Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[ocr errors]
[ocr errors]
[ocr errors]

instante os juro una sincerísima amistad, ✈ para daros desde luego la prueba mas concluyente, os prometo no poner mas los piés en casa de doña Hortensia, aun quando ella lo deseara. No admito la promesa, dixó el, ántes bien yo quiero cederos aquella dama. Es mas razon que yo os la abandone, puesto que su inclinacion es natural por vos. No, no, le interumpí; vos la amais, y los favores que me dispensaria podrian inquietaros, y así quiero sacrificarla à vuestra paz y quietud. Oh, Español, lleno de nobleza y generosidad! exclamó transportado Radzivil, y estreckiándome entre sus brazos. Me encanta, me hechiza ese vuestro nobilísimo modo de pensar. Oh, y que remordimientos de corazon siento al oirlo! Con que dolor, y con quanta vergüenza se me. viene á la memoria el villano ultrage que os hice! Paréceme ahora muy ligera la satisfaccion que os di en el gabinete del Rey. Quiero repararla de un modo mas público, para borrar enteramente la infamia. Tengo una sobrina, de cuya mano puedo absolutamente disponer: yo os ofrezco su mano; es una heredera rica, no tiene mas que quince años, y todavía es mas hermosa que jóven.

Hice al Principe todos los cumplimientos, y le di todas aquellas gracias que me podia inspirar el honor de entrar en su familia; y pocos dias despues me casé con su sobrina. Toda la corte se congratuló con aquel Señor, por haber hecho la fortuna de un caballero a quien habia cubierto de ignominia; y mis amigos se alegraron conmigo

del feliz remate de una aventura que prometia mas doloroso y mas funesto desenlace. Desde entónces, señores mios, vivo con el mayor gusto en Varsovia. Mi esposa me ama, y yo la amo. Su tio me da cada dia nuevos testimonios de su amistad; y puedo asegurar sin ostentacion que estoy bien puesto en el ánimo y en la gracia del Rey. Prueba es de su estimacion la importancia del negocio que de su orden me ha traido en Madrid.

[ocr errors][merged small][merged small]
[blocks in formation]

Con la muerte de mi Amo y señor Don Vincente de Guzman, quedó doña Aurora su hija única, dueña absoluta é independiente de bienes imensos, y de su corazon y mano. Era ella una señorita que entraba á los veinte y dos años, mas de un merito compléto. Juntaba á una hermosura poco comun un entendimiento excelente y una grande instruccion. Temí yo, que teniendo mas necesidad de mugeres que la sirvieran que de criados y mayordomos, no tuviera la precision de salir de una casa en que empezaba ya aficionarme, y pensaba en efecto á buscar como emplear mi poco dinero que por muerte de mi padre me habia tocado y retirarme así del servicio de los grandes. Un dia, en que mas pensaba en ello, me hizo llamar mi ama y me hizo entrar en su aposento. Salu

déla yo con el mayor respeto; recibióme con una cara risueña; hizome sentar junto á sí y lo que mas me admiró fué que mandó á su camarera que se retirase y nos dexase solos. Despues de este preludio que mas y mas me iba confundiendo volvióse hácia mí y me dixo.

Vicente, ya habras conocido que te miro con buenos ojos y que te distingo entre todos los cria dos de mi padre; quando eso no fuera bastante para hacerte conocer la particularidad con que te estimo, juzgo que no te dexará dudarlo ese paso que ahora voy á dar; escúchame pues sin interrumpirme, voy á confiarte un secreto de que pende la satisfaccion y la tranquilidad de mi vida."

Sabe que amo un Caballerito mozo y galan, ayroso y de ilustre nacimiento. Llámase Don Luis Pacheco. Le he visto algunas veces en el paseo y en la comedia, pero nunca le he hablado. Ignoro su carácter como tambien quales sean sus inclinaciones si virtuosas, ó viciosas. En esto quisiera ser instruida con toda exactitud. Para lo qual necesito de un hombre sagaz y sincero que informándose bien de sus costumbres, sepa darme una cuenta fiel y puntual. He puesto los ojos en tí, persuadida en que nada arriesgo en confiarte esta comision. Espero que la desempeñarás con tanta discrecion y tanta destreza que nunca tendré mo. para arrepentirme de haberte escogido por de positario de mi mas íntima confianza.

tivo

Calló Doña Aurora esperando mi respuesta; yo la pedí no mas que dos dias de tiempo para

poderle dar buena razon de Don Luis; volvíme à mi quarto no sin alguna satisfaccion, pues bien conocí que me tenia bastante á cuenta el ser confidente de mi ama. Ofrecióseme que esto podia hacerme hombre y que los medianeros de amor suelen ser muy atendidos y mejor pagados; reflexiones que me divirtiéron y me contentáron, acostándome con firme resolucion de obedecer y servir á mi ama en quanto quisiese disponer de mí.

Levantéme el dia siguiente y sali de casa á desempeñar el encargo. No era dificil saber donde vivia un caballero tan galan como Don Luis. Tomo al instante en la vecindad informes de su conducta; pero los sugetos á quienes recurrí no satisfaciéron del todo á lo que yo deseaba. Esto me obligó á solicitar nuevos y mas íntimos infor mes al dia siguiente y fuí en efecto mas affortunado que en el anterior. Encontré cabalmente en la calle á un mozo á quien yo conocia. Paramonos para saludarnos y en aquel punto se llegó á él uno de sus amigos y le dixo que le habian despedido de casa de Don Juan Pacheco, padre de Don Luis, por haber bebido algunos frascos de vino generoso. No perdí una tan buena ocasion para saber quanto deseaba, y lo conseguí á fuerza de preguntas y mas preguntas; de manera que volví á casa muy alegre por hallarme en estado de cumplir la palabra que habia dado á mi ama; fuí conducido pues à su quarto donde estaba esperándome con la mayor impaciencia.

Preguntóme luego que me vió ai me habia

« AnteriorContinuar »