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Y dentro una dulcisima harmonia

Sonaba, que me puso en esperanza
Di eterna bienandanza.

Entré, que no debiera,

Hallé por Paraíso, carcel fiera.
Cercada de frescura

Mas clara que el cristal hallé una fuente
En un lugar secreto, y deleitoso;
Dentro una peña dura

Nacía, y murmurando dulcemente
Con su correr hacía el campo hermoso.
Yo todo deseoso

Lancéme beber. Ay triste y ciego!

por

Bebi por agua fresca, ardiente fuego:
Y por mayor dolor el cristallino
Curso mudó el camino

Que causa que muriendo

Agora viva en sed, y pera, ardiendo.
De blanco y colorado

Una Paloma, y de oro matizada,
La mas bella, y mas blanca que
Me vino mansa al lado,

se

vido,

Qual una de las dos por quien guiada
La rueda es de quien reyna en Pafo y
Ay! yo de Amor vencido

Gnido.

En el seno la puse, que al instante

En mi pecho lanzó el pico tajante,

Y me robó cruel el alma, y vida:
Y luego convertida

En aguila alzó el vuelo:

Quedé, merced pidiendo, yo en el suelo.

Al fin vi una doncella

Con semblante real, de gracia lleno,
De amor rico tesoro, y de hermosura.
Puesto delante della

Humilde le ofrecí abierto el seno,
Mi corazon, y vida con fé pura.
Ay! Quan poco el bien dura!
Alegre lo tornó y dexó bañada

Mi alma de placer: mas luego airada
De mi se retiró por tal manera,
Como si no tuviera

En su poder mi suerte.

Ay, dura vida! Ay, perezosa muerte!

/ Cancion, estas visiones

Ponen en mí encendida

Ansia de fenecer mi triste vida.

od a.

Deseo de volar al Cielo.

Quando será que pueda
Libre desta prision volar al cielo,

Felipe, y en la rueda

Que huye mas del suelo,

Contemplar la verdad pura sin duelo?

Allí á mi vida junto

En luz resplandeciente convertido,
Veré distinto y` junto

Lo que es, y lo que ha sido,

Y su principio propio y escondido.

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Entónces veré como

La soberana mano echó el cimiento
Tan á nivel y plomo,

Dó estable y firme asiento
Posee el pesadísimo elemento.
Veré las inmortales

Colunas, dó la tierra está fundada,

Las lindes y señales,

Con que á la mar hinchada
La providencia tiene aprisionada:
Porque tiembla la tierra;

Porque las hondas mares se embravecen:
Dó sale á mover la guerra,

El Cierzo y porque crecen

Las aguas, del Oceano, y descrezen:

De dó manan las fuentes;
Quien ceba, y quien bastece de los rios

Las perpetuas corrientes:

De los elados Frios,

Veré las causas, y de los Estíos:

Las soberanas aguas

Del ayre en la region quien las sostiene:
De los rayos las fraguas:

Dó los tesoros tiene

De nieve Dios; y el trueno donde viene.

No ves quando acontece

Turbarse el ayre todo en el verano,

El dia se ennegrece,

Sopla el Gallego insano,

Y sube hasta el cielo el polvo vano;
Y entre las nubes mueve

"

Su carro Dios ligero y relucientes
Horrible son conmueve,

Relumbra fuego ardiente,

Teme la tierra, humillase la gente:

La lluvia baña el techo, Envian largos rios los collados, Su trabajo deshecho,

Los campos anegados

Miran los labradores espantados.

Yo de allí levantado,
Veré los movimientos celestiales,

Ansi el arrebatado

Como los naturales,

Las causas de los hados, las señales.

Quien rige las estrellas

Veré, y quien las enciende con hermosas Y eficaces centellas:

Porque están las dos osas

De bañarse en la mar siempre medrosas..

Veré este fuego eterno,

Fuente de vida y luz do se mantiene,

Y porque en el invierno

Tan presuroso viene:

Quien en las noches largas le detiene.

Veré sin movimiento

En la mas alta esfera las moradas

Del gozo y del contento,

De oro y luz labradas,

De espíritus dichosos habitadas

La noche serena.

A Don Oloarte.

Quando contemplo el Cielo

De inumerables luces adornado,
Y miro hacia el suelo.

De noche rodeado,

En sueño, y en olvido sepultado: El amor, y la pena

Despierta en mi pecho una ansia ardiente, Despiden larga vena

Los ojos hechos fuente,

Oloarte, y digo al fin con voz doliente:.

Morada de grandeza,

Templo de claridad, y hermosura,

El alma que á tu alteza

Nació, qué desventura

La tiene en esta carcel baxa escura?

Qué mortal desatino

De la verdad alexa así el sentido,

Que de tu bien Divino,

Olvidado, perdido

Sigue la vana sombra, el bien fingido?

El hombre está entregado

Al sueño, de su muerte no cuidando;
Y con paso callado

El Cielo vueltas dando

Las horas del vivir le va hurtando.

O! despertad mortales,

Mirad con atencion, en vuestro daño
Las almas inmortales,

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