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bien se dirigieron á la defensa del principio de autoridad, tan tristemente vulnerado, no dejaron de dar mayor fuerza á la idea, cada dia mas popularizada, de que el Ministerio era insuficiente para empuñar el timon del Estado en momentos tan críticos y anormales.

La expedicion de las Amezcoas, que en su lugar correspondiente dejamos relatada, vino tambien de rechazo á herir al Ministerio, sobre el cual se hacian recaer, no solo los verdaderos cargos, sino además aqnellos cuya responsabilidad no le atañia directamente. Cuando el espíritu de las oposiciones llega hasta ciertos extremos, á los gobiernos constitucionales no les resta otro camino què desembarazar las situaciones, abandonando las riendas del poder, pues es casi seguro que verán cortados todos los medios para realizar aun los mas patrióticos fines.

El convenio estipulado por la mediacion de Lord Elliot entre facciosos y cristinos, por mas que fuese necesario y urgente, y que contribuyese á quitar á la guerra el carácter de ferocidad que la hacia indigna de una nacion civilizada, sirvió de causa poderosa en manos de la oposicion para minar mas, si cabe, el decaido crédito del gobierno. En et fondo, las oposiciones eran injustas; pero esto se debe á la resisteneia que en todas épocas habia presentado el Gabinete á retirarse ante las derrotas parlamentarias que sufria en el Estamento de Procuradores; resistencia que habia agriado sobremanera los ánimos, haciendo imcompatibles aquellas Córtes con el Ministerio.

¿Qué es lo que se desprende del exámen imparcial del convenio conocido con el nombre de Lord Elliot? Era un hecho indudable que enfrente del ejército de la reina habia otro casi tan respetable y tan organizado como él, que obedecia á gefes peritos, los cuales ocupaban un territorio bastante extenso para creerse merecedores del carácter de verdadera parte beligerante. Es claro que el hecho no envolvia la cuestion de derecho; pero ¿acaso podria presentarla mas incontestable la otra parte desde el momento en que no se apoyaba directa y exclusivamente en el principio de la soberanía nacional? De todos modos, la faccion existia de hecho, y el tratar con ella de potencia á potencia, era un resultado indeclinable de la necesidad, aunque no prejuzgase en modo alguno su

legitimidad. En todos tiempos los gobiernos establecidos se vieron en la precision de estipular tratados con poderes tachados de ilegítimos, siempre que estos pudieron presentar una organizacion séria y respetable. Es evidente que el convenio estipulado favorecia mas á los soldados de la reina que á los mismos facciosos, pues los primeros contaban con ia' oposicion del mismo país en que combatian, y se encontraban por lo tanto mas espuestos a toda clase de asechanzas y ataques. Lo que no militaba en desprestigio de la causa carlista, refluia en desdoro de las tropas de la reina, que bien pronto hubieran merecido el desprecio de las potencias extrangeras, siguiendo el sistema de represalias, é imitando al pié de la letra la conducta de sus contrarios. No debemos olvidar la censura que recayó sobre el general Mina por la indiscreta proclama en que dió parte de la destruccion del pueblo de Lezcaroz, al paso que las tropelias de Zumalacárregui contra los héroes de Cenicero y de otros pueblos, se consideraban casi como una necesidad, atendido al estado de sus fuerzas.

Achacaban tambien al mencionado convenio el que tendia á disminuir el valor de las tropas de la reina, pues contando estas con la seguridad de recibir cuartel, no manifestarian en la resistencia tanto valor y bizarría; pero esta razor es mas especiosa que fundada. Cierto es que el soldado que no espera cuartel y se ve sin posibilidad de retirada, venderá cara su vida; pero no lo es menos que evitará por todos los medios posibles el comprometerse en una situacion extrema, aprovechando todas las probabilidades de salvacion, y destruyendo con prematuras retiradas las operaciones mejor combinadas y dispuestas.

Las pérdidas que se lamentaron despues de este convenio, solo pue den atribuirsele por los que confunden la causa con la sucesion de los acontecimientos, pues cuando la guerra se hacia, aun sin cuartel, los soldados de Isabel habian tenido que lamentar en muchas ocasiones considerables pérdidas. Si en el principio de la insurreccion se hubiera podido ocupar militarmente el país, sin dejar espacio á los facciosos para que se organizasen de un modo respetable, entonces no hubiera habido necesidad de convenio; pero desde el momento en que dos ejércitos se

encontraban frente á frente, se hacia preciso pasar por ciertas consideraciones para quitar á la guerra su carácter de odiosidad. Atendidas estas razones, creemos que el ataque que se hizo al Ministerio en el Estamento de Procuradores, era en cierto modo injustificado, á no ser que se tenga presente, que este convenio era solo el pretesto que encubria ciertas transacciones peligrosas para la causa de la libertad. Además se le atacaba por la participacion que habia tenido en él la Inglaterra, pues se afirmaba que el gobierno, por medio de sus generales, hubiera podido llegar á este resultado, sin necesidad de dar tanta importancia al movimiento carlista.

Las sesiones entabladas con este objeto fueron las últimas de aquella legislatura, que se cerró el 29 de Mayo, habiéndose presentado para este efecto la reina Gobernadora, que se encontraba á la sazon en Aranjuez.

Como el discurso régio de clausura no encerraba ninguna cuestion importante, reduciéndose simplemente á pasar revista á los trabajos de aquel período legislativo, hacemos gracia de él á nuestros lectores.

La suspension de las Córtes no fué en modo alguno ventajosa para el sostenimiento del Ministerio. Este habia salido de la época parlamentaria totalmente gastado, y nadie estrañó el que en la Gaceta del 9 de Junio hubiese aparecido un decreto admitiendo la dimision que de su cargo hacia Martinez de la Rosa, al mismo tiempo que se nombraba para sucederle al conde de Toreno, que tanto en las Córtes de Cádiz, como en las del segundo período constitucional, se habia manifestado decidido adalid de la libertad.

Si el conde de Toreno hubiese seguido constante en sus principios; si se hubiera hecho el representante fiel de la idea liberal, empleando en beneficio de ella sus relevantes dotes de gobierno, su clara razon, su elocuencia y vastos conocimientos, habria logrado constituirse en gefe de los liberales, y con su franco apoyo, vencer con honra suya y en pró de la felicidad del país, las dificultades que presentaba la situacion.

Pero cuán distinta fué la conducta que desde su vuelta de la emigracion siguió el conde de Toreno! Aunque entró en el Estamento de

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