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incultas ó malamente trabajadas por manos esclavas; porque reducida Roma á pueblo consumidor, obligada á tener siempre provistos los graneros públicos para satisfacer las hambres frecuentes que solian agobiar al pueblo, mónstruo de cien bocas siempre abiertas para recibir el alimento que le enviáran los brazos de las provincias, todo proporcionaba ocasion á España para dar salida á los abundantes frutos de su suelo; y aunque no hubiera entrado en el interés de los emperadores proteger la agricultura en las provincias proveedoras, bastaba el interés de los indígenas para mirarla como una fuente de riqueza propia. El trigo y la cebada eran los cereales de que España surtia principalmente á Roma: del último, al decir de Plinio ("), se cogian dos cosechas anuales en muchas comarcas de la Celtiberia, y tan pródigo era el suelo, que no era raro el que diese ciento por uno. La espiga y el racimo que se ven en las monedas españolas de aquel tiempo, son los emblemas de los dos principales ramos de agricultura que se cultivaban.

Los romanos que en los seis primeros siglos no habian usado el vino, hiciéronle despues objeto de lujo en las mesas y banquetes: muchos patricios hacian vanidad de ser grandes bebedores; los poetas cantaban sus virtndes, y M. Antonio escribió una apología de la embriaguez. Con esto se hizo uno de los

(1) Hist. Nat.

ramos mas productivos de comercio la introduccion de vinos estrangeros, y los de España alternaban con los de Grecia y de Sicilia: el de Tarragona era preferido á los de Italia. Asi, á pesar de los edictos de algunos emperadores mandando descepar las viñas, la plantacion de la vid se habia hecho comun en la Península; todo el litoral del Mediodía y Oriente estaba plantado de viñedo, y su fruto iba á parar á las mesas de los opulones romanos.

y

Como se hubiese hecho tan comun en Roma el uso de la púrpura, que lo que al principio solo`se empleó para adorno de los dioses, de los templos y de los pontífices, se fué estendiendo á la toga, á la pretexta, á la clámide, hasta á las colchas de las camas á los vestidos de los soldados, era este ramo de lujo de gran recurso á España para dar salida á sus lanas, de cuya calidad y del aprecio en que se las tenia hemos dado cuenta en el curso de la historia. Ibiza sacaba gran producto del establecimiento de tinturería de púrpura que tenia; y en la Bética se utilizaban grandemente de la cochinilla, y muchos habitantes hallaban en la coscoja un medio para pagar sus tributos. En tiempo del emperador Vespasiano encareció ła grana purpúrea en términos que se compraba casi al valor de las perlas (). Ni eran menos apreciados los linos de la Tarraconense, y los de Asturias y Galicia.

(4) Plin. Hist. Nat. lib. IX.

Pero el que llevaba la palma á los de todas las provincias del imperio era el de Sétabis (Játiva), del cual tomaron su nombre los pañuelos y servilletas setabinas, que por su estremada finura usaban solo los ricos. El poeta Cátulo las menciona en dos lugares ("); y Silio Itálico dice tambien hablando de estas telas:

Setabis et telas Arabum sprevisse superba (2).

Eran igualmente objetos de comercio y de lucro para los españoles, la cera, la miel, las frutas, los higos secos de Ibiza, el aceite, que tanto recomendaba el emperador Galieno, y de cuya preparacion nos informa Columela, y multitud de otros artículos y producciones debidas á la privilegiada feracidad del territorio español, y de que hacian constante tráfico las costas del Mediodía y de Levante, saliendo frecuentemente para Roma barcos de Cádiz, de Málaga, de Cartagena, de Tarragona, de Barcelona y de otros pueblos del litoral.

Mirando los romanos el comercio y la industria como profesiones innobles (3), satisfechos con haber acumulado en Roma el oro y la plata de todas las provincias del imperio, dejando á los pueblos conquista

(4) Nam sudaria Setaba ex Hiberis.... Y en otra parte: Sudariumque Setabum, Catagraphonque linum.

(2) Sil. Ital. lib. III.

(3) En prueba de como se miraban en Roma las profesiones in

dustriales, citaremos solo el hecho de haber condenado Augusto á muerte al senador Q. Ovinio, porque en Egipto habia deshonrado su dignidad haciéndose director de ciertas manufacturas. Oros. Hist. lib. VI.

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dos el comercio activo, y limitados ellos á solo el pasivo, no advirtieron que teniendo que recibir las producciones y manufacturas de aquellos mismos pueblos conquistados, y no creando nada ellos, necesariamente habian de ir devolviéndoles á cambio de mercancías aquellos mismos metales de que con las armas los habian despojado. Era una riqueza facticia la de Roma; riqueza puramente metálica, que arrebatada en un dia de victoria y de despojo á las provincias productoras, tenia que refluir lentamente á los mismos pueblos de donde habia salido. Opulentia, habia dicho Floro, paritura mox egestatem. Plinio da por seguro que salian cada año de Roma por lo menos cien millones de sextercios ""). Solo la prodigiosa abundancia de dinero que alli se habia concentrado pudo hacer que no se sintiera de repente la falta; era una enfermedad lenta que iba royendo el estado, y cuyo estrago no se percibia sino cuando el mal llegó á hacerse demasiado grave. El primer Antonino tuvo ya que vender los adornos imperiales para subvenir á las urgentes atenciones del imperio. Marco Aurelio se vió obligado por dos veces á hacer almoneda de los vasos de oro, de las joyas y alhajas del palacio imperial. Alejandro Severo se vió precisado á vender su bajilla de oro, y á alterar en dos tercios la moneda. Cuando en el imperio de Maximiano hubo que fundir

(4) Hist. Natur.

jos metales preciosos de los templos y los monumentos de las antiguas victorias para convertirlos en dinero: cuando en el reinado de Galieno se advirtió que solo circulaban monedas de cobre, porque la plata habia desaparecido casi toda; cuando, en fin, entre todos los ciudadanos romanos no pudieron reunir el oró en que Alarico habia tasado su rescate y tuvieron que apelar á fundir en el fuego las estátuas de las virtudes, entonces pudieron conocer los pródigos romanos cuán efímeras son las riquezas que no se fundan en el trabajo, en la industria y en la economía: opulentia paritura egestatem. Las riquezas de Roma habian vuelto á pasar á las provincias productoras.

Otro de los ramos de la riqueza de España eran las minas. Los romanos en los primeros tiempos de la conquista dejaron á los naturales el cuidado de beneficiarlas, seguros de que sus productos habian de ir á parar á sus manos. Los emperadores se reservaron la explotacion de algunas minas, dando el resto en arriendo á compañías de publicanos, que las subarrendaban á los habitantes del pais. Estaba prohibido emplear en los trabajos de una mina mas de cinco mil operarios, que regularmente eran esclavos ó criminales de la ínfima plebe: y pueblos habia á quienes se les daban tierras de que vivir, á condicion de que elaboráran las minas de plomo en beneficio del estado, de lo cual fueron nombrados plumbarii. Los romanos apenas tuvieron que hacer en el ramo de minería sino

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