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CAPITULO VIII.

Sitio de México hasta la salida de la ciudad de las tropas expedicionarias.-Resistencia de las auto ridades españolas á reconocer y cumplir el tratado de Córdova.- Disposiciones de Dávila en Veracruz.--Desobedece á O.Donojú. -Representacion de los los vecinos,- Acércanse las tropas indes pendientes á la capital.-Preparativos de Novella.-Agitacion que éstos causan en la ciudad.— Salen de ella muchas personas-Lo hace tambien la familia de Iturbide.-Magnífica entrada de su esposa en Valladolid. —Situacion respectiva de las tropas de uno y otro partido.-Accion de Atzcapozalco.-Preséntanse en México los comisíonados enviados por Iturbide y O-Donojú.-Lles gan estos dos jefes á las inmediaciones de la capital.-Organizacion del ejército sitiador.-Contess taciones entre O-Donojú y Novella.-Entrevista en la hacienda de la Patera.-Deja el mando Novella-Es reconocido O1Donojú como capitan general y jefe superior político de Nueva Espal ña.-Trasládanse Iturbide y O-Donojú á Tacubaya.-Sus proclamas.-Medidas tomadas para la Balida de México de las tropas expedicionarias.—Entra en México Filisola á ocupar la ciudad con tropas trigarantes.

El tratado de Córdova debia haber sido la terminacion de la gueria, mas los jefes españoles de México y Veracruz no estaban dispuestos á cumplir lo estipulado en él, no reconociendo en O-Donojú facultades para celebrarlo. Desde ántes de salir de Veracruz habia notado este, que el modo en que se habia expresado en sus proclamas, habia desagradado á los comerciantes españoles que dominaban en aquella plaza, por lo que creyó necesario dirigir otra proclama á aquellos habitantes, asegurándoles, que el objeto de su viaje á Córdova no era otro, que el procurar la paz y seguridad de todos. Dejó recomendado al gobernador Dávila hiciese reembarcar 400 infantes negros que habia pedido á la Habana, y le repitió la misma órden desde Córdova despues de la celebracion del tratado; pero Dávila muy lejos de obedecerla, de acuerdo con el brigadier D. Francisco Lemaur, que habia llegado con el empleo de director de ingenieros, y con el comandante del navío Asia, Primo de Rivera, resolvió defenderse á todo trance hasta el último momento, abandonando la ciudad'y retirándose al castillo de S. Juan de Ulúa, cuyos fuegos la dominan. El vecindario; que llegó á entender esta determinacion, dirigió al Ayuntamiento el 15 de Setiembre, una esforzada representacion, manifestando los graves perjuicios que iba á resentir aquella poblacion, y la enorme pérdida que se sufri

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ria en el valor de los edificios y efectos depositados en los almacenes, que en su mayor parte pertenecian al comercio de Cádiz, pidiéndole interpusiese su mediacion con el gobernador, y si era menester, ocurriese á O-Donojá, para que como capitan general, diese órden para que no se llevasen al cabo tales disposiciones.

Las tropas trigarantes iban avanzando en todas direcciones para establecer el sitio de la capital, y Novella tomaba en consecuencia las medidas necesarias para la defensa de esta, reuniendo todas las fuerzas de que podia disponer. Habian entrado desde el 25 de Julio los negros de las haciendas de Tierracaliente, mandados por Húber, en número de mil caballos, que se retiraron de Cuernavaca con Armijo cuando Iturbide se acercó á aquel punto, y á su paso por la hacienda de Acusaque, se encontraron con una partida de independientes, quienes creyéndolos de los suyos, contestaron América, al dárseles la voz de: ¿quién vive? con este motivo, cargaron sobre ellós récia nente los negros y los pusieron en dispersion, quedando muerto D. Domingo Parada, vecino de S. Luis, que iba de camino en su coche. Para facilitar la retirada de la seccion de Castillo, que despues de la accion de la Huerta y de haber abandonado á Toluca, se habia situado en Lerma, hizo Novella mover una parte de la division que estaba en Cuautitlan á las ordenes de Alvarez, con lo que aquellas fuerzas se pusieron en marcha y lle. garon á México sin ser atacadas por las de Filisola, que habia vuelto á ocupar á Toluca. Alvarez abandonó tambien su posicion, trabándose un ligero combate entre su retaguardia y la division independiente que mandaba Quintanar que habia llegado á Tepozotlan, sin consecuencia alguna por una y otra parte. Concha habia regresado, como ántes hemos dicho, y todas estas secciones reunidas, ascendian á unos 5,000 hombres de línea, (1) ademas de los cuerpos de íntegros formados con los vecinos.

Para estrechar á éstos á alistarse, se dictaron por Novella las providencias más fuertes, sin excepcion alguna, pues habiendo preguntado los ministros de la Audiencia si ellos tambien estaban obligados al alistamiento, se les contestó que sí, y los cómicos y tore ros fueron incorporados en una de las compañías del primer bata

(1) Este número asienta D. Antonio Medina, ministro que fué de hacien da, en la Memoria que publicó en 1823.

Hon. (2) Eran al mismo tiempo perseguidos todos los que divulgaban noticias favorables à la causa de la independencia, habiendo sido presos por este motivo varios eclesiásticos. (3) Hacíanse fre cuentes revistas en la plaza, en las que Novella se presentaba á caballo, arengaba á la tropa y él mismo con suma vigilancia recorria todos los puntos. Asistió tambien á las rogativas y novenarios á la Virgen de los Remedios en la catedral y al Señor de Santa Teresa en su capilla, á que concurrieron todas las autoridades, y cuando el peligro fué más inmediato, previno al Ayuntamiento hiciese que la ciudad se proveyese de víveres y demás efectos de consumo, para lo que esta corporacion propuso se quitasen por cierto periódo los derechos de entrada á aquellos artículos, y así se mandó. Los recursos pecuniarios comenzaban á escasear, y para hacerse de ellos, exigió Novella un suplemento de 100,000 pesos mensuales al vecindario, con el rédito de 5 pé hipoteca de las rentas públicas, formando para hacer la designaclon de las cuotas con que cada vecino habia de contribuir, una junta compuesta del arzobispo, de los canónigos Villa Urrutia y Dueñas (e) por el estado eclesiástico, el conde de Casa de Agreda (e), y D. Juan Marcos Bada (e) por el consulado, y dos regidores que habian de ser nombrados por el Ayuntamiento. Este cuerpo se rehusó á ello, por creer que debian preferirse otros arbitrios, y que en caso de ocurrir á un repartimiento, debia hacerlo la junta provincial conforme á la Constitucion. La medida no se llevó á efecto, habiendo quedado en olvido por las nuevas ocurrencias que fueron complicando más y más el estado de las cosas.

Con el fin de que no desmayacen los soldados, Novella les dirigió una proclama al anunciarles la pérdida de Puebla, que, haciendo muy poco honor á Llano, atribuyó á intriga, cobardía y traicion. En ella se propuso persuadir á los expedicionarios, que no se les cumplirian las ofertas que les hacia Iturbide, ni serian conducidos á España los que se habian rendido con aquella condicion, porque Los independientes carecian de buques y dinero para costearles el viaje, y aun cuando lo fuesen, no se les permitiria pisar el suelo que (2) Dieron la guardia en palacio el 9 de Agosto.

(3) Lo fueron el padre Villaseñor, de la Profesa, el padre Guisper de San Francisco, y tambien un tallador de la casa de moneda, y otros individuos.

los vió nacer, pues proscritos y desechados, tendrian que buscar asilo en mares ó tierras extrañas. Protestó que no lo movia otro intéres que el de salvar la integridad de la nacion, y que debiendo ser este el de todos, todos tambien debian decidirse á morir ántes que atraer sobre si la indignacion y desprecio de sus compatriotas. (4) Estas animadas palabras; las disposiciones que se tomaban para defenderse hasta el último trance; la órden que se publicó por bando para que en caso de ataque, se encerrasen en sus casas todas las personas que no debiesen tomar las armas, para no estar expuestas á los peligros y riesgos de la guerra, presentándose en los cuarteles todos los que estuviesen alistados, (5) llenaron de consternación á todos los habitantes de la capital, que comenzaron á salir de ella, buscando abrigo en los pueblos inmediatos. Los conventos de monjas se llenaron de señoras, y siendo frecuentes las alarmas, todos esperaban por momentos una accion de guerra á las puertas y en las calles mismas de la ciudad.

Entre las personas que salieron, llamaron particularmente la atencion la esposa y el padre de Iturbide. La primera se habia retirado al convento de Regina, de donde se evadió auxiliada por los amigos de su marido, y siguió su viaje á Valladolid. D. Joaquin de Iturbide verificó su salida muchos dias despues, y no hizo más que pasar á los primeros puntos ocupados por las tropas sitiadoras. Luego que en Valladolid se supo que estaba para llegar la esposa del primer jefe, se dispuso el más magnífico recibimiento que las circunstancias pudieron permitir, () y el 21 de Agosto, todos los habitantes, en coches, á caballo, á pié la esperaban en la garita del Zapote, desde la que fué conducida en medio de los más vivos aplausos, en un carro triunfal prevenido al intento, del cual el pueblo quitó las mulas (7) para estirarlo él mismo, pasando por entre las tropas de la guarnicion, tendidas para hacerle los honores de ca(4) Esta proclama se inzertó en la gaceta de 14 de Agosto, núm. 109, folio 839.

(5) Bande de 29 də Agosto, gaesta de 30 del mismo, núm. 118, fol. 913. (6) La relacion circunstanciala de este magnífico recibimiento, escrita por D. José Maria Cabrera, studico a la sazon del Ayuntamiento de aquella ciudad, y despues uno de los mayores enemigos de Iturbide, se publicó entonces por la imprenta. Se halla en la coleccion de Andrade,

(7) En aquel tiempo era muy raro el uso de caballos en los coches, y en Valladolid no habia ninguno que los tuviera.

pitan general, hasta la habitacion que le estaba preparada, en donde se presentaron á felicitarla todas las autoridades eclesiásticas, civiles y militares.

Novella distribuyó en divisiones las fuerzas que tenia, poniendo á las órdenes de Concha las destinadas á operar contra los sitiadores. A propuesta de la Junta consultiva de guerra, nombró jefe del estado mayor á Liñan, insertando en la gaceta con esta ocasion un grande elogio de este general, sin duda para satisfacerlo del agravio que se le hizo no habiéndose contado con él para componer la misma junta cuando ésta fué creada, lo que se atribuyó á la oposicion que manifestó á la destitucion de Apodaca: por su segundo fué nombrado el coronel Llamas. La línea que los realistas ocupaban se habia ido estrechando á medida que se aproximaban las fuerzas trigarantes. Extendíase desde Guadalupe, por Tacuba, Tacubaya, Mixcoac, Coyoacan, á cerrar por el Peñon en el mismo punto de Guadalupe. (8) Los trigarantes estaban situados en los pueblos y haciendas de la circunferencia del valle de México. Esta vecindad de unas y otras tropas, facilitaba la desercion, pasándose á los independientes los destacamentos enteros que guarnecian algunos puntos, y ademas, los continuos movimientos de ambas fuerzas daban ocasion á choques inevitables entre las guerrillas y avanzadas, que fué el principio de la accion de Escapuzalco, (9) án dos leguas escasas de México.

Hallábase apostada en Tacuba y hacienda contigua de Clavería, la division de vanguardia del ejército realista de operáciones, compuesta de los batallones de Murcia y Castilla, las Compañías de cazadores de la Reina, un escuadron de Fieles del Potosí, que mandaba el teniente coronel D. Agustin de Elorza, un cañon de á ocho y un obus. El comandante de esta division era D. Francisco Buceli, sargento mayor del batallon de Castilla. Las fuerzas tri

(8) Téngase á la vista para todas estas operaciones, el plano de México y sus contornos que forman el Distrito federal.

(9) El nombre mexicano de este pueblo es Acapotzalco, que quiere decir lugar de hormigas. Para la relacion de esta accion, he tenido a la vista no solo el parte de Bustamante à Quintanar, publicado por D. Cárlos Bustamante, tomo 5, fol. 235, y el de Concha, inserto en la gaceta extraord. de 23 de Agosto, núm. 115, fol. 881, sino tamblen varios informes por escrito y no ticias verbales de oficiales de uno y otro partido, que se hallaron presentes.

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