Ojos que de piadosos la lloráron. Mas ramillete que ave parecia, Cantor del alba que despierta el dia. Su libertad alegre celebraba, Y la paz que gozaba, Quando en un verde y apacible ramo, Codicioso de sombra, Que sobre varia alfombra Manchadas con la liga ví sus galas, En largas redes, en ñudosos lazos, Laurel se vé en el cielo trasplantado, Fuente, hoy mas pura, á la gracia corre Y paxaro con tono regalado Serafin pisa ya la mayor zona, Sin que tan alto nido nadie borre. Así que á Don Luis Hóra, no sabe, Flores, y curso largo, puerto, y nido. O da. Sale de la sagrada Cypro la soberana ninfa Flora, Vestida y adornada Del color de la aurora, Con que pinta la tierra, el cielo dora. De la nevada y llana Frente del levantado monte arroja La cabellera cana Del viejo invierno, y moja El nuevo fruto en esperanza y hoja. Por los hermosos mármoles de Paro, Un arroyuelo claro, De la cuesta beldad, del valle amparo. Corre bramando, y salta, Y codiciosamente procurando Adelantarse, esmalta De plata el cristal blando Con la espuma que cuaja golpeando. Viste y ensoberbece Con diferentes hojas la corona De plantas, y florece Las que apénas perdona Furioso rayo de la ardiente zona. El regalado haliento Del bullicioso zefiro, encerrado En las hojas, el viento Enriquece y el prado, Este de flor, y aquel de olor sagrado. Y reducido, quanto Baña el mar, tiene el suelo, el cielo cria A mas bien con el llanto, Que al asomar del dia Viene haciendo la aurora humeda y fria. Todo brota y extiende Ramas, hojas y flores,' nardo y rosa; La vid enlaza y prende El olmo, y la hermosa Hiedra sube tras ella presurosa. Ay triste; el cielo quiere, Que yerto invierno ocupe el alma mia; Y que si rayo viere De aquella luz del dia, Furioso sea, y no como solia. Renueva, Filis, esta Esperanza marchita, que la helada Aura de tu respuesta Tiene deśalentada: Ven, primavera, ven, mi flor amada: Ven, Filis, y del grato Envidiado contento del aldea Goza, que el pecho ingrato, Que tu beldad afea, Aquí tendrá el descanso, que desea. Soneto. Vuelve zephiro, brota, y cria Al rio el claro, y á la mansa y fria A la seca esperanza de mi vida? Teman otros mudanzas de tu estado, Que sola tu firmeza porfiada Puede ser de mi espiritu temida. Don Hernando de Herrera. od a. Profecía hecha por Apolo de las grandes victorias que habia de lograr sobre los Moros el Sereniss. Infante de España Don Juan de Austria. Quando con resonante Rayo, y furor del brazo impetuoso A Encelado arrogante Júpiter poderoso Despeñó airado en Etna cavernoso, Y la vencida tierra A su imperio rebelde quebrantada Desamparó la guerra, Por la sangrienta espada De Marte aun con mil muertes no domada; En el sereno polo Con la suave citara presente Y de oro y lauro coronó su frente. Suspendía de Dioses el senado, Y el cielo, que movia Al pielago sanudo, al rauco viento, Y con divino aliento Las Musas consonaban á su intento. Cantaba la victoria Del exercito etereo, y fortaleza, El horror y aspereza De la Titania estirpe', y su fiereza; De Palas Atenéa El Gorgonio terror, la ardiente lanza; Del Rey de la onda Egea La indomita pujanza; Y del Herculeo brazo la venganza. Mas de Bistonio Marte Hizo en grande alabanza luenga muestra, Cantando fuerza y arte De aquella armada diestra, Que á la Flegrea hueste fué siniestra, " ,, A tí," decia,,, escudo, A tí, del ciclo esfuerzo generoso, |