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xico D. Pedro Fonte. Desde el principio se habia manifestado ambiguo en todos sus pasos, excusando á título de enfermedad ó de visita del arzobispado, tomar parte alguna activa en los negocios, reduciéndose estrechamente á lo que requeria el cumplimiento de sus deberes episcopales, por lo que en la pastoral que dirigió á sus diocesanos con motivo de la independencia, se limitó á recomendar en términos generales la obediencia á las autoridades.

Despues de la proclamacion de Iturbide, con el mismo pretexto de visita se fué alejando disimuladamente de la capital, hasta aproxi marse a la costa y embarcarse en Tuxpan para la Habana, dejando nombrado gobernador de la mitra. en la Habana publicó un manifiesto sobre su conducta en las circunstancias en que se habia hallado, y obtuvo permiso de la Santa Sede para permanecer ausente de su diócesis. El fiscal Odoardo, no solo no volvió al congreso, sino que tambien se retiró á la Habana: Fagoaga Tampoco asistieron a las sesiones durante el imperio de Iturbide; pero obligados por sus intereses á residir en el país, se habrian sometido al nuevo órd en de cosas, si este hubiera llegada á organizarse de una mane. ra regular. Los partidos quedaron por entónces reducidos á los iturbidistas, empeñados en sostener á Iturbide en el trono, y sus contrarios, ya republicanos, ya borbonistas, que sin tener por entonces plan ni proyecto combinado, no aspiraban á otra cosa que echar por tierra todo lo existente, dejando á los acontecimientos señalar lo que habia de ponerse en su lugar; y como en todas las revoluciones cuando varía alguna de sus bases esenciales, todos los papeles y todos los nombres se cambian, eran ahora tenidos por traidores y enemigos de la independencia, los adictos al plan de Iguala, como antes habian sido reputados por tales los que rehusaban admitirlo y proclamarlo,

CAPITULO VII.

Gobierno de Iturbide como emperador.-Disposicion en que se hallaba el congreso.-Juramento de Iturbide. Sus proclamas -Manifiesto del congreso.-Aplauso con que es recibida en las provincias la proclamacion de Iturbide.-Felicitaciones de Santa Anna y de Guerrero.--Decretos del congreso confirmando la proclamacion del emperador.—Consejo de Estado-Libertad de los expe. dicionarios prisioneros.-Promocion militar.-Formacion de la casa imperial.—Conducta desinte resada de Iturbide.-Cavaleri.-Escaseees del erario.-Conspiracion atribuida á algunos cuerpos de la guarnicion de México.-Propónense varios arbitrios.-Préstamo forzoso.-Hostilidades á España.-Disposiciones para la consagracion de Iturbide.-Orden imperial de Guadalupe.-Noms bramiento de caballeros.—Ceremonial de la consagracion.—Sermon del obispo de Puebla.—Instas lacion de la Orden de Guadalupe.

Aunque la eleccion de Iturbide fuese el resultado de la violencia que se hizo al congreso, por medio del motin militar y popular de la noche del 18 de Mayo, los diputados en los dias siguientes se manifestaron no solo resignados, sino dispuestos de buena fé á revalidar y confirmar lo hecho en la sesion del 19: á ello los exhortó en la de 21 el presidente del congreso Cantarines, manifestando los peligros á que estaba expuesta la nacion, los que se aumentarian con la divergencia de opiniones, cuyas consecuencias serian las convulsiones políticas que traerian los más funestos resultados, por lo que debian sujetarse á la mayoría los que de ella habian disentido, sosteniendo la eleccion de emperador que se habia hecho, á lo que varios contestaron, estar prontos á hacerlo así aun á costa de su sangre y de sus vidas. En consecuencia, se acordó por ciento y seis diputados que asistieron á esta sesion, el decreto para publi. car la eleccion, (1) suprimiendo en la minuta que se habia formado, todas aquellas expresiones que indicaban haber sido alguna violencia la que habia obligado al congreso á dar aquel paso, y pa ra ponerlo en manos del emperador, se nombró una comision de veinticuatro diputados, inclusos dos secretarios. Redactóse tambien la fórmula del juramento que habia de prestar el emperador, la cual y el ceremonial con que habia de ser recibido para aquel acto, habian sido aprobados en la sesion del dia anterior: (2) en (1) Véase en el Apéndice documento número 21. (2) Véanse las actas de las sesiones de aquellos dias.

consecuencia, Iturbide se presentó en la del mismo dia 21, y prestó el juramento en estos términos: "Agustin, por la divina Providencia, y por nombramiento del congreso de representantes de la nacion, emperador de México, juro por Dios y por los santos Evan gelios, que defenderé y conservaré la religion católica, apostólica, romana, sin permitir otra alguna en el imperio; que guardaré y ha ré guardar la constitucion que formare dicho congreso, y entre tanto la española en la parte que está vigente, y asimismo las leyes, órdenes y decretos que ha dado y en lo sucesivo diere el repetido congreso, no mirando en cuanto hiciere, sino al bien v provecho de la nacion; que no enagenaré, cederé, ni desmembraré parte alguna del imperio; que no exigiré jamas cantidad alguna de frutos, dinero, ni otra cosa, sino las que hubiere decretado el congreso; que no tomaré jamas á nadie sus propiedades, y que respetaaé sobre todo la libertad politica de la nacion y la personal de cada individuo; y si en lo que he jurado ó parte de ello, lo contrario hiciere, no debo ser obedecido, ántes aquello en que contraviniere, sea nulo y de ningun valor. Así Dios me ayude y sea en mi defensa, y si no me lo demande." (3) Despucs del juramento, hizo un discurso al congreso y á toda la nacion, en que reiteró las mismas protestas, conclu yendo con decir: "Quiero, mexicanos, que si no hago la felicidad del Septentrion; si olvido algun dia mis deberes, cese mi imperio. Palabras que, mas adelante, no dejaron de ser una de las armas que se emplearon contra el que las pronunció. En las proclamas que dirigió á los mexicanos y al ejército, repitió los mismos sentimientos, diciendo á los soldados, que el título con que más se honraba era el de su compañero y de primer soldado del ejército trigarante. (4) Con motivo del juramento del emperador, el congreso publicó tambien un manifiesto á la nacion, haciendo una reseña de los acontecimientos que precedieron á la proclamacion, y muy lejos de atribuir á la violencia y á la fuerza la confirmacion que habia dado con su voto, declaró haber elegido emperador constitueional de México al Sr. Don Agustin de Iturbide, "porque habiendo sido el libertador de la nacion, seria el mejor apoyo para su defensa: porque así

(3) Gaceta del gobierno imperial de 23 de Mayo, número 42, folio 316. (4) Gacetas de aquellos dias.

lo exigía la gratitud nacional; así lo reclamaba imperiosamente el voto uniforme de muchos pueblos y provincias, expresado anteriormente, y así lo manifestó de una manera positiva y evidente el pue blo de México y el ejército que ocupaba la capital." (5) La armo. nía, pues, parecia restablecida entre Iturbide y el congreso, y ara. so esta apariencia de calma hizo confiar al primero en su continuacion, y perder la ocasion que le ofrecia el mismo suceso de la proclamacion, para disolver aquel cuerpo que con esto habia cumplido una de sus principales funciones, convocando otro en cuya eleccion hubiera podido influir, con poderes especiales para constituir el imperio, sobre la nueva base que la misma proclamacion le habia dado.

En todas las provincias fué unánime el aplauso con que se recibió la elevacion del generalísimo al trono. Jefes políticos, generales, comandantes, diputaciones provinciales, Ayuntamientos, obis. pos, cabildos eclesiásticos, colegios, comunidades religiosas, todos se apresuraron á ofrecerle sus felicitaciones, babiéndolo hecho personalmente las corporaciones de la capital, presentándose a besar la mano al emperador, en términos tan sumisos, que el congreso hubo de decretar á propuesta de D. J. J. de Herrera, que se usase de frases más conformes al sistema liberal que la nacion habia adoptado. Todo era Te Deum y misa de gracias: todo complacerse en que por la no admision del gobierno español, se hubiese removido el obstáculo que impedia á la nacion, fiel á los compromisos con que. se hallaba ligada, dar esta muestra de gratitud á su libertador. En algunas partes esta preferencia sobre los príncipes llamados al trono por el plan de Iguala, se manifestaba por hechos más positivos: habia en la plaza principal de Puebla un obelisco con una estátua del rey Carlos III en su cúspide, que el gremio de plateros dedicó á aquel soberano en su coronacion: (6) en medio de la alegría pública que se excitó con la noticia de la proclamacion de Iturbide, el comandante y oficiales de los granaderos imperiales que se hallaban en aquella ciudad, pidieron á las autoridades que hiciesen qui

(5) Gacetas de aquellos dias.

(5) Así se dice en la comunicacion del jefe político D. Cárlos García, al ministro de relaciones Herrera, inserta en la gaceta de 19 de Junio, mas parece debe ser de Cárlos IV, habiéndose puesto III por error de imprenta:

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tar de la vista "aquel Borbon: el jefe político Don Cárlos Garcia, en cuyo concepto debian desaparecer todos esos monumentos de la antigua dominacion despues de hecha la independencia, dió la ór den para que así se verificase. Esto mismo se hizo en todas las demás ciudades en cuyas plazas se habian colocado estátuas de Cárlos IV en la jura de este monarca, y en México se quitó el busto de bronce de Felipe V de la fachada de la casa de moneda, edificio construido durante el gobierno de aquel soberano. En uno de los regocijos populares de los barrios de México, que se conocen con el nombre de víctores," se oyeron palabras injuriosas al congreso y el terrible grito de revolucion del año de 1810, "mueran los ga. chupines; Iturbide informado de ello, reprendió este exceso por un bando, (7) atribuyendo tales voces á algun mal intencionado, y mandó que no se hiciese este género de manifestaciones de alegría sino con licencia del jefe político, quedando responsables por los excesos que se cometiesen los que dirigiesen ó acaudillasen tales reuniones.

De las felicitaciones de los jefes militares citaremos con particularidad solamente dos, por las personas de que procedieron. El bri. gadier Santa Anna, comandante de Jalapa, al anunciar á la tropa de su mando la proclamacion del emperador, le dice:

"No me es posible contener el exceso de mi gozo, por ser esta medida la más análoga á la prosperidad comun: por la que suspirá bamos y estábamos dispuestos á que se efectuase, aun cuando fue. se necesario exterminar algunos génios díscolos y perturbadores distantes de poseer las verdaderas virtudes de ciudadanos: anticipémonos, pues, corramos velozmente á proclamar y jurar al inmortal Iturbide por emperador, ofreciéndole ser sus más constantes defensores hasta perder la existencia: sea el regimiento que mando el que primero acredite con esta irrefragable prueba, cuán activo, cuán particular interés toma en ver recompensado el mérito y afirmado el gobierno paternal que nos ha de regir. Multipliquémos nuestras voces llenas de júbilo, y digamos sin cesar complaciéndonos en repetir: viva Agustin I emperador de México." (8)

(7) Gaceta de 13 de Junio, núm. 53, folio 404.
(8) Id. de 14 de id., núm. 54, fol. 409.

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