Imágenes de páginas
PDF
EPUB

.

por estar pesantes de haber emprendido aquella guerra tan dificultosa y tan lexos de su tierra, si bien demas del reyno de Castilla que pretendian, les ofrecian el de Portugal en dote de la infanta Doña Beatriz, que pospuestos los demas conciertos daba su padre intencion de casalla con Duarte hijo de Emundo Conde de Cantabrigia. Tratóse pues de concierto, en que intervinieron personas principales de las dos naciones por cuya industria se conformaron en las capitulaciones siguientes: que Doña Beatriz de nuevo desposase con el infante Don Fernando hijo menor del Rey de Castilla; pretendian por este camino que el reyno de Portugal no se juntase con Castilla, como fuera necesario, si casara con el hijo mayor: que los prisioneros y las galeras que se tomaron en la batalla naval, se volviesen al de Portugal: demas desto que el Rey de Castilla proveyese de armada y de flota, en que los Ingleses se volviesen á su tierra. Pudieran parecer pesadas estas capitulaciones al Rey de Castilla que se hallaba muy poderoso y pujante, mas ordinariamente es acertado prevenir los sucesos de la guerra, que pudieran ser muy perjudiciales para España; y no hay alguno tan amigo de pelear que no huelgue mas de alcanzar lo que pretende, con paz que por medio de las armas. Por todo esto el de Castilla se inclinó á la paz y aceptar aquelos partidos; y aun entregó al de Portugal en rehenes personas muy principales para seguridad que se cumpliria enteramente lo concertado: con que por entonces se impidió la batalla, y juntamente se dió fin á aquella guerra que amenazaba grandes males.

Capítulo vi.

De la muerte del Rey de Portugal.

EL contento que resultó destas paces, se destempló muy en breve por causa de algunas muertes que se siguieron de grandes personages: tal es nuestra fragilidad. El Rey Don Juan se fué al reyno de Toledo, y estaba enfermo en Madrid, quando murió en Cuellar villa de Castilla la Vieja su muger la Reyna Doña Leonor de parto de una hija que vivió pocos dias. El

sentimiento y llanto del Rey y de todó el reyno fué extraordimario por ser ella un espejo de castidad y santidad. Sepultaron su cuerpo en Toledo en la capilla de los Reyes. Esta muerte dió ocasion al Rey de Portugal de tomar nuevo acuerdo, y alterar el primer capítulo de los conciertos pasados. El Rey de Castilla, aunque tenia dos hijos, quedaba viudo y en la flor de su edad. Envióle embaxadores para ofrecerle por muger á Doña Beatriz su hija. Parecióle que con este vínculo se daria mejor asiento á la nueva amistad, y á la sucesion del reyno de Portugal: que era cosa larga esperar que el infante Don Fernando fuese de edad para casarse; y que en el entretanto podian intervenir cosas que impidiesen el casamiento, y desbaratasen todas las trazas: concertáronse pues fácilmente. Entre las demas capitulaciones fué una que por muerte del Rey Don Fernando gobernase á Portugal la Reyna viuda hasta tanto que la Infanta tuviese hijo de edad competente. Señalóse para las bodas la ciudad de Yelves, en que poco antes se dió asiento en la paz. Esto pasaba en España al remate del año. En el mismo tiempo en el Atica tenian sus rencuentros de armas los NavarFos y Aragoneses sobre el principado de Athenas y de Neopatria. Philipe Dalmao Vizconde de Rocaberti general de la armada aragonesa allanó aquel estado al Rey, ca mató y echó fuera de aquellas tierras toda la gente de guarnicion de los Navarros, y dexó en ella con suficiente presidio á Roman de Villanueva que quedó por gobernador: con que él pudo dar la vuelta. En Sicilia andaban tambien las cosas alteradas, porque Artal de Alagon Conde de Mistreta por la mucha autoridad y poder que en aquella isla alcanzaba, queria á su voluntad casar á la Reyna, y poner de su mano á quien él quisiese en el reyno. A este fin llamó de Lombardía á Juan Galeazo, que aun no era Duque de Milan; pero él no pudo hacer este viage, ni acudir con presteza, porque las galeras de Aragon los años pasados en el puerto de Pisa le habian tomado su armada. Los señores de Sicilia llevaban muy mal que Don Artal quisiese mandar tanto, y que solo él pudiese mas que todos los demas juntos. Don Guillen Ramon de Moncada (comunicado su intento con el Rey de Aragon) de secreto entró en Catania, y apoderándose de la Reyna, la llevó á Augusta, que era una de las fuerzas de su estado, fuerte por su sitio que está sobre

la mar, por sus murallas, y por la grande guarnicion que en
ella puso de Catalanes que el Rey le envió con el capitan Ro-
ger de Moncada. Don Artal visto que con esto le burlaban sus
trazas, acudió con furor y rabia: púsose sobre Augusta, y
combatíala por tierra y por mar. Avino muy á propósito que
Dalmao á la vuelta de Grecia aportó á Sicilia. S upo lo que pa-
saba, y con su armada forzó al enemigo á alzar el cerco : con
tanto puso
á la Reyna en sus galeras, tocó á Cerdeña, y final-
mente llegó con ella á salvamento á las riberas de España. La
Reyna casó adelante en Aragon: con que á cabo de años los
reynos de Sicilia y Aragon se volvieron á juntar con ñudo muy
mas fuerte y mas duradero que antes. Don Cárlos hijo mayor
del Rey de Navarra todavía le tenian arrestado en Francia: in-
tercedió el Rey de Castilla para que el Francés le pusiese en
libertad, el qual otorgó con ruegos tan justos: con esto aquel
Príncipe junto con el deudo (ca eran cuñados) quedó tan obli-
gado y reconocido que por toda la vida con muy buen talante
acudió á las cosas de Castilla. Llegó á Pamplona por principio
del año que se contó de Christo mil y trecientos y ochenta y
tres. Regocijaron su venida todos los de aquel reyno como era
razon. El Rey su padre eso mismo con la edad se mostraba
mas cuerdo, y emendaba con buenas obras las culpas de la
vida pasada. En Pamplona y en otros lugares quedan memo-
rias desta mudanza de vida, con que procuraba aplacar á Dios
y acerca de los hombres borrar la infamia y mala voz que cor-
ria de sus cosas por todas partes. Cargábante por lo menos
que trató de dar yerbas al Rey de Francia su cuñado, á los Du-
ques de Borgoña y de Berri, y al Conde de Fox; si con ver-
dad, ó levantado (lo que mas creo) no se puede averiguar : lo
cierto es que aquellos rumores le hicieron grandemente y en
todas partes odioso. Las bodas del Rey de Castilla con la In-
fanta de Portugal se celebraron en el lugar señalado: el con-
curso de las dos naciones fué grande, las fiestas y regocijos al
tanto, si bien el Rey de Portugal no se pudo hallar por causa
de estar á la sazon doliente. El Conde de Gijon Don Alonso
conforme á sus mañas volvia á revolver la feria en las Astu-
rias, mozo mal inclinado y bullicioso: envió el Rey alguna
gente que allanasen aquellos alborotos; y él dió la vuelta para
Segovia á tener córtes á sus vasallos. Los bullicios de las Astu-

1383.

rias fácilmente se sosegaron, y el Conde se reduxo al deber. En las córtes ninguna cosa se estableció, que se sepa, de ma, yor momento, salvo que á imitación de los Valencianos, que en esto ganaron por la mano á los demas pueblos de España, se hizo una ley en que se ordenó trocasen la manera de contar los años que antes usaban por las eras de César, en los años del nacimiento de Christo como hasta hoy se guarda. Celebrábanse estas córtes quando en Lisboa falleció el Rey Don Fer. nando de Portugal de una larga dolencia que al fin le acabó en veinte de octubre. Vivió quarenta y tres años, diez meses y diez y ocho dias: reynó diez y seis años, nueve meses y diez dias. Púdose contar entre los buenos Príncipes por su condi cion muy suave, su mansedumbre y eloqüencia, si no se ponen los ojos en la infamia de su casa. En el gobierno se señaló mas que en las armas por la larga paz de que gozó en su reynado. Su cuerpo enterraron en Santaren en el monasterio de los Franciscos junto al sepulcro de su madre la Reyna Doña Costanza. Cerdeña no acababa de sosegar. Hugo Arborea hijo de Mariano llevaba adelante las pretensiones de su padre, y continuaba en la codicia y trazas de hacerse Rey: mal incurable. Era de condicion intratable y fiera: por esto su misma gente se hermanó contra él, y le dieron la muerte, executan do en él los tormentos y crueldades de que él mismo contra otros usara; que fué justo juicio de Dios. Con su muerte se pensó tendrian fin aquellas revueltas; por esto Brancaleon Doria, que en las guerras pasadas sirviera muy bien al Rey, acudió á Aragon para dar traza á sosegar la isla. Echáronle empero mano á causa que su muger Leonor Arborea, dueña de pecho varonil, pretendia con las armas vengar la muerte de su hermano y recobrar el estado de su padre: sugetaba otrosí por toda aquella isla fortalezas y plazas, ya por fuerza, ya de voluntad. Llevaron á su marido Brancaleon con la guarda necesaria para sosegar á su muger, y hacella que viniese en lo que era razon : uo pudo alcanzar cosa alguna della, si bien usó de toda la diligencia que pudo: asi él estuvo mucho tiempo arrestado en la ciudad de Caller sin poder salir della; y el partido de Aragon iba de caida por estar el Rey embarazado con otros cuydados que mas le aquexaban, y no acudir con presteza á las necesidades de aquella guerra como fuera conveniente.

Capitulo vi.

Que el Rey de Castilla entró en Portugal.

Con la muerte del Rey Don Fernando de Portugal se récrécieron nuevas y muy sangrientas guerras entre Portugal y Cas tilla. La gente plebeya y aun la principal por el odio que á Castilla tenia (como suele acontecer entre reynos comarcanos) no podia llevar qué Rey estraño los mandase. El deseo de li. bertad los encendia, bien que con poco concierto pretendian qué de su nacion fuese alguno nombrado por Rey: los hombres, las mugeres, los niños en secreto y en públicos corrillos de ninguna otra cosa trataban. Los señores tuvieron junta en Lisboa sin se acabar de resolver en un negocio tan grave. El miedo hacia por el Rey Don Juan de Castilla, el antojo los volvia contra él: dos malos consejeros y perjudiciales. Algunos principales de secreto por cartas le convidaban con la posesion de aquel reyno con intento de grangear la gracia del nuevo Príncipe mas que por deseo del pro comun. Entre estos fué uno don Juan, el maestro de Avis de suso nombrado, todo con artificio y maña por no tener aun gra ngeadas para sí las voluntades del pueblo. Las trazas de los que andaban de mala, y los deseños que con la presteza se debierán cortar, con la tardanza se hicieron fuertes y prevalecieron. Gastábase el tiem-po en Castilla en consultas y debates: así se les salió la buena ocasion de entre las manos pará nunca más volver. Los pareceres eran diferentes como suele acontecer unos sentian que se debia esperar hasta tanto que por comun acuerdo de los principales y del pueblo el Rey fuese llamado á recebir la corona; alegaban que al no se podia hacer á pena de ser perjuros, pues en los asientos próximos de la paz juraron que dëXarian la gobernación del reyno á la Reyna viuda hasta tanto que Doña Beatriz tuviese algun hijo en edad que pudiese gobernar á Portugal, Los de mas sano consejo y mas avisados decian que en tanta alteracion del reyno las armas eran las que habian de allanar, que de voluntad no harian cortesía los Portugueses. Tomóse un acuerdo medio que fué de ningun

« AnteriorContinuar »