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tes necesarias para sostenerse en la gracia del rey, y en Noviembre de 1814 le dió pasaporte por corto de vista. Hizo un triste papel, y aunque bueno en el fondo, no supo protestar contra las felonías del monarca.

DUQUE DE SAN FERNANDO.-Nombrado ministro de Estado, empezaron durante su mando los trabajos revolucionarios, y no logrando vencerlos, cayó, teniendo que refugiarse en el extranjero apenas triunfaron los liberales en 1820.

ECHEVARRI (D. Miguel Agustin).-El rey creó en Marzo de 1815 un ministerio de Policía. Ya hemos visto el regla mento inquisitorial que dictó; pues bien, Echevarri, aunque militar, aceptó el puesto de ejecutor de aquel reglamento. Durante su mando menudearon las persecuciones. El rey, despues de obsequiar al ministro, le despidió con cajas destempladas en Octubre del mismo año. En seis meses se hizo odioso el ministro y fué à compartir con Ortolaza y Escoiquiz la ingratitud de Fernandito.

EGUÍA (D. Francisco).-Ministro de la Guerra de Fernando VII desde 31 de Mayo de 1814 hasta 8 de Octubre de 1815 y desde 19 de Julio de 1817 hasta 18 de Junio de 1819. Hombre de malos instintos, le hemos visto ser el instrumento de las venganzas del rey; por lo demás, antes de ahora hemos trazado su semblanza y á aquellas páginas nos remitimos.

GARAY (D. Martin). -Famoso arbitrista, criado á los pechos de la Constitucion del año 12, ambicioso, agitador y audaz como él solo. Aunque liberal, le llamó el rey en Diciembre de 1816, y ya al tratar de esta época hablamos de las medidas que tomó, reproduciendo la célebre décima que sirvió de bandera á los absolutistas y liberales. En Setiembre

de 1818 salió de la cama con los ministros de Estado y Marina para ir al destierro; pero se las juró á Fernando y fué uno de los grandes auxiliares de los revolucionarios, que lograron restablecer la Constitucion en 1820. No se cuenta, sin embargo, que obtuviese premio por esto: los cuervos que crió le sacaron los ojos.

GARCÍA DE LA TORRE (D. José).-Ministro de última hora de Fernando en el primer período del absolutimo. Restablecido en 1. de Marzo de 1820 el ministerio de la Gobernacion, entró á desempeñarle, y lo hizo tan bien, que la Regencia formada bajo la proteccion del duque de Angulema le nombró á fines del 23 ministro de Gracia y Justicia. Cayó en Octubre del mismo año. Fué un reaacionario más.

GARCÍA DE LEON PIZARRO (D. José).—Apenas cayó definitivamente en desgracia del rey D. Pedro Ceballos, nombró ministro de Estado al Sr. García de Leon Pizarro é interino de Gracia y Justicia. Era este un hombre ilustrado y ducho en los asuntos de cancillería. Apoyó á D. Martin García, y vivia muy satisfecho, cuando por consejos de Eguía y de Lozano de Torres, le obligó el rey una noche á dejar la cama para salir desterrado de España. Esto acaeció en Octubre de 1818.

GÓNGORA (D. Cristóbal).-Uno de los muchos doctores de la desventurada Hacienda, de los primeros años del reinado de Fernando VII. La manejó desde el 31 de Mayo de 1814 hasta el 15 de Marzo de 1815. Era empleado del ramo, rutinario y de escasa inteligencia. El rey le sacrificó y pasó al panteon, sin que nadie volviera á acordarse de él.

GONZALEZ SALMON (D. Antonio).-Hermano de D. Manuel, fué ministro de Hacienda desde 3 de Noviembre de 1819

hasta que cayó el régimen absoluto. Más covachuelista que

economista, no hizo por la Hacienda nada que digno sea de notarse. En 1. de Marzo de 1820 se restableció el ministerio de Ultramar y se encargó de él interinamente el Sr. Gonzalez Salmon. Este ministerio fué su abismo.

GONZALEZ SALMON (D. Manuel.)-Tres meses escasos fué ministro de Estado. Entró en Junio y salió en Setiembre del 19, pasando de ministro plenipotenciario á Sajonia. Lo único que se sabe de él es que era buen mozo.

GONZALEZ VALLEJO (D. Felipe.)-Nombrado ministro de Hacienda en Febrero de 1815, logró captarse las simpatías de Fernando, porque era listo y le proporcionaba dinero. Viendo el rey que su confidente el general Negrete tiranizaba demasiado á los andaluces, le envió, pues, á Sevilla para que desempeñase la delicada mision de apoderarse de las cartas suyas que tenia el general y despues lo arrestase; hizolo el hábil D. Felipe, pero cometió la indiscrecion de leer las cartas del rey y de hablar de ellas, y Fernando le exoneró y le condenó á diez años de cadena en el presidio de Ceuta.

Hé aquí la real órden que apareció en la Gaceta.

«Queriendo dar una pública demostracion de mi justicia para que sirva de escarmiento en mi reinado á los vasallos que, abusando de mi confianza y ardientes deseos del acierto en procurar la felicidad de mis pueblos, se atreven á acercarse á mi real persona para levantar calumnias, darme falsos informes y proponerme bajo la apariencia del bien de la nacion providencias opuestas á él, llevados solamente de ódios personales ú otros motivos, vengo en mandar que don Felipe Gonzalez Vallejo, por haber abusado en tales términos de mi confianza y buenos deseos, quedando destituido del empleo de director de las reales fábricas de Guadalajara y

Brihuega, pase, usando de conmiseracion, á la plaza de Ceuta, y subsista confinado en ella por el término de diez años, sin poder salir, aun despues de cumplido, mientras que no obtenga mi real permiso. Tendréislo entendido, lo publicareis y dareis las órdenes convenientes á quienes corresponda.-Rubricado de la real mano.-En palacio á 28 de Enero de 1816.-Al marqués de Campo Sagrado.»>

HIDALGO DE CISNEROS (D. Baltasar.)-Reemplazó en Marina á Vazquez Figueroa y salió en 12 de Junio de 1819. Nada dice la historia de este personaje.

IBARRA (D. José).-Hacendista ilustrado y respetable por su carácter, reemplazó á Gonzalez Vallejo y no dirigió la Hacienda más que desde Enero hasta Diciembre de 1816. Anciano venerable y hombre honrado, intentó introducir reformas, pero como la camarilla no le podia manejar á su gusto, le sacrificó. Fué uno de los pocos ministros de Fernando VII que merecen un recuerdo afectuoso.

IMAZ (D. José).-Véase en la PARTE TERCERA, Vidas y milagros de los ministros constitucionales.

LOPEZ ARAUJO (D. Manuel).-Famoso director de loterías, que reemplazó al Sr. Ibarra en Hacienda en Febrero de 1816.

-Ese que ha dado la fortuna á tantos jugadores, acaso nos sacará de apuros, dijeron los de la camarilla del rey.

Le nombró, y viendo que la Hacienda empeoraba, le despidió en Julio del mismo año, no sin algun trabajo, porque al fin era absolutista, y D. Martin Garay, que le reemplazó, tenia resabios liberalescos.

LOZANO DE TORRES (D. Juan).-Ya he contado la historia de este ministro. Solo me falta un dato. Cuando estaba en

todo su apogeo le confirió el rey la gran cruz de Cárlos III por los méritos que se expresan en esta real órden:

<En atencion á los méritos de mi secretario de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia D. Juan Lozano de Torres, decia el rey, y en premio de haber publicado el embarazo de la reina mi esposa, he venido en concederle la gran cruz de la real y distinguida órden de Cárlos III, contando la antigüedad desde el dia de la publicacion de dicho fausto suceso.> ¡Qué ministro y qué rey!

MACANAZ (D. Pedro).-De los que se unieron al rey en Valencey, supo apoderarse de su ánimo y al llegar á España del destierro le nombró ministro de Gracia y Justicia. Tenia talento, y algo se opuso á los desmanes de la camarilla; pero codioso en extremo, se dedicó á vender destinos, y ya hemos visto cómo cayó en la ratonera. Desterrado de España, volvió á la muerte del rey, pero no figuró más. Despues ha tenido imitadores, pero no han caido en la red. Su serpiente tentadora fué una ama de llaves que le servia.

MARQUÉS DE CAMPO SAGRADO.-Reemplazó en Guerra á Ballesteros en Enero de 1816 y salió del poder en Julio de 1819. Fué un bravo militar, un hombre de talento y de estimables prendas. Todo el mundo extrañó que Fernando le eligiese. Ajeno á las intrigas, su mayor mérito consiste en haberse sostenido sin haber claudicado.

MARQUÉS DE CASA-IRUJO.-Véase en la PARTE TERCERA la Vida y milagros de los ministros constitucionales.

Mozo ROSALES (D. Bernardo).-El Sr. Mozo fué un mozo de caliá, como diria un andaluz. Bullidor, intrigante, es una de las primeras figuras del absolutismo español. Lafuente, en su Historia, le califica de uno de los diputados absolutis

TOMO II.

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