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etiam publicis, ubi tam honorifica, et cæterorum om

nium maximè necessaria lectio hactenus instituta non

fuerit, religiosissimorum Principum, ac Rerumpublicarum pietate, et caritate ad

Catholicæ fidei defensio

nem,et incrementum,sanæque doctrinæ conservationem,et propagationem instituatur;et,ubi instituta foret, et negligeretur, restituatur. Et,ne sub specie pietatis impietas disseminetur, statuit eadem sancta Synodus, neminem ad hujusmodi lectionis officium tàm publicè, quàm privatim admittendum esse, qui priùs ab Episcopo loci de vita, moribus, et scientia examinatus, et approbatus non fuerit. Quod tamen de lectoribus in claustris monachorum non intelligatur. Docentes verò ipsam sacram Scripturam, dum publicè in scholis docuerint,et scholares, qui in ipsis scholis student, privilegiis omnibus de perceptione fructuum,præbendarum, et beneficiorum suorum in absentia à jure communi concessis,plenè gaudeant, et fruantur. Cap. II. De verbi Dei concionatoribus, et questoribus eleemosynariis. uia verò Christianæ rei

Quia

la piedad de los religiosísimos Príncipes, y repúblicas, y por su amor á la defensa y aumento de la fe católica, y á la conservacion y propagacion de la sana doctrina, cátedra tan honorífica, y mas necesaria que todo lo demas; y restablezcase donde quiera que antes se haya fundado y esté abandonada. Y para que no se propague la impiedad baxo el pretexto de piedad, ordena el mismo sagrado Concilio, que ninguno sea admitido al magisterio de esta enseñanza, sea pública, ó privada, sin que antes sea exâminado y aprobado por el Obispo del lugar sobre su vida, costumbres é instruccion: mas esto no se entienda con los lectores que han de enseñar en los conventos. Y en tanto que exerzan su magisterio en escuelas públicas los que enseñaren la sagrada escritura, y los escolares que estudien en ellas, gocen y disfruten plenamente de todos los privilegios sobre la percepcion de frutos, prebendas, y beneficios concedidos por derecho comun en las ausencias.

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la república cristiana la predicacion del Evangelio, que su enseñanza en la cátedra, y siendo aquel el principal ministerio de los Obispos; ha establecido y decretado el mismo santo Concilio, que todos los Obispos, Arzobispos, Primados, y restantes Prelados de las iglesias, están obligados á predicar el sacrosanto Evangelio de Jesu-Cristo por si mismos, sino estuvieren legitimamente impedidos. Pero si sucedie se que los Obispos, y demas mencionados, lo estuviesen, tengan obligacion, segun lo dispuesto en el concilio general, á escoger personas hábiles para que desempeCap. Inter cetera, de Cffic. jud.c. nen fructuosamente el ministerio

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ordinar. 8, de la predicacion. Si alguno despreciare dar cumplimiento á esta disposicion; quede sujeto á una severa pena. Igualmente los Arciprestes, los Curas, y los que gobiernan iglesias parroquiales ú otras que tienen cargo de almas, de qualquier modo que sea, instruyan con discursos edificativos por sí, ó por otras personas capaces si estuvieren legitimamen, te impedidos, á lo menos en los domingos y festividades solemnes, á los fieles que les están encomendados, según su capacidad, y la de sus ovejas; enseñándoles Conc. Cons lo que es necesario que todos seLater pan para conseguir la salvacion mit. Sess. 4. eterna ; anunciándoles con breve

(1)

tantinop. 6

dad

reipublicæ non minus necessaria est prædicatio Evangelii, quàm lectio, et hoc est præcipuum Episcopo-. rum munus; statuit decrevit eadem sancta Synodus, omnes. Episcopos, Archiepiscopos, Primates, et omnes alios ec

clesiarum Prælatos tene

ri

per se ipsos, si legitimè impediti non fuerint, ad prædicandum sanctum Jesu Christi Evangelium. Si vero contigerit Episcopos, et alios prædictos, legitimo detineri impedimento; juxta formam generalis concilii, viros (1) idoneos assumere teneantur ad hujusmodi prædicationis officium salubriter exequendum. Si quis autem hoc adimplere contempserit,districtæ subjaceat ultioni. Archipresby teri quoque, Plebani, et quicumque parochiales, vel alias curam animarum ha bentes, ecclesias quocum que modo obtinent, per se, vel alios idoneos, si legitimè impediti fuerint, diebus saltem Dominicis,et fes

tis solemnibus, plebes sibi commissas pro sua, et earum capacitate pascant salutaribus verbis; (1) docendo ea, quæ scire omnibus necessarium est ad salutem; anuntiandoque eis cum bre

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que de

dad y claridad los vicios
ben huir, y las virtudes que de-
ben practicar, para que logren
evitar las penas del infierno
conseguir la eterna felicidad. Mas
si alguno de ellos fuese negligen-

, y

vitate, et facilitate sermonis vitia, quæ eos declinare, et virtutes, quas sectari oporteat; ut pœnam æternam evadere, et cælestem gloriam consequi valeant. Id verò si quis eorum præste en cumplirlo, aunque pretentare negligat, etiam si ab da, só qualquier pretexto, esEpiscopi jurisdictione quatar esento de la jurisdiccion del vis ratione exemptum se esse prætenderet; etiam si ec- Obispo, y aunque sus iglesias se clesiæ quovis modo reputen de qualquier modo esenexemp. tæ dicerentur,aut alicui motas, ó acaso anexâs, ó unidas á nasterio, etiam extra dice- algun monasterio, aunque éste cesim existenti, forsan an- exista fuera de la diócesis, con nexæ, vel unitæ, modò re tal que se hallen efectivamente ipsa in diœcesi sint, provi- las iglesias dentro de ella; no da pastoralis Episcoporum quede por falta de la providensolicitudo non desit, ne il cia y solicitud pastoral de los lud impleatur: (1) Parvuli Obispos estorvar que se verifique rem.Tron. pelierunt panem, et non erat lo que dice la Escritura: Los ni-4 qui frangeret eis. Itaque, ubi nos pidieron pan, y no habia quien ab Episcopo moniti trium se lo partiese. En conseqüencia, si mensium spatio muneri suo amonestados por el Obispo no defuerint, per censuras ec- cumplieren esta obligacion denelesiasticas, seu aliàs ad ip- tro de tres meses, sean precisasius Episcopi arbitrium co- dos á cumplirla por medio de cengantur;ita ut etiam, si ei sic suras eclesiásticas, ó de otras peexpedire visum fuerit, ex nas á voluntad del mismo Obis beneficiorum fructibus al

teri, qui id præstet, honesta aliqua merces persolvatur, donec principalis ipse resipiscens officium suum impleat. Si quæ verò parochiales ecclesiæ reperiantur subjectæ monasteriis in nulla diœcesi existentibus ; si Abbates, et regulares Prælati in prædictis negligentes

fue

Po; de suerte, que si le pareciese
conveniente, aun se pague á otra
persona que desempeñe aquel mi-
nisterio, algun decente estipen-
dio de los frutos de los bene-
ficios, hasta que arrepentido el
principal poseedor cumpla con su
obligacion. Y si se hallaren al-
gunas iglesias parroquiales suje-
tas á monasterios de ninguna dió-
G 2

ce

(1)

cesis, cuyos Abades ó Prelados regulares fuesen negligentes en las obligaciones mencionadas; sean compelidos á cumplirlas por los Metropolitanos en cuyas provincias estén aquellas diócesis, como delegados para esto de la sede Apostólica; sin que pueda impedir la execucion de este decreto costumbre alguna, ó esencion, apelacion, reclamacion ó recurso, hasta tanto que se conozca, y decida por juez competente, quien debe proceder sumariamente, y atendida sola la verdad del hecho. Tampoco puedan predicar, ni aun en las iglesias de sus órdenes, los Regulares de qualquie ra religion que sean, sino hubieren sido exâminados y aprobados por sus superiores sobre vida, costumbres y sabiduria, y tengan ademas su licencia; con la qual estén obligados antes de comenzar á predicar á presentarse personalmente á sus Obispos,y pedir. les la bendicion. Para predicar en las iglesias que no son de sus órdenes, tengan obligacion de conseguir, ademas de la licencia de sus superiores, la del Obispo, sin la qual de ningun modo puedan predicar en ellas; y los Obispos se la han de conceder gratuita mente. Y si, lo que Dios no per mita, sembrare el predicador en el pueblo errores ó escándalos, aunque los predique en su monas

te

fuerint, à Metropolitanis, in quorum provinciis dic ceses ipsæ sitæ sunt, tamquam quoad hoc sedis Apos tolicæ delegatis, compellantur. Neque hujus decre ti executionem consuetudo, vel exemptio, aut appellatio,aut reclamatio, sive recursus impedire valeat,quoti judice, qui summariè, et usque desuper à competenprocedat, cognitum, et desola facti veritate inspecta, cisum fuerit. Regulares verò cujuscumque ordinis, nisi à suis superioribus de vita, moribus, et scientia examinati, et approbati fuerint, ac de eorum licen tia, etiam in ecclesiis suorum ordinum, prædicare non possint: cum qua licen tia personaliter se coram Episcopis præsentare, et ab eis benedictionem petere teneantur,antequam prædica reincipiant.In ecclesiis verò, que suorum ordinum non sunt,ultra licentiam suorum superiorum, etiam Episcopi licentiam habere teneansiis non suorum ordinum tur; sine qua in ipsis ecclenullo modo prædicare possint.Ipsam autem licentiam gratis Episcopi concedant. Si verò, quod absit, prædicator errores, aut scandala disseminaverit in po

pu

pulum, etiam si in monasterio, ó en los de otro órden, le prohibirá el Obispo el uso de la predicacion. Si predicase heregías, proceda contra el segun lo dispuesto en el derecho, ó segun la costumbre del lugar; aunque el mismo predicador pretextase estar esento por privilegio general ó especial: en cuyo caso proceda el Obispo con autoridad Apostólica, y como delegado de la santa sede. Mas cuiden los Obispos de que ningun predicador padezca vejaciones por falsos informes ó calumniasni tenga justo motivo de quejarse de ellos. Eviten ademas de estoslos Obis pos el permitir que predique ba+ xo pretexto de privilegio ningu! no en su ciudad, ó diócesis, persona alguna, ya sea de los que Lateran. sud siendo Regulares en el nombre, noc. III. viven fuera de la clausura y obediencia de sus religiones, ó ya de los Presbíteros seculares, á no tenerles conocidos y aprobados en sus costumbres y doctrina; hasta que los mismos Obispos consulten sobre el caso á la santá sede Apostólica de la que no es verisimil saquen personas ing dignas semejantes privilegios, á no ser callando la verdad, y di Ciendo mentira. Los que reco gen las limosnas, que comunmente se llaman Demandantes, de, qualquier condicion que sean, no, presuman de modo alguno pre

terio sui, vel alterius ordinis prædicet, Episcopus éi prædicationem interdicat. Quòd si hæreses prædicaverit; contra eum secundùm juris dispositionem, aut loci consuetudinem pro cedat ; etiam si prædicator ipse generali, vel speciali privilegio exemptum se esse prætenderet. Quo casu Episcopus auctoritate Apostolica, et tamquam sedis Apostolicæ delegatus procedat. Curent autem Epis copi, ne quis prædicator, vel ex falsis informationibus, vel aliàs calumniosè vexetur,justamve de eis conquerendi occasionem habeat. (1) Caveant prætereà Episcopi, ne aliquem vel corum, qui, cùm sint nomine Regulares,extra claus tra tamen, et obedientiam religionum suarum vivunt; vel Presbyterorum sæcula rium, nisi ipsis noti sint, et moribus, atque doctrina probati, etiam quorumlibet privilegiorum prætextu, in sua civitate, vel diœcesi prædicare permittant, do nec ab ipsis Episcopis su per ea re sancta sedes Apos tolica consulatur: à qua privilegia hujusmodi, nisi tai eita veritate, et expresso mendacio, ab indignis ex

tor

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dia

(1)

cap. 62.

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