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puestas en olvido las contiendas viejas que antes tuvo, ca era enemigo de Ozmin y de su casa. Cada uno dellos procuró mostrarse al otro mas cortés, dadivoso y mas amigo. Llegaron á, tratar de sus haciendas un dia para ello señalado. El Rey de Granada habló al Rey bárbaro en esta manera : « En España (poderoso Rey ) apenas podemos sufrir la guerra: las fuerzas de mi reyno están ya gastadas, y la gloria de nuestra gente escurecida no sabré fácilmente decir si los tiempos ó nosotros tenemos la culpa dello. En el postrer rincon de la Andalucía estamos ya retirados; cercados de todo género de miseria, de manera que con dificultad conservamos la libertad y la vida. Tengo vergüenza de decirlo, pero en fin lo diré : ojalá se nos concediera ser sugetos con algunas honestas y tolerables condiciones, y que pudiéramos estar seguros de que nuestros ene migos nos las guardaran; pero habémoslas con quien piensa que gana el cielo haciéndonos daño y engañándonos, y que para con nosotros no hay religion ni juramentos que les obliguen á guardarnos las treguas y capitulaciones que nos prometieren. Hácennos entradas cada año, quémannos las mieses, echan fuego á los campos, arruinan los pueblos, y nos roban las mugeres, los niños, y viejos y los ganados: no podemos ya respirar vémonos en estado que nos seria mejor morir de una vez que sustentar vida tan llena de peligros y miserias. ¿Dónde está aquella valentía de nuestros antepasados, con la qual con increible presteza, llenos de gloria y de victorias, corrieron la Asia, Africa y España, y con solo el miedo y fama de su valor juntaron naciones tan divisas y apartadas? Torpe cosa es no imitar los hechos valerosos de nuestros mayores; empero no sustentar la autoridad, gloria y reynos que nos dexaron, es gran maldad y mengua. En estos trabaxos y miserias hasta aquí nos ha sustentado la esperanza, puesta en tu felicidad, virtud y grandeza sin par: ahora me ha forzado á que dexado mi reyno pasase en Africa á echarme á tus pies. Séame de provecho confesar la necesidad que tengo de tu amistad y amparo. Real cosa es corresponder á voluntad de aquellos de quien eres suplicado; mas tomar la defensa de tu gente, amparar los miserables, ser tenido (como lo eres) por escudo y defensor de la santa ley de nuestros abuelos, te igualará con los inmortales. Sugetados ya todos los pueblos de Africa y ren

didos á tu poder, se ha de acabar la guerra y dexar las armas, ó las has de volver contra otras gentes. Muchos grandes príncipes fueron mas famosos durante el tiempo de la guerra, que despues de alcanzada la victoria. Lo que se pierde con la descuydada y ociosa paz, se repara con las armas en la mano, y con ganar nuevos reynos, fama y riquezas. Por vecinos tienes los Españoles, que solo un angosto estrecho de tí los aparta:> y ellos están divididos en muchos señoríos y se abrasan con guerras civiles: tan enemigos son entre sí que no se juntarán puesto que vean armas estrañas en su tierra. Tú tienes fortísimos exércitos, práticos y experimentados con las continuas guerras; en la entrada de España fortísimos castillos, muy á propósito para la guerra á nos no faltan soldados, armas, bastimentos y dineros con que poder ayudar. Todo lo que se ganare, será tuyo; yo me contentaré con la parte que darme quisieres de la presa: el mayor premio que yo espero de la victoria es la venganza de una tan mala y abominable gente. » El Rey bárbaro respondió á esto que su venida le daba mucho contento le era muy agradable le solicitase para que juntasen las armas y hiciesen la guerra de consuno; que siempre les sucedió bien el tener ambas gentes amistad, por el contrario de las discordias se les recrecieran graves daños. Luego que hobiese dado fin á las resultas de las guerras de Africa, pasaria con todos sus exércitos en España; de presente le parecia seria bien enviar delante á su hijo Abomelique con un buen golpe de gente de á caballo, que seria meter tales prendas en la empresa para continuar lo que entre ellos quedaba asentado. Entretanto que esto pasaba en Africa, los Moros de Granada, y por sus capitanes Reduan y Abucebet, entraron en tierra de Murcia, talaron y robaron los campos, destruyeron en particular y quemaron á Guardamar; [este es un pueblo llamado así porque está sobre el mar edificado á la boca del rio Segura. Con esta cabalgada llevaron cautivas mil y docientas personas. Venido el Rey Mahomad á Granada, Don Juan Manuel y los demas sediciosos se determinaron á tratar con él de conciertos hiciéronse las amistades y alianza por medio de Pedro Calvillo que andaba de una parte á otra en estos tratos. Esiaban los pechos de todos tan llenos de una diabólica discordia que sin tener memoria de la Christiana Religion ni misericordia

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de los suyos, por hacer pesar á su Rey y vengar sus particulares enojos no echaban de ver ni curaban destos grandísimos apercebimientos de guerra que contra la misma Christiandad se hacian, ni la tempestad que se armaba.

Capitulo n.

Que Abomelique vino á España.

VIVIA todavía Doña Isabel Reyna de Portugal, y aunque en lo postrero de su edad, tenia corazon y buen ánimo para tomar qualquier trabaxo por la comun salud y paz pública. Rogó al Rey de Castilla fuese á Badajoz. Destas vistas ningun mayor provecho resultó que visitar el Rey y acariciar con todo genero de respeto y benevolencia á una santísima muger, abuela suya. Venia el Rey desta ciudad quando Don Alonso de la Cerda, el que en vano tanto tiempo y tantas veces con grave peligro de la república movió guerra sobre el derecho del reyno, con la edad mas cuerdo sin pensarlo nadie se encontró con él en el lugar de Burguillos, y echándose á sus pies le besó la mano, señal entre los Castellanos de honra y protestacion de vasallage. Fué este hecho gratísimo al Rey, y á Don Alonso saludable y de importancia, ca fué restituido en su tierra, y se le dieron ciertas villas con cuyas rentas pudiese sustentarse. Habíase casado en Francia con una nobilísima señora llamada Madelfa, de la sangre de los Reyes de Francia, en quien tuvo dos hijos, á Don Luis y Don Juan. Don Luis que era el mayor, vino con su padre á España; á Don Juan como á pariente tan cercano el Rey de Francia dió el ducado de Angulema, y despues le hizo su condestable, dignidad que hoy en Castilla ha quedado solo en una sombra y vano título casi sin poder ni jurisdiccion alguna; pero en Francia en las cosas de la guerra es la suprema potestad y autoridad despues de la Real. Llegó el Rey á Talavera, villa que está en la Carpetania hoy reyno de Toledo: en esta sazon Santolalla, que es un pueblo puesto en la mitad del camino entre Talavera y Toledo era de Don Juan Manuel. Deste pueblo salian bandas de gente perdida, á saltear los caminos, mataban los hombres y robaban los campos: estos fue

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ron presos por mandado del Rey, y convencidos de sus delitos, los castigaron con pena de muerte. Un semejante exemplo de justicia mandó hacer en Toledo, de donde se fué á Madrid y á Segovia y á Valladolid.“ En esta villa Doña Leonor le parió un hijo que llamaron Don Pedro, á quien dió el señorío de Aguilar del Campo. Para remediar la falta del dinero que padecia, con malo é imprudente acuerdo acuñó un género de moneda baxa de ley, que llamaron cornados, de que se siguió gran carestía y falta en los mantenimientos en grave daño y enojo del pueblo, porque falseada y adulterada la moneda, Juego cesaron los tratos y comercio. Estando el Rey en Búrgos, le vinieron embaxadores de aquella parte de Cantabria ó Vizcaya que llaman Alavas que le ofrecian el señorío de aquella tier, ra que hasta entonces era libre acostumbrada á vivir por sí misma con propiofueros y leyes, excepto Victoria y Treviño que mucho tiempo antes eran de la corona de Castilla. En los llanos de Arriaga, en que por costumbre antigua hacian sus consejos y juntas, dieron la obediencia al Rey en persona: allí la libertad en que por tantos siglos se mantuvieron inviolable. mente, de su propia y espontánea voluntad la pusieron debaxo de la confianza y señorío del Rey: concedióseles á su instaneia que viviesen conforme al fueró de Calahorra: confirmóles sus privilegios antiguos, con que se conservan hasta hoy en un estado semejante al de libertad, ca no se les pueden imponer ni echar nuevos pechos ni alcabalas. De todos estos conciertos hay letras del Rey Don Alonso, su data en Victoria á 1332. dos dias de abril del año de nuestra salvacion de mil y trecientos y treinta y dos. En esta ciudad instituyó el Rey un nuevo género de caballería que se llamó de la Banda, de una banda ó faxa de quatro dedos en ancho que traian estos nuevos caballeros, de color roxo ó carmesí, que por encima del hombro derecho y debaxo el brazo izquierdo rodeaba todo el cuerpo, y era el blason de aquella caballería, y señal de honra. No se admitian en esta milicia ó caballería sino los nobles ó hijosdalgo, y que lo menos diez años hobiesen servido en la guerra y en el palacio Real. No se recibia otrosí en ella los mayorazgos de los caballeros y señores. El mismo Rey fué elegido por maestre de toda esta junta y caballería: honra y traza con que los mancebos nobles y generosos se inflamaban y alentaban á acometer

grandes hechos y acabar cosas arduas. Esta caballería mucho tiempo fué tenida en grande estima: despues por descuydo de los Reyes que adelante reynaron, y por la inconstancia de las cosas se desusó de manera que al presente no ha quedado della rastro ni señal alguna. Visitó el Rey la iglesia del apóstol Santiago en Compostella, y en ella se armó caballero, y en Búrgós él y la Reyna fueron coronados por Reyes. Hizo en ambas ciudades el oficio y ceremonia Don Juan de Lima arzobispo de Santiago. La Reyna por su honestidad no fué ungida, demas que estaba preñada. Halláronse presentes gran número de prelados: armó el Rey caballeros á muchos señores y nobles, que le presentaron delante armados de todas piezas de punta en blanco; y aun se ordenó para adelante, y se guardó, que desta misma suerte se diese siempre y tomase la órden de la caballería. El público regocijo y contento que desto resultó destemplaron y menoscabaron dos cosas de desgusto que suce dieron : la primera fué que se comenzó á tratar divorcio entre Doña Blanca y Don Pedro Infante de Portugal; la segunda, que pretendia en lugar de Doña Blanca recebir por muger y casarse con Doña Costanza hija de Don Juan Manuel : ambas á dos cosas eran pesadas y desabridas para el Rey de Castilla. Doña Blanca era enfermiza y mañera, que no podia tener hijos. El principal autory movedor deste, divorcio Fernan Rodriguez de Balboa prior de San Juan aconsejaba á la Reyna cuyo chânciller era, Jo procurase para vengarse en esta forma del amancebamiento tan continuado y feo de su marido. En esta sazon el Rey tuvo en la Reyna á Don Fernando que si viviera, fuera sucesor en el reyno, y eǹ Doña Leonor su combleza á Don Sancho á quien dió la villa de Ledesma. Los dos nacieron en un mismo tiempo en Valladolid. Demas desto AbomeJique hijo del Rey de Marruecos, como quedó concertado con el Rey de Granada, pasó el estrecho de Cádiz, y en Algecira se intituló Rey dellä ylde Ronda. Vinieron con él de Africa siete mil ginetes con codicia, intento y esperanza de enseñorearse de toda España. En el principio del año de mil y trecientos y 1333. treinta y tres á los trece de enero el arzobispo de Toledo Don Ximeno de Luna celebró concilio en Alcalá de Henares, indictione prima, y del poutificado de Juan Vigésimosegundo el año diez y siete. Abomelique asimismo se puso sobre Gibraltar

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