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con todo cuydado para la guerra? por todas partes se oia ruido de soldados, caballos y armas. Tratóse cen Valladolid de apercebirse para la defensa. Hízosé consulta, en que hobo diferentes pareceres: algunos querian que luego se comenzase. hombres que eran habladores antes del peligro, cobardes en Ja guerra y al tiempo del menester; otros mas recatados sentian que con todo cuydado se debia divertir aquella tempestad, y escusarse de venir á las manos. El Rey se hallaba dudoso, y no entendia bastantemente ni se enteraba de lo que le convenia hacer. Don Carlos Rey de Navarra, cuydadoso de lo que podria resultar desta contienda en que se ponia á riesgo la salud pública, envió con embaxada al Rey de Castilla á Pedro Peralta su mayordomo y á Garci Falces su secretário, en que ofrecia su industria y trabaxo para sosegar aquella contienda. Estaba esta prática para concluirse por gran diligencia de los embaxadores, mas estorbáronlo ciertas cartas que vinieron del Rey de Aragon, en que mandaba al Infante Don Juan su her. mano se fuese para él, que queria tratar con él cosas de grande importancia. Partióse para Aragon contra› su voluntad, como lo daba á entender. Pidió y alcanzó para ello licencia del Rey de Castilla: él demas de la licencia le dió comi. sion para que de su parte tratase con su hermano de con. ciertos. Estaban los Reales del Rey de Aragon en Tarazona á punto para romper por tierras de Castilla si no le otorgaban lo que pretendia, con tan grande deseo de vengarse y satisfacerse que parecia en comparacion deślo no hacer caso de las cosas de Nápoles, si abien tenia aviso que sucediera otro nuevo desastre; y fué que Braccio capitan que era de grande nombre en aquella sazón, quedó vencidó (y) muerto junto al Aguila que tenia sitiada, én una batalla que se dió á veinte y cinco de mayo. La demasiada confianza y menosprecio de los enemigos le acarreó la perdicion. Era general del exército del Papa que acudia á la Reyna, Jacobo Caldora: con él dos sobrinos del cardenal Carrillo por nombre Juan y Sancho Carrillo aquel dia se señalarón entre los demas de buenos, y fueron gran parte para que se ganase la victoria, cómo mozos que eran de grandes esperanzas. Los mismos demas desto 'en prosecucion de la victoria con gentes del Papa que llevaban, y les dieen breve se apoderaron de la Marca de Ancona, de que

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Braccio antes sé apoderara. El cuerpo de Braccio muerto y llevado á Roma, comó de descomulgado, fué sepultado delante la puerta de San Lorenzo en lugar profano; mas en tiempo de Eugenio Quarto, Pontífice romano le trasladó á Perosa, y puso en un sepulcro muy primo Nicolao Fontebrachio, que tomó aquella ciudad de Roma, y procuró se hiciese está honra á la memoria de su tio, hermano de su madre. En Florencia ciudad de la Toscana falleció Don Pedro Fernandez de Frias car denal de España por mayo: su cuerpo vuelto á España está sepultado en la iglesia cathedral de Búrgos á las espaldas del altar mayor. Era de baxo linage y hombre pobre; mas su buena presencia, industria y destreza, y la privanza que alcanzó con los Reyes Don Enrique y Don Juan, le levantaron á grandes honras. Fué obispo de Osma y de Cuenca : la estatura mediana, la vida torpe por su avaricia y deshonestidad. Sucedió que en Burgos tuvo ciertas palabras con el obispo de Segovia Don Juan de Tordesillas, al qual el mismo dia un criado ́del cardenal dió de palos. La infamia de delito tan atroz hizo aborrecible á su amò, aunque no tuvo parte ni lo supo, como lo confesó después él mismo que cometió aquel caso. Sin embar go á instancia de caballeros, que se quexaban y décian que la soberbia de aquel hombre sin mesura, olvidado de su suerte antigua, se debia castigar, fué forzado el dicho cardenal á ir á Italia. Apoderóse el Rey de todo su dinero que tenia juntado en gran cantidad, que fué la principal causa de apresurar su partida y destierro. Desta manera perecen mal, y hacen pe recer los tesoros allegados por mal camino: los varones sagrados ningun mas cierto reparo tienen que en la piedad y buena opinion. Si en el destierro en qué pasó lo demas de la vida, mudó las costumbres, no se sabe; lo cierto es que fué á la sazon gobernador de la Marca de Ancona por el Papa, y que en Castilla fundó el monasterio de Espeja de la órden de San Gerónimo, religion que iba por este tiempo en aumento muy grande en España. Don Juan infante de Aragon fué recebido benigna y magníficamente en Tarazona por el Rey su hermano. Entretanto que por medio del dicho Don Juan se trataba de las condiciones, y se esperaban mas amplos poderes del Rey de Castilla y de los grandes para pronunciar sentencia en aquellos debates y de todo punto concluir, doblado el ca

mino entraron los dos hermanos sin hacer daño en tierra de Navarra, y asentaron sus reales cerca de Milagro, pasados ya los calores del estío. Venidos los poderes de Castilla como se pedian, se volvió á tratar de componer las diferencias entre los Reyes. Consultóse mucho y largamente sobre el negocio: últimamente en una junta que cerca de la torre de Arciel á los tres de setiembre se tuvo de personas de todos los tres reynos y naciones, se pronunció sentencia, la qual contenia : que sin dilacion el infante Don Enrique fuese puesto en libertad, y todas sus honras y estados le fuesen vueltos con todas las rentas corridas que tenian depositadas: lo mismo se sentenció en favor de Pedro Manrique, que andaba desterrado. Esta sentencia pareció grave al Rey de Castilla y á los suyos: mas era cosa muy natural que el infante Don Juan favoreciese y se inclinase á sus hermanos, en especial que ninguna esperanza quedaba de concierto si no daban al preso ante todas cosas la libertad, que fué lo que hizo amaynar al Rey de Castilla y á los grandes. En el mismo tiempo Don Carlos Rey de Navarra llamado el Noble finó en Olite. Su muerte fué de un accidente y desmayo que le sobrevino de repente sin remedio, un sábado á ocho de setiembre el mismo dia que se celebra el nacimiento de Nuestra Señora. Su cuerpo sepultaron en la iglesia mayor de Pamplona las honras se le hicieron con aparato Real. Hallóse á su muerte Doña Blanca su hija, que parió poco antes una hija de su mismo nombre y tuvo adelante poca ventura. Ella luego que falleció su padre, envió á su marido en señal de la sucesion el estandarte Real, con que en los reales, donde se hallaba, le pregonaron por Rey de Navarra. Pareció á algunos demasiada aquella priesa, que decian fuera justo que ante todas cosas en Pamplona jurara los privilegios del reyno y sus libertades ; pero los Reyes son desta manera, sus voluntades tienen por leyes y derecho, disimulan los grandes, el pueblo sin cuydado de al, y sin hacer diferencia entre lo verdadero y lo aparente hace aplauso y á porfía adula á los que mandan, y si alguna vez se ofende, no pasa de ordinario á la ofension de las palabras. La nueva de la libertad que á la hora se dió á Don Enrique, en dia y medio llegó á noticia de sus hermanos con ahuinadas que tenian concertado se hiciesen en las torres y atalayas de que hay en Castilla gran número. Con esto las gentes de

Aragon y soldados dieron vuelta á Tarazonă, y luego por el mes de noviembre los despidieron y se deshizo el campo. El infante Don Juan pasó hasta Agreda para recebir á su herma, no que venia de la prision, y llevalle al Rey de Aragon. Ningun dia amaneció mas alegre que aquel para los tres hermanos; regocijábanse no mas por la libertad de Don Enrique que por dexar vencidos con el temor y miedo á los de Castilla, que es un género de victoria muy de estimar. Falleció por el mismo tiempo en Valencia á veinte y nueve de noviembre Don Alon, so el mas mozo duque de Gandía sin sucesion. Su estado de Ribagorza se dió al infante Don Juan ya Rey de Navarra. Este fué el premio de su trabaxo, ademas que le estaba antes prometido. Don Enrique de Guzman conde de Niebla despues de grandes diferencias y debates se apartó de Doña Violante su muger, hija que era de Don Martin Rey de Sicilia, con gran sentimiento de su hermano Don Fadrique conde de Luna. Dolíanse y sentia grandemente que su hermana sin tener respeto á que era de sangre Real, y sin alguna culpa suya, solo por los locos amores de su marido, mozo desbaratado, fuese de aquella suerte mal tratada, de que resultó grave enemiga y lar ga entre aquellas dos casas. Don Fadrique atraia á su voluntad, y procuraba ganar á todos los señores de Castilla que podia, con deseo y intento de afirmarse, y satisfacerse de su cuñado.

Capítulo xv.

Que Don Alvaro de Luna fué echado de la corte,

Con la libertad de Don Enrique las cosas de Castilla empeoraron, si antes estaban trabaxadas. El reyno se hallaba dividido hasta aquí en tres parcialidades y bandos, es á saber el de Don Alvaro de Luna, el de Don Juan, y el de Don Enrique infantes de Aragon. A estos como á cabezas seguian los demas señores conforme á las esperanzas varias que tenia cada uno, ó por la memoria de los beneficios recebidos de alguna de las partes. En lo de adelante, concertados los Infantes entre sí y reconciliados, de tres bandos resultaron dos no menos perju

diciales at réyno. Lasmayor parte de los señores se conjuró contra Don Alvaro. Llevaban mal que en la casa Real con pocos de su valía, y esos hombres baxos y que los tenia obligados, estuviese apoderado de todo, y gobernase á los demas con soberbia y arrogancia. Menudeaban las querellas y cargos: quexábanse que sin méritos suyos en las armas, y sin tener otras prendas y virtudes, solo por maña y saberse acomodar al tiempo hobiese subido á tal grado de privanza y de poder, que solo él reynase en nombre de otro. Miraban con malos ojos aquella felicidad deste hombre, y deseaban se templase aquella su prosperidad con la memoria de sus trabaxos y escuros principios; mas él asegurado, por el favor de su Príncipe, con quien desde su pequeña edad tenía gran familiaridad, y sin cuydado de lo de adelante á todos los demas en compara cion suya menospreciaba confiado demasiadamente en el pre sente poder, en tanto grado que se sonrugia, y grandes personages to afirmaban, que se atrevió á requerir de amores á la Reyna si con verdad ó falsamente, ni aun entonces se averiguó; creemos que por la envidia que le tenian, Je levantaron muchos falsos testimonios y se creyeron dél muchas maldades. La semilla de esta conspiracion se sembró en gran parte en Tarazona quando se juntaron, como está dicho, los tres hermanos Infantes de Aragon. El año luego siguiente, que se 1426 contó de mil y quatrocientos y veinte y seis, vino á sazónarse la trama; en cuyo principio el Rey de Castilla celebró las fiestas de Navidad en Segovia, y Don Juan nuevo Rey de Navarra las tuvo en Medina del Campo con su madre, y aun poco antes se viera con el Rey de Castilla en la villa de Roa. Don Enrique era ido á Ocaña por estarle mandado que no entrase en la corte, ni se entremetiese en el gobierno. El Rey de Aragon se entretenia en Valencia en sazon que Doña Costanza, hija del condestable Ruy Lopez Dávalos, sé desposó con Luis Massa, jóven muy noble y rico, con dote que el Rey le dió en gran parte. Tal fué la grandeza de ánimo deste Príncipe, que no solo ayudó á la pobreza de su padre, viejo y huido, y derribado solo por la malquerencia de sus contrarios, sino que al tanto á su hijo llamado Don Iñigo Dávalos, y á su nieto que tenia de Don Beltran su hijo, llamado Don Iñigo de Guevara, dió grandes estados despues que se apoderó del todo de Nápoles. La Reyna

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