades se notaron síntomas de insurreccion cuyos principales agentes eran los moderados... pero mas previsores los progresistas de aquellas que los de Barcelona rechazaron sus pérfidas sugestiones.

Con tan lamentables sucesos, con tan horrible y sombrío porvenir espiró el año de 1842.

TOMO III.

89

CAPITULO ULTIMO.

Disolucion de Córtes.-Convocatoria para el 3 de abril.-Célebre manifiesto del Regente.-Caida del ministerio Rodil.-Ministerio Lopez.-Caida de este ministerio.-Son nombrados ministros los señores Gomez Becerra y Mendizabal.-Disolucion de Córtes.-Importantes observaciones acerca de la conducta del Sr. Lopez.-Pronunciamiento de mayo.-El pueblo y la Milicia Nacional de Madrid durante el sitio de las tropas de la revolucion cristino-progresista. Embarque del benemérito DUQUE DE LA VICTORIA.-Su protesta.-Vuelta de Lopez al ministerio.-Anarquía de los vencedores.-La nacion esclavizada.-Manifiesto de EsPARTERO.-Vuelta de Lopez al ministerio el 10 de octubre de 1844.

I no estuviéramos convencidos de que el terrible desengaño que ha sufrido el partido liberal, ha ocasionado felizmente la union, la union sincera y tan ventajosa para el porvenir de este pueblo, digno de alternar en su renombre con los pueblos mas cultos y poderosos de la tierra, si tal persuasion no tuviésemos, arrojariamos la pluma antes de trazar el negro y repugnante cuadró que el partido protector de las reformas y de la ventura de su patria, presentaba á principios del ominoso año de 1843.

Aun asi, con esta alhagüeña conviccion, nos cuesta un amargo disgusto la narracion de los fatales acontecimientos con que debemos acabar este capítulo, y con él la historia del eminente ciudadano español, tan patriota como virtuoso, tan valiente y esclarecido militar, como ilustre y puro magistrado.

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