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juraron á Dios, sobre los santos Evangelios, guardar, cumplir y observar en lo sucesivo esta nueva forma de Gobierno, acomodada en cuanto es posible á la necesidad y á las leyes; disponiéndose que para que llegue á noticia de todos, se publicara por bando, que se verificó la tarde del dia de ayer, y que se hiciese manifiesta y comunicase á las demás autoridades y Jefes de la Provincia, para que por el interes y celo que le es propio contribuyan al cumplimiento de tan saludable disposicion.

Y esperamos del acreditado celo de U. S. y su conocida propension al bien general de los pueblos y su causa comun, se sirva contribuir á los saludables fines de este establecimiento.

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XXXI.

OFICIO del Comisario regio Don A. Villavicencio, en que da aviso al Gobierno español de su llegada á Cartagena de Indias, y de otros particulares.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR:

En consecuencia de las órdenes de S. M. salí del puerto de Cádiz el 1.o de Marzo último, en la goleta de S. M., la "Cármen," con comision á este Nuevo Reino de Granada, en compañía del Teniente Coronel de caballería Don Carlos Montúfar, con destino á Quito, y del Oficial de la Secretaría de Hacienda de Indias, Don José de Cos Iriberri.

Montúfar ha salido ya de ésta para su destino, y yo, por asuntos de gravedad, he tenido que detenerme en ésta, á pesar de serme urgente subir á Santafé.

Don José de Cos Iriberri salió de este puerto para el de Portobelo, en la goleta de S. M., la "Clara," al mando del Teniente de navío Don Antonio Gaston, para pasar á Panamá y Lima: á los siete dias de navegacion ha fallecido á bordo: testó dejando por albacea á su compañero de viaje Don José de Arismendi, á quien encargó el repartimiento de todos los impresos de que estaba encargado, y por propio se remitieron los pliegos que conducia para el Virey del Perú. Las instrucciones reservadas de su comision, selladas y cerradas, se entregaron al Gobernador de Portobelo, para que las dirigiera al Supremo Consejo de Regencia.

Es á la verdad una pérdida sensible por todas circunstancias; pero particularmente por lo urgente que era su de incertidumbre en que deben estar aquellos habitantes, cuya voz viva urgente que era su llegada al Perú, por el estado podria fijar la opinion pública, y que realizando su comision se impondria S. M. del verdadero estado de aquel vasto imperio.

Todo lo que pongo en noticia de V. E. para la de Su Majestad.
Dios guarde la vida de V. E. muchos años.

Cartagena de Indias, 28 de Mayo de 1810.

ANTONIO VILLAVICENCIO. (1)

Excelentísimo señor Don Miguel de Lardizabal y Uribe, &.", &, a

XXXII.

CARTA que el Comisionado regio dirige al señor Lardizabal, para informarle de varios particulares.

Cartagena de Indias, 28 de Mayo de 1810.

Mi venerado amigo, paisano y favorecedor:

Por los adjuntos oficios se impondrá usted de todos mis sucesos, de

(1) El señor Villavicencio algunas veces suprimia la palabra de en su firma. (N. del E.)

estar reconocida la Regencia en esta Provincia, y en particularidad del que contiene ocho ó nueve pliegos, que pinta, aunque no con la extension que yo quisiera, el verdadero estado de miseria y opresion en que viven estos habitantes: si usted no redime á este fiel y leal Reino, va á perderse miserablemente: todos á una se han llenado de júbilo y contento al verlo á usted en el seno del Supremo Consejo de Regencia, y á Venégas elegido Virey: es imponderable el odio que se profesa á Amar, por la codicia de su mujer y por las razones que le expongo en mi oficio: participo igualmente y al Ministro de Estado mi subida á Carácas, lo que presencié, la muerte de Cos Iriberri en su tránsito á Puertobelo y otras varias ocurrencias dignas de atencion, que tocan directamente al honor de usted, al mio y al de toda nuestra familia: ruego encarecidamente que lea despacio cuantos papeles remito por duplicado. Trabajo incesantemente; no anhelo sino el mejor servicio del Rey, el bien de nuestra Patria y el mejor desempeño de la comision que se me ha confiado. Esta no ha agradado á los europeos; critican al Gobierno por haber enviado á un criollo, sin acordarse que á no haber llegado el 8 de Mayo á ésta, hubieran perecido la mayor parte, segun estaban de exaltados y enconados los ánimos; pues con las noticias venidas de Jamaica de la pérdida de toda España y de no existir ya Gobierno alguno, los europeos de aquí y de Santafé se dejaron decir que mientras existiese un ranchero español, no debia mandar un americano: éstos pensaban de un modo más justo, pero desagradable para los que querian dominar despóticamente el país. Prediqué, rogué, concilié los ánimos, y he conseguido que la fraternidad se establezca, se olviden chismes y rencillas, y todo se va componiendo: ha habido regocijos públicos con músicas y bailes: todos los vitores y brindis son á Fernando séptimo, al Consejo de Regencia y á la fraternidad y union de españoles, europeos y americanos. Tengo mucha popularidad por mi carácter, y haber estado aquí cinco años; todos me llaman su ángel tutelar. A pesar de esto, no puedo ménos de decir á usted que Móntes destruye mi obra con sus sandeces y mal manejo, inconsecuencia, y sobre todo con estar tan mal querido. El señor Escaño dirá á usted quién es este hombre, que con su sistema de economía indiscreta va arruinando cada dia más á esta ciudad. El señor Don Antonio Narváez y yo le hemos salvado la vida estos últimos dias. Sus amigos militares, un oficial real Ferrer, el Obispo, los Inquisidores, todos los que han leido el Manifiesto de la Regencia á los americanos, y ven que un criollo (palabra despreciable y que debe condenarse) lo ha traido; que el Gobierno ha abierto los ojos; que nos quiere hacer felices, y que su despotismo y petulancia va a acabar, me han declarado la guerra, y á imitacion de Cos Iriberri informan este correo á S. M. contra mí, por el conducto del señor Obispo de Orense, á quien conozco por su talento, integridad y virtud. Sin exámen no procederá á formar un juicio ligero de mi conducta. En fin, mi querido paisano, critiquenme los que quieran; pienso trabajar por ámbas Españas, clamar, gritar, decir á usted y á S. M. con imparcialidad la verdad de los hechos, por duplicado y centuplicado: por cumplir con mi conciencia, con el Rey y con la Patria, no temo enemigos, calumnias ni venenos: procuraré guardar armonía con los Jefes, en cuanto sea dable; pero esto es dificilísimo cuando son inconsecuentes, embusteros y rodeados de personas mal intencionadas por temor ó

esperanza, como sucede á Amar y á este Gobernador Móntes, que los engañan, alucinan y comprometen en la opinion pública y del Rey, con agravio ruinoso de estos fieles y leales vasallos de S. M.

Me he detenido aquí por las razones que usted verá en uno de mis oficios, y por libertar á este pueblo de una suerte tan desventurada como la de Quito, donde toda nuestra familia de Montúfares, Larreas, &c. gime en calabozos, cadenas, y otros andan prófugos por los montes, confiscados sus bienes, saqueados á la francesa, y expuestos á ser víctimas dé sus parciales y mortales enemigos, Tacon, Gobernador de Popayan y Fuertes Amar, el Juez de la causa: en mi largo oficio del 24 hablo sobre esto.

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Cárlos salió el 18 para Santafé, lleno de afliccion al ver perdida nuestra familia y bienes. Rosita abandonada, y padeciendo inocentes contra lo ofrecido por el Virey de Lima y por el de Santafé, y por temer un resultado más terrible. Selva Alegre y Juan Larrea andan huyendo por las montañas, víctimas de la arbitrariedad, despotismo y codicia: ojalá sea nombrado Presidente de Quito el señor Don Antonio Narváez, cuyo mérito y consejo respeto; es el Representante de este Reino electo para la Čentral.

Mi querido amigo: salvemos á las Américas de las desgracias que se les preparan; seamos sus redentores: los motines, y sublevaciones son inventados 6 fomentados por los Jefes y Magistrados por aparentar celo, contraer méritos y ejercer á su arbitrio el despotismo: estos fieles habitantes aman al Rey y sienten las desgracias de España: si se quejan de las injusticias ó de los vicios y escándalos de los que mandan, sea.de palabra ó por escrito, ó manifiestan cuál deberá ser el medio adaptable para que Fernando VII conserve estos dominios si la España sucumbe, todos ellos gritan: motin, insurreccion; los Jefes decrétan prisiones por precaucion, grillos, cadenas, &c., como ha sucedido á Don Antonio Nariño, de Santafé, al Oidor Don Baltazar Miñano, cuyas representaciones dirijo á usted como padre de los americanos: tiene usted que luchar con Ministros y Oficiales de las Secretarías que nos tienen por cavilosos, necios y levantados: es una eterna verdad que hay más patriotismo y amor á Fernando VII en todas las Américas que en España. Lo he palpado, y es admirable á la distancia que están de las bayonetas francesas.

Incluyo á U. alguna solicitud justa: estimaré se sirva atenderla si la considera justa. (1)

No me canso de repetir y rogar á usted que no olvide la situacion en que se halla este Reino desafortunado.

Páselo usted bien, y persuádase que le respeta y estima de corazon su afectísimo amigo y paisano, q. b. s. m.,

ANTONIO DE VILLAVICENCIO.

(1) Sigue tratando de asuntos particulares que no interesan á la Historia. (N. del E.)

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