Retrato de Silvia.
Quiso Naturaleza artificiosa Pintar con gran primor una figura, Y con nuevo pincel, y arte curiosa Miró todas las partes de hermosura, Y sacó una labor tan milagrosa, Que vencida quedó de su pintura: Excede a perfeccion, quanto hay en ella; Y es el retrato de mi Silvia bella.
Con alto ser, y delicada mano Dando aliento al espíritu divino Hizo primero el vulto soberano De proporcion igual, grave, y benino; Y matizando el campo liso y llano De la azucena, y del rosal mas fino, Por él lo derramó, y quedó admirada De la presencia de mi Silvia amada..
Adelgazando el vivo entendimiento, Elevado en altisimo sentido, 'Nivela el rostro, con seguro tiento, Imitando á un abril lleno y florido: Con un sereno y grave movimiento, Por él jazmin y rosas esparcido, Está Naturaleza ya envidiosa
De ver el rostro de mi Silvia hermosa.
Y puliendo el pincel muy delicado Para mostrar sus artificios bellos, De un ayre subtilísimo llevado,
Releva una postura de cabellos,
Que el oro queda baxo, y eclipsado, Quando se llega con el lustre de ellos; Su resplandor al sol es poco, o nada Con el cabello de mi Silvia amada. Con artificio altivo y excelente En su labor süave embebecida, Mira una cristalina, y clara fuente Por blancas pedrezuelas ya vértida : De allí sacó la lisa, y alta frente En un compas justísimo, y medida: Toda la perfeccion se vé en aquella Hermosa frente de mi Silvia bella.
Dos arcos vió en el cielo variados De mil excelentísimos colores, Y con curiosidad fuéron notados Para elegir de aquellos los mejores: De estos lustrosos fuéron imitados Los de sus cejas con altos primores. Tuvo su arco Amor por flaca cosa, Quando vió aquellos de mi Silvia hermosa. Puso la mira fixa contemplando
Los dos luceros de belleza llenos,
-Y otros nuevos colores matizando,
De blanco, azul, y verde los mas buenos, Le va con aficion perficionando
Ojos claros, suaves, y serenos, Y quédase suspensa y elevada, Viendo los ojos de mi Silvia amada.
De pulido marfil liso, y bruñido Con un nivel igual bien asentada, Con ingenio sútil, alto, y subido
Le hizo la nariz proporcionada; Y de un rosado claro y encendido Colóra sus, mexillas la extremada: Alegrase de ver, mirando en ella, Aquestas partes de mi Silvia bella.
Las Gracias todas llama, y las invocá Y con favor de aquestas Diosas tales Hace los labios, y graciosa boca, Y los dientes blanquísimos iguales: Aquí el rubis finísimo se apoca,
Y atras quedan las perlas orientales. La barba hendida, blanca, y muy hermosa: Ay boca bella de mi Silvia hermosa! El alabastro busca mas perfeto Haciendo sus labores excelentes ; Y el alto pecho hace en torno eleto De delicadas venas transparentes: Releva con altísimo sugeto
Los pechos de cristal resplandecientes: Con blancas pomas, como la quajadą, Adorna el pecho de mi Silvia amada. Contenta de su traza se asegura, Mirando aquellas partes acabadas: Y quitando á la nieve su blancura Hizo las manos largas delicadas : Contempla su perfeta compostura, Que excede á las presentes y pasadas; Infunde gran virtud, y gracia en ella, Y el valor alto de mi Silvia bella.
Fidias, Lisipo, Cares, Timotéo, Escultores antiguos e ingeniosos,
Que por sus grandes obras el troféo Alcanzaron de claros y famosos, Si vieran el trasunto, que yo veo Esculpido en mi alma, estos curiosos Juzgáran que lo dicho es poca cosa
Con la presencia de mi Silvia hermosa.
Don Francisco de Figueroa.
Cancion pastoril.
A una Pastorcilla.
Sale l'Aurora, de su fértil manto Rosas suaves esparciendo y flores. Pintando el cielo va de mil colores, Y la tierra otro tanto; Quando la tierna Pastorcilla mia, Lumbre y gloria del dia,
No sin astucia y arte
De su dichoso albergue alegre parte.
Pisada de gentil blanco pié crece
*La yerba. Nace en monte, en valle, en llano Qualquier planta, que toca con la mano,
Qualquier árbol florece.
Los vientos, si soberbios van soplando,
Con su vista amansando,
En la fresca ribera
Del rio Tibre siéntase, y me espera. Dexa por la garganta cristalina Suelto el oro que cubre el sútil velo: Arde de amor la tierra, el ayre, y cielo,
Y á sus ojos se inclina.
Ella de azules y purpureas rosas Coge las mas hermosas,
Y tendiendo la falda.
Texe de ellas despues bella guirnalda.
En esto vé que el sol, dando á la aurora Licencia, muestra en la vecina cumbre Del monte el rayo de su clara lumbre, Que el mundo orna y colora. Túrbase, y una vez arde, y se aira, Otra teme y suspira
Por mi lunga tardanza,
Y en mitad del temor cobra esperanza.
Yo que estaba encubierto, los mas raros Milagros de natura y de amor viendo, Y su amoroso corazon leyendo
Poco a poco en sus claros
Ojos, principio y fin de mi deseo, Como turbar la veo
Enojada conmigo,⚫
Temblando ante ella me presento, y digo:
Rayos de oro, marfil, sol, lazos, vida De mi alma y mi vida, y de mis ojos; Pura frente, que estás de mis despojos Mas preciosos ceñida;
Ebano, nieve, purpura, jazmines,
Ambar, perlas, rubines,
Tanto vivo y respiro,
Quanto con miedo y sobresalto os miro.
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