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RENDICION DE LA PLAZA Y CASTILLO DE SAN FELIPE

(MENORCA).

El bloqueo del célebre castillo de San Felipe por los españoles y franceses en el pasado siglo, es sin duda alguna el hecho de mayor magnitud que registra la historia de Menorca en sus modernos anales. Bien merece, por lo tanto, que teniendo à la vista las memorias mas fidedignas (1) que de ello se ocupan, nos dediquemos á hacer especial relato de un episodio que tantos recuerdos trae á la memoria de los buenos patricios y admiradores de nuestras glorias nacionales. Por otra parte, las venerandas ruinas (2) de la solitaria fortaleza, cuyos derruidos murallones se ven tristemente à orillas del mar, son mudas páginas de piedra y testigos fieles del terrible combate que sostuvieron alli los valientes campeones de tres grandes pueblos, supeditados á la voluntad de sus reyes.

Tuvo lugar, cuando reinaba en España Carlos III, genio emprendedor y guerrero que, si bien alcanzó inmarcesibles laureles, comprometió en no pocas ocasiones las armas de su nacion en empresas por demás atrevidas, empleando inmensos tesoros en llevarlas á cabo. Singularmente el poco diplomático pacto de familia, origen y causa de la desastrosa guerra que fue necesario sostener con Inglaterra, y como inmediatos resultados los lamentables contratiempos que sobrevinieron para nuestra marina y comercio, hacen que la figura del ilustre Monarca aparezca menos colosal á los ojos de la sana crítica.

Gracias al talento político de su gran ministro el conde de Floridablanca, si por una parle la nacion española sufrió entonces descalabros, por otra recuperó tan preciosa joya como la isla de Menorca, codiciada por Catalina II de Rusia, cuyo regalo pretendia hacerle la Inglaterra con el fin de grangearse su amistad, en medio del aislamiento en que se hallaba á causa de la neutralidad de las demás potencias de Europa. Comprendiólo así el respetable Conde, que ni un solo momento dejó de vista las miras ambiciosas del pueblo inglés, proponiéndose desde luego, no solo contrariarlas, si que tambien herir su arrogancia y orgulloso encono, llevando à término con el mayor denuedo la conquista de un país hermano que, desde los mas remotos tiempos, siguió cási siempre la suerte de la Península española.

Por muerte del ministro de la Guerra, estaban á cargo de Floridablanca los negocios de gravedad pertenecientes á dicho ministerio en la época á que nos referimos; esto le proporcionó los medios eficaces para conseguir su propósito con extraordinario acierto y sigilo. Para que mejor pueda comprenderse el plan del hábil Ministro, copiamos los siguientes párrafos de su notable Memoria (3): << Tralábase, dice, de la campaña de todo el año de 1781, y firme V. M. en no arriesgar ni desperdiciar mas fuerzas marítimas en las costas de Francia y de Inglaterra, le propuse que podríamos pensar en apoderarnos de Menorca, cuyo puerto era el vivero de mas de ochenta corsarios que infestaban el Mediterráneo, y el mejor y único abrigo que tenian los ingleses para sus escuadras, y para sostener su crédito y poder en aquel estar. Abrazó V. M. mi idea encargándome que la dirigiese, y para conseguirla propuse la necesidad del secreto, y la de asegurarnos de los naturales de la isla antes de cualquiera expedicion, con el fin de que las tropas de V. M. no hallasen mas enemigos en el desembarco que la corta guarnicion que tenian el castillo de San Felipe y demás puestos de la plaza. Era difícil el secreto, habiendo de contar con un aliado y con mil preparativos y prevenciones inescusables, pero todo se consiguió con el pretexto del bloqueo de Gibraltar, y de las sospechas que se lenian de que hiciésemos un sitio formal. >>

1) Hemos escrito este artículo despues de habérsenos proporcionado en Mahon datos curiosísimos acerca del asunto objeto de él, y que se consignan en manuscritos inéditos.

(2) Tuvimos ocasion de visitarlas y examinarlas detenidamente, teniendo además á la vista el plano del castillo, antes de su destruccion.

(3) Poseemos un ejemplar manuscrito en letra del siglo pasado.

Efectivamente, nadie sospechó entonces (1) que los preparativos y armamentos que se dispusieron en Cádiz para tan arriesgada empresa, tuvieran por objeto la conquista de Menorca, tal fué la prudencia y disimulo con que se efectuaron. Esploráronse tambien los ánimos de los menorquines, por medio del marqués de Sollerich, personaje de mucha influencia en la isla, que desempeñó su mision tan cumplidamente como era de desear. Hé aquí las interesantes palabras que leemos en la mencionada Memoria: «Nadie se imaginó que las expediciones en aquel puerto pudiesen dirigirse á otras partes, que á Gibraltar ó á la América. Al tiempo que se dejaban correr estas sospechas trataba ya de órden de V. M. de asegurarme, como llevo dicho, de los naturales de esta isla, y lo conseguí tan completamente que V. M. tuvo en sus manos los documentos y pruebas mas fuertes é imposibles de quebrantar, de fidelidad y adhesion al servicio y obediencia de V. M. con este principio, que se debió en mucha parte al crédito, actividad y prudencia del marqués de Sollerich, de quien me valí, pudo V. M. emprender la sorpresa de Menorca con los ocho mil hombres de desembarco que fueron recibidos con extraordinaria alegría, aplauso y favor de los menorquines. >>

Únicamente el Rey, su Ministro y el duque de Crillon, excelente general al servicio de España, conocian este premeditado plan; ni aun el gobierno francés tuvo el menor conocimiento de él, y aun que por de pronto se resintió, pudo conseguirse aplacarle, recordándole babérsele dicho: «que veríamos lo que podríamos hacer en el Mediterráneo, lo cual pendia de muchos accidentes que no se podian preveer ó adivinar. » La Francia, pues, no solo se aquietó, sino que pudo enviar dos mil hombres á Menorca, los cuales se dispuso ocupasen los puntos mas importantes de la isla.

Salieron de Cádiz las escuadras francesa y española el 23 de julio de 1771, desplegando sus velas al viento setenta y tres buques mercantes que conducian ocho mil hombres á bordo, además de dos navíos, dos fragatas y otros seis barcos mas de guerra y de menor porte que iban custodiando á los primeros, al mando del brigadier D. Ventura Moreno, militar de gran reputación. A las diez de la mañana del dia 19 de agosto del referido año, los ingleses vieron sorprendidos las flotantes banderas de las dos naciones aliadas en las guerreras naves, que desembarcaron en la pequeña playa denominada de la Mezquita hasta tres mil y quinientos hombres. Si los vientos hubieran permitido efectuar el desembarco de una division en tiempo oportuno, no les fuera posible à las tropas inglesas que se hallaban destacadas en Mahon dirigirse al castillo de San Felipe, detenidas en su camino por los fuegos de las columnas del ejército conquistador, y tan formidable fortaleza hubiese caido en poder de los aliados sin gran resistencia á los pocos momentos.

Avanzaron, sin embargo, denodadamente sobre la ciudad, haciendo encerrar en San Felipe á los sobresaltados guerreros de Albion (2). Apoderáronse los nuestros, mandados por el marqués de Peñafiel y D. Ventura Caro, del castillo de Fornells y amurallada villa de Ciudadela, prorumpiendo los hijos del país en vitores de alegría y apresurándose á jurar fidelidad al rey Carlos III. El duque de Crillon correspondió á estas muestras de patriotismo, en nombre del católico Monarca, devolviéndoles todos los privilegios y derechos de que siempre habian gozado bajo el dominio de la España.

Resultado de la penuria de la expedicion, el bloqueo de la plaza y castillo de San Felipe duró algunos meses mas de lo que era regular, esperándose los refuerzos que envió de Tolon Luis XVI y los pertrechos y artillería de sitio que se trajeron de Barcelona y Cartagena.

Dieron comienzo las operaciones en el mes de Diciembre, levantando los sitiadores fuertes baterías con las cuales iban poco á poco destruyendo las fortificaciones del castillo; y si los soldados españoles y franceses hacian esfuerzos heróicos, no menos valientes y arrojados se mostraban los sitiados. El sábio historiador de nuestros dias, Sr. Lafuente, nos describe con su natural elocuencia en las líneas que seguidamente trascribimos, dos hechos á cual mas notables y de bien diferente índole, al trazar con su galana pluma los sucesos acaecidos durante el combate de que tratamos:...« Gala de <«<arrojo hizo el intrépido Crillon subiendo á plantar por su mano la bandera española en la torre de

(1) Ferrer del Rio, Historia del reinado de Cárlos III, tom. III, pág. 349.

(2) Crillon, en su primer avance, llegó con algunas fuerzas hasta el glasis del castillo de San Felipe. De vuelta á Mahon sintió silbar una bala de cañon por encima de su tropa; y calculando que iba disparada á todo vuelo, dijo: «Obsérvese de mano en mano el lugar donde haya caido la bala, y haga allí alto la cabeza de la columna, pues, á oscuras como estamos, es la que hoy ha de servirnos de cuartel-maestre.» Memorias militares de Crillon, pág. 285 y 286; París, 1791. -Véase Ferrer del Rio, Historia del reinado de Carlos III, tom. III, lib. V, cap. I.

<«<las Señales (1); y el ejemplo del valeroso general francés no fue para los soldados, pues cuando se <«<trató de crear una compañía denominada de Voluntarios de Crillon para colocarla en el puesto de « mayor peligro, todos se disputaban el honor de ser inscritos en ella, y fué menester, para evitar << altercados y quejas, que el jefe resolviera escogerlos y nombrarlos por sí mismo. Lástima que Cri«<llon empañara el lustre de su heróica conducta en esta empresa con un lunar que desdice de la gran<< deza de su ánimo. Hablamos del hecho que un historiador afirma, de haber intentado hacer fla,.༩ ( «quear la fidelidad del general inglés Murray, gobernador del castillo, prometiéndole por la entrega <«de la plaza una recompensa de 500000 pesos y un alto puesto en el ejército español ó francés, á lo <«< cual dió el pundonoroso general británico la siguiente digna y vigorosa respuesta: Cuando vuestro « valiente abuelo recibió la órden de su Soberano para asesinar al duque de Guisa, dió la respuesta «que vos hubiérais dado si el rey de España os hubiera encargado asesinar á un hombre cuyo na<«< cimiento es tan ilustre como el vuestro, ó como el del duque de Guisa. Con vos no puedo yo tener <<< tratos sino con las armas en la mano. Si abrigais sentimientos de humanidad, enviad vestidos para «<los miserables prisioneros que tengo en mi poder; que los dejen en un punto apartado, y yo en<«viaré á buscarlos, porque en lo sucesivo no consentiré mas relaciones con vos que las mas estric<«< las que imponen los deberes de la guerra. »-« Como hombre de honor, le contestó Crillon dicien<«<do: Vuestra carta nos deja á cada uno en su lugar, y fortifica la estimacion con que siempre os he <«<mirado; acepto con gozo vuestra proposicion. >>

«

En tal situacion las cosas, los ingleses se iban viendo cada vez mas apurados, empeorándola el mortífero escorbuto, que hizo numerosas víctimas en las mermadas tropas que guarnecian el castillo.

Por fin el dia 6 de enero de 1782, el duque de Crillon se aventuró á solemnizar el nacimiento del delfin de Francia, haciendo jugar sobre la plaza mas de ciento cuarenta cañones de varios calibres que destruian sus fuertes murallas, esparciendo la muerte dentro de ella; mas á pesar de tan terrible ataque aun se defendió con denuedo y tenacidad por espacio de algunos dias, hasta que convencido el denodado general inglés Murray, cuán imposible era la resistencia, faltándole gente para cubrir los principales puestos, y lleno el castillo de ruinas y de cadáveres que aumentaban la peste, solicitó una capitulacion el 15 de febrero de 1782. Le fué esta otorgada inmediatamente, bajo las condiciones mas honrosas, y los prisioneros recibieron tales favores y trato, que el mismo Murray no pudo menos de manifestarse en extremo agradecido, pronunciando sentidas palabras en alabanza del duque de Crillon y de los españoles. Al entrar en el castillo de San Felipe las tropas vencedoras, los hijos del país dieron repetidos vivas al rey de España, y en la Península fué muy grande el regocijo las manifestaciones de alegría.

y

Así terminó esta gloriosa campaña, volviendo á recuperarse la isla de Menorca que, conquistada en la Edad Media por D. Jaime I de Aragon, habia sido hasta Felipe V una de las mas preciadas joyas de la corona de España.

El inclito Carlos III recompensó á cuantos se habian distinguido en ella, y al general francés le concedió mas tarde el título de Duque de Mahon, á parte de otros grados y honores.

El Monarca español no pudo realizar completamente su sueño dorado, recuperando por entonces á Gibraltar, como se esforzó en conseguir. ¡Aun hoy flota sobre el imponente peñon la bandera de nuestros antiguos y encarnizados enemigos! Pero tambien aun hoy el pueblo español guarda para siempre el recuerdo de la afrenta.

RAMON ALVAREZ DE LA BRAÑA,
Académico correspondiente de la Historia.

(1) Segun los datos que hemos adquirido durante nuestra estancia en la isla de Menorca, no existió semejante torre, y sí una especie de atalaya fuera del castillo, y que no formaba parte del mismo. De suerte, que el hecho descrito por el Sr. Lafuente no es exacto, ni es fácil adivinar como tan discreto escritor lo consideró digno de figurar en su Historia.

COLECCION DE CARTAS INÉDITAS

DEL ARCHIVO GENERAL DE LA CORONA DE ARAGON.

REINADO DE D. JUAN I.

En los Registros de cancillería y Cartas diplomáticas y familiares de los reyes de la antigua monarquía aragonesa existe un crecido número de documentos notables que, aparte de su valor histórico, demuestran el estado de adelanto, en aquella época, de las ciencias, artes, legislacion, industria y demás ramos de los conocimientos humanos. Merece particular mencion el último tercio del siglo XIV, durante el reinado de D. Juan 1, por el gran caudal de noticias bibliográficas que encierra, noticias que publicaremos íntegras para que nuestros lectores puedan juzgar á la vez del lenguaje catalan de aquella época y del estilo epistolar de este monarca. Dos causas nos animan á escoger este reinado con preferencia á los demás: primera, el corto período que comprende, permitiéndonos hacer su estudio con mas detencion, y presentar los datos mas ordenadamente; segunda, procurar por estos mismos medios materia suficiente para que el lector pueda mirar con simpatía el reinado de este príncipe, tratado injustamente, y hasta con desprecio, por algunos historiadores.

El rey D. Juan I, anteriormente duque de Gerona por gracia de su padre Pedro IV el Ceremonioso, heredó de este monarca la aficion á las letras, que supo cultivar y proteger, ayudado por los consejos y lecciones de su ayo D. Bernardo de Cabrera. La poesía, la música, los libros y la caza fueron sus pasiones favoritas. Secundóle, en parte, su tercera esposa D. Violante, hija del duque de Bar y de D. María, hermana de Carlos el Sábio, rey de Francia. Esta distinguida princesa recibia en su palacio gran número de juglares y músicos, y ella contribuyó á la opulencia y fausto de aquel reinado, citado entonces como el primero de Europa.

Algunos historiadores, rigoristas en demasía, han venido à suponer que aquellas aficiones le hicieron mirar con indiferencia los negocios de Estado; pero investigando detenidamente este reinado vemos que, si bien el rey D. Juan I no heredó de sus antepasados aquella fuerza de voluntad y temple de alma que tanta gloria dieron à la Corona de Aragon, tampoco vivió adormecido en los placeres, como suponen, y así le vemos al principio de su reinado combatir contra los extranjeros y arrojarlos de las fronteras.

No entra en nuestro ánimo hacer un estudio crítico de este reinado; basta decir que otros historiadores, fundados mas en el estudio de los documentos, fuentes de la historia, que en la rutina, lo califican con mas benevolencia y justicia, y prueban, como deseamos probar nosotros, que si este rey no fue un conquistador, fue cuando menos, un hombre ilustrado.

N. 1.

Lo primogenit.

Mossen Johan per lo feel de casa nostra en Pere Vilanova cullidor deles terres da questa vila nos es estada liurada una letra que I seu amich deles partides de Carcasses li ha tramesa la qual vos enviam dins la present entreclusa per ço que la mostrets al senyor Rey ala senyora Reyna e a nostre frare linfant com face mencio de companyes. E encas que fossels partit de Barchinona per venir

T. III.

2

á nos quan la letra aquesta reebrets trametets la amossen Galceran de Vilarig si en Barchinona era romas e sino aqualque persona que entenats que do bon recapte a mostrarla als dessus dits axi com vos farets. Dada en Perpenya sots nostre segell secret a XII dies de Setembre del any MCCCLXXIX. Nos havem reebut per ma de maestre G. colteller I libret que en Dalmau ça plana nos ha trames del eclipsi del sol et dela luna et del girament et del ple dela luna. E no sabem sil compte ques fa deles hores del dit girament et ple comence al sol post ó al mig dia ó quan. E axi fets ab ell queus ho diga et certificats rosen clarament ab vostra letra dada ut supra. Primogenitus.-Fuit directa Johanni Januarii.

Registro n.o 1658, fol. 11 v.°

N.' 2.

Nos Infant. Per tenor de la present regonexem a vos feel nostre en P. Palau tinent les claus del Archiu de les armes del dit Senyor Rey e nostre en Barchinona que dels libres quel dessus dit Senyor te en lo dit Archiu nos havets liurats lo dia daval escrit tres a saber 1 de pergami ab posts cubertes de cuyr vermel ab dos tanquadors de seda vert e vermela e ab caps de lauto intitulat Ali Aben Jaren lo qual comence en la primera linea gratias uni Deo e feneix et in avivel e no es complit e altre axi mateix de pergami ab posts nues et ab dos tanquados de cuyr vermell ab caps de lauto e intitulat Alfragani qui comence en la primera linea. Capitulum primum de annis arabum et feneix pro magno tempore e altre de Sancta Margalida qui comence del gras de Sibilia Alalmodina e feneix miseratio tue pietatis absolvat per do.. E no res meys que de nostre manament liuras aquell mateix dia un nostre arnes de junyer al feel cambrer nostre Berenguer Catrilla es assaber elm escut paucera braçal musagui et mayopa e una roda e gocet et broquet e I vayrescut un flabo e una bosso de asceytoni vermell unes cordes daur e de seda ab agulletes dargent quis tenien ab lo dit escut e dues cresoles de cuyr daurades. En testimoni de la qual cosa manam la present esser fela ab lo segell nostre secret segellada. Dada en Barchinona a XXIX dies de Setembre del any de la Nativitat de nostre Senyor MCCCLXXXI.-Primogenitus.

R. 1665, fol. 47.

N.° 3.

In civilate Barchinone die XXV aprilis anno anativitate Domini MCCCLXXXVIII fuit appositum signum sigillum et decretum domini Regis cuidam publico instrumento clauso per Berengarium de Busquetis dicti domini Regis scriptorem quodquidem instrumentum est transumptum aquodam testimoniali publico instrumento in quo venerabilis et Religiosi frater Bernardus Ermengaudi prior provincialis fratrum predicatorum et inquisitor heretice pravitatis in provincia Aragonum frater Anthonius Folqueti frater Franciscus Marmandi in sacra theologia magistri et quidam alii fratres religiosi in eadem sacra theologia magistri tam ordinis fratrum predicatorum quam minorum affirmarunt et pro conclusione tenuerint quod quidam articuli extracti et in latino positi aquodam libro Raymundi Lulli de civitate Maioricarum intitulato de filosofia amoris qui condempnati fuerant tempore domini Gregorii pape XI ut jacent et sunt positi in latino extra dictum librum sunt mali et erronci ut autem continetur in dicto libro sunt veri et catholici prout hec et alio sunt in dicto instrumento contenta tenor vero dicti decreti sequitur sub hiis verbis.

Signum. Johannis Dei gratia elc. Qui huic transumpto nostri mandato facto auctoritatem nostram impendimus pariter et decretum ut eidem tanquam suo originali in judicio et extra fides plenaria impendatur appositum hic manu fidelis scriptoris nostri Berengariis de Busquetis nostraque auctoritate notari publici in civitate Barchinone die XXV aprilis anno anativitate Domini MCCCLXXXVIII. Regnique nostri secundo et ad premissorum evidentiam et maiorem corroboracionem sigillum nostrum apponi jussimus inpendenti. Franciscus Çacosta.

Berengarius de Busquetis mandato Regis facto per Vicecancellarium.

R. 1892, fol. 217 v.°

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