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Magistrados de la Nacion se atribuya por nadie á adulacion ni á lisonja. La posicion en que se hallan sus individuos, la alta confianza de que están revestidos, las circunstancias personales que les asisten, la protesta solemne que han hecho y vuelven á hacer de no querer ni admitir premio ni recompensa alguna por la enorme fatiga y alta responsabilidad de que se han cargado, alejan demasiadamente toda idea de obsequio servil para detenerse á rebatirla. En el júbilo que la cabe por un suceso tan deseado y por unas elecciones tan acertadas, la Junta no hace más que manifestar franca y sinceramente sus sentimientos. ¡ Puedan ellos extenderse con la misma uniformidad por todas las Provincias de España, por todos los ámbitos de la América! En ellos están cifrados el crédito y majestad del Gobierno, la obediencia á sus mandatos, el efecto de sus providencias, la consistencia y salvacion de la Monarquía.

Creyeron los franceses sorprendernos con su celeridad impetuosa en esta especie de correría que han hecho por los campos andaluces, y se ven absolutamente burlados en su esperanza. Pensaban, destruyendo el Gobierno, sumergirnos en la anarquía, y á sus ojos y á pesar suyo han visto transferirse sin agitacion y sin violencia el poder soberano á otra nueva autoridad más vigorosa y temible para ellos. Contaron ya por suyos los puntos preciosos de la Isla y Cádiz, y cuando llegaron á la costa del océano los hallaron defendidos por el ejército de Extremadura, al mando del General Duque de Alburquerque, que voló precipitadamente á su socorro; á que despues se han unido numerosos refuerzos de nuestros aliados ingleses y portugueses. Así esta plaza, que pensaban indefensa, independientemente de la fuerza de su posicion, tiene para hacerles frente un ejército poderoso que dentro de pocos dias ascenderá á más de cuarenta mil hombres. Para jactarse de ocupar á Sevilla y otras ciudades abiertas y desarmadas de Andalucía, para venir á la orilla del mar á encontrar con este desengaño, han desamparado la mayor parte de los puntos que ocupaban, y todo el Reino de Portugal, el de Galicia, el Principado de Asturias, Valencia, Murcia, Extremadura en todas sus plazas fuertes y gran parte de Leon, Castillas, Andalucías, Aragon y Cataluña, se hallan libres de su tiránico y aborrecido yugo. En todas estas Provincias se refuerzan los ejércitos que hay existentes, se forman otros nuevos y puede decirse que los enemigos con su movimiento no han hecho otra cosa que añadirnos energía y aumentar nuestras fuerzas para resistirlos.

Siguiendo, sinembargo, el impulso de su acostumbrada insolencia, se han atrevido á intimar á la Junta que reconozca al Rey usurpador. Mas la Junta, desdeñando toda contestacion inútil ya y superflua con estos hombres inicuos, les ha respondido que Cádiz, fiel á los principios que ha jurado, no reconoce otro Rey que á FERNANDO SÉPTIMO; y ha seguido tranquilamente sus tareas sin hacer caso de sus promesas ni temer

sus amenazas.

¿Y por qué las temeria? Puso, acaso, la naturaleza á Cádiz entre la tierra y el mar para que desconociendo este inmenso beneficio bajase el cuello ignominiosamente á la servidumbre, como una ciudad abierta y desarmada? El cobarde que tal piense vuelva los ojos á los despedazados muros de Zaragoza y Gerona: en ellos verá escrita su obligacion con caractéres de sangre: ellos le enseñarán cómo debe resistir á los

franceses el español que quiera hacerse digno de este nombre y cumplir con el gran juramento que hizo en el principio de esta necesaria contienda. Si Gerona y Zaragoza hubieron de rendirse al fin á las armas enemigas, á pesar de los esfuerzos de sus heróicos defensores; si la situacion y disposicion de éstas plazas, si la falta de socorros hicieron inútiles estos sublimes esfuerzos, el Océano, que con sus agitadas olas ciñe nuestras murallas, nos muestra el camino de la resistencia y la victoria, y dice bramando á los franceses, que es por demás el ímpetu de su pujanza contra la ciudad de Alcides.

Sí, pueblos de América: Cádiz se lisonjea de abatir la pujanza de los enemigos, y de ser llamada algun dia la restauradora de la Patria. Aquí están los Tribunales, aquí las autoridades: aquí tantos patriotas fugitivos que han abandonado á miles sus hogares, y preferido la triste perspectiva de un porvenir incierto á la servidumbre. Aquí está el nervio de la guerra: aquí se ha estrechado más nuestra union con la Nacion británica: desde aquí se socorre á las Provincias libres para sostenerse contra los tiranos, y mantener esta contienda no ménos gloriosa cuando la adversidad nos persigue, que cuando nos corona la fortuna; aquí, en fin, se levantará España de sus infortunios, si todos los españoles nos igualan en actividad y en celo.

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Cádiz os habla, pueblos de América, y confía que sus voces serán oidas de esos países con la adhesion y fraternidad que se deben á los vínculos estrechos que la unen con vosotros. ¿En qué ciudad, en qué puerto, en qué ángulo, por remoto y escondido que sea, no tiene Cádiz ahí un corresponsal, un pariente ó un amigo? Por todo el Universo se extienden nuestras relaciones de comercio, de amistad ó de sangre, y es fuerza que las voces de nuestra lealtad y patriotismo exciten el interes de todos los hombres buenos del Universo. O americanos! los mismos derechos teneis que defender, el mismo Rey que libertar, las mismas injusticias que satisfacer. Igualados á la Metrópoli en derechos y prerogativas, llamados en este instante por el Consejo de Regencia á concurrir con vuestros Diputados al Congreso nacional, ya habeis adquirido sin sangre y sin peligros el carácter más eminente y bello de cuantos puede tener el hombre social en el mundo. Haceos, pueblos de América, merecedores de él: seguid unidos á nosotros con el mismo espíritu de lealtad y de celo que os han inflamado desde el instante en que supísteis nuestra resolucion generosa. Venid á ayudarnos con vuestro consejo, á ilustrarnos con vuestra experiencia, á sostenernos con vuestro celo. Los destinos de los dos mundos dependen de este concurso solemne universal, y las generaciones venideras os aclamarán, como á nosotros, defensores, legisladores, padres de la Patria

Ved cuánto nos cuesta á los españoles esta sagrada prerogativa. Dolores, afanes y sacrificios inmensos nos presentó esta lucha, cuando con tan desiguales fuerzas nos lanzamos á la arena: todavía no hemos recogido más que afan, sacrificios y dolores. El torrente de la devastasion todo lo lleva consigo, ménos nuestra constancia virtuosa: no hay término, no hay campo en todo el Reino que no esté regado con nuestra sangre: las Provincias se ven exhaustas, los pueblos arruinados, las casas desiertas; huyen de ellas las familias, que no escuchando más que su odio á los enemigos, se abandonan á la ventura por los páramos y

las selvas; á precio del sosiego y de los haberes se compra la lejanía, y todos se encuentran ricos con tal de no ser franceses. La Europa, que atónita nos mira, se espanta de tanto sufrir. ¿Sabeis, pueblos de América, lo que nos da fuerza y resistencia? Pues es la certidumbre que tenemos de que con la constancia nos haremos invencibles: es el premio hermoso que nos aguarda despues de tan generosa carrera. Echados como ya están los cimientos á nuestra libertad civil y á nuestra perfecion social, convocada una representacion general de la Monarquía para sentarla sobre bases que afiancen para siempre su prosperidad é independencia, ¿qué español habrá, si merece el nombre de hombre, que prefiera el desaliento vil de la servidumbre á los nobles afanes que son precio de la dignidad que va á adquirir? Mucho vale, sí, mucho cuesta. El mundo lo ha visto: este cáliz de amargura que tenemos en los labios no fuimos nosotros los que lo aplicamos á ellos: otros nos han violentado á gustarle y ya es fuerza que le aparemos hasta el fondo, seguros de encontrar en él la libertad y la independencia; quizá la muerte, pero ciertamente la honra.

Tales han sido, pueblos de América, en estas difíciles circunstancias, el procedimiento, los deseos y las esperanzas del pueblo de Cádiz y su Junta de Gobierno: la conservacion de la Monarquía, la gloria del Estado y la aprobacion de los buenos, son el único galardon á que su ambicion aspira.

Cádiz, 28 de Febrero de 1810.

Francisco Venegas.-Domingo Antonio Muñoz.-Antonio de la Cruz. --Francisco de Bustamante y Guerra.-Miguel Lobo.-Luis Gargollo.Tomas Isturiz.-Salvador Garzon.-Fernando Jiménez de Alba.-José Ruiz y Roman.-José Ignacio Lascano.-Francisco Escudero Isasi.-José Serrano Sánchez.-Angel Martín de Irribarren.-Miguel Zumalave.José Mollá.-Manuel Micheo.-Antonio Arriaga.-Pedro Antonio de Aguirre. Manuel María de Arce, Secretario..

XXI

INFORME del Comandante Don Vicente Talledo al Virey Amar, sobre los rumores que se hacen valer en Mompox de una próxima turbacion del órden público y de atropellos á las autoridades superiores.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

En esta Villa cada dia se nota más el atrevimiento de los que forman el complot contra las autoridades y buenos vasallos y vecinos, los que aunque ven la osadía y despotismo de los facciosos, que son muy pocos, no se atreven estos ciudadanos honrados á manifestar sus quejas por temor de los atropellamientos y que sea oscurecida su justicia: yo, que me he preciado siempre de buen vasallo y ni debo ni temo á estos facciosos agavillados, no dejaré de dar parte á V. E. de cuanto juzgue digno de su noticia.

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El Regidor Don Vicente Celedonio Sayas Gutiérrez de Piñérez, el Regidor de Cartagena Don Jerman Sayas Gutiérrez de Piñérez, y el oficial Contador de esta Administracion de correos que se halla en Cartagéna, son los tres hermanos: éstos, Don Antonio Narváez, sus hijos, con los demás facciosos de este partido en ésta, mantienen una correspondencia que, por las noticias que esparcen, tanto de la ruina de España, como de Cartagena, Quito y otros parajes del Reino y de esa capital, manifiestan sus ideas ocultas de la más mala intencion y consecuencias. Acaban de escribir á éstos los dichos de Cartagena, que aquel Cabildo habia tenido un fuerte ataque con el señor Gobernador, en que le habian hecho bajar el moco al pavo; que el Gobernador habia enclavado cuatro cañones y se oponia á colocar otros en las murallas; todo con el fin de entregar la plaza á los franceses, y que iba acorde con V. E., con otras muchas noticias de estar ya perdida la España. Todas noticias fraguadas por ellos, como han hecho en otras ocasiones y se deja comprender su fin, á poco que se les conozcan las ideas de estos malos vasallos, enemigos declarados del nombre español. Anterior al correo pasado que subió á ésa, esparcieron la noticia de que V. E. ya estaba preso: estos dias han esparcido la de que el Gobernador de Cartagena ya estaba preso y que lo habian sabido por chasqui; todo con el fin, seguramente, de tantear al público, que conociendo las maldades, de nada hace caso, pues los buenos vasallos contrarestan las noticias abiertamente y los hacen callar, no siendo poco lo que les contiene mi presencia y resolucion, que les consta para oponerme á cualquiera iniquidad que proyecten.

Acaba el Vicario de ésta con el Notario de la Inquisicion de arrojarse en la casa del Regidor Don Vicente Celedonio Sayas Gutiérrez de Piñérez, sacar y quemar unos papeles por el Santo Oficio, correspondientes á dicho Sayas. A la quema, que se hizo con mucho sigilo en el convento de San Agustin, se hicieron concurrir otros sacerdotes. Los papeles quemados eran correspondientes al Regidor Sayas Gutiérrez de Piñérez; entre ellos se ha quemado una obra que ha estado muchos dias en poder del que fué Alcalde Barcena, en donde la han visto varios trataba....... Otro de los papeles que se dice le han encontrado, es sobre una correspondencia con un pariente suyo en que se firma Napoleon, y una de las especies que se sabe le dijo al pariente, que cuidado con cumplir la órden que le daba su Emperador Napoleon; debiéndose notar que el Vicario de ésta es uña y carne con el tal Piñérez. A éste se le denunció por el Oficial Real Don Gaspar de Yañas.

por

y

Los pañuelos cuya muestra dirijí á V. E. ni por este denuncio ni el segundo careo que le hizo presente debia meter la mano en el asunto por las órdenes que tenian del Vicario general, quiso dar paso alguno, diciendo se armarian contra él los apandillados, y el haber quemado los papeles, es haber ocultado cuanto pudieran contener. Todas estas cosas que ellos saben llegan á mis oidos por los vecinos honrados-y que conocen les ha de costar trabajo fraguar alguna maldad, les tiene con la mayor zozobra, y como ha dado la casualidad de haberse detenido en ésta la partida que dí parte á V. E. el anterior correo, que condujo al Oidor de Quito (Don Baltazar Miñano) á Cartagena, los ha puesto en el mayor cuidado, en términos que se convocó un Cabildo la semana pasada que concurrieron todos los cabildantes, á excepcion del Alférez Real,

á

Don Gabriel Martínez Guerra. En este Cabildo, promovido por el Alcalde Ribon y el Regidor Sayas, despues de mucha conferencia, se decidió de ver el modo para que la tropa y yo salgamos de ésta (ojalá lo consigan), para lo cual se determinó el escribir al Gobernador de la Provincia, diciéndole que ni la tropa ni yo somos necesarios en ésta (y Dios sabe lo que habrán dicho de perjudiciales, pues gentes sin religion de todo son capaces), y así que su Señoría determine nuestra salida. Lo que puedo asegurar á V. E. es que la tropa está con el mayor órden y subordinacion, y lo que les hace temer son sus delitos, y solo la direccion de un insensato podia entrometerse en los asuntos militares.

Todo lo que pongo en noticia de V. E. para que si tuviese á bien comisionar sujeto imparcial que justifique cuanto tengo expuesto en este y en mis anteriores escritos, y que repare que las miras pérfidas ya son demasiado claras.

Dios guarde á V. E. muchos años.
Mompox, 23 de Marzo de 1810.

Excelentísimo señor:

VICENTE TALLEDO Y RIVERA.

Excelentísimo Señor Don Antonio Amar y Borbon, Virey, Gobernador y Capitan general del Nuevo Reino de Granada.

CONTESTACION DEL VIREY.

Aunque nada sé de oficio, ni particularmente, acerca de los destinos que se suponen dados por el intruso José (Napoleon) á Don Cayo Pinillos y á su cajero, me servirá de gobierno lo que sobre estos particulares me dice usted en su oficio 23 de Marzo último, con referencia á noticias recibidas de Cartagena.

Dios guarde á usted muchos años.
Santafé, 18 de Mayo de 1810.

Señor Don Vicente Talledo y Rivera, &.a

ANTONIO AMAR.

XXII

INFORME del Comandante de Ingenieros, Don Vicente Talledo, al Virey Amar, sobre conatos de revolucion en Cartagena y Mompox.

Reservado.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

Ya se descubrió la trama de los traidores de ésta; Don Pantaleon Ribon y Don Vicente Celedonio Sayas Gutiérrez de Piñérez, y la liga

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