Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Todo quanto solia
Arder en vivo fuego.

Tambien yace su aljaba,

Que no mas le colgaba
Del hombro reluciente,
Ni del brazo pendiente
El arco le agravaba.

El yace al fin dormido,
Y Lydia, que le vido
Despierta y levantada,
Qual tigre extimulada
Al cazador rendido,

[ocr errors][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small]

Con tus dolientes, ayes
Molestes importuna.
Dexa el arrullo triste;
Y al cielo no ya mustia
Te vuelvas, ni angustiada
Las otras aves huyas.

Que valen ay! tus quejas?
Acaso de la obscura
Morada de la muerte
Tu dueño las escucha?
Le adularás con ellas?
O allá en la fria tumba
Los miseros que duermen
De lágrimas se cuidan?
Ay! no; que do la parca
Los guarda con ley dura
No alcanzan los gemidos,
Por mas que el ayre turban.
En vano te querellas:

Do vuelas? por qué buscas
Las sombras,' ô infelice!
Negada á la luz pura?
Vuelve, cuitada, vuelve;
Y á llantos de viuda
Del blando amor sucedan
De nuevo las ternuras.
Orna el hermoso cuello;
Los ojos desanubla;
Y aliña artificiosa

Las descuidadas plumas.
Verás qual de tu pecho

Su ardor benigno' muda
En risas y placeres

Los duelos y amargura.

A la misma.

De do tus quejas vienen, Sensible Tortolilla?

El bien perdido lloras?
O en blando amor suspiras?
Amor, amor te inflama:
Rindióse al fin la esquiva
Constancia: bien tus ojos
Incautos lo publícan.
Qual brillan! quan alegres
Se mueven sus pupilas!
Con que ternura y gracia
Al nuevo dueño miran!
Parece que al volverse
Le dicen: ya las iras
Cesáron, ven y góza
Por premio mil delicias,
El llega: y de cobarde
Con vueltas repetidas
Te rodea, y tu lado
Gimiendo solecita.

O Tórtola dichosa!
Do vuelas? tus caricias.
Le niegas? Ŏ así huyendo
Su ardiente amor irritas?
Ya paras? ya al arrullo
Respondes; ya lasciva

[merged small][merged small][ocr errors]

O gracioso arroyuelo,

Por el valle florido!
Como tus claras linfas,
Libres ya de los grillos
Que les puso el Enero,
Me adulan el oido!
Qual serpean y rien;
Y en su alegre bullicio
La fresca yerbezuela
Salpican de rocío!
Sus hojas delicadas

En tapete mullido

Ya se enlazan; y adornan

Tu agradable recinto:
Ya meciéndose ceden

Al impulso benigno
De tus pasos suaves;

Y remedan su giro:

O te besan movidas
Del favonio lascivo,
Mientras tú las abrazas
Con graciosos anillos.

De otra parte en un ramo
Tu armonioso ruido

Acompaña un xilguero
Con su canoro pico.
Arroyuelo felice!

Como á Lisi no has dicho,

Que á ser mudable aprenda

De tus vagos caminos?
Tú con fáciles ondas

Bullicioso y activo.

Tiendes por todo el valle.
Tu dichoso dominio,

Ya entre juncos te escondes:
Ya con paso torcido,

Se una peña te estorba,
Salvas cauto el peligro.
Y manso te adormeces;
Y los sauces vecinos
Retratas en las ondas
Con primor exquisito.
Tus arenas son oro,
Que bullendo contino
A la vista reflexan
Mil labores y visos,
- En tu mansa corriente

Giran mil pececillos,

« AnteriorContinuar »