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Es costumbre en algunos países festejar la noche de bodas de un amigo con epitalamios ó com. posiciones en prosa ó verso, alusivas al objeto, las que reunidas despues en coleccioncita son galana muestra del bien querer y afecto que á los nuevos desposados por sus amigos se profesa. Nosotros solo recordamos haberlo visto una vez desde el renacimiento de nuestra literatura popular catalana. Con motivo del casamiento de nuestro distinguido poeta D. Francisco Ubach y Vinyeta con la bella señorita D. Paula Mascaró, sus mejores amigos se esmeraron á porfía en tejerles una hermosa y gentil guirnalda de escogidas flores, que despues han visto la luz pública, para los que fueron presentes en el acto, con el título de Corona de bodes que á F. Ubach y Viny la y Paula Mascaró y Gaurán, ofereixen llurs amichs (Barcelona, Verdaguer, 1875). Ninguna edad mas buena para ello, ningun acto mas á propósito que aquel en que lleno el corazon de deseos y esperanzas se une á la persona por quien se ha sentido con mayor fuerza en este mundo y ha de ser la compañera eterna para toda la vida, así es que las composiciones de los Sres. Mateu, Pirozini, Monserrat, Picó, Sardá y demás que van insertas en dicho libro, respiran todas un amor y gentileza que de seguro han de cautivar el corazon de cuantos las lean, y mas de los dos á quienes en tan feliz momento fueron dedicadas.

El Sr. Pitré, que con tan ópimos frutos se dedica al estudio de la literatura popular siciliana, y que en poquísimos años ha publicado infinidad de obras y es colector de la importante coleccion de cuentos sicilianos, Fiabe, novelle é racconti popolari siciliani, obra en cuatro tomos que comprende cuatrocientos cuentos, quiso contribuir á la fiesta de bodas del Sr. D. Vicente Montuoro con la seño̟rita D. Carmelina de Giovanni, y al efecto, como buen colector, les contó un cuento que publicó despues en libro, y es el que hoy nos ocupa.

De todos tiempos es la triste condicion de la pobre criatura que, habiendo perdido á su madre, cae bajo el despótico dominio de una mala madrastra. El pueblo se ha apoderado de ello, y en mil formas y maneras ha esprimido su dolor apostrofando á aquella y buscando compensacion y premio para su pobre víctima; así es que no hay nacion que no tenga sus canciones y cuentos populares alusivos á ello: en aquellas, desde la airada madre que sale à vagar por las noches alrededor de sus bijos para increpar duramente á su olvidadizo é infiel esposo, hasta la infeliz mujer que en las horas de infortunio y miseria de sus pobres hijos va á consolarles con lágrimas de sangre esperando el momento en que Dios se los otorgue para llevarles á su gloriosa presencia, y en los cuentos, elevando á la hijastra de la abyecla posicion en que la nueva esposa de su padre la ha colocado, á la de princesa y reina, como á la mas elevada categoria de esta tierra. Así lo encontramos, concretándonos á los segundos, como á nuestro principal objeto, en la Ventafochs, catalan (Rondullayre, co

(1) Novellina popolare senese raccolta da Giuseppe Pitré.-Palermo, tipografia del Giornale di Sicilia, 1873.

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lo

romanos harian el ejercicio de su arma en un punto al E. de la villa, llamado ager fundibulariorum campo de los honderos, en escrituras de los siglos X y XI (1), al que llaman aun en lengua vulgar camp de baseya (2). En esta misma época penetró tambien en este ausetano territorio la divina luz del Evangelio, llevada por el apóstol san Pablo, ó por su discípulo el procónsul Sergio-Paulo, llamado san Pablo de Narbona (3). Predicó tambien en este país san Saturnino mártir, primer obispo de Tolosa, discípulo de los Apóstoles, segun asegura el sábio obispo de Vich Oliva en el sermon de la cuarta dedicacion de la iglesia del monasterio de Ripoll, en 15 de enero del año 1032 (4). Muy grato seria poder consignar la venida del apostol Santiago y su hospedaje en el vecino castillo de Orís, que como cierta refieren D. José de Mora, marqués de Llió, y D. Pedro Serra y Postius (5); pero como la fundan en una tradicion tan mal apoyada, aun cuando la devocion consienta, una sana crítica impide el admitirla. La predicacion de Santiago en España está muy bien fundada (6); pero su venida á este país no tiene apoyo alguno.

Como Ausa prosiguió la Spatamala sujeta al imperio de los romanos, los cuales, como se explicó, construyeron sobre de ella el Castrum Cirvianum, para impedir el que se rebelasen contra ellos sus moradores. A la caida de aquel imperio en España, vió como los demás pueblos de la Península pasar sucesivamente el torrente de males que acompañaron las invasiones de tantas hordas bárbaras del norte; pero quedó floreciente durante la monarquía goda, sin perder, ni sufrir cambio en el nombre siquiera. Entonces, bajo el cuidado de los sábios y celosos Obispos de Ausona que brillaron en los nacionales Concilios de Toledo, se construyó en ella el bizantino-romano templo en honor del apóstol mártir de Gerona san Felio el Africano, como se dirá mas adelante, templo que, atravesando épocas azarosas, bien que modificado, llegó hasta al siglo XVII. En el reinado de Vam. ba, cuando el traidor Paulo sublevó contra él á cási toda Cataluña, siguió esta villa el ejemplo de Ausona su capital (7), y vió pasar por ella las tropas del monarca godo, y probablemente al mismo Vamba (8), el cual pacificando el país y devolviéndolo á su obediencia, subió desde Ausona á la Ceretania por la línea del Ter con el cuerpo de su ejército, mientras que las dos alas del mismo, la una por la línea del Segre, y la otra por el litoral del Mediterráneo subían á unírsele para atacar á los rebeldes, que se creian inexpugnables en Narbona, segun san Julian de Toledo, escritor contemporáneo.

A la entrada de los moros en España en el siglo VIII, cuando la heróica Ausona pagó con la muerte de sus habitantes y con cási su total ruina la resistencia que les opusiera (9), la pobre Spatamala quedó presa del enemigo, y si bien perdió á una gran parte de sus moradores, que por no ver ondear en ella el estandarte de la media luna, y por temor de la muerte, buscaron huyendo su seguridad en la Septimania (10), con todo no quedó desierta, continuando cristianos en ella, como hicieron en varios puntos del ausetano territorio (11), los que sufriendo vejaciones mil, aguardaron me

(1) Arch. Capit. de Vich y parr. de Torelló, escrit. del manso Terrades.

(2) Baseya lo mismo que fona, en latin funda.

(3) Salarich, Vich y sus glorias, cap. 1v: la iglesia de Vich celebraba su procesion, llamándole San Pau de Narbona, dit del Veguer: véase su procesionario.

(4) Dice hablando de san Saturnino: Qui primus post Apostolos, nostrarum partium ignorantiæ tenebras Evangelii predicatione detersit; Villanueva, Viaje literario, tom. VIII en sus apéndices; Arch. Capit. de Vich, carta de don Fr. Roque Olsinellas al Sr. Ripoll, en la que se halla copia del sermon, sacada del libro mayor del monasterio, titulado Karolus.

Maravi

(5) Mora, Observaciones sobre los principios elementales de la historia, cap. III de la tradicion, y Serra, llas raras de Cataluña, vi maravilla, ponen como cierto el hospedaje de Santiago en el castillo de Orís, y dicen que para perpétua memoria las rocas del mismo producen conchas y botones de bordon de peregrino. Léjos de ser esto maravilla, es cosa propia de las rocas de carácter numulítico.

(6) Véanse san Hipólito, De duodecim Apostolis; Didimo Alejandrino, De Trinitate, y san Jerónimo, Teodoreto, Beda, san Isidoro, san Braulio, san Julian de Toledo, los Bolandos, los Antuerpienses, san Ligorio, Calmet, Alápide, Labblé, y mil otros.

(7) Salarich, Vich, etc., cap. 1: Caresmar y Florez creyeron que los ausetanos permanecieron fleles á Vamba; pero los demás escritores están en contra, y el obrar del mismo monarca lo acredita.

(8) Historia Vambæ regis toletani, cap. VII. Siendo Roda ciudad la mas populosa despues de Ausona en este territorio, es mas que probable pasase á ella el mismo Vamba, y así el que, subiendo á la alta Cataluña, pasase por Spatamala, siguiendo la via miliaria ya indicada.

(9) Relacion hecha por el obispo Idalquer en el Concilio de Barcelona del año 906, segun las actas del mismo, que se leen en Baluzio, tom. vII, miscelánea pág. 5, y en Florez, Esp. Sag., tom. XXVIII, append. 4.

(10) Nombre dado á la Galia narbonense, llamada antiguamente Braccata: Strabon, lib. I, cap. iv, Plin. I, 111, núm. 5. (11) Actas del Concilio de Narbona del año 788, publicadas por Baluzio en su obra, Concordantia Sacerdotii et Imperii, lib. VI, cap. xxv.

jores tiempos. Á esto debió la villa su salvacion entonces, y la conservacion de su templo, lo que es á la par un auténtico testimonio de lo dicho.

La venida de Ludovico Pio, bijo de Carlo Magno, en el año 798, hizo brillar para este país algun tiempo de bonanza, pues lanzó de él á los moros, cuando con sus tropas pasó á conquistar el castillo de Casserras, cerca de Roda (1), y los restos de la infeliz Ausona. Antes de atacar al primero reuniria sus capitanes en un punto del término de Sescorts, y de aquí tomaria orígen la tradicion del país, de que Carlo Magno habia reunido Cortes en dicho término, lo mismo que lo de las piedras del Rey y del Campo de Opa (2). Ludovico encomendó lo conquistado á Borrell, primer conde de Ausona; pero la traicion de Aizon lo hizo caer de nuevo en poder de los moros en el año 826 (3), los cuales destruyendo á Roda, obligaron á los cristianos à deshabitar todo el llano de Vich; y para asegurar su presa, fortificaron los castillos y rodearon de murallas las villas (4); y de esta época datan indudablemente los torreones y murallas de Torelló, cuya enunciativa se balla en varios documentos de su parroquial archivo, fortificaciones de estilo árabe, y con inscripciones árabes y algunas de romanas en piedras de que ccharian mano, como las describe Mellado. Lástima que no haya quedado rastro de ellas, pues en su mudo y claro lenguaje arrojarian mucha luz sobre varios sucesos desconocidos.

Durante las dominaciones goda y árabe, algunas familias judías habitaron en un barrio de San Vicente, llamado aun en escrituras de los siglos XIII y XIV calle judaico y call judich, las que tenian sus sepulturas en un punto llamado coll judaic, sepultura dels juichs (5). Desde este barrio harian ellas su acostumbrado tráfico mercantil por todo el valle. Quedaron algunas en dicho pueblo hasta el siglo XV, siendo objeto de la aversion de los pueblos vecinos, aversion que produjo varias reyerlas escandalosas (6).

Finalmente, en el año 873 las armas y valor del primer conde soberano de Barcelona, Wifredo el Velloso, bajando triunfantes de Ripoll, obligaron á los moros á abandonar para siempre todo el ausonense territorio (7); mas siguiendo ellos el plan de destruccion, que habian practicado en la alta Cataluña (8), excepto la profanada iglesia de San Felio y pocas casas, dejaron á las murallas de Spalamala guardadoras de un monton de escombros y ruinas.

(Se continuará).

PABLO PARASSOLS Y Pí,

Correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid
y de la de Buenas Letras de Barcelona.

(1) Ausonam, Castraserram et reliqua oppida olim deserta munivit. Anonim, Vida de Ludovico Pio; Bouquet, id., tom. VI, pág. 91. Que era este Casserras lo explican claramente Marca, Romey y otros muchos.

(2) Seria tal vez el punto de reunion, y Oppa el dueño del campo, pues este nombre era comun entre los godos. El nombre Sescorts, en latin unas veces de Curtibus, como en el auto de consagracion de la iglesia de San Martin, por el obispo Guillermo de Balsareny, en 30 de marzo de 1068, otras de Cotibus ó Cohortibus, nada prueba ; pues el nombre mas antiguo, como se ve en la consagracion de Santa María de Manlleu, en 906, era San Martin de Miralies.

(3) Bouquet, Florez, Caresmar y otros.

(4) Rodam civitatem destruxisset et castella, et que firmiora videbantur ejusdem regionis (Ausonæ ) munivisset oppida. Eginardo, Vida de Ludovico, y los Anales fuldenses; Ripoll, opúsculo publicado en 1833, Florez, Romey, etc. (5) Arch. parr. de San Vicente, varias escrituras, entre ellas la de venta de una casa in calle judaico, por Guillermo Pascal á Guillermo Sobrepuig en 16 de abril de 1338.

(6) Pregones públicos contra los promovedores de estas reyertas: arch. parr. de Torelló, legajo de inútiles.

(7) El obispo Idalquer en las actas del concilio de Barcelona.

(8) Archiv. de San Juan de las Abadesas, Manual de las noticias.

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