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IX.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

Mi adjunto oficio de 2 del corriente debió haber seguido á manos de V. E. por la Goleta nacional española de guerra la "Junta de Sevilla"; pero la oportuna llegada á Portobelo de la Goleta de la marina Real británica "La Constancia," al mando del Teniente Williams, me proporciona una ocasion más pronta de dirigirlo á V. E. y poderle agregar que, un reciente aviso del Gobernador Comandante general de Santa Marta, de fecha 22 de Noviembre último, me confirma los funestos resultados que yo recelaba, en consecuencia de la admision en Cartagena de Oficiales y tropas francesas. Han sido efectivamente atacados en la línea del rio Magdalena nuestros puestos fortificados, y en los dias 7 y 18 del próximo pasado Noviembre fueron tomados por los enemigos los importantes de Sitionuevo y el Guáimaro, despues de haber sido defendidos valerosamente por sus respectivos Comandantes; pero batidos por fuerzas muy superiores, tuvieron que ceder.

Lo que hay en esto de más singular y que debe llamar con preferencia toda la atencion de V. E., es que las tropas enemigas eran mandadas por el Oficial frances Mr. Labatut, que se titula Comandante en Jefe de la expedicion del rio Magdalena, como reconocerá V. E. por la copia que con el número 1.o tengo el honor de acompañarle, relativa á la intimacion arrogante que hizo al Oficial nuestro que defendia la fortaleza de Sitionuevo, quien en su contestacion, que fué la que se refiere en el adjunto papel número 2.o, acredita la firmeza de un verdadero militar, decidido á todo trance á sacrificarse y cumplir exactamente con sus deberes.

Al atacar ambos puntos del Guáimaro y Sitionuevo, los enemigos tremolaban en sus lanchas y tropas el pabellon frances, y al tomar posesion de ellos, resonaron las voces de ¡Viva la Francia! ¡Viva nuestra union! ¡Viva el General frances! aclamaciones de las cuales se servirá deducir V. E. las conjeturas é inferencias que son consiguientes y hacen recelar con racional fundamento que si no se reprime en tiempo el ingreso en aquella plaza de mayor número de estos furiosos aventureros, llegará Cartagena á constituirse ántes de mucho una Colonia y propiedad absolutamente francesa. Por esta consideracion he dirigido mis reclamaciones al Excelentísimo señor Vice-almirante de las escuadras de S. M. B. en ese Departamento, pidiendo sus auxilios para interceptar el arribo de nueztros comunes enemigos y otros revolucionarios de Carácas, por medio del más estricto bloqueo del puerto de Cartagena; disposicion que dicta no solo el interes mutuo de nuestras respectivas Naciones, sino tambien los vínculos de su íntima alianza; pero tengo el disgusto de que el mismo Gobernador de Santa Marta, por su oficio de 18 de Noviembre último, me participe como un hecho positivo y notorio, haberse protegido desde esa isla, no solo el transporto de los aventureros y Oficiales franceses, sino el envío de un bergantin particular bajo la escolta de una goleta de guerra inglesa con un cargamento de harinas y mil fusiles, que se asegura haber sido introducidos sin obstáculo en Cartagena.

Sobre estos hechos dirijo con más particularidad en esta ocasion á ese Excelentísimo señor Vice-almirante, mis conducentes explicaciones, y yo suplico tambien á V. E. se sirva interponer sus respetables oficios, á fin de que se contengan estos abusos, si acaso han sido ejecutados por las especulaciones privadas de algunos negociantes que no consultando más que su individual interes, no fijan la reflexion sobre los demás inconvenientes que puedan originar al Estado y con los cuales se alteran los más solemnes derechos de nuestros tratados y bien cimentada alianza, cuando por el contrario debemos reunir nuestros esfuerzos para someter á Cartagena, no considerándola ya únicamente como una ciudad conmovida por revoluciones interiores, sino como un pais del que pretende posesionarse la perfidia francesa, sometiéndolo á su dominacion y despótico mando.

Con motivo de semejantes ocurrencias observará V. E. que las armas y otros pertrechos que le pedí se sirviera remitirme por mi anterior oficio de 2 del corriente, me son cada vez tanto más urgentes, cuanto sin ellos es preciso recelar bien funestos resultados aun con respecto á la conservacion de la Provincia de Santa Marta, amenazada en el dia de una próxima invasion acaudillada por Jefes y militares franceses, y he tenido por esto á bien dirigir cerca de la respetable persona de V. E. al Coronel de estas milicias disciplinadas, Don Pablo de Arosemena, caballero de la distinguida órden de Cárlos III, que acompañado de su hijo Don Mariano, que lleva en calidad de su Secretario-intérprete sigue en esta ocasion, para que ofreciendo á V. E. todos los sentimientos de mi alta consideracion y aprecio, le signifique tambien de palabra lo apurado de mi situacion y la necesidad extremada en que me hallo de los auxilios que espero me facilitará la generosa autoridad de V. E., á la que tengo al mismo tiempo el honor y la confianza de recomendar al anunciado mi Comisionado, á fin de que obtenga su más pronto y favorable despacho.

Dios guarde á V. E. muchos años.

Panamá, 10 de Diciembre de 1812.

BENITO PEREZ.

Excelentísimo señor Eduardo Morrison, Capitan general de la Isla y fortalezas de Jamaica.

X.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

He recibido ayer noche por extraordinario llegado de Portobelo, la noticia de haber entrado en aquel puerto la fragata de guerra inglesa nombrada la "Garlang," cuyo Comandante me escribe y acompaña pliegos de los Excelentísimos señores Vice-almirante de Jamaica y Capitan general de la Habana, de cuyos puertos es procedente dicho buque.

Como el expresado señor Vice-almirante facilitó esta misma fragata, para que condujese á ésta á los dos Comisionados del Gobierno de Carta

gena, Doctores Real y Piñérez, ahora me avisa destinarla para que en ella verifiquen su regreso á la misma plaza.

Con este motivo dirijo mis oficios al Comandante de dicha fragata y le indico estar conciliando los medios de que á lo ménos se restituya en ella el uno de dichos dos Diputados, quedando aquí el otro para no cortar con Cartagena el curso de una amigable composicion, que aun no pierdo absolutamente la esperanza de conseguir, y para que la retencion de este agente sirva de impulso á fin de que pongan allí en libertad á los europeos y demás habitantes tranquilos que hayan puesto en prision, sobre cuyo particular pido al mismo Comandante de este buque inglés que á su arribo á aquella piaza, interponga á nombre de las dos Naciones aliadas y del mio, las más esforzadas reclamaciones, á fin de obtener sean efectivamente puestos en soltura aquellos infelices, teniendo anteriormente sobre este mismo asunto hechas mis instancias directamente al Excelentísimo señor Vice-almirante, á quien aprovechando esta ocasion las reproduzco en el dia.

El pliego que aun se mantenia cerrado y el Gobierno de Cartagena habia dirigido en dias pasados á estos sus agentes Real y Piñérez, convinieron ayer se abriese á presencia del señor Sargento mayor de esta plaza, con quien original me lo remitieron para que me impusiese de su contenido, y he reconocido ser solo un oficio en el cual el Presidente de aquel ilegal Gobierno les comunica con sobrada exageracion los triunfos que suponen haber obtenido en Mompox y en otros puntos del rio Magdalena, acompañándole Gacetas y otros impresos en que se ponderan estos decantados hechos y ventajas.

Es visto, pues, que aun cuando estos Comisionados no hayan venido con los poderes suficientes para terminar una reconciliacion sincera y permanente, no resulta contra ellos directo delito que los constituya personalmente criminales, con referencias á las ulteriores disposiciones y providencias que despues de su salida de Cartagena se hayan podido adoptar en aquella ciudad; y bajo este concepto, como igualmente por obtemperar con la garantía que les indicó ese Excelentísimo Ayuntamiento, y la del Excelentísimo señor Vice-almirante de Jamaica con que han venido recomendados y protegidos, y á que expresamente destina la fragata de guerra "Garlang" para su regreso, he convenido (como ya dejo expuesto) que en ella se restituya el uno, y que el otro subsista por ahora en ésta, hasta ver si es posible adelantar los medios para una composicion fraternal, supuesto que no por esto se omiten las disposiciones más vigorosas de las armas, que ahora adquirirán mayor superioridad é impulso, por los oportunos auxilios de buques de guerra, para estrechar el bloqueo de Cartagena, armas y municiones que me remite el Excelentísimo señor Capitan general de la Habana, con cuyos socorros es verosímil que siendo firmemente atacados aquellos fascinados insurgentes, se presten con más docilidad á proposiciones de reconciliacion y de paz.

Esta resolucion mia indicada por la más sana política, por el estado actual de las cosas, no la he tomado sino despues de la más detenida reflexion, y tengo la satisfaccion de comunicarla á ese Excelentísimo Ayuntamiento, porque estoy persuadido de lo mucho que se interesa en todo lo que tiene relacion inmediata con las providencias dirigidas á facilitar

por todos los medios imaginables la tranquilidad de las Provincias que por desgracia aun subsisten en revolucion.

Dios guarde á V. E. muchos años.

Panamá, 21 de Diciembre de 1812. *

BENITO PEREZ.

Excelentísimo señor Cabildo J. y R. de esta muy noble y leal ciudad de Panamá.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

XI.

El oficio de V. E. de 21 impone á este Cabildo del arribo á Portobelo de la fragata de guerra inglesa la "Garlang," con pliegos de los señores Excelentísimo Vice-almirante de Jamaica y Capitan general de la Habana, y de que viniendo dicha fragata con el objeto de que regresen en ella los dos Comisionados del Gobierno de Cartagena, Doctores Real y Piñérez, determina V. E. que vaya el uno, y que quede el otro, para no cortar el curso de una amigable composicion con dicha Cartagena, y á fin de que la retencion de este Agente sirva de motivo para que pongan en libertad á los que no la gocen en aquella ciudad por seguir la buena causa; cuya resolucion es propia de la superior prudencia y discernimiento de V. E., como todas las demás disposiciones que ha dado relativas á tan importantes fines, de que se promete este Ayuntamiento el feliz resultado á que se dirige; lo que quiera Dios conceder á V. E. para bien del Estado y complacencia de este Cuerpo, que, reconocido á las atenciones con que le honra V. E., le tributa las debidas gracias.

Dios guarde á V. E. muchos años.

Sala Capitular de Panamá, Diciembre 22 de 1812.

Manuel Diez y Colunje-Francisco José de Argote-Vicente Robles. Manuel de la Barrera-Ventura Martinez-Juan Jimenez-Justo Garcia de Paredes Vicente Berguido-Juan José Calvo, Secretario del Excelentísimo Ayuntamiento.

Excelentísimo señor Virey, Capitan general, Don Benito Pérez.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

XII.

Habiendo pasado á la Real Audiencia el oficio de V. E. de 21 del corriente, se ha acordado lo que consta del Decreto que se inserta, y su tenor es como sigue:

"Habiendo contestado el Excelentísimo señor Virey al Comandante de la fragata inglesa "Garlang" en los términos que manifiesta el anterior oficio, y no constando en este Superior Tribunal el modo en que S. E. y el Vice-almirante de Jamaica ofrecieron, y el revolucionario Gobierno de Cartagena aceptó la garantía, nada puede decir, no obstante la contradiccion que se advierte entre el citado oficio y el de 18 de Noviembre último: pero siendo ilegal y escandalosa la permanencia de

* Un oficio redactado casi en los mismos términos del que precede, pasó el Virey á la Audiencia.

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cualquiera de los dos Enviados de aquel Gobierno en los términos en que están, y siendo además un acto de reconocimiento directo é indudable, el admitir con residencia cerca de un Gobierno un Agente de otro, especialmente en tiempos de hostilidades, en que más que nunca es temible el espionaje autorizado, y en que por lo mismo todas las Naciones retiran sus Representantes sin que por esto queden cerradas las puertas á la composicion aun entre pueblos que pueden tratarla en otros términos que los admisibles de parte de los desleales cartageneros. Está muy distante este Tribunal de mirar tales procedimientos como dictados por la más sana política, segun se explica S. E., y léjos de esto, teme con fundamento las funestas consecuencias de que permanezca en libertad cualquiera de los dos, bien conocidos por sus ideas subversivas de órden y subordinacion establecidos en nuestra leyes; y por lo mismo, jamás, podrá mirarlos con otro aspecto, mientras no obtengan legalmente el indulto de sus crímenes. Hagánse los más serios requerimientos sobre este particular, protestándosele los daños y perjuicios que se sigan de la permanencia en esta ciudad, con libre trato de uno de los dos Enviados, y con testimonio íntegro de este expediente y el correspondiente informe, dése cuenta al Supremo Consejo de Regencia, y cópiese este auto en contestacion al oficio de S. E. de 21 del presente, y para los efectos en él expresados."

Lo que comunico á V. E. para su inteligencia.
Dios guarde á V. E. muchos años.

Panamá, Diciembre 24 de 1812.

Excelentísimo señor Virey de la Nueva Granada.

JOAQUIN CARRION.

CLV.

EL CONGRESO reunido en Leiva se dirige á los pueblos de Nueva Granada.

ALOCUCION DEL CONGRESO,

El Congreso á los pueblos de la Nueva Granada.

Teneis ya, pueblos de la Nueva Granada, instalado el Cuerpo Soberano de la Nacion por el cual tanto habeis suspirado. ¡Pero en qué circunstancias y en qué época tan calamitosa! Cuando los enemigos interiores despedazan el seno de la Patria, poniendo en movimiento todas las pasiones incendiarias de que son capaces algunos pueblos bárbaros que no están bien penetrados de sus derechos. Cuando los exteriores, engreidos con triunfos momentáneos, y que no son debidos á su valor, sino á un acontecimiento desgraciado, aprovechándose de la suerte infausta de Caracas, y despues de haber teñido en sangre las ruinas que dejó aquel inesperado suceso, combinan tal vez planes sobre la Nueva Granada, y meditan traer á ella la devastacion que han producido por allá. Ellos encallarán seguramente en vuestro patriotismo y aquí hallarán el castigo de su temeridad. Pero es preciso advertiros de los peligros, préveniros contra la seduccion, y llamaros en auxilio del Congreso. No es ya ésta la causa de vuestros opresores, y por la que hicísteis correr incautamente

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